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NANDO LÓPEZ: 'En esta sociedad, la nostalgia se ha vuelto una moda'.

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El martes tuve la oportunidad de conversar con Nando López. Novelista y dramaturgo, López acaba de publicar una nueva novela, para adultos, que lleva por título Hasta pronto, Peter Pan (Espasa). Con una cubierta que recuerda a los cómics de Tintín, el autor construye una novela generacional, con la que pretende hacer un retrato sobre los nacidos en los años ochenta, aunque todo lector podrá verse reflejado en esta historia. 

David, un director de cine con algún traspiés profesional, tendrá que salir de su burbuja y enfrentarse a la realidad que se le presenta. Su novia lo acaba de abandonar después de una década de relación, su hermana Bea sigue asciendo en su trabajo, lo que pone a David en una situación algo incómoda y, además, tendrá que hacerse cargo de su sobrino Unai, un adolescente que calla aunque tiene mucho que contar. 

Con mucho humor pero con la intención de poner sobre la mesa temas tan profundos y actuales, como el bullying o el maltrato, y otros como la nostalgia y el presente, Nando López nos presenta una novela luminosa que nos va a obligar a mirarnos en un espejo. 


Nando.jpgM.G.- Nando, me quedan unas cien páginas para acabar tu libro. Soy más mayor que tus protagonistas. Ya he alcanzado los 50 años, pero me he podido sentir bastante identificada con lo que nos narras. 

Nando L.- Es que, en el fondo, es una historia muy atemporal.

M.G.- Pues sí. Pero antes de meternos de lleno en la novela, me gusta siempre preguntar por la trayectoria del autor. En tu caso, eres una persona muy polifacética, que ha escrito juvenil, adulto, eres dramaturgo, adaptas clásicos, algo que me parece precioso. Claro, con tantos frentes, ¿no te cuesta trabajo cambiar el chip de una vertiente a otra?

N.L.- No, no, al revés. Me divierte mucho meterme en tantos registros. Para mí es un aliciente que me permite afrontar varios retos. Me gusta mucho poder compaginar mi vertiente de novelista con la de dramaturgo. Evidentemente, como novelista trabajo en soledad, pero como dramaturgo trabajo en equipo. Así que, involucrarme en un proyecto teatral es una manera de romper esa soledad del novelista. 

Con respecto a la novela juvenil y adulta, solo varía el tipo de historia, pero no mi forma de escribir.  Suelo prestar mucha atención a la estructura. Mi literatura juvenil es tan compleja como la adulta. No considero que haya que escribir de distinta forma para los adolescentes. Sería como subestimarlos. 

En esta novela he querido mezclar todo lo que soy. Está mi vertiente de novelista, pero también la de dramaturgo. Por eso hay capítulos que son como un guion de cine. Y por otra parte, también hay guiño al mundo juvenil en la figura de Unai, un personaje que tiene mucha importancia en el libro. Al escribir, lo que intento es romper etiquetas, que tenemos muchas, porque la literatura es mucho más libre.

M.G.- Pero háblame de cómo surge este libro. 

N.L.- Quería escribir una historia que hablara de lo importante que es mirar lo pequeño, de valorar el presente. Se podría decir que es una novela carpe diem. En esta sociedad, la nostalgia se ha vuelto una moda. Mi generación, los que nacimos en los setenta u ochenta, somos muy nostálgicos. Con treinta años todavía echábamos de menos la E.G.B. Es algo muy llamativo. Esa nostalgia es muy inmovilista porque te paraliza, que es lo que le ocurre al protagonista al principio de la novela. Pero no debemos olvidar lo importante que es disfrutar el ahora y, sobre todo, afrontar nuevas etapas. No hay que tenerle miedo a seguir creciendo, a seguir experimentando. Y por eso se titula así. Con Hasta nunca, Peter Pan no quiero decir que haya que rechazar a Peter Pan que llevamos dentro. Yo tengo mucho de adolescente y espero tenerlo siempre, pero hay que avanzar y abrirse a los demás. Hay que quererse a uno mismo, pero también es importarte querer a los demás. Peter Pan es un personaje muy egoísta. Solo le interesa él mismo. David parte de ese egoísmo y la vida le va a hacer cambiar con tres situaciones a las que tiene que hacer frente: el abandono de su novia Marta, el cuidado de su sobrino Unai y el trabajo junto a Laura, su nueva jefa. David tendrá que tomar decisiones, tendrá que avanzar, y salir de ese lugar cómodo en el que se ha instalado, y desde donde responsabiliza a los demás de lo que le va mal. 

M.G.- El mundo LGTBI, el maltrato, la infidelidad, el abandono… Esta es una novela que tiene su pizca de humor pero que trata temas muy rotundos.

N.L.- Sí, quería tratar temas serios con una mirada irónica. El humor es un gran recurso para lo serio. Acostumbro a usar el humor en el teatro, pero, en literatura, tiendo a la novela negra, a la novela policíaca, a la intimista. En este caso, quería una novela donde hubiera mucha ironía, mucho humor, donde me riera de mi generación y de mí mismo. Por eso la forma es tan libre, con mezcla de lenguajes. Incluso aparece un narrador que se pelea con su personaje. Todo ello para hacer un pequeño guiño a la novela cervantina porque es un libro que vamos leyendo a la vez que vemos cómo se va escribiendo. 

M.G.- Es que la novela parece un borrador de un producto final que todavía no se ha materializado.

N.L.- Exacto. De alguna manera quería que el lector viviera el proceso de escritura. Antes de escribir un libro, pienso mucho en el cómo. Es importante determinar cómo vas a contar la historia y a mí me gustaba la idea de ir escribiéndola, a la vez que se fuera leyendo. Para ello, David le entrega sus notas al narrador, pero el narrador duda de lo que está escribiendo y, a la vez, el personaje nos entrega páginas de un guion en el que está trabajando pero que no llega a terminar. Todo esto ayuda a que el lector se meta en este mundo y vea las costuras del proceso. Además, quería plantear hasta qué punto recordamos lo que hemos vivido como fue realmente o, si bien, lo único que hacemos es inventarnos los hechos. 

M.G.- Bueno, David quiere contarnos su vida, un poco para decirnos que no estamos solos y que al fin y al cabo, nuestras vidas son similares. Lo hace a través de unos cuadernos de notas, y con la ayuda de un amigo escritor, que se llama Fer, y que será el que se encargue de la redacción. Este Fer tiene mucho parecido contigo, Nando.

N.L.- (Risas) Me ha gustado lo que dices, que David quiere contar esta historia porque cree que es la de mucha gente, y básicamente es el mismo motivo por el que yo he querido escribir esta novela. Al final, es una novela que habla de un tema universal, de la distancia entre lo que soñamos ser y lo que somos. Por eso empleo la metáfora del cine y de la mitología para hablar de ese sueño ideal, en el que queríamos convertir nuestra vida, y que no se parece en nada a la real. Nos obcecamos tanto en lo que hemos soñado, que no somos capaces de valorar lo que hemos conseguido.

Y sí, ese Fer se parece mucho a mí. Ha escrito algunos libros que realmente he escrito yo. Me apetecía mucho entrar en esta novela como un personaje más. Con David comparto generación pero no es mi alter ego. Con este recurso, hago un guiño a la autoficción, un género que está muy en boga. Además, creo mucha ambigüedad. Me han preguntado si David existe y si puedo enseñar sus cuadernos. Me divierte muchísimo porque eso implica que la literatura todavía nos seduce hasta ese punto. [Confieso que yo también lo pensé, pero esto no se lo dije al autor]

M.G.- Pero bueno, también compartes gustos con David. No hay más que ver las fotos de tus redes sociales, en las que te vemos con las maquetas de Lego. 

N.L.- Totalmente. Alguien me ha dicho que es la novela en la que más veces me ha encontrado. Soy muy fan de la gente que colecciona Legos, Playmobil, Funkos,... Pero con David no comparto esa mirada hacia atrás, esa que le hace pensar que lo pasado siempre fue mejor. Yo pienso todo lo contrario, que lo mejor siempre está por venir.

M.G.- Nando, esta novela es prácticamente una guía de cine.

N.L.- Me he divertido muchísimo con los gustos cinéfilos de mis personajes. Hay un debate entre David y su jefa. Él defiende Boyhood y Laura, La gran belleza. Confieso que yo defiendo las dos, pero me ha parecido muy divertido dividirme entre ambos y generar un debate cinematográfico. 

Lógicamente, las referencias de cine que aparecen son las mías. Es más, espero que a mucha gente le apetezca revisionar esas películas o verlas por primera vez.

M.G.- Yo empecé a apuntarlas pero hay tantas que dejé de hacerlo y volveré a repasar el texto cuando acabe la lectura. ¿Cuántas películas mencionas? ¿Lo has llegado a contar?

N.L.- No, no... Pero tengo un lector que se ha molestado en buscar una canción de la banda sonora de cada película, y ha hecho una playlist en Spotify, a modo de banda sonora de la novela. Creo que hay un total de cien canciones, así que debe de haber unas cien películas. 

Ya que David aspira a ser director de cine, me gustaba la idea de que el cine estuviera dentro de la novela. El cine tiene mucho que ver con nuestras expectativas. Nuestra manera de entender el amor está muy conectada con las películas que hemos visto. Como nos hayan contado grandes mentiras, es probable que hayamos sufrido mucho. Solemos buscar los referentes en la gran pantalla. Hay generaciones, como la mía, que hemos vivido nuestra educación emocional con el cine.

M.G.- Yo tengo que ver algunas que mencionas porque me has picado la curiosidad. Las apuntaré todas.

N.L.- Eso es maravilloso. A mí como lector me gustan los libros que me invitan luego a escuchar música, a ver películas. Por eso en mis libros siempre me gusta meter referencias, y siempre de una estética muy pop. Un libro puede ser una ventana a más libros, películas, canciones. Todo esto es importante porque el personaje se define por sus referencias.

M.G.- David se permite el lujo de hacer ciertas críticas al séptimo arte, hablando de esos pésimos actores que están endiosados o de los directores sobre valorados.

N.L.- En este caso es un símbolo. Quería reflexionar sobre el papel de la cultura, que es esencial en nuestra vida. Lo hemos vivido en esta cuarentena, donde nos ha ayudado tanto. Pero, a veces, los creadores nos olvidamos de que no deja de ser un oficio más. Me preocupa mucho el endiosamiento, el hermetismo, el alejarse de la realidad. Es un riesgo que se corre en la cultura porque, el hecho de estar visible y estar de cara al público, puede provocar que nos creamos demasiado lo bueno, y eso puede traer problemas tanto en nuestra forma de ser como en nuestra forma de comportarnos. El endiosamiento no me interesa en absoluto, ni el snobismo. Prefiero una cultura más apegada a la realidad, más comprometida. Es peligroso que nos convirtamos en un sector muy endogámico.


M.G.- Para construir la vida de David, ese narrador que se parece a ti, tiene acceso a la opinión que otros personajes - su exnovia, su hermana, su sobrino- van dando sobre el protagonista. ¿Qué aporta cada uno de ellos a ese retrato que haces de David?

N.L.- Muy buena pregunta. Aportan una dimensión diferente al personaje. En realidad, es una metáfora de todas las aristas que confluyen en nuestra vida. Si nosotros contamos nuestra vida, la contamos desde el "yo", o solo contamos una faceta. Sin embargo, somos mucho más. Somos hijos, hermanos, amigos, parejas, exparejas... Quería que, en esta novela, la vida del protagonista se construyera desde todos las miradas que hay en él. No es lo mismo el David, tío de Unai; que el David, expareja de Marta; que el David que trabaja para Laura. Ese enfoque me ha servido para hablar de cómo somos varias personas en una sola y de cómo no encajamos en la imagen que los demás tienen de nosotros. Nos ven de una manera, y esa visión generalmente no corresponde con lo que creemos que somos. Ese juego de la identidad me interesa mucho y suele aparecer en todo lo que escribo.

Tampoco me gustan los personajes planos. Prefiero esos que tienen contradicciones. David tiene cosas muy egoístas y otras muy nobles.

M.G.- ¿Pero qué le pasa con las mujeres? Con 42 años, ha tenido muchas relaciones y ninguna le cuaja.

N.L.- A David le cuesta mucho comunicarse y sincerarse. Tiene un gran ego. Es lo que le dice Marta, su expareja, que su mundo ahoga el de ella. Él la malinterpreta. Cree que ella se refiere a los objetos de los que se rodea. Pero Marta quiere decirle que su yo pesa demasiado. Él sabe hablar en primera persona del singular, pero no en plural. Por eso, precisamente, era muy importante la llegada del sobrino. Que David tenga que convivir por obligación con Unai le va a obligar a pensar en ese plural, le va a hacer reflexionar y va a provocar que su relación con Laura empiece de otra manera y posiblemente avance. 

M.G.- Se suele decir que las mujeres maduramos antes que los hombres, que somos más maduras. Eso lo pensé en los primeros capítulos con respecto a Marta, pero luego me di cuenta que ni siquiera ella sabe lo que quiere. Desorienta mucho a David.

N.L.- Estoy muy en contra de los estereotipos de género. Tenemos muchos prejuicios todavía, y aunque las tres mujeres de esta novela -Bea, Marta y Laura- son muy fuertes, también tienen derecho a dudar, aunque sean mujeres. El estereotipo de chico perdido y mujer que no lo está es muy limitador, y encima es otro peso más para la mujer, que ni siquiera tiene derecho a estar perdida. Es parte de un discurso machista. 

Marta es un personaje muy generoso. Ella va a permitir que él crea que es David quien rompe, cuando es ella la que lo tiene claro.

M.G.-  Unai es el sobrino de David. Fuiste docente durante mucho tiempo. Sigues estando vinculado con los adolescentes porque das charlas en institutos. Imagino que todo este bagaje te habrá ayudado a construir a Unai.

N.L.- Sí, además tengo la suerte de que me escriben mucho y me cuentan muchas historias. Acabo de ganar el Premio Gran Angular de Literatura Juvenil, con La versión de Eric. Es una novela con personajes muy jóvenes, que está escrita a partir de correos reales que me han escrito adolescentes, quienes me conocieron por mis libros anteriores.

Unai es un personaje que me ha permitido dar visibilidad al LGTBI. Esta generación es mucho más libre. Aunque todavía les queda mucho por hacer, han dando pasos de gigantes con respecto a mi adolescencia. Es algo maravilloso. Y también me ha permitido hablar de temas horribles como el maltrato infantil y el bullying. Aunque, en este caso, desde la perspectiva contraria, desde la visión del que agrede a sus compañeros. Son temas complejos en un personaje como él, al que le cuesta expresarse, pero, a la vez es, muy generoso porque ayuda a crecer a su tío. Es un guiño a todos los adolescentes con los que he trabajado. Es una edad que me interesa porque quiero desmontar prejuicios sobre la adolescencia.

M.G.- Pero Nando, a veces los adultos nos quejamos de que no somos capaces de conectar con los jóvenes. Lo mismo a nuestros padres les pasaba lo mismo con nosotros. ¿Qué hacemos mal los adultos?

N.L.- En primer lugar, hemos idealizado nuestra adolescencia. Nosotros no nos comunicábamos más que ellos ahora. Creo que el problema está en que no creamos canales de escucha adecuados. El adolescente habla cuando quiere hablar, que es lo que le pasa a Unai. Ante nuestras preguntas viven una especie de interrogatorio, aunque no lo pretendamos así. También es importante buscar otros canales de comunicación. La pregunta no es qué tal tu vida o qué te está pasando, sino contarles cosas de la nuestra. Queremos sinceridad unidireccional pero si algo he aprendido trabajando con jóvenes es que ellos valoran mucho la justicia. No prestamos atención a los libros que leen ni a las series que ven. Hay que buscar un lugar más sutil que todas nuestras preguntas. Con esa actitud solo vamos a conseguir que se cierren en banda. En la novela, Unai se abre cuando percibe que su tío también se abre.

M.G.- ¿Y es Unai el personaje que más te ha llegado al corazón?

N.L.- Me han gustado todos. Evidentemente Unai tiene una historia detrás que es imposible que no te llegue, pero confieso que tengo debilidad por Laura y Miguel. Ella, porque es una mujer muy fuerte que oculta una historia muy complicada, y tiene una enorme relevancia en el libro. Y él, porque es el amigo por excelencia. Es la persona que representa la lealtad, sentimiento muy importante y cualidad muy rara. Miguel es el personaje que más páginas me ha robado. Tenía un papel mucho más pequeño pero, conforme lo iba descubriendo me fue ganando.

M.G.- No podemos dejar atrás a los padres de David, esos catedráticos de latín y griego. Me han resultado muy divertidas esas comidas familiares en las que los padres los explican todo echando manos de mitos y leyendas. En este libro, no solo aprendemos de cine sino también de mitología.

N.L.- (Risas) Los padres me dan pie a escenas muy cómicas, pero también ayudan a mostrar lo que pueden pesar las expectativas familiares. Tengas la edad que tengas, sientes que tus padres te van a seguir tratando como a un niño.

Con respecto a la mitología, creo que todas las familias cuentan con su propio lenguaje especial, sus propios códigos, sus propias repeticiones. En la familia de David todo gira alrededor de la mitología. Los padres le acusan de que siempre está con el cine pero en realidad, no se dan cuentan de que ellos están también con la mitología. 

