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SANTIAGO POSTEGUILLO: 'Si Galeno viviera en estos tiempos sacaría los retrovirales del coronavirus en tres tardes'

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A mediados de Marzo, Santiago Posteguillo tenía que haber visitado Sevilla para promocionar su última novela, Y Julia retó a los dioses (Planeta). El encuentro programado con el autor fue suspendido, como ocurrió con otros muchos actos literarios en esas fechas, con motivo de la crisis del coronavirus y la inminente declaración del estado de alarma. La cosa se ponía muy fea. Tanto es así que, el mismo día en el que Posteguillo tenía agenda en Sevilla, la Feria del Libro de Madrid anunciaba su aplazamiento para el mes de octubre. Poco después, sería la Feria del Libro de Sevilla la que comunicara la misma decisión. No nos quedaba otra opción que echar mano del teléfono para hablar de Julia, de Septimio Severo, de Roma y su historia. Y eso hicimos, conversar durante algo más de media hora sobre Y Julia retó a los dioses, la segunda parte de aquella otra novela, Yo, Julia, con la que Santiago Posteguillo ganó el Premio Planeta en 2018.

[Fuente: Web editorial Planeta]
Marisa G.- Santiago, buenas tardes. Muchas gracias por atender mi llamada.

Santiago P.- Gracias a ti. No nos queda otra, dadas las circunstancias.

M.G.- Pues sí. En fin, hablemos de Y Julia retó a los dioses, continuación de Yo, Julia, novela con la que usted ganó el Premio Planeta. Algunos lectores pensaban que esto era una trilogía, pero estamos en el desenlace de la historia, ¿verdad? 

Santiago P.- Exacto. Es una bilogía porque no siempre tengo que hacer lo mismo. Me gusta mucho descolocar a todo el mundo. Escribí una primera trilogía y nadie pensó que pudiera escribir otra, pero lo hice. Nadie pensó que podía poner a una mujer como protagonista, y la he puesto. En realidad, he hecho lo mismo que Robert Graves con la vida de Claudio. Él escribió Yo, Claudio, y posteriormente escribió, Claudio, el dios y su esposa Mesalina. Pues en mi caso, hay un paralelismo con Yo, Julia y Y Julia retó a los dioses. Y con esta última novela cerramos la historia.

M.G.- Pero algo que me preocupa mucho cuando hablamos de sagas, series,... ¿Es necesario haber leído la primera parte para comprender esta segunda novela?

S.P.- No. Se puede leer de manera independiente, sin ningún problema. Esta es una máxima en todas mis novelas. Podrías leer la segunda o la tercera parte de la Trilogía de Trajano o la de Escipión, sin haber leído la primera. En este caso, es lo mismo.

Cuando alguien lee Y Julia retó a los dioses, se va a encontrar a una emperatriz en lo alto del poder, haciendo frente a todas las enormes dificultades que tiene que afrontar para mantenerse en su posición. Si a esa persona le gusta esta novela y se pregunta cómo llegó Julia al poder, entonces podría leer la primera porque ahí se explica perfectamente.

M.G.- En la primera novela nos presenta usted a Julia, una mujer que nace en Siria, por lo tanto es extranjera en Roma, está casada con Septimio Severo, es muy inteligente, acaba de subir a la cúspide del poder pero, mi pregunta es, ¿esta segunda parte comienza justo en el momento en el que acaba Yo, Julia?

S.P.- Sí, justo. Incluso empieza en la misma escena. En la anterior novela, la dejamos en el Circo Máximo, tras haber conseguido el poder. Pero, antes de ese momento, antes de retomar la escena, he querido incluir unos aditamentos. En primer lugar, vamos a ver un cónclave de los dioses y, a continuación, veremos a Galeno, su médico personal, que le diagnostica una terrible enfermedad. A partir de ahí, se producirá un flashback que nos lleva hasta el Circo Máximo para retomar la historia. 






M.G.- Julia tiene que luchar por mantener el poder y el control. Esto fácil no debe ser, e imagino que, mucho menos, siendo mujer. 

S.P.- No, lo tiene doblemente difícil por el hecho de ser mujer en un mundo de hombres. Mientras su marido vivió, ella podía influir en la política a través de Septimio. Y se encuentra con varios problemas. El primero que Septimio, siendo muy buen militar, no es capaz de percibir las traiciones en la corte imperial. Para eso no sirve, mientras que Julia se da cuenta de todo, de todas las traiciones que amenazan a su marido. En segundo lugar, desaparecido su esposo, ella se enfrenta al problema de los hijos. Sus hijos se enfrentarán entre sí y a ella le toca mediar entre ambos. Imagínate a Julia, como madre, viendo a sus hijos enfrentándose a muerte.  

M.G.- De ahí el subtítulo de la novela: "Cuando el enemigo es tu propio hijo... ¿existe la victoria?" Es una pregunta que ella se formula o que usted lanza a los lectores.  

S.P.- A esa pregunta, Julia respondería que sí. Para ella, incluso en esa situación, existe la victoria. Por encima de todo, Julia tiene un objetivo político, que no es otro que mantener el control del imperio.

M.G.- Caracalla y Geta eran sus  hijos. ¿Cómo eran?

S.P.- Crecen en constante competencia. Caracalla tiene que ser prácticamente transformado por su madre, en alguien violento capaz de llevar a cabo sus objetivos. El problema viene cuando Caracalla se transforme en alguien violento que Julia no puede controlar, aunque ella haya influido en esa transformación. Pero se convierte en un monstruo ingobernable. Eso es lo que le pasa a Julia, que no puede manejar el monstruo que ella misma ha promovido.

M.G.- De todos modos, Julia tenia una relación peculiar con sus hijos. Se habla de incesto.

S.P.- Sí, pero emplea el incesto para controlar. Julia utiliza todo lo que tiene a su alcance para mantener ese control. Si para controlar a uno de sus hijos tiene que emplear el sexo, lo hará, sin la menor duda, pero con ese fin, controlar o volver a influir sobre el hijo descontrolado. 

Esta novela es muy brutal. Dice mi editora que es la novela más desgarradora que he escrito nunca porque la historia de Julia es tremenda. De hecho, he añadido ese aditamento de los dioses, que antes te comentaba, porque quería que el final tuviera su parte de justicia poética, que el lector tuviera también su remanso de paz y disfrute. Pero claro, Julia sufre tanto, y sufrirán tanto los lectores con ella que, si el libro hubiera acabado con la muerte de Julia, hubiera sido un final muy anti-climático. He preferido poner un desenlace con tintes épicos que, de un modo, devuelva al lector la paz tras las tensiones vividas. 

M.G.- Precisamente sobre los dioses quería preguntarle. Cuando usted cuenta la vida de Julia, recurre a las fuentes pero claro, al meter mitología, habrá tenido que echar mano de imaginación.

S.P.- Sí, de imaginación pero siempre con la congruencia de que sea una mitología perfectamente acorde al mundo que ellos creían. Además, he querido hacer un guiño homérico, porque los dioses salen retratados con sus viejas rencillas, que arrastran desde la Iliada y la Odisea, desde la Guerra de Troya, con lo cual tiene un toque también irónico que pienso está agradando a muchos lectores. Por ejemplo, ver a un Júpiter hastiado de las continuas broncas de sus dioses, en las que tiene que intervenir; o ver a una Vesta desatada, en plan xenófobo, porque Roma está en manos de lo que ella llama una extranjera; o encontrarse a una Minerva, que intenta ayudar a una Julia porque la diosa siente un interés especial por la familia. Creo que todo esto son escenas que a los lectores les puede resultar muy entretenidas.

M.G.- Pero Santiago, ¿en la novela se retrata a Julia desde el punto de vista político o estratega, o también vamos a verla como persona, como mujer?

S.P.- Se verá también a la mujer. Aunque para ella la política es primordial, también se van a narrar escenas de gran intimidad, y no solo de intimidad forzada por la política. Tras la desaparición de su esposo, en esa búsqueda del hombre fuerte que necesita a su lado, surgirá una historia de amor con uno de los jefes del Pretorio, con Quinto Mecio, y ya te anticipo que algunas lectoras me han pedido el Whataspp de Quinto, y no lo tengo. 

M.G.- (Risas) Bueno, qué lástima. 

S.P.- No tengo forma de contactar con él, lo siento por todas esas lectoras que me han dicho que quieren un Quinto Mecio en sus vidas. Él le muestra a Julia un amor y una lealtad, más allá de toda prueba física y moral. 

M.G.- Pues el año pasado tuve la suerte y la oportunidad de escucharlo en la charla que dio en la Feria del Libro de Tomares que estuvo, por cierto, magnífica y le felicito. Y me llamó la atención muchas cosas que usted comentó. Por ejemplo que, cuando usted acude a las fuentes clásicas, no todas se ponen de acuerdo con respecto a Julia. Hay discrepancias entre unas y otras.





S.P.- Eso es algo muy frecuente entre las fuentes clásicas. Hay incongruencias y contradicciones. En este caso, había que estudiar cada una de las fuentes y evaluar cuál de todas podía ser más veraz, en función de su procedencia, o cuándo haya sido escrito ese texto, etc, etc,... Es un trabajo complejo, pero siempre digo que, en una novela histórica, el trabajo es para el escritor, y el placer ha de ser para el lector. 

M.G.- (Risas) Nosotros disfrutamos, desde luego. Pero tengo otra curiosidad. ¿Hay más mujeres, como Julia, en la Antigua Roma, que están por descubrir?

S.P.- Sin duda. Por eso estoy preparando una serie de televisión, para Movistar+, que se titulará El corazón del imperio, donde mi objetivo es rescatar  a más mujeres injustamente olvidadas de la historia de Roma. 

M.G.- ¿Y Julia será un capítulo?

S.P.- No, necesariamente porque creo que a Julia la hemos rescatado bastante. Así que preferiría dedicarle tiempo a otras mujeres que no son tan conocidas, o que son conocidas desde un punto de vista distorsionado, y estaría bien dedicarles más atención.

M.G.- Perfecto. Leyendo la nota de prensa, hay un personaje que se llama Plauciano, muy amigo del esposo de Julia, pero es un personaje un tanto complicado.

S.P.- Él representa esa traición interna, dentro de la corte imperial, y que Severo no es capaz de ver. No acierta a ver que ese amigo lo único que desea es traicionarlo. Será el primer gran enemigo y antagonista de Julia en esta novela. Pero, al igual que en Yo, Julia, le irán saliendo más antagonistas. La cosa se le va complicando.

M.G.- Galeno vuelve a salir. ¿Qué papel juega realmente en la novela?

S.P.- Pues cobra mucha importancia. Por un lado, Galeno es el médico personal de Julia, que habla de ella desde la admiración, por su gallardía y valentía. Es una emperatriz que, de entrada, se tiene que enfrentar a lo que Galeno le diagnostica en las tres primeras páginas de la novela, un karkinos. Galeno le explicará que eso en griego significa cangrejo, porque tiene un bulto en el seno que se ramifica como las patas de un cangrejo. Le explicará que eso, los romanos lo denominan cáncer, en latín. Galeno ha tratado esta enfermedad en otras ocasiones y sabe lo duro que es. Admirará mucho a Julia por su entereza  a la hora de sobreponerse o luchar contra esta enfermedad. Por otro lado, Galeno trabaja como un auténtico CSI, a las órdenes de la emperatriz, para averiguar esas extrañas muertes que tienen lugar en la corte imperial. Algunos amigos de su marido han muerto y ella no se cree las versiones oficiales, así que Galeno llevará a cabo una investigación para ella. Y, por último, Galeno es ese gran médico que lucha contra un virus mortal, el de la viruela, que se está extendiendo por una parte del sur del imperio. Él conseguirá detenerlo, algo que me parece fascinante. Es muy de admirar cómo Julia y Severo supeditan la autoridad política a las decisiones de la autoridad sanitaria, porque entienden que, en esas circunstancias, el que más sabe es el médico.

M.G.- En los tiempos que estamos viviendo con el coronavirus, nos vendría muy bien un Galeno.

S.P.- Pues sí. Galeno llegó a auto-inmunizarse contra la viruela, lo que pasa es que no supo cómo se había inmunizado, cómo lo había conseguido. Entonces, no tenían los avances en microbiología, ni había laboratorios, ni se podían hacer analíticas. Si Galeno viviera en estos tiempos sacaría los retrovirales del coronavirus en tres tardes.

M.G.- Un genio. Y hablando de otro tema, cuando un escritor escribe novela histórica, no solo tiene que documentarse en los libros sino también recorrer los lugares. Sé que usted incluso ha participado en una ruta con medios de comunicación. ¿En qué escenarios se van a mover los personajes?

S.P.- Sin duda, otra forma de documentarse es, dentro de las posibilidades de cada escritor, desplazarse a los lugares donde transcurre la acción. Yo ya había estado en Austria, o lo que es lo mismo es Panonia Superior, en Carnuntum, donde Severo se proclamará emperador, animado por su esposa. En esta novela, en los inicios, hacen todo un crucero por el Nilo, porque los romanos ya se admiraban mucho de la cultura egipcia. Desembarcan en muchos sitios y pasan muchas cosas relevantes para la novela. Así que, decidí hacer ese mismo crucero por el Nilo, y detenerme en aquellos lugares donde Julia y Severo detuvieron. De este modo, pude cargarme emocionalmente e incluso corregir cosas que leo en las fuentes.

Con la prensa estuvimos en el Muro de Adriano, un lugar emblemático de la novela. A Britania y al Muro de Adriano, Julia llega primero como la esposa del emperador. Luego, tras el fallecimiento de Septimio, regresará y lo hace como madre de los dos co-emperadores. Es un lugar esencial y que supone un punto de inflexión en su vida. Por eso me parecía un sitio interesante para visitar. Eso sí, tuvimos el clima típico del Muro de Adriano, con lluvia, barro, viento, niebla, frío,... El tiempo que yo describo en la novela.

M.G.- Santiago, todos los lectores coincidimos en que, como usted cuenta la Historia, no la cuenta nadie. ¿Cómo consigue hacer tan amena una temática que a muchos se nos atragantó en época de estudios?

S.P.- La clave está en la combinación de elementos. Procuro mantener el rigor histórico, ser fiel a los datos que sabemos que son ciertos, pero luego pienso mucho cómo contarlo todo para un público del siglo XXI, de qué manera narrarlo para que todo sea muy visual, muy cinematográfico, con una narración muy dinámica. Intento contar la historia con mucha acción, cruzando trama central con subtramas, con finales de cada episodio en alto, que cueste abandonar la lectura, que enganchen un capítulo con otro. Como los datos son muy fieles a la historia puedo conseguir mi gran objetivo, es decir, que el lector se entretenga con la lectura y, al mismo tiempo, que tenga la sensación de que ha aprendido Historia con un libro mío. 

M.G.- Me alegro que diga esto porque conozco una sección del público o de los escritores que dicen que, para aprender Historia, hay que acudir a los ensayos o a los libros de texto.

S.P.- No, no. Lo que ocurre es que hay distintos tipos de novela histórica. Todas pueden ser buenas novelas, eso sin duda. Pero, ¿la novela histórica ha de ser didáctica? No, necesariamente. Hay novelas históricas de distinta factura. Hay algunas que promueven la aventura. Pero hay otras, como las que yo y otros autores intentamos hacer, que tienen lo que yo llamo un elevado nivel de historicidad, término que figura en el diccionario de la Academia, pero buscando a la vez, que sea contada de forma entretenida. Tengo un ejemplo. El nombre de la rosa  recrea bien los conflictos religiosos de la época medieval, pero la trama de crímenes es una trama imaginada. Lo que ocurre es que la ambientación y la trama central es histórica, por eso, puedes aprender historia con este tipo de novelas. Si tú lees novelas que tienen tramas y ambientación históricas, ahí si puedes aprender Historia.

M.G.- Y para un profesor de Lengua y Literatura, ¿qué tiene el imperio romano, qué tiene Roma, que le fascina tanto?

S.P.- Roma, desde el punto de vista narrativo, tiene un montón de recursos dramáticos a disposición del novelista. Puedo hablar de traiciones, incestos, violaciones, fieras en el anfiteatro, carreras de cuadrigas, batallas, asedios, legiones que se revelan... Desde un punto de vista narrativo, es un auténtico paraíso, y siempre, con la lucha por el poder como eje. Hay grandes historias, grandes pasiones desatadas y, a todo esto, se le añade el hecho de que escribir sobre Roma atrae mucho a los lectores, porque Roma es nuestro pasado. Por lo histórico y por lo novelesco es una época que se presta bien a una narrativa que busque ser espectacular y entretenida.

M.G.- Lo cual quiere decir que usted va a seguir escribiendo sobre Roma.

S.P.- Amenazo.

M.G.- (Risas)

S.P.- A ver, mientras a la gente le siga gustando, y no llegue a un punto de saturación... No sé, Agatha Christie creo que no dejó de hacer novelas con crímenes y seguían gustando. Evidentemente, Agatha Christie era Agatha Christie y yo, soy yo, pero modestamente, creo que uno puede permanecer en un género mientras exista conexión con el público. E historias para contar sobre Roma, me quedan muchísimas.

M.G.- Pues Santiago, aquí estaremos los lectores para seguir leyendo todas las novelas que usted escriba porque todas son fascinantes. Espero verlo por Sevilla pronto, cuando todo esto pase.

S.P.- Yo también. Esperemos que esto no dure mucho y poder ir a la Feria del Libro de Sevilla, o donde me inviten.

M.G.- Pues muchas gracias por atenderme. Ha sido un placer.

S.P.- Gracias a ti.  


Sinopsis: Mantenerse en lo alto es mucho más difícil que llegar. Julia está en la cúspide de su poder, pero la traición y la división familiar amenazan con echarlo todo a perder. Para colmo de males, el médico Galeno diagnostica que la emperatriz padece lo que él, en griego, llama karkinos, y que los romanos, en latín, denominan cáncer. El enfrentamiento brutal entre sus dos hijos aboca la dinastía de Julia al colapso. En medio del dolor físico y moral que padece la augusta, cualquiera se hubiera rendido. Se acumulan tantos desastres que Julia siente que es como si luchara contra los dioses de Roma. Pero, en medio del caos, una historia de amor más fuerte que la muerte, una pasión capaz de superar pruebas imposibles emerge al rescate de Julia. Nada está perdido. La partida por el control del imperio continúa.


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