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LEGADO EN LOS HUESOS (THRILLER - 2019)

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Año: 2019

Nacionalidad: España

Director: Fernando Gómez de Molina

Reparto: Marta Etura, Leonardo Sbaraglia, Elvira Mínguez, Imanol Arias, Pedro Casablanc, Carlos Librado, Itziar Aizpuru, Colin McFarlane, Susi Sánchez, Miquel Fernández, Francesc Orella, Benn Northover, Ana Wagener, Patricia López Arnaiz, Manolo Solo, Paco Tous, Arlette Torres, Eduardo Rosa, Mark Schardan, Marta Larralde, Alfredo Villa, Ricard Balada, Elisabeth Bonjour, Ohian Lopetegi, Alfonso Desentre

Género: Thriller

Sinopsis: Ha pasado un año desde que Amaia Salazar resolviera los crímenes que aterrorizaron al valle del Baztán. Embarazada y decidida a dejar atrás lo vivido en Elizondo, la vida de la inspectora se ve de nuevo alterada por un suceso inesperado: el suicidio de varios presos que dejan una única palabra escrita en la pared de sus celdas, "Tarttalo". Los peligros que Amaia creía haber dejado atrás regresan con más fuerza que nunca y la inspectora deberá enfrentarse a este nuevo caso en una vertiginosa investigación amenazada por la presencia de su propia madre. Segunda entrega de la 'Trilogía del Baztán', basada en las novelas de Dolores Redondo.

[Fuente: Filmaffinity]


Sigo sin leer nada de Dolores Redondo. No se trata de un boicot contra la autora. No tengo motivos para ello. Es más bien lo de siempre, el tiempo. En casa no tengo ni un solo volumen de la Trilogía del Baztán (aunque mi marido sí se lo has leído con gusto, a través de los préstamos en biblioteca). Sin embargo, sí tengo Todo esto te daré, con el que ganó el Premio Planeta en 2016. Y siguen llegándome buenas opiniones de sus libros, y yo sigo buscando ese momento para estrenarme con Redondo. ¿Será ahora? No lo sé. Últimamente, por engañar a este hartazgo de encierro y a todas esas preocupaciones que circunvalan mi cabeza, me doy paseos, sí, paseos por mis estanterías, repasando con deleite todos esos libros que me acompañan. Me ayuda a pasar el tiempo, a la vez que voy rescatando lecturas que un día dejé aparcadas. 

Pero hoy no vengo a hablar de libros, sino de películas, aunque tengan mucho que ver las obras firmadas por Redondo. Hoy vengo con la adaptación al cine de la segunda entrega de la Trilogía del Baztán, Legado en los huesos. Debo recordar ahora que, El guardián invisible, no me gustó tanto como había imaginado. En la correspondiente reseña, que puedes leer aquí, señalé puntos positivos, como el énfasis en la mitología del norte de España, con la figura del Basajaun como epicentro, la ambientación fabulosa, con todos esos bosques poblados, la estructura sólida de la trama, etc. Sin embargo, apunté también algunos datos negativos que, a mi juicio, restaron interés a la película. Me refiero al extraño ritual que Amaia Salazar realizaba ante el cadáver de las víctimas, su interpretación, especialmente cuando se comunicaba en inglés con su pareja, la superchería de la tía Engrasi, de la que tampoco me gustó su caracterización, excesivamente artificiosa para ser una mujer de pueblo,... Aún así, me pareció una película entretenida pero, y lo digo basándome únicamente en las opiniones que he leído, muy por debajo de la novela.

¿Y qué tal Legado en los huesos? Pues, de entrada, os diré que un poquito mejor que la anterior entrega, aunque también he tenido que colocar algunos puntos sobre ciertas íes. La película comienza con una escena que transporta al espectador a la Navarra de 1611, época en la que muchas mujeres fueron acusadas de brujería y la Inquisición se cruzaba el país en busca de herejes. Muchos eran los sacrificios que se realizaban, algunos de ellos con hijas recién nacidas y sin bautizar, siguiendo ritos ancestrales en los que la población creía con fe ciega. 

Acto seguido, volvemos a la actualidad y veremos a Amaia Salazar, embarazada, en la sala de un juzgado. Uno de los detenidos en la investigación anterior, Jason Medina, va a ser juzgado, pero el detenido solicita ir al baño y allí se corta las venas. En un bolsillo tiene una carta dirigida a la inspectora Salazar y, en su interior, un papel en el que figura una palabra: Tartallo. Pero este episodio es también introductorio ya que, la verdadera trama comienza cuatro meses después. Amaia ya ha dado a luz a un bebé, un niño al que ha puesto por nombre Ibai, y se acaba de incorporar a su puesto de trabajo. Lo ocurrido con Medina será solo el inicio a una serie de muertes relacionadas, de un modo u otro, con mujeres del valle del Baztán y en las que la palabra Tartallo parece perseguir a la inspectora Salazar. Para ello, se trasladará de nuevo a Elizondo y descubrirá que, un fleco suelto de la investigación anterior está íntimamente relacionado con los nuevos asesinatos. Pero ¿qué es Tartallo? Al parecer se trata de un cíclope sanguinario devorador de cristianos. Las leyendas y la mitología de la zona siguen siendo hilo conductor de las tramas. 

A todo ello hay que unir la profanación de alguna iglesia en las que han aparecido huesos humanos sobre el altar. En un primer momento se pensará que son actos vandálicos esporádicos pero la iglesia, representada por el monseñor Landero y por el padre Sarasola (Imanol Arias), psiquiatra y agregado del Vaticano para la defensa de la Fe, prelado del Opus Dei muy influyente en Roma, no está de acuerdo. Consideran que los atentados son fruto de un odio hacia la Iglesia  y están relacionados con unos rituales realizados antaño por los agotes, un pueblo proscrito del Baztán.

El curso de la investigación conducirá hacia la propia familia de Amaia, hacia su propio pasado, descubriendo un asunto insólito que la ha estado atormentando en sueños desde siempre. Y es que el pasado de Amaia, la relación que mantenía con su padre, su madre, todo lo que ocurrió cuando era una niña y que ya conocimos en la película anterior, seguirá teniendo mucha importancia. Pero, si he de ser sincera, a mí no me convence que nuevamente la vida personal de la inspectora tenga tanta repercusión en los acontecimientos que se producen en el valle. En la primera película me pareció un recurso interesante. En la segunda, ya me resulta excesivo porque esta mujer, más que una familia, tiene una maldición. No me extraña que se haya querido alejar de ella pero, como se suele decir, el pasado siempre vuelve. 

La trama de Legado en los huesos no es del todo independiente a la que se desarrollaba en El guardián invisible. Hasta donde puedo apreciar, estas historias no forman parte de una saga en la que, el único nexo en común es la inspectora Salazar sino que, investigaciones y crímenes del pasado están muy relacionados con los que se producen en la actualidad.¿Qué consecuencias tiene este hecho en el espectador? Pues que, conviene tener muy fresca en la memoria lo que ocurre en El guardián invisible ya que, de otro modo, se te pueden escapar algunos detalles de esta película. Hasta donde cada uno pueda, recomendaría ver las dos películas, una detrás de otra, o bien, revisionar la primera antes de visionar la segunda.

Y ya me pasó lo mismo con la entrega anterior que tenía una trama sólida e interesante pero con ciertas cuestiones que no veía del todo claras. En esta ocasión, vuelvo a torcer el gesto antes diversas situaciones. A saber, hay un médico que, a estas alturas de la película, y es frase hecha, ya debería saber cuántos hijos tiene la paciente que trata. Porque ya hubo un pequeño problema familiar en la historia anterior y vuelve a repetirse un extraño suceso con un familiar de la paciente. No doy más detalles para no desvelar demasiado pero, a mí parecer, la situación es del todo ilógica. Por otro lado, lanzo una pregunta desde mi ignorancia. Cuando la policía investiga unos restos óseos, pregunta número uno,¿tiende a compararlos con el ADN de sus funcionarios? Y pregunta número dos,¿la policía tiene una base de datos con el ADN de sus funcionarios? Porque si la respuesta a ambas preguntas es no, me vais a permitir que me mosquee. Y es que un hecho fundamental de la trama está relacionado con esta cuestión que planteo. Desconozco si esta circunstancia se explica en la novela. Lo que es en la película, no, y eso me hace recelar bastante del pulido del guión que, al igual que en la entrega anterior, ha corrido a cargo de Luiso Berdejo.

En cuanto a los personajes, en esta nueva entrega, la vida de Amaia Salazar ha cambiado. Advertimos una transformación exterior e interior. En esta película, ha cambiado una melena corta y oscura por otra larga y bastante más rubia. Parecerá una tontería, pero un detalle así altera mucho la percepción que tenemos del personaje, y se agradece el cambio de look pues, el cabello oscuro endurecía mucho las facciones dulces de esta actriz de piel tan blanca. 

Pero el cambio más importante que se ha producido en su vida tiene que ver con otra cuestión. Ya dije antes que la película empieza con una inspectora embarazada que, a los pocos minutos de metraje, dará a luz a un hijo. La maternidad era un asunto que ya perseguía a la joven desde la película anterior y ahora, por fin, ha logrado su sueño. Eso implica que vamos a ver al personaje, no solo en su esfera profesional, sino también en la personal, mostrando cómo un ámbito repercute en el otro, cómo su relación de pareja sufre algún desacuerdo. Y es que, el affair entre Amaia y James me parecía buen asunto en El guardián..., pero ahora me resulta algo cansino. No me resulta una relación creíble, no noto sus diálogos naturales -ya comenté en la reseña anterior que los notaba artificiosos-, así que me ha aportado poco y cuando salen juntos, desconecto. 

Por otra parte, si en la película anterior la inspectora tenía muy mala relación con la mayor parte de su familia, parece que las aguas han vuelto a su cauce, especialmente con Flora (Elvira Mínguez), a la que la vida también le ha cambiado bastante. Pero no entro en más detalles.

Lo que sí me gustaría puntualizar, porque es de recibo, es mi nueva impresión sobre la tía Engrasi, que ahora me resulta muchísimo más natural que en El guardián... Ya no aparece tan repeinada ni con esas gafas degradadas que le daban un aire siniestro. Ahora sí me parece una mujer de pueblo, sí resulta un personaje más creíble, en cuanto al físico se refiere. Porque, todo el esoterismo y el tarot al que acostumbra me sigue sin convencer.

Y un nuevo caso, implica también la aparición de nuevos personajes. Ya mencioné antes a Imanol Arias, al que le toca vestir sotana. Tanto su personaje como su interpretación cumplen en lo justo. Por otra parte, encontraremos al juez Javier Markina (Leonardo Sbaraglia). No sé muy bien si la elección de un actor argentino, con su acento propio, ha sido lo más indicado para interpretar a un juez en Navarra. Que no digo que no sea factible tal circunstancia pero, salvo que en el libro figure así, que creo que no, me parece algo arriesgado. La relación entre él y Amaia traspasa ligeramente lo estrictamente profesional. Quiero decir que al juez se le ve el plumero, aunque la cosa se queda en nada. Perdonadme si desvelo este punto (tampoco es tan importante como para estropear alguna sorpresa) pero si lo hago es porque quiero entender que esta "relación" tendrá algún efecto en la tercera parte. De otro modo, me parece del todo insustancial. 

En cuanto a lo demás, la dirección, que vuelve a recaer en Fernando González Molina, me parece correcta. La banda sonora, a cargo de Fernando Velázquez igualmente, me gusta más en esta ocasión. La ambientación es tan buena como en la anterior, y permitidme que me cite a mí misma porque aquellas palabras encajan igual de bien en esta película:  "Esos bosques donde el verdor se desdibuja y se vuelve gris por la escasez de luz solar, esos valles brumosos, donde la humedad es casi pegajosa y esa lluvia insistente que empapa hasta el ánimo contribuyen favorablemente al viaje que el espectador realiza a esas tierras". Eso sí, viajar al Baztán es para pensárselo porque allí no ocurre nada bueno. Como dice uno de los personajes en un momento dado: "Este valle está lleno de maldad desde hace siglos"

Voy terminando. Comparando mis impresiones de esta película con las anteriores no acierto muy bien a saber por qué he dicho que este largometraje me ha gustado un poco más que su predecesora. En realidad, me inclino a pensar que todo se reduce a las expectativas. Con El guardián invisible me esperaba una película de buena factura, coherente y sin "desvaríos", pero me encontré algo distinto que no me satisfizo por completo. Así que ahora, me he enfrentado a Legado en los huesos con miras muy inferiores, de ahí que el resultado me haya parecido algo mejor. Para ser justos, el mérito no radica en la película sino en mi actitud. 

En cualquier caso, Legado en los huesos es una película entretenida. La trama es interesante, al menos a mí me lo resulta en lo relativo a la mitología, que ya señalé como punto a favor en la entrega anterior, pero sin dejar de lado esas puntualizaciones que me han chirriado. 

Por cierto, que esta película se ha rodado simultáneamente a Ofrenda a la tormenta. Lo cuentan todo aquí. No sé cuándo se estrenará la tercera y última entrega, pero no creo que tarden mucho si ya está rodada. Eso sí, tendremos que esperar a que el coronavirus nos permita abrir las salas de cine. Y roguemos porque sea pronto.




Tráiler:   

Puedes adquirirla aquí:





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