Editorial: Ediciones Alfar.
Fecha publicación: septiembre, 2017.
Precio: 15,60 €
Género: Narrativa ilustrada.
Nº Páginas: 104
Encuadernación: Tapa blanda con solapa.
ISBN: 9788478988167
[Disponible en eBook]
Autores
Fernando Fedriani. Nacido en Sevilla y granadino de adopción.
Licenciado en Filología Hispánica y doctor cum laude por la Universidad Pablo de Olavide. Funcionario de carrera y profesor de Lengua y Literatura. Actualmente es columnista del diario Ideal, al igual que antes lo fue de El Mundo o de Andalucía Información, entre otros.
Autor de la novela Menta y nata, ha publicado textos líricos (Vida y vuelta), teatrales (El protagonista muere) y narrativos (Magia para torpes).
De niño jugaba con coches de juguete y tenía un amigo imaginario que se llamaba Pepito y que era de Málaga.
www.fernandofedriani.com
Manuel Vaca es natural de Marbella. Estudió Bellas Artes en la Universidad de Granada, ciudad en la que aún reside.
Ha colaborado con revistas como El Batracio Amarillo y Gutter (ganadora del premio popular en el Salón del Cómic de Barcelona en 2007).
Ha publicado como ilustrador Historia del Betis para niños y El Invierno Mágico con editorial Alfar, El Tesoro de Juancana con Tragamanzanas y El Enigma del Palacio de los Leones con el Patronato de la Alhambra y el Generalife. Y varias portadas de novelas y poemarios con diversas editoriales.
En la actualidad trabaja como profesor de ilustración en Estación Diseño y como profesor de pintura en diferentes centros, tarea que compagina con su trabajo de ilustrador freelance realizando todo tipo de encargos (caricaturas, retratos, ilustraciones infantiles...) y proyectos personales.
www.manuelvaca.com
Sinopsis
Todos hemos fantaseado con visitar el asteroide B-612. Sabíamos que el Principito había recibido la mordedura de la Serpiente y que se marchó para siempre. Pero, ¿murió en realidad? Por desgracia no hemos conocido hasta ahora cómo pudo envejecer el Aviador conviviendo con su ausencia. ¿Qué no daría él para volver a encontrarlo? ¿Se resignó a dejarlo partir? ¿Encontró la manera de llegar hasta su Rosa? Por todo ello, confluyendo con el 75 aniversario de la obra original, El Aviador continúa el relato para mostrarnos de qué manera quedó desolado el París postbélico. Frente a los contornos de Notre Dame y con el fuego extinto de los bombarderos, regresa hasta nosotros la pregunta más difícil de responder: ¿quién soy? Y eso supone contestar de manera indirecta a otra cuestión crucial: ¿quién es para nosotros el Principito? Las preguntas que no respondemos terminan siempre por regresar hasta nosotros. Por eso El Aviador es una epopeya nostálgica que, a través de una mirada tamizada por los últimos ecos del surrealismo, reinterpreta el sonido de las estrellas. El autor asume el reto de hacerte sentir el vértigo creativo que te contagió tu primera lectura de El Principito. Esta es, por tanto y tal vez, la segunda parte que Saint-Exupéry no pudo escribir. No en vano, viene salpimentada por su vida y de su angustia.
Hace ya seis que El Principito de Antoine Saint-Exupéry pasó por este espacio. En aquella reseña, apuntaba que era un libro que no había que tomar a la ligera, sino que se trataba de una lectura para meditar, deteniéndonos en lo que realmente el autor nos quería decir. Dirigido a un público más adulto que infantil, según mi criterio, supone una delicia ir saltando de reflexión en reflexión, salpicadas por continúas metáforas que debemos desentrañar. Confieso que no fue una lectura fácil, no creo que lo sea para nadie, y que, para extraer todo su sentido, requiere más de un acercamiento.
Los años han ido pasando y ya se han cumplido 75 años desde que aquel niño, un tanto extraño y de cabellos dorados, se diera a conocer al público. Y en esas estábamos cuando, Fernando Fedriani se lanza de cabeza a una piscina que, cuanto menos, resulta llamativa. Anunciada como la segunda parte que Saint-Exupéry no pudo escribir, Fedriani presenta El Aviador, un volumen ilustrado que vuelve a llevar al lector por un viaje intergaláctico.
