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LOS AÑOS IMPARES de María Sirvent

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Editorial: Espasa
Fecha publicación: febrero, 2020 
Precio: 17,90 € 
Género: Narrativa 
Nº Páginas: 216 
Encuadernación: Rústica con solapas. 
ISBN: 9788467058178 
[Disponible en ebook; 
puedes empezar a leer aquí



Autora

María Sirvent nació en Jaén en 1980. Su primera novela, Si supieras que nunca he estado en Londres, volverías de Tokio, se publicó en 2010 y fue apadrinada por Ray Loriga y por Bryce Echenique.

Actualmente vive en Madrid.

Sinopsis

Mi madre es ese tipo de mujer a la que siempre le sobra día. Para ella, el mundo empieza alrededor de las tres de la tarde, cuando ya está fregada la cocina. Luego se sienta en el sillón y ve la telenovela de la uno y entonces es feliz, blanda y feliz. No es cariñosa, no tiene aficiones y apenas sale de la casa. Lo que más le gusta es irse a dormir, se pasa la mitad del día esperando que llegue la noche para irse a dormir. Si alguna mujer se separa, se lleva las manos a la cabeza, como si no se diera cuenta de que ella también está separada. Es curioso que eso no le pase con los personajes de las telenovelas, cuyas pasiones, miedos, alegrías y desengaños entiende como nadie. Mi padre, estoy segura de eso, nos abandonó porque en esta casa estamos siempre a oscuras. Seguro que se largó a Manchester por la manía que tiene mi madre de no encender las luces hasta que no es de noche. Se puede amar a un asesino en serie y a un cangrejo de río, pero es muy difícil amar a alguien que te tiene a oscuras todas las tardes porque sí, durante veintitantos años.

Los años impares es una original y singular novela que mezcla con acidez e ironía situaciones absolutamente divertidas con otras absolutamente melancólicas. María Sirvent nos ofrece un relato en el que personajes de carne y hueso, entrañables todos y perfilados maravillosamente, nos acercan a un mundo casi perdido y un fresco sobre la España contemporánea, con una crítica que va desde la sociedad al arte actual, pasando por los concursos televisivos y la música.



[Información tomada directamente del ejemplar]


Hace unas semanas conocí a María Sirvent, una joven jienense, afincada en Madrid, autora de Los años impares que, hace diez años ya publicó Si supieras que nunca he estado en Londres, volverías de Tokio. Como siempre, acudí al encuentro llena de preguntas y dudas. Me gusta preguntar a los autores no solo por lo obvio, por lo que solemos preguntar todos, sino que, en ocasiones, me tiro a una piscina sin agua. 

La lectura de Los años impares me había causado cierto desasosiego, dudé muchas veces, releí otras tantas, volví hacia atrás en más de una ocasión y acudí frecuentemente a mis notas, a lo largo de toda la lectura. No había sido una lectura fácil y eso se me iba a notar en la entrevista. Durante un par de días estuve reflexionando si esta novela me había gustado o no, si había empatizado con los personajes, si había entendido la trama, o si me había gustado el estilo narrativo. Y me planté ante María Sirvent y ella formuló la pregunta: ¿Te ha gustado? Apelé a la sinceridad. 

M.G.- Te lo digo a las claras. A mí me ha descolocado.
M.S.- ¿Por qué?
M.G.- Porque el lector debe adaptarse a tu manera de narrar. Esta novela implica un ejercicio de adaptación por parte del lector. La novela tiene tintes surrealistas que no podemos obviar, y que pueden desubicar al lector.

Puedes leer la entrevista completa aquí. Os cuento en detalles.

Los años impares narra la historia de una familia y de otros tantos personajes que orbitan alrededor, a modo de satélite. Por tanto es una novela coral, por la que deambularán la abuela Paca, Vicente, Adela, Roberto,  o Mari Campos. Pero de todos los personajes, hay dos que van a resaltar más que el resto. Por un lado, está Manolo, un camarero que 2011 trabaja en la cafetería de un hotel en Mallorca. Lleva allí, como quien dice, media vida, desde que en 1971 aterrizó en la isla en busca de un futuro mejor, dejando atrás un pueblo donde la mano de obra era sustituida por la maquinaria industrial. 

