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LOS BESOS EN EL PAN de Almudena Grandes

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Editorial: Tusquets
Fecha publicación: noviembre, 2015
Precio: 19,00 € 
Género: Novela
Nº Páginas:  336
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 9788490661918
[Disponible en eBook, Audiolibro y Bolsillo;
puedes empezar a leer aquí]

Autora

Almudena Grandes (Madrid, 1960) se dio a conocer en 1989 con Las edades de Lulú, XI Premio La Sonrisa Vertical. Desde entonces el aplauso de los lectores y de la crítica no ha dejado de acompañarla. Sus novelas Te llamaré Viernes, Malena es un nombre de tango, Atlas de geografía humana, Los aires difíciles, Castillos de cartón, El corazón helado y Los besos en el pan, junto con los volúmenes de cuentos Modelos de mujer y Estaciones de paso, la han convertido en uno de los nombres más consolidados y de mayor proyección internacional de la literatura española contemporánea. Varias de sus obras han sido llevadas al cine, y han merecido, entre otros, el Premio de la Fundación Lara, el Premio de los Libreros de Madrid y el de los de Sevilla, el Rapallo Carige y el Prix Méditerranée. En 2010 publicó Inés y la alegría (Premio de la Crítica de Madrid, el Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz), inauguró la serie Episodios de una Guerra Interminable, a la que pertenecen El lector de Julio Verne y Las tres bodas de Manolita ("una catedral narrativa de proporciones colosales"Ángeles López Qué leer)

Sinopsis

¿Qué puede llegar a ocurrirles a los vecinos de un barrio cualquiera en estos tiempos difíciles? ¿Cómo resisten, en pleno ojo del huracán, parejas y personas solas, padres e hijos, jóvenes y ancianos, los embates de una crisis que «amenazó con volverlo todo del revés y aún no lo ha conseguido»? Los besos en el pan cuenta, de manera sutil y conmovedora, cómo transcurre la vida de una familia que vuelve de vacaciones decidida a que su rutina no cambie, pero también la de un recién divorciado al que se oye sollozar tras un tabique, la de una abuela que pone el árbol de Navidad antes de tiempo para animar a los suyos, la de una mujer que decide reinventarse y volver al campo para vivir de las tierras que alimentaron a sus antepasados… En la peluquería, en el bar, en las oficinas o en el centro de salud, muchos vecinos, protagonistas de esta delicada novela coral, vivirán momentos agridulces de una solidaridad inesperada, de indignación y de rabia, pero también de ternura y tesón. Y aprenderán por qué sus abuelos les enseñaron, cuando eran niños, a besar el pan.

[Información tomada directamente del ejemplar]




El otro día escuché a un analista económico hablar por la radio. Decía quecrisis económicas hay muchas y todas son distintas. La que vivimos en 2008 tenía parte de su origen en la burbuja inmobiliaria, mientras que la que vamos a encarar en los próximos años será debido a la emergencia sanitaria que estamos viviendo y al parón laboral del país. Sea por el motivo que sea, las consecuencias de una y otra no serán tan distintas. Todo se traducirá en una pérdida de empleo, en un aumento del paro, en un recorte de sueldos y servicios públicos, y en una subida de impuestos. Y mucho me temo que todo eso lo sufriremos los mismos de siempre, los ciudadanos de a pie, los curritos, los padres y madres de familia, y también los jóvenes que, si ya lo tenían complicado para encontrar trabajo en España, suma y sigue. Familias enteras, humildes, sencillas, trabajadoras, que subsisten como pueden se verán afectadas. Nos veremos afectados, con excepción de esos en los que ahora mismo estás pensando. Son las mismas familias humildes, sencillas y trabajadoras que vamos a encontrar en esta novela de Almudena Grandes, Los besos en el pan, familias que tendrán las mismas preocupaciones, los mismos problemas, los mismos miedos que tú y tu familia, a los que la crisis zarandeó y volverá a zarandear de nuevo.

Los besos en el pan transcurre en "un barrio del centro de Madrid. Su nombre no importa, porque podría ser cualquiera entre unos pocos barrios antiguos", un barrio igual a los que puede haber en Barcelona, en Valencia, en Sevilla..., de calles irregulares y con iglesias en sus plazas, barrios en los que lo mejor son sus vecinos "dispares y variopintos", porque ellos son los que consiguen dar vida a ese conjunto de calles. En este barrio hay edificios solemnes que se entremezclan con otros más humildes, familias pobres que conviven en el mismo territorio con otras más acaudaladas, y son todos ellos los que van a protagonizar esta novela, hombres y mujeres que tienen que hacer frente a todos los obstáculos que les pone la vida, que van dando un traspiés tras otro, intentando no caerse de bruces, que procuran ayudarse unos a otro. De ahí que Los besos en el pan sea "la historia de muchas historias, la historia de un barrio de Madrid que se empeña en resistir, en seguir pareciéndose a sí mismo en la pupila del ojo del huracán, esa crisis que amenazó con volverlo del revés y aún no lo ha conseguido". De este concierto coral que nos ofrece la autora, lo que más me ha gustado es la humanidad que derrochan estas páginas, la generosidad, el altruismo, el apoyo. En definitiva, la bondad que exudan cada uno de estos personajes, porque no hay ni uno malo, pero tampoco ni uno solo inverosímil. Y es que, hoy más que nunca, estamos comprobando que, si bien la especie humana deja mucho que desear, a veces sabemos hacer las cosas bien, nos solidarizamos con el prójimo, y encontramos a gente buena, comprometida y generosa en el mundo. 

Pero centrándonos en la novela, os voy a hablar de algunos de sus personajes de forma esquemática. Por un lado están:

Pepe y Diana

- Él es un hombre preocupado por los suyos, al que la vida le va a dar algún susto. Con su empresa en plena reestructuración, andará siempre temiendo que llamen a la puerta de su despacho para anunciarle un despido.

- Ella es médico del centro de salud del barrio. La crisis económica implica hacer recortes y la Consejería de Salud ha decidido cerrar el ambulatorio en el que ella trabaja, reubicando a trabajadores y pacientes en otros centros. 

Tienen varios hijos.

Roberto y Marisa

- Él es periodista de Internacional, al que de momento, la crisis no ha mordido, cosa rara en el sector.

- Ella sí ha sido despedida como periodista de Telemadrid. Lleva toda la vida trabajando y sacrificada, con prisas cada día, tratando de llegar a todo, tirando del carro de la casa, del marido, de los hijos. Siempre ha sido una gran profesional que, aunque arrastrado un cansancio perenne, le gustaba su trabajo y era precisamente esa actividad incesante la que la hacía sentir viva. Ahora, tras ser objeto de un ERE, siente que su vida se ha quedado vacía.

El matrimonio vivió de joven un episodio singular durante el golpe de Estado de 1982, que ayudará a Marisa a salir del bache en el que se encuentra. O al menos, le devolverá la ilusión.

Pascual y Mari

- Él es el dueño del bar del barrio en el que paran muchos vecinos de la zona, especialmente los que están parados. Es un hombre trabajador y honrado que ha trabajado toda su vida como una mula,"desde la hora del desayuno hasta la de la cena". Tiene algún empleado y también él teme que la crisis le obligue a llevar a cabo despidos. Pascual y sus hermanos, Ana, Alfredo y Charo, descubrirán un secreto familiar.

- Ella es un ama de casa a la que se le iluminan los ojos cada vez que ve a su hermana María Isabel y su flamante marido tener la vida que tienen, a todo lujo. 

Amalia

Es la dueña de la peluquería del barrio. A su establecimiento acuden todas las mujeres de las calles colindantes. Será la primera que descubra cómo el barrio comienza a transformarse, cómo irán cayendo los antiguos comercios que terminarán por ser sustituidos por otros más modernos, con luces de neones y precios sin competencia. Pero Amalia, buena, carismática y con mano izquierda para sonsacar a sus clientas, terminará entendiendo que todo el mundo tiene derecho a buscarse las vida.

Sofía Salgado

Hermana de Diana, es profesora de Educación Infantil. Acaba de quedarse sola después de descubrir a su marido con otra mujer. Desde el centro escolar en el que trabaja, será testigo de las penurias que pasan las familias más pobres de la zona, con hijos a los que no pueden alimentar adecuadamente. Hará todo lo posible por enmendar la situación.

Marita

La mejor amiga de Sofía es abogada y se encargará de ayudar a los inmigrantes sin papeles del barrio, y a echar una mano a todo aquel que haya sido desahuciado por impago de las hipotecas.

Sebas

Es un arquitecto técnico de 40 años cuyo estudio de arquitectura quebró y cerró. Pero no solo ha perdido el trabajo, sino también a su familia. Se ha tenido que desprender de todos sus inmuebles, y se ha visto condenado a regresar a casa de sus padres, de los que tendrá que depender económicamente, porque también ha agotado la prestación por desempleo.

Mª Gracia

Es la encargada de limpiar buena parte de las casas de las familias del barrio, especialmente de aquellas mujeres que aún mantienen su trabajo. Aunque la belleza la abandonó hace mucho y su corazón lleva solo demasiado tiempo, Antonio, otro solitario como ella, parece que le devuelve la ilusión.

Estos son solo parte de los muchísimos personajes que asoman en esta novela. Confieso que, en algún momento, eché en falta algún dramatis personae que me aclarara quién era quién. Sin embargo, mi confusión duraba tan solo un suspiro porque bastaba con unos segundos más de lectura para terminar recolocando al personaje en cuestión en su lugar correspondiente. 

Muchos de los personajes que vamos a ver en Los besos en el pan están tristes, solos, abatidos, derrumbados, se sienten perdidos, abandonados, cansados,... pero como dije antes, todos son muy humanos. Son personajes a los que, a veces, les duele recordar o a los que, el ímpetu de sus hijos, como juventud comprometida, les insufla vida. Y de todos ellos, ¿con cuál quedarse? Prácticamente con todos ellos, aunque por decantarme por alguno, lo hago por Pascual, un hombre bueno y comprensivo, siempre dispuesto a echar una mano, aunque eso suponga endeudarse más, pedir favores, ceder sus instalaciones a cambio de nada,... O Sofía, esta profesora de infantil a la que le duele en el alma el hambre que pasan sus alumnos. O Mª Gracia, con la que estamos a punto de vivir una transformación en su vida pero a veces la vida no hace más que darnos palos. 

En Los besos en el pan encontramos dolor, miserias, penalidades, amarguras,... todo fruto de la crisis económica que azota al país y, por ende, a sus ciudadanos, a los vecinos de este barrio, a los que nos le queda otra más que apretar los dientes y luchar. Pero los recortes en la sanidad pública, la escasez de recursos en el seno de las familias, los ERES, los desahucios, la violencia de género,... son enemigos tan titánicos que solo con el arrojo individual, el apoyo del prójimo y la unión pueden llegar a combatirse. Y eso es lo que vamos a ver en esta novela, la radiografía de un barrio y de sus gentes que están dispuestos a poner de su parte para ayudarse los unos a los otros, dispuestos a tender una mano al que pasa calamidades, al que se ahoga, al que tiene miedo. No obstante, "hay que ser muy valiente para pedir ayuda, pero hay que ser más valiente para aceptarla".

Y más allá de esa generosidad, el lector va a encontrar capítulos bastante duros y dolorosos, como el que protagoniza esa mujer, víctima de violencia de género, que se reinventa en cada conversación con sus vecinos para no desvelar la verdad de la que ha huido, o ese hombre que, empujado a las garras del alcohol, toma una difícil y complicada decisión. Aún así, Los besos en el pan no deja una sensación oscura y gris. En su desenlace habrá nubes y so , pero es que así es la vida, un camino lleno de claroscuros.

Todo esto, que queda expuesto de manera tan esquemática, Almudena Grandes lo vuelca en un lienzo de grandes dimensiones en el que quedan retratados todos los personajes. No hay una gran profundidad psicológica, pues son muchísimos los que asoman entre estas páginas, pero la autora logra tocar nuestra fibra sensible, exponiendo lo justo de cada uno de ellos. Y lo hace con ese estilo tan suyo, tan envolvente, tan hipnótico, de tal manera que el lector queda atrapado en una narración, que no es más que el reflejo de lo que podemos ver desde nuestra ventana, si contemplamos nuestro propio barrio. ¡Qué bien lo cuenta todo Almudena Grandes!¡Qué facilidad para desnudar a sus personajes ante nuestros ojos y acercárnoslos tanto, que terminan por formar parte de la familia literaria que cada lector va componiendo con sus lecturas. Y, sin embargo, aunque Los besos en el pan me ha gustado y la he disfrutado, no es la novela que más me ha impresionado de todas las que he leído de la autoraSigo siendo fiel a esa serie de los Episodios de una Guerra Interminable, esa colosal obra de ingeniera, un cruce de épocas y de vidas, novelas siempre con una estructura tan profunda y densa que no dejan de causarme profunda admiración.  Es cierto que, en Los besos en el pan, hay mucho entrecruce de relaciones porque, en un barrio, todo el mundo se conoce y todo el mundo interactúa con el otro, pero creo que el nivel de complejidad de esta novela es inferior a cualquier otra de esa serie tan brutal.Aun así, me ha parecido una novela preciosa, con una narración "ordenada y fluida", como lo es el discurso del cuñado de Pascual, ese tipo engreído y arrogante a la que la crisis también se llevará por delante. 

Estructurada en tres partes tituladas, Antes, a modo de introducción, ubica la acción al final del verano, cuando las familias regresan a sus casas y a sus rutinas con más alivio que pena. Son páginas muy descriptivas que nos hablan de ese barrio madrileño, de ese escenario que ha vivido tantos cambios a lo largo de su vida, desde la desbandada de los 80, cuando todo el mundo quería residir en zonas periféricas, más amplias y tranquilas, pasando por la movida y los años 90, con el regreso a los barrios del centro porque la moda así lo imponía.  Es un primer capítulo donde Almudena Grandes sitúa al lector en el contexto temporal y social, haciendo un retroceso a los años de la posguerra, a través de los recuerdos de aquellos niños que no hacían más que preguntar por los hombres y mujeres que salían en las fotos antiguas, y a los que sus padres obligaban a besar el pan si algún pedazo caía al suelo. 

Durante, el grueso de la historia y, por ende, la parte más extensa, es el bloque que desarrolla todo el cuerpo de la novela, la vida de todos esos personajes que he mencionado antes y a cuyas vidas nos asomaremos. 

Después es el epílogo, un resumen breve de lo que será la vida de cada uno de estos personajes, lo que les depara el destino, los problemas a los que tendrán que seguir haciendo frente todos ellos, los sueños que tendrán que aplazar, los miedos con los que se acostarán cada noche en la misma cama. Todo sigue su curso en ese barrio de Madrid que Grandes retrata con tanto acierto en esta novela. 

Resulta desalentador que, lo que ocurrió hace una década, lo que hundió a tantos, y rompió tantas familias y tantos empeños, sea el horizonte que se nos avecina. Y es que, parafraseando ese inicio de la novela, Los besos en el pan es la historia de muchas historias, la historia de un barrio de cualquier ciudad que pronto se va a empeñar en resistir, en seguir pareciéndose a sí mismo en la pupila del ojo del huracán, esa crisis que amenaza con volverlo del revés y que tememos terminará por conseguirlo.

No te pierdas esta delicia.




[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

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