Año: 2009
Nacionalidad: Reino Unido
Director: Lone Scherfig
Reparto: Carey Mulligan, Peter Sarsgaard, Alfred Molina, Dominic Cooper, Rosamund Pike, Olivia Williams, Emma Thompson, Matthew Beard, Cara Seymour, Sally Hawkins, Amanda Fairbank-Hynes, Ellie Kendrick.
Género: Drama
Sinopsis: Jenny, una atractiva y brillante estudiante de 16 años que vive en un tranquilo barrio londinense, sólo piensa en estudiar para poder ir a Oxford. Pero un día conoce a Britt, un tipo seductor de 35 años, que la corteja con cenas elegantes, clubs y viajes con sus divertidos amigos Danny y Helen. Así las cosas, las convicciones de Jenny se tambalean y se verá obligada a elegir entre seguir con Britt y su ajetreada vida o bien ir a la Universidad.
[Fuente: Filmaffinity]
Qué gusto ver cine británico.
Cuánta delicadeza a la hora de contar historias de otro tiempo.
An education (en esta ocasión prefiero el título original en vez de su obvia traducción al castellano) tiene ya una década y sin embargo yo la descubro ahora. Al terminar de visionarla (en AXN, para más señas) me invadió una sensación de alivio, como si me hubiera librado del horrible castigo que hubiera supuesto perdérmela. Y sé que mi opinión se contrapone en forma y fondo con la de otros espectadores que la tachan de cursilada, ñoña, sin corazón y plana). A mí, sin embargo, me gustó mucho.
1961. En Twickenham (Londres) los colegios enseñan a las jóvenes a ser auténticas damiselas. Deben andar rectas, bailar con elegancia, cocinar deliciosas recetas y mantener la figura. Pero en el colegio al que acude Jenny Mellor, también hay espacio para la poesía, la literatura y el latín. Y es que la directora del centro y la señorita Stubbs saben que, con formación y un diploma bajo el brazo, las jóvenes pueden llegar a ser alguien, al menos, a ser ellas mismas. Sin embargo, todas esas asignaturas son un auténtico latazo para unas muchachas que tienen sueños llenos de color. La vida entre las paredes del colegio es aburrida y en sus casas tampoco encuentran aliciente ni felicidad. En el caso de Jenny, quizá lo único que la saca de la monotonía es el chelo y precisamente será ese instrumento el que le dé la oportunidad de conocer a David (sí, David y no Britt como apunta la sinopsis facilitada por Filmaffinity). Pero David es un hombre y Jenny una colegiala. Inevitablemente esta frase te hará pensar en Nabokov aunque Lolita dista mucho de esta Jenny que a veces se expresa en francés, fuma y que tiene una desmesurada ansia de vivir. Y eso es lo que precisamente le ofrece David, que a sus treinta y cinco años, cena en lujosos restaurantes, viaja a ciudades románticas y acude a conciertos de música clásica y jazz. Ante la joven el camino se bifurca en dos senderos. ¿Debe seguir estudiando para intentar que la admitan en Oxford o por el contrario debe dejarse caer en los brazos de David? El dilema está servido. Y por todo ese caos mental también se arrastra la seducción. Sería lógico pensar que David, con su porte elegante y su vida sofisticada seduce a Jenny pero a mi parecer, quien verdaderamente cae rendido a los pies del otro es el propio David, que queda prendado por una joven que lo seduce con su inteligencia más que con su cuerpo, con su pasión más que con sus labios, con sus sueños más que con su mirada. No hay mejor seducción que la que procede de la mente y el espíritu de un hombre o de una mujer. Pero un corazón enamorado también tiene que ser valiente.
El argumento de An education quizá no sea especialmente original. Jóvenes estudiantes que se enamoran de hombres maduros, hechos y derechos, y que dicen haberse licenciado en la universidad de la vida. Esta película nos muestra una atípica relación de amor pero no por ello poco explotada, con moraleja final y en la que también se analiza la reacción de los padres de la joven porque claro, que tu hija mantenga una relación con un hombre veinte años mayor es para tener una opinión al respecto. ¿Qué pensarán Jack y Marjorie de todo esto? Dejo que lo descubráis vosotros mismos porque, en cierta manera, en el desarrollo de la historia incide la actitud de los padres. Pero más allá del guion, en An education, también hay que tener muy en cuenta las interpretaciones que son absolutamente fabulosas. Me ha fascinado el trabajo de Carey Mulligan - para mí prácticamente desconocida-, en el papel de la joven adolescente que quiere crecer demasiado deprisa para convertirse en una mujer de mundo. La actriz se adapta perfectamente a los vaivenes de su personaje, a ese girar en una noria emocional en la que la actriz tendrá que emplearse a fondo para transmitir todo un abanico de sentimientos. Es fácil conectar con ella, es fácil entender que tenga ganas de beberse la vida a grandes sorbos porque traducir a Virgilio es un aburrimiento total. Y también será sencillo comprenderla en los compases finales cuando tenga que enfrentarse a lo que la vida le tiene reservado.