Por otro lado, Nieves Cunningham también será protagonista de esta historia, una joven soñadora, sobrina de Manolo, que intenta abrirse camino en el mundo de la canción. Desde joven ha soñado con ser descubierta por un cazatalentos por eso, acudía con frecuencia a un karaoke junto a su amiga Mari Campos. 

La familia de Manolo y Nieves procede de un pueblo pequeño de la Mancha, de Argamasilla de Alba, un universo tan minúsculo que a Nieves la asfixia y a Manolo se le queda pequeño después de haber construido su vida en Mallorca. Del pueblo, de sus habitantes, del resto de personajes de la novela, y principalmente de Manolo y Nieves, iremos conociendo detalles. Manolo ha hecho su vida en Mallorca y, aunque se enamoró allí de joven, no ha formado familia. Eso sí, a su hermana le buscó un marido, un extranjero de nombre Howard que, con el tiempo, será el padre de Nieves. Manolo ha tenido la oportunidad de dejar Mallorca atrás y prosperar en Francia pero, un acontecimiento en su vida, lo ancló a la isla y ahí se quedó. Su único objetivo durante todos estos años ha sido servir al cliente con una sonrisa en los labios y no perder jamás el abridor de botellas que le entregaron el primer día que comenzó a trabajar, cuando tenía tan solo veintinueve años. Ahora tiene la jubilación casi encima. ¿Manolo está satisfecho con su vida? Bueno, dejo que el lector saque sus propias conclusiones.

Con respecto a Nieves, más allá de su pasión por la música, sabremos parte de su vida sentimental. Su relación con Sastre, un joven de su pueblo, guitarrista de un grupo de rock. Pero, a todos nos ha ocurrido alguna vez, el amor, igual que llega, se va. Así que a Nieves le toca vivir un desamor que intentará enmendar con un cambio de look. Seguirá empeñada en labrarse camino en la música, mostrará su rebeldía más sólida frente a la madre, con la que se lleva mal, y terminará siendo hija de padres separados. ¿Qué fue de Howard? Eso ya te lo cuenta María en Los años impares.

¿De qué va esta novela?, le pregunté a María Sirvent, el día de la entrevista. 

M.S.- ¡Ni idea! No sé de qué va. ¿Tú sabes decirme de qué va?
M.G.- No. Es complicado. 

Hoy, diría que va de una familia, de unos hombres y mujeres de pueblo, de un hombre con una vida sencilla y humilde, y una joven con muchos sueños. Pero añadiría también que va de la vida. Sí, de la vida, una reflexión que me ha venido justo ahora, después de poner mis notas en orden, después de volver a pensar en Manolo, en Nieves, en la abuela, en José Antonio y en Argamasilla de Alba. Ahora creo que Los años impares nos habla sobre la vida.

Y entonces, ¿qué me ha gustado de esta novela? Para empezar, Manolo. A este hombre se le coge cariño a la primera de cambios porque es un hombre bueno, sin malicia, que se ha dedicado toda su vida a ganarse un sueldo, aunque para ello haya tenido que dejar su pueblo natal y marcharse a las Islas Bareales, a servir cervezas, aceitunas, hamburguesas, con o sin queso, con o sin pan, con o sin hamburguesa, en el pub inglés de un hotel de 3 estrellas, situado en el paseo marítimo de Mallorca. Es fácil empatizar con ese Manolo que, ya instruido en la profesión y con el chalequillo de su uniforme como segunda piel, se esmera en tranquilizar a un jovenzuelo aspirante a camarero, totalmente derrotado por haber perdido la estrella que un día lo convirtió en famoso.

Pero también me han gustado dos cuestiones sociales que se abordan en la novela. Por un lado, el boom turístico.  Ese retrato que María Sirvent hace sobre el fenómeno social, que dejó más vacío los pueblos del interior de España, en un éxodo hacia las costas españolas, donde se comenzaban a levantar grandes hoteles, que posteriormente llenaron miles de guiris, buscando el sol de nuestro país.

Además me ha gustado mucho la crítica al éxito fácil, a esa "salida profesional" que buscan muchos jóvenes hoy en día, que se plantean participar en programas televisivos donde ganar un ápice de fama, y que, con los años, se convierten en grandes desconocidos. Jóvenes que tratan de convencer mostrando sus habilidades en show talents, que colman el share de una noche pero que, con el tiempo, quedarán relegados al olvido.

Y en este universo Sirvent, figura también Argamasilla del Alba, una localidad de Ciudad Real, donde la gente vive tranquilamente. A la autora hay que reconocerle el trabajo realizado por retratar la realidad de este municipio, reflejo del mundo rural español. Los personajes nacidos en Argamasilla tienen su particular forma de expresarse, como ocurre en todos los rincones de este país, y ella ha sabido recogerlo muy bien. La novela tiene un importante componente oral, fruto de las indagaciones que Sirvent ha llevado a cabo, para reflejar el habla y las formas de expresión de esta localidad. 

Pero a María le dije aquel día que su novela también me había descolocado. Y es verdad. Pero ¿qué me ha descolocado? Creo que, de entrada, el surrealismo. No es una corriente con la que me sienta cómoda pero, como jamás me cierro puertas, no me importa tampoco probar cosas nuevas. A veces, esas novedades me resultan más accesibles que otras, surten un efecto u otro, pero no me resisto a alejarme de lo que, ahora llamamos 'zona de confort'.  Por otro lado, la estructura también me han desorientado un tanto. No es una narración lineal, sino que el tiempo avanza y retrocede invariablemente, de tal modo que vamos a conocer a los personajes en distintas épocas de su vida. Eso sí, la autora se preocupa por situar al lector en el punto correcto a lo largo de la línea del tiempo. Aun así, creo que el lector tiene que hacer el ejercicio de montar piezas, de construir el puzle de esta historia que Sirvent desordenada y desbarata por completo, para comprender qué sucesos ocurren antes o después. Y luego, en un alarde de ingenio, la autora opta por combinar elementos. Ya lo decía en la entrevista, haciendo referencia al pasaje de las páginas 114 y 115, ella mezcla letras de canciones, con pensamientos y con actos, una madeja que el lector tiene que desenredar.

Así pues, creo que Los años impares es una novela que se aparta levemente de los cánones, algo arriesgada, con toques surrealistas y ciertas dosis de humor. ¿Esto es bueno o malo? Pues malo no es y, desde luego, sí es muy original y novedoso. Creo que la cuestión está en el tipo de lector que se acerque a esta historia. ¿Eres comodón y te gusta que te lo den todo hecho? ¿O, más bien, te gusta arriesgar y poner de tu parte en la lectura? Bajo mi punto de vista, Los años impares requiere un lector más cerca de la segunda opción, un tipo de lector que, ante lo diferente, no se amedrante y siga avanzando páginas.

Escrita en tercera persona y dividida en tres bloques, Los años impares se lee con suma facilidad. De breve longitud y con alternancia de capítulos, tiene un ritmo ágil, así que el lector puede devorarla tranquilamente en un par de tardes. Come veis, para mí, ha sido una lectura con pros y contras. No obstante, esta no es más que mi opinión. He buscado por la red otras reseñas para dejaros al alcance de vuestra mano, otras opiniones, diferentes a la mía, de tal modo que podáis tener una visión más global de esta historia. He encontrado la de mi querida Yolanda Rocha y su blog Que el sueño me alcance leyendo. En este enlace, ella explica todos los detalles de esta novela mucho mejor que yo. 








 

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

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