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ERNESTO PÉREZ VERA:'El 99% de los policías que matan o hieren a alguien con su pistola, o no van a juicio porque se sobresee las causas o sin van a juicio, no son condenados.'

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A Ernesto Pérez Vera lo conocí hace un año, cuando publicó En la línea de fuego, un libro en el que explicaba la realidad de los enfrentamientos armados a partir de numerosos testimonios de policías locales, autonómicos, nacionales, guardias civiles e incluso agentes privados. Policía jubilado tras un incidente laboral, actualmente escribe ensayos e imparte conferencias y charlas relacionadas con el ámbito policial. Desde aquel primer encuentro, le sigo la pista, y aunque sus libros se escapan de mi zona de confort, confieso que aborda ciertos aspectos que son sumamente interesantes, máxime cuando la población civil tenemos la cabeza llena de pájaros con tanta película norteamericana y no está nada mal conocer de primera mano cómo es realmente la labor policial. 

Ernesto acaba de publicar Policías. Muerte en la calle (Tecnos) y visitó Sevilla durante la feria del libro para presentar su obra, así que aprovechamos para conversar con él.

Marisa G.- Ernesto, sé de buena tinta que el libro anterior tuvo mucha repercusión.

E.P.- Así es. Ya vamos por la quinta edición con muchas reimpresiones de cada una de ellas. Pero la mayor repercusión que ha tenido fue cuando me llamó Javier Cárdenas para ir como invitado a su programa en la tele. Inicialmente iba a ser una entrevista de diez minutos pero acabé haciendo todo el programa. Después de eso me incorporé como colaborador, primero en la tele y ahora en la radio. Por otra parte, si antes daba una o dos conferencias al mes, a raíz de salir en televisión aquel día, he pasado a dar entre cuatro o cinco al mes.

M.G.- Y en este nuevo libro, ¿qué nos cuentas exactamente?

E.P.- Vuelvo a contar enfrentamientos policiales producidos en España y ocurridos precisamente desde que se escribió el libro anterior. Lo que significa que los enfrentamientos armados y los policías derramados por las calles están a la orden del día, aunque la mayor parte de la sociedad solo se entera cuando ocurre en su provincia. Me he vuelto a entrevistar con supervivientes que se atrevieron a disparar contra otros hombres cuando vieron peligrar su vida pero en este libro, que también es un ensayo como el otro, incorporo más resoluciones judiciales que avalan mi teoría. Sostengo desde siempre que no es verdad que si nos defendemos, terminamos condenados. La mayor parte de la sociedad piensa que en caso de defenderte contra un ataque tienes todas las de perder pero eso es falso, lo que pasa es que es muy fácil hacerse eco de casos muy mediatizados que además están manipulados. 

M.G.- Pero entonces, ¿este libro es complementario del anterior, no?

E.P.- Sí, pero también lo mejora. Con este libro pretendo dar pistas más claras y contundentes de por dónde deben ir los tiros, nunca mejor dicho, con los programas de formación de los policías. Y también pretendo, con más fuerza que en el anterior, desmitificar un montón de cosas que hay alrededor de la función policial y el uso de las armas de fuego. El 99% de los policías que matan o hieren a alguien con su pistola, o no van a juicio porque se sobresee las causas o sin van a juicio, no son condenados.

Por otra parte, en el libro hablo de los 'esquerosos'. Me refiero a los que siempre tiene un 'Es que...' en el que escudarse pero sin razón. La gente vive muy cómodamente en el desconocimiento, en la ignorancia. Detrás de eso, lo que se esconde realmente es la cobardía, la falta de interés, la falta de compromiso para con la sociedad.

M.G.- Tanto en este libro como en el anterior, recoges diversos testimonios. ¿Han venido a buscarte algunos compañeros para contarte sus experiencias?

E.P.- La mayoría han venido a mí, sí. Te hablaré de un caso concreto. Mientras estaba escribiendo el libro, salió una noticia que hablaba de un policía que había tenido que usar su arma. No te voy a contar en qué provincia era. Me planteé hablar con ese compañero, buscarlo y que me contara lo que había ocurrido, así que estuve pensando a quién conocía yo en esa provincia que me pudiera poner en contacto con él. Al final fue él el que me localizó a mí. Fue una llamada muy emotiva porque el compañero se puso a llorar. Me llegó a decir que, si estaba vivo, era gracias a mí. Resulta que me había oído dar una charla en la que decía lo de siempre, que contra el que te quiera matar, tienes derecho a defenderte. Sin embargo, a este policía le habían dicho sus instructores que nunca se le ocurriera disparar contra alguien que no le estuviera disparando. Si acaso, contra el que ya lo estuviera apuñalando. Aquella madrugada aquel policía se tuvo que enfrentar contra un tío que lo atacó con un martillo porque estaba perpetrando un robo con fuerza. El policía agotó todos los recursos previos antes de llegar al último, tirar a dar. Dijo que en ese momento se acordó de mí, cuando dije que contra el que te quiera matar, con lo que te quiera matar, tienes derecho a defenderte aunque todavía no estés herido. Así que el policía le disparó en una pierna. 

Si este policía hubiera hecho lo que durante tantos años le habían dicho en la institución, tendría un martillo clavado en la cabeza, así que, o estaría muerto, o sería un vegetal. Me comentó que estaba muy preocupado porque le habían dicho que se buscara el mejor abogado del mundo pero intenté tranquilizarlo porque, si todo lo que me había contado era cierto, no tenía que temer judicialmente. Le dije que en seis meses estaría archivada la causa por las lesiones que había provocado contra el que lo quería matar. Pero me equivoqué porque realmente la causa la archivaron en cuatro meses. Bueno, realmente no se archivó, sino que simplemente el Ministerio Fiscal no ejerció acciones contra él. De todos modos, a la otra parte se le dio la posibilidad de ejercer acciones contra el policía pero cuando se enteró de lo que costaba el abogado, desistió.

M.G.- ¡Vaya historia! Y ahora quiero que me hables de la estructura del libro porque, entre los capítulos, hay artículos.  

E.P.- Sí, los capítulos se interrumpen e incorporo artículos que he escrito y publicado anteriormente, todos ellos relacionados con lo que hablo en cada uno de esos capítulos. Son artículos escritos hace mucho tiempo, algunos tienen bastantes años, y tienen miles de lecturas.

M.G.- El prólogo está escrito por Cecilio Andrade. ¿Quién es?

E.P.- Cecilio Andrade es doctor en Historia pero también es Cabo Primero del Ejército español, en Infantería. Diplomado en Operaciones Especiales, boina verde, legionario, paracaidista,... Lo que pasa es que ahora está en excedencia y trabaja en el extranjero como asesor de seguridad a todo nivel. Es un guerrero del siglo XXI.

M.G.- En ese prólogo se dice algo que me gusta mucho, que tú no enseñas a sobrevivir sino a vivir. Una frase llena de matices.

E.P.- Sí. Con muchas de las cosas que enseño, los policías no tienen que llegar a la situación de sobrevivir porque prevén lo que va a ocurrir con algunas pistas que doy y que se producen durante el enfrentamiento. Hay gestos delatores que son necesarios tener en cuenta. Todo eso lo explico en el libro y son una gran ayuda. Así que se pude decir que enseño más a vivir que a sobrevivir. 

M.G.- Uno de los artículos que se incorporan en el libro habla de que los jueces y los fiscales deberían disparar por lo menos una vez en su vida. ¿Por qué?

E.P.- Ese artículo no es mío, es de un fiscal que ejerce en Tarragona, de Ignacio Abinzano. Con él coincidí en unas jornadas técnicas en las que se abordaba el enfrentamiento armado desde varios puntos de vista. Había un psicólogo, un juez, un fiscal, un abogado penalista, un médico de emergencias, un periodista y yo. Ignacio había leído mi primer libro y cuando le tocó hablar dijo que aquel libro no lo había escrito un policía sino un filósofo andaluz. Él escribió ese artículo hace año y medio y me gustó tanto que lo colgué en mi blog y le pedí permiso también para incorporarlo al libro. ¿Y por qué los jueces y los fiscales deberían disparar al menos una vez? Pues porque ellos, como el 99% de la población o de los policías, se creen que los enfrentamientos armados son como en las películas. Básicamente, a nosotros nos enseñan que cuando un malo viene hacia ti, te tienes que quedar quieto porque, mientras el tío avanza, te va a dar tiempo a lanzar dos tiros al aire pero que si no se para, te da tiempo a apuntar con calma y darle donde tú quieres. Todo eso es una entelequia. Es una irrealidad de imposible materialización en la vida real. Pero a los jueces y fiscales, el día de la patrona o del patrón del cuerpo, los llevan engañados a la galería de tiro para que vean lo bueno que somos y le ponen al mejor de la unidad a hacer un circo. Pero eso es solo una exhibición, no es la vida real. 

M.G.- La situación varía un abismo de una a otra, claro que sí. En cualquier caso, tú has querido dedicar este libro a dos personas especiales. 

E.P.- Sí, a dos guardias civiles. Uno falleció el 15 de octubre de 2018. El otro, el 1 de noviembre del mismo año. El primero falleció de un tiro en la pierna y eso que en la academia te dicen que si tiras ahí no pasa nada. El otro murió de una puñalada en el cuello. Estando fuera de servicio, se produjo una riña, se identificó y mientras estaba separando a las partes involucradas, lo apuñalaron con una navajita pequeña.

M.G.- Ernesto, ¿tú echas de menos ponerte el uniforme?

E.P.- Sí pero si pudiera, no volvería al cuerpo. Mi vida ahora es distinta. Me he reinventado, estoy contento con lo que hago. De algún modo, al reinventarme de este modo, sigo pegado a la función policial. Algunos creen que ahora hago más por la ciudadanía y la policía que antes, aunque yo no lo creo. Si es así, me da pena porque yo disfrutaba más cogiendo malos que hablando de cómo defendernos.

M.G.- Bueno, en cualquier caso, tu labor es importante. Fíjate ese policía que salvó la vida gracias a tus recomendaciones. 

E.P.- Eso sí. Eso es una alegría enorme.

M.G.- Pues yo te deseo mucha suerte con este nuevo libro. Desde luego contigo me voy a hacer una experta en materia policial. Gracias por este tiempo, Ernesto.

E.P.- Gracias a ti siempre.

Está claro que, Policías. Muerte en la calle no es un libro para todo tipo de lector. Es lógico pensar que es un libro dirigido especialmente a los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad pero, como comenté antes, leer algunos capítulos y artículos echa por tierra el pensamiento que tenemos sobre esta profesión y sus límites. Y saber, nunca está de más.




Ficha libro

Editorial: Tecnos.
Colección: Ventana abierta.
Encuadernación: Rústica con solapas.
Nº Páginas: 296
Publicación: 2019
Precio: 20,00 €
ISBN: 978-84-309-7637-5
Ficha completa aquí










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