M.G.- Pero tienes un dominio de la mitología bestial. Algunos mitos son muy conocidos pero otros, no tanto.

N.L.- Me doctoré en Filología Hispánica. Me gusta mucho la literatura clásica y la mitología. No quería contar mitos obvios, sino mitos menos conocidos. Pero  también quería explicarlos con humor, a través de las notas de pie de página. Era una manera de compartir algo que a mí me gusta mucho. Me estoy dando cuenta que, en realidad, tengo un poco de todos los personajes. Hasta de los personajes de David (Risas)

M.G.- Pues sí (risas). Y como has comentado, la estructura es algo peculiar. ¿La tenías pensada de antemano?

N.L.-  Lo que tenía pensado era ese juego entre la realidad y la ficción. Que el lector no supiera muy bien si estaba leyendo algo que era verdad o no. Para eso, la siguiente conclusión fue que tenía que mezclar materiales. Y ahí, me fui a Cervantes, mi gran referente. En El Quijote hay de todo. Mezclar fue la clave para generar ese proceso de escritura del que te hablaba antes. Tuve claro, desde el primer momento, que iba a inventarme un libro en el que íbamos a ir viendo las costuras, como te he dicho, cómo se iban a ir cosiendo los capítulos, para que el lector sintiera la veracidad de esta historia. Por otro lado, también tenía muy claro que quería jugar con la ironía. No quería un libro que pareciera trascendente sino que tratara de temas trascendentes y que, al mismo tiempo, fuera ligero. Esta novela es un libro fácil de leer, pero también deja poso e invita a la reflexión. 

M.G.- Como reclamo, la editorial vincula el libro con la serie Friends. ¿Cómo ves esa conexión?

N.L.- Bueno es una serie protagonizada por un grupo de amigos, como le ocurre a la novela. Y también hablaba sobre temas muy importantes como la amistad, la familia, el crecer,... y todo desde el humor. Lo mismo que en este libro, aunque sean dos historias diferentes. 

Friends es la serie de referencia del protagonista, y una serie que a mí me gusta mucho. Así que, esa conexión no me parece mal. 

M.G.- Oye Nando, a pesar de los tiempos que estamos viviendo, tuviste suerte porque te dio lugar a presentar la novela en la Fnac de Madrid, si no me equivoco.

N.L.- Sí, sí... Esta novela ha tenido una vida peculiar. Tuvo la suerte de salir antes del estado de alarma, pero tuvo la mala suerte de quedarse encerrada dos meses en librerías. Eso fue lo más doloroso para mí. Sin embargo, la primera semana llegó a muchos lectores y se vendió muy bien. Mucha gente se ha encontrado con este libro en la cuarentena y se lo ha leído en ese tiempo. He recibido un montón de mensajes muy emotivos de gente que se sentía menos sola al poder leer este libro. Hicimos algo de promoción antes y la hemos retomado ahora, así que, se puede decir que ha nacido dos veces. 

M.G.- Para terminar, ¿en qué momento deja el Nando adulto salir al Nando adolescente?

N.L.- Continuamente porque convivo con él. Mi adolescente está muy vivo. Lo único que no quiero es que eso evite que siga creciendo el Nando adulto. No hay que despedirse del adolescente, no hay que dejarlo de lado, pero sí hay que darle espacio al yo adulto. 

M.G.- Nando, espero que todo vaya muy bien. Cuídate mucho, y muchas gracias por atenderme.

N.L.- A ti. Muchas gracias a ti. 

Sinopsis: David ha llegado a un momento de su vida en el que solo tiene dudas: no sabe si le llena lo que hace, no acaba de entender a su novia y tampoco se siente demasiado cómodo con sus amigos. En realidad, sus problemas son los típicos de cualquier adolescente. Con el pequeño matiz de que él, en vez de quince, tiene cuarenta y dos.

Después de trabajar varios años en la industria del cine con escasa repercusión y menos éxito, ha empezado a darse cuenta de que se le acaban el tiempo para dirigir la gran película con la que siempre ha soñado y las excusas para instalarse definitivamente en la madurez.

Un exilio forzoso de Nunca Jamás que se verá acelerado cuando su hermana Bea, a quien le acaban de ofrecer un trabajo en Japón, le pida que se ocupe durante seis semanas de un completo desconocido: Unai, su sobrino adolescente, un chico tan hermético como problemático con el que David apenas ha tenido contacto y que, dueño de unos cuantos secretos, tampoco tiene ganas de que lo controle ese tío del que Unai sabe muy poco y nada bueno.




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