En cuanto a David, será Peter Sarsgaard quien se encargue de darle vida. Con sus ojos azules y su sonrisa pícara sabrá manejar los hilos de cualquier situación a su favor. Bajo su rostro de hombre encantador, ¿reside un manipulador? ¿Acaso David solo pretende comerse la guinda de un dulce pastel? Su personaje puede llegar a desorientarnos. En alguna ocasión pensaremos que simplemente es un hombre enamorado y en otras advertiremos algún toque de pervertido. En cualquier caso, reducir su personaje al de simple seductor que salta de flor en flor me parece excesivo. Creo que, como comenté antes, él también acaba hechizado por una joven y, al igual que Jenny tiene que decidir, David deberá hacerlo igualmente y para ello Sarsgaard hace suya la diatriba de su personaje, retratándose en una escena que supone un clímax tardío en la cinta. Tras ese momento culmen, ya solo queda recoger velas.
En cuanto a los padres de Jenny, Alfred Molina en el papel de Jack resulta tan creíble como siempre que se coloca ante una cámara. Ejercer de padre de una joven en los años 60, una época en la que la mujer tenía tan pocos caminos que elegir lo obliga a desdecirse en más de una ocasión. A Jack no le gustan los tarambanas y Molina sabe cómo hacérselo entender a los pretendientes de su hijita. Pero a este padre gruñón al que todo le parece mal se le verá pronto el plumero. Su figura como progenitor quedará en entredicho cuando soplen vientos menos favorables y eso le causará un profundo dolor.
Más en un segundo plano, los amigos de David, Danny (Dominic Cooper) y Helen (Rosamunde Pike) suponen el atrezo perfecto para una puesta en escena que guarda más de un secreto. Si bien el primero me ha dicho poco, Pike me ha convencido del todo. En su papel de belleza rubia y tonta, la actriz sabe contagiar ese sopor que le produce la música de Ravel mientras lanza al aire preguntas sinsentido, denotando una absoluta carencia de cultura pero derrochando un exceso de belleza, sofisticación y encanto. ¿Quién necesita leer libros si se es guapa?
No puedo dejar de lado a Emma Thompson interpretando a una amenazante directora del centro escolar que deja claro como el agua su postura ante el romance de la joven. Salvo por un exceso de cardado en el cabello, la caracterización de la actriz es impecable. Y tampoco me voy a olvidar de Olivia Williams, cuyo personaje pone el punto de cordura y sensatez a la trama. Me encanta esta actriz con esa calma inquietante a la que nos tiene acostumbrados.
En An Education todo encaja. La hermosa fotografía de las calles de París mientras los amantes entrelazan sus manos o toman una copa de vino al atardecer. La preciosa banda sonora con temas de Juliette Greco ('Sous le ciel de Paris') cuya voz enfatiza los sueños de Jenny, canciones de amor en francés para aburridas tardes lluviosas británicas. Y la atmósfera, tan cálida y envolvente aunque diluvie.
La película está basada en las memorias de Lynn Barber, una periodista que escribió un ensayo sobre sus amores de juventud y sobre el que Nick Hornby (Alta fidelidad, Juliet desnuda,...) escribió el guion para la película.
An Education es un largometraje digno de ver. La avala la crítica profesional, las numerosísimas nominaciones y diversos premios en distintos galardones y la opinión de buena parte del público. Así que, desde aquí, yo también me uno a esa recomendación y os invito a ver este largometraje si aún no lo habéis hecho. Su directora, la danesa Lone Scherfig -de la que hasta ahora no había visto nada-, no nos ofrece un drama rosa sino una historia con sus luces y sus sombras, construida con delicadeza y mimo. Aunque, el núcleo de la historia no sea muy original, te pediría que no te la pierdas
Tráiler: