Nacionalidad: España.
Director: Oriol Paulo.
Reparto: Adriana Ugarte, Chino Darín, Álvaro Morte, Javier Gutiérrez, Miguel Fernández, Nora Navas, Clara Segura, Julio Bohigas-Couto, Mima Riera, Francesc Orella, Albert Pérez, Silvia Alonso, Aina Clotet, Ana Wagener, Ruth Llopis, Belén Rueda.
Género: Thriller.
Sinopsis: Una misteriosa interferencia entre dos tiempos provoca que Vera, una madre felizmente casada, salve la vida de un niño que vivió en su casa 25 años antes. Pero las consecuencias de su buena acción provocan una reacción en cadena que hace que despierte en una nueva realidad donde su hija nunca ha nacido.
[Fuente: Filmaffinity]
Películas sobre agujeros en el tiempo conocemos varias. Resulta imposible no recordar Frecuency que dirigió Gregory Hoblit en el año 2000 e interpretó Dennis Quaid como protagonista, porque comparte muchos puntos comunes con el largometraje del que quiero hablaros hoy. Son películas con tramas complejas, laberínticas, caóticas, en las que hay que medir muy bien los tiempos, los hechos, las consecuencias para que no terminen siendo un sinsentido. Enfrentarse a una película como Durante la tormenta obliga al espectador a estar ojo avizor, a hacerse preguntas, a atar sus propios cabos siempre temiendo una incoherencia que eche por tierra todo el argumento. Por suerte, esta producción de Netflix me ha parecido una propuesta bastante aceptable, una más de Oriol Paulo que ya dirigió Contratiempo y El Cuerpo. Ambas me gustaron muchísimo.
Vera Roy es una joven enfermera que se acaba de mudar a una zona residencial con su familia, -su marido David y su hija pequeña Gloria-. En pleno proceso de mudanza, mientras van vistiendo las distintas habitaciones, encuentran en un armario una vieja televisión, una videocámara y una caja llena de cintas de vídeo. En las mismas se ve a un niño de unos ocho años, ensayando algunas canciones con su guitarra. Mientras están visionando las cintas, ocurre algo extraño, un suceso que no pueden explicar pero al que prefieren no dar importancia y seguir con su vida. Pero la película no comienza con esta familia sino mostrando la vida de Nico Lasarte, involucrado en un asesinato y un accidente de coche, hechos que ocurrieron veinticinco años antes de la llegada de Vera y su familia a la zona residencial y a la misma casa que ocupó Nico en su día. La vida de todas estas personas se verán terriblemente afectadas por un fenómeno atmosférico excepcional, una tormenta eléctrica colosal que tendrá lugar el 9 de noviembre de 1998 -en los tiempos de Nico- y que se repetirá en idénticas circunstancias el 9 de noviembre de 2018 -durante los tiempos de Vera-. El desarrollo de ambas tormentas abrirá un agujero de gusano en el espacio temporal, que unirá la vida de Nico y de Vera, encargada esta última de salvar al niño de un terrible final.
Decía al principio que lo complicado de este tipo de tramas es que todo cuadre. Los sucesos que se producen en 1998 deben tener cierta correlación con los que se suceden en 2018. Si se altera el pasado, el futuro cambia pero ¿cómo?¿Qué hubiera pasado si Vera no conoce a David? ¿Qué hubiera ocurrido si no se produce ese asesinato ni ese accidente en 1998? Aunque parezca extraño, las pegas que le pongo a esta película no tienen que ver con esa alteración del pasado y sus consecuencias en el futuro. La película no hay que entenderla como si el presente y el futuro fueran una continuación del pasado sino como líneas paralelas en el tiempo que pueden unirse en un momento dado, permitiendo que ciertos hechos se solapen. Hay que pensar que las distintas vidas que muestra el largometraje corresponden a realidades distintas que avanzan paralelamente, líneas en las que se producen los mismos hechos aunque con importantes variaciones. Solo así, toda la trama tendrá sentido. El desenlace aporta un giro bastante interesante y que no me esperaba pero debo confesar que me quedé dándole vueltas a la última conversación como si algo me faltara. En cualquier caso, lo que había visto antes me había resultado tan satisfactorio que simplemente me dejé llevar.
Mis pegas tienen que ver más bien con cuestiones de índole procedimental. Me refiero a las investigaciones policiales. Hasta donde yo sé, si me equivoco corregidme, los registros policiales se llevan a cabo previa orden judicial y con la presencia del propietario del inmueble, circunstancias que no se producen en la película. Vale, no es un detalle tan trascendental como para condenar la cinta pero sí son pormenores que chocan un poco. En Durante la tormenta, vamos a ver a la policía entrando en un inmueble mientras su propietario está ajeno a todo. No me parece, la verdad.
Y otra pega más, bajo mi punto de vista, es la interpretación de Adriana Ugarte, encargada de dar vida a Vera Roy. Aunque muchos alaban su trabajo a mí no es una actriz que me encandile ni que me resulte creíble. Siempre susurrante -algo que me crispa-, su lenguaje gestual me parece impostado y falto de credibilidad. En la interacción con su marido de ficción, los diálogos suenan bobos, tanto que llegué a pensar que formaban una pareja muy absurda. Pero Ugarte está arropada por otro actores, menos principales pero que me convencen más o muy consagrados y que desviaron mi atención de la actriz protagonista. Destaco principalmente a Nora Navas cuyo personaje está en una constante crisis de nerviosismo y misterio que aporta mucho suspense a la cinta. Chino Darín, que tampoco suele ser santo de devoción, en esta ocasión no está mal, intentando ayudar a Vera en su desquicio. Y luego está Javier Gutiérrez, que aunque está bastante poco aprovechado, interpreta un personaje con un matiz siniestro bastante conseguido. Y también están muy desaprovechados Ana Wagener y Belén Rueda, con dos papeles de apenas unos minutos.
En cuanto a la dirección, me parece correcta. Destacaría los planos de la tormenta -, en concreto una secuencia con un plano contrapicado en la que se percibe a uno de los personajes enmarcado por un cielo negro y tenebroso que asusta al más dispuesto. A su vez, me gusta cómo se trenza la historia, cómo se pasa de un hilo temporal al otro sin sacar al espectador de la historia.
Durante la tormenta no es una película de ritmo frenético, de esas en las que te muerdes las uñas de inquietud, ni tampoco cuenta con grandes sobresaltos pero está bien urdida, mantiene al espectador atento a la acción, no aburre y sorprende. Así que, creo que es un largometraje bastante interesante y que puede reportar una tarde de estupendo entretenimiento. Por mi parte, le seguiré la pista a Oriol Paulo. Hasta ahora llega tres filmes y los tres me han gustado mucho. Espero que no se rompa la magia.
Tráiler: