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EDURNE CADELO: 'Me costaría mucho escribir un final que no fuera feliz'

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Ayer hablaba de las novelas feelgood, de lo bien que sientan en esta época del año, tan divertidas y simpáticas. Generalmente, narran historias llenas de humor, convirtiendo nuestro momento de lectura, en un estupendo rato de entretenimiento. Pues bien, no podemos olvidarnos del chicklit, un género bajo el que se incluyen novelas con una dosis alta de romance, protagonizadas principalmente por chicas jóvenes, contemporáneas, muy de su tiempo, y que, por regla general, cuentan con un final feliz. Si hace unos años, era un género eminentemente femenino, hoy en día cada vez son más los lectores masculinos que se acercan a este tipo de lectura, buscando un momento de evasión.

Cuando pensamos en chicklit, se nos viene a la mente nombres de escritoras ya consagradas. Pero a esa lista, cada vez se van uniendo más nombres. Es el caso de Edurne Cadelo, una joven santanderina que ya lleva cinco novelas publicadas. Comenzó como lo hacen otros tantos escritores, dando a conocer sus historias a través de la auto-publicación. La frescura de sus historias llamó la atención de Espasa, con la que recientemente ha publicado Nora y su vértigo constante

Hablamos con la autora para daros a conocer a este nuevo rostro del chicklit.


[Fuente: Dossier Prensa]
Marisa G.- Edurne, llevas cuatro novelas auto-publicadas. Me gustaría saber cómo llegaste a las manos de Espasa.

Edurne C.- Como bien dices, he auto-publicado cuatro novelas previas. En febrero de 2018, publiqué la bilogía de Lía: Lía, aquí y ahora y Lía, ahora y siempre. Fue un regalo que me hice por mi cuarenta cumpleaños. La historia gustó tanto y llegó a tantas lectoras, que me animé a seguir escribiendo. Así que, en noviembre de 2018 publiqué Oli busca el mar y en junio de 2019, El camino de Gala. Fue entonces cuando recibí la llamada de Espasa. Me hizo mucha ilusión que una editorial se fijara en mí. Quedé con la editora en Madrid y charlamos sobre la siguiente historia que ya tenía en mente, esta de Nora. Decidí trabajar con ellos. Para mí, ha sido un paso muy importante. Es muy distinto hacerlo todo una misma que tener la maquinaria de una editorial trabajando para ti.

M.G.- Publicas tu primera novela con una editorial y te pilla el coronavirus. ¿Cómo te ha afectado?

E.C.- Me cogió muy a contra pie. El libro tenía que salir el 17 de marzo pero el sábado anterior se paralizaron todas las publicaciones. Y ahí se quedó Nora, a las puertas de salir a la calle. Han sido unos meses durillos, especialmente las primeras semanas, pero por fin ya está en mano de los lectores.

M.G.- ¿Y esta novela sigue la misma línea de las anteriores?

E.C.- Sí, sí, es chicklit. Tiene un poco de todo, como humor y drama, aunque el hilo principal es una historia de amor. La protagonista es Nora, pero también hay personajes secundarios con mucha fuerza. Creo que es una novela muy completa.

M.G.- Para los que no sepan de qué va tu novela, ¿qué nos dirías del argumento?

E.C.- Pues que Nora es una mujer viuda de 41 años. Perdió a su marido hace dos años, en un accidente. Tiene una hija, Lara, de 14 años. Nora ha estado viviendo en la burbuja que crearon para ella, siempre a la sombra de su marido y de su familia, pero cuando su marido fallece, ella cae en un profundo letargo, sobreviviendo más que viviendo. Pero poco a poco, y animada por su mejor amiga Úrsula, entiende que tiene que mirar hacia delante y que debe intentar buscar su propio camino otra vez. Al mismo tiempo, su hija decide irse a  estudiar a Londres, y Nora se muda con ella. Allí tratará de encontrar la felicidad. 

M.G.- La palabra "vértigo" en el título ya nos da una pista sobre el tipo de persona que es Nora.

E.C.- Es un personaje con el que, probablemente, muchas lectoras se pueden sentir identificadas o también puede ocurrir que vean en Nora un reflejo de alguien a quien conozcan. Nora es tímida e introvertida. Es una mujer metódica y organizada, pero está llena de miedos y dudas.

M.G.- ¿Y qué relación mantiene con su hija? Ya sabemos que las relaciones entre padres y adolescentes no son siempre fáciles. 

E.C.- Para su edad, Lara es una niña muy madura. Ella es la primera interesada en que su madre comience a salir más, en que abra su círculo de amistades. Se podría decir que Lara ve las cosas mucho más claras que su madre.

M.G.- Entiendo que ese viaje a Londres es también un viaje que le sirve a Nora para reencontrarse a sí misma, para mirarse de frente.

E.C.- Exacto. Para Nora, el viaje a Londres es una oportunidad para volver a recuperar la libertad que no ha tenido en años. En Londres partirá de cero, comenzará  una nueva vida, y tendrá la ocasión de volver a escribir, volver a trabajar y así, podrá relacionarse con gente nueva. 

M.G.- Generalmente los autores vuelcan parte de sí mismos en sus personajes. No sé si Nora tiene algo de ti.

E.C.- Mis primeras protagonistas sí tenían muchas cosas de mí. En ellas volqué muchos de mis sentimientos y mi forma de pensar. Sin embargo, con Nora he empleado mucho la imaginación, aunque sus miedos y sus dudas son fácilmente reconocibles en cualquier mujer.



M.G.- ¿Y qué me cuentas de los personajes masculinos? 

E.C.- Alan es un hombre de treinta y cinco años. Él se define como un alma libre, que solo quiere divertirse y ser feliz. Ha sido modelo, aunque ya no hace pasarela sino publicidad. Estudió Bellas Artes y ha comenzado a dar clases en una escuela de Arte. El destino hará que se cruce con Nora. Son dos personas completamente distintas. En su forma de pensar y de ver la vida, no tienen nada que ver. Sin embargo, descubrirán que tienen más en común de lo que parece. 


M.G.- Has mencionado a Úrsula, la mejor amiga de Nora, la que la apoya siempre. ¿Úrsula es esa amiga que todas quisiéramos tener?

E.C.- Sí. Hay lectoras que me piden una Úrsula con el libro. Bueno, también las hay que me piden un Alan (risas). Úrsula es un personaje que aporta mucha riqueza a la historia. Es muy decidida, muy entregada y tiene una boca sin filtro. Ella me ha permitido decir todo lo que no he podido decir a través de Nora. Es incombustible, una amiga de verdad, para lo bueno y para lo malo, y muy distinta a Nora. 

M.G.- Este tipo de novelas suelen tener un final feliz. 

E.C.- Siempre soy de finales felices. Me costaría mucho escribir un final que no fuera feliz. Y como lectora de este género, no concibo una novela que no acabe en felicidad. 

M.G.- Te  he escuchado hablar de lo que tú defines como amor del bueno. ¿Qué es exactamente?

E.C.- Esa expresión viene de un diálogo que tuvieron los protagonistas de la bilogía de Lía. El amor del bueno es ese que a ratos es suave, y a ratos salvaje. Me gusta mostrar un amor que no sea siempre rosa, ni edulcorado, sino que tenga pasión, entrega,...

M.G.- Es decir, que la novela tiene escenas tórridas, escenas subiditas de tono, ¿no?

E.C.- Sí. Hay escenas en las que narro de forma explícita, los encuentros sexuales entre Alan y Nora. Los encuentros están contados al detalle. Me gusta escribir así, sin que resulte repetitivo. No es una novela erótica propiamente pero sí hay mucho sexo. Y como lectora, también me gusta leer este tipo de escenas en los libros.  

M.G.- Hay sexo, amor y familia. ¿Qué más temas se tocan en esta novela?

E.C.- Por ejemplo, la conciliación. Nora dejó de trabajar para cuidar de su hija cuando nació. Y por otra parte, también se habla mucho de la amistad, de esa familia que tú sí puedes elegir. Los amigos son muy importantes. 

M.G.- Las etiquetas siempre sobran pero cuando se habla de chicklit es inevitable relacionar el género con el sexo femenino. ¿Tienes lectores masculinos?

E.C.- Sí que tengo pero, sin duda, la mayoría de mis lectores son chicas. Por eso, en las entrevistas hablo siempre de mis lectoras. Pero me encanta que me lean los chicos. Muchas lectoras me han contado que le piden a sus parejas, que lean partes de la historia. O también que hay muchos chicos que le preguntan a sus chicas qué están leyendo, porque las ven con una sonrisita en la boca. 

M.G.- ¿Y algún chico te ha hecho algún comentario, después de leer esta novela?

E.C.- Bueno, la ha leído mi marido durante el confinamiento y le ha gustado. A él también lo he pillado alguna vez con la sonrisita picarona. Pero los chicos se suelen quejar de mis personajes masculinos. Dicen que les pongo el listón muy alto, y que sus parejas se llevan una decepción cuando entran en comparaciones.

M.G.- Bueno, eso pasa también en las películas románticas. Te ponen a unos protagonistas muy estupendos y luego, miras a tu pareja que está sentado a tu lado, y es inevitable comparar. (Risas).

E.C.- Claro. Pero, dentro de lo que cabe, intento que mis personajes sean lo más realistas posible, pero también tengo que darles algún tipo de aliciente. 

M.G.- Y has comentado que acostumbras a leer este género. ¿Cuáles son tus referentes?

E.C.- Para mí, la número uno es Beta Coqueta. Creo que es la reina del chicklit en estos momentos. Pero también me gusta mucho Marian Keyes o Andrea Longarela, que alterna la publicación tradicional con la auto-publicación.

M.G.- Creo que la novela cuenta con una lista de Spotify, ¿verdad? 

E.C.- Sí, sí, una lista en la que hay todo tipo de canciones. La música me sirve para salir de los bloqueos o para arrancar algún capítulo. Creo que todas las canciones encajan muy bien en esos momentos concretos de la narración.

M.G.- Y para finalizar, ¿qué le dirías a tus lectores potenciales?

E.C.- Que le den una oportunidad a Nora, porque es una lectura amena y perfecta para esta época.

M.G.- Estupendo, Edurne. Pues te deseo mucha suerte y que sigas escribiendo con mucho éxito.

E.C.- Gracias a ti. 


Sinopsis: Eleonora, Nora para los amigos, tiene 41 años, una hija de casi 15, Lara, y siente que su vida ya ha dado de sí todo lo que podía dar. Se casó con Fernando, su novio de la universidad, pues un embarazo inesperado hizo que abandonara su trabajo de periodista y se resignara a cuidar de su niña y a vivir a la sombra de su exitoso marido y sus pudientes suegros. Esta trayectoria se quebró bruscamente el día en el que Fernando murió en un accidente.


Dos años después, Lara está a punto de marcharse a hacer un curso en Inglaterra. Espoleada por su mejor amiga, la incombustible Úrsula, Nora decide mudarse a Londres para estar cerca de su hija, reemprender su carrera de periodista freelance y escribir una novela. Instalada en un precioso apartamento en Notting Hill,  su casero es un modelo reconvertido en pintor con el que saltan chispas desde el primer encuentro.

Durante esos meses sola, Nora recuperará su independencia, sus ganas de hacer cosas, hará amigos y, por supuesto, se embarcará en una historia que, a pesar de sus esfuerzos por mantenerla domesticada, pondrá su mundo del revés.



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