Me detengo un momento en la dedicatoria del libro, tan sentida y emotiva, y que invita al lector a recuperar el niño que un día fue. Ya lo decía el Principito, no debemos dejar atrás lo que un día fuimos y, ahí creo que radica toda la esencia de aquella obra universal que escribió Saint-Exupéry, y que también podemos encontrar en esta supuesta segunda parte.
La historia comienza en París, con un hallazgo singular. El narrador y protagonista de esta historia, -escrita en primera persona-, encuentra en una librería un volumen de El Principito, algo que le sorprende. En estas primeras líneas, el narrador hablará de sí mismo, de su pasión por el dibujo y de un supuesto homenaje que gente importante quiere darle. Ya entenderéis por qué. Paseando por las calles de París, llega a casa de un brujo que lo alienta a buscar al Principito y traerlo de vuelta porque 'el mundo lo necesita'. Y así comienza un viaje en avión con destino el asteroide B-612. Antes de llegar a aquel lugar en el que vivía el niño de dorados cabellos, el narrador visitará varios asteroides, del 331 al 336. En todos esos lugares conocerá a otros personajes con los que entablará una conversación. Serán capítulos en los que se nos regalará una enseñanza. No obstante, la narración sufrirá un giro inesperado que nos conduce a un desenlace lleno de magia.
Grosso modo, ese es el argumento de este volumen. Debo decir que la sinopsis que acompaña al libro me ha resultado algo confusa. Es verdad que se muestra la ciudad de París, pero, a mi juicio, no se ahonda tanto en el escenario como para que podamos contemplarla como una ciudad devastada por la guerra. En este volumen lo que realmente importa es el ser humano, su interior y su esencia. En cualquier caso, sí estoy muy de acuerdo con las preguntas que se formulan y casi me atrevería a responder que el Principito somos, o deberíamos ser, todos nosotros. Y ya que me envalentono, añado algo más. He tenido la sensación de que El Principito cobra más sentido aún después de leer El Aviador. Esta lectura me ha hecho recordar aquella otra y contemplarla desde otro prisma distinto, como si todo lo que Saint-Exupéry quiso enseñarme con su obra, hubiera podido asimilarlo ahora. Sé que suena raro, pero es la sensación que he tenido.
De todos modos, Fedriani sigue la misma línea que trazó el autor francés. Si El Principito está lleno de enseñanzas, en El Aviador no te van a faltar. Es probable que lo que te falte sea papel, de tantas como irás anotando. Se incide también en este volumen, en ese paso de la infancia a la edad adulta, un sendero en el que, con frecuencia, dejamos demasiadas cosas atrás: la imaginación, los sueños, la falta de sensibilidad,... No es nada divertido ser adulto, nos volvemos bastan pusilánimes, atados por nuestros miedos, siempre juzgando a las personas por su aspecto, su condición o por sus bienes materiales, incapaces de ver lo verdaderamente importante en el otro, encorsetados por fronteras, fingiendo ser lo que no somos... He ido anotando párrafo tras párrafo, enseñanza tras enseñanza, tantas que me ha costado seleccionar una para mostrar aquí. Si creo que El Principito es una obra para releer, El Aviador no se queda atrás.
Y como comenté antes, El Aviador está escrito en primera persona, supuestamente en la voz de Saint-Exupéry, que ya no es un joven aviador, sino un hombre mayor, que echa la vista atrás y analiza su vida. Con un total de veintisiete capítulos de corta extensión, el volumen cuenta con las ilustraciones de Manuel Vaca. Prácticamente hasta la mitad del libro, podemos encontrar un dibujo por capítulo, que concuerda a la perfección con los hechos narrados en el mismo. Me gusta especialmente la que os muestro. Me resulta muy significativo el reflejo que el narrador ve en el agua del pozo.
Pero no sigo desvelando detalles. Solo me queda animaros a descubrir esta joya ilustrada y de breve extensión (102 páginas), en la que también aparecerá personajes que ya conocemos como el zorro, la serpiente, la rosa, el baobab,... El Aviador, al igual que El Principito, es una obra llena de magia a la que hay que acercarse con la mente muy abierta y predispuestos a soñar. Un buen complemento a la obra de Saint-Exupéry, que la editorial encuadra dentro de la literatura infantil y juvenil.
¡Ah! No me voy sin responder a tu pregunta, Fernando. Sí, la niña que sigue riendo dentro de mí se siente orgullosa de la persona adulta en la que se ha convertido.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada del ejemplar]
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