Editorial: Vergara
X Premio Vergara
a la Mejor Novela Romántica
Fecha publicación: Junio, 2020
Precio: 16,90 €
Género: Novela romántica
Nº Páginas: 336
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
ISBN: 9788418045059
Disponible en eBook;
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Autor
J. de laRosa estudió Audiovisuales y empezó Periodismo. Ha obtenido los premios de novela Vergara (2019) y Titania (2014) y ha sido finalista de los Premios Literarios Amazon. Es miembro de la Romance Writers of America (RWA). Ha publicado quince novelas en total, entre románticas y thrillers, y dos manuales sobre técnicas de escritura. Con No soy Lizzy Bennet ha obtenido el Premio Vergara a la mejor novela romántica.
J. de laRosa estudió Audiovisuales y empezó Periodismo. Ha obtenido los premios de novela Vergara (2019) y Titania (2014) y ha sido finalista de los Premios Literarios Amazon. Es miembro de la Romance Writers of America (RWA). Ha publicado quince novelas en total, entre románticas y thrillers, y dos manuales sobre técnicas de escritura. Con No soy Lizzy Bennet ha obtenido el Premio Vergara a la mejor novela romántica.
Sinopsis
Llamarse Lizzy apellidándose Bennet fue una casualidad, pero esta anécdota ha marcado su vida desde niña, desde el momento en que decidió guiar su conducta por el código moral de la protagonista de Orgullo y prejuicio, la otra Lizzy Bennet: honor, libertad, coherencia.
Pero algo tuvo que salir muy mal, porque con treinta años recién cumplidos, esos tres principios se han volatilizado: la prensa la considera un monstruo, la policía la persigue, y ella no cree en nada que no sea atravesar el país y llegar a San Cayetano, la capital del sur, donde debe llevar a cabo su última misión antes de acabar entre rejas.
En medio de esta huida, un accidente de tráfico la hace coincidir con John, un tipo que le desagrada al instante, y a quien solo quiere quitarse de encima. Aunque esa tarea no será fácil. John está decidido a recuperar lo que es suyo, y para conseguirlo la perseguirá, si hace falta, hasta el final del mundo.
Así, Lizzy se embarca en una travesía por carretera a lo largo de un país mágico, con la policía pisándoles los talones y unos extraños compañeros de viaje: Eve, enamorada de un hombre al que no conoce; Giacomo, que como cada año desde hace cincuenta y tres va en busca de su amada para pasar juntos una sola noche a la luz de la luna; y Ana, que ha decidido retomar su vida donde la dejó casi cuatro décadas atrás. Y por supuesto John, pues lo que empieza siendo una cuestión de orgullo, derriba todos sus prejuicios hasta hacerla comprender qué es de verdad el amor.
Moteles de carretera, comunas nudistas, grupos de terapia, serrerías perdidas en el bosque y un destino incierto los aunará a todos bajo la magia de una canción, justo cuando sus vidas deben enfrentarse a su destino.
Llamarse Lizzy apellidándose Bennet fue una casualidad, pero esta anécdota ha marcado su vida desde niña, desde el momento en que decidió guiar su conducta por el código moral de la protagonista de Orgullo y prejuicio, la otra Lizzy Bennet: honor, libertad, coherencia.
Pero algo tuvo que salir muy mal, porque con treinta años recién cumplidos, esos tres principios se han volatilizado: la prensa la considera un monstruo, la policía la persigue, y ella no cree en nada que no sea atravesar el país y llegar a San Cayetano, la capital del sur, donde debe llevar a cabo su última misión antes de acabar entre rejas.
En medio de esta huida, un accidente de tráfico la hace coincidir con John, un tipo que le desagrada al instante, y a quien solo quiere quitarse de encima. Aunque esa tarea no será fácil. John está decidido a recuperar lo que es suyo, y para conseguirlo la perseguirá, si hace falta, hasta el final del mundo.
Así, Lizzy se embarca en una travesía por carretera a lo largo de un país mágico, con la policía pisándoles los talones y unos extraños compañeros de viaje: Eve, enamorada de un hombre al que no conoce; Giacomo, que como cada año desde hace cincuenta y tres va en busca de su amada para pasar juntos una sola noche a la luz de la luna; y Ana, que ha decidido retomar su vida donde la dejó casi cuatro décadas atrás. Y por supuesto John, pues lo que empieza siendo una cuestión de orgullo, derriba todos sus prejuicios hasta hacerla comprender qué es de verdad el amor.
Moteles de carretera, comunas nudistas, grupos de terapia, serrerías perdidas en el bosque y un destino incierto los aunará a todos bajo la magia de una canción, justo cuando sus vidas deben enfrentarse a su destino.
[Información tomada directamente del ejemplar]
Ya lo comenté al publicar la entrevista a José de la Rosa (puedes leerla aquí). No acostumbro a leer novelas románticas. Para mí, son cuentos rosas en los que una protagonista, -porque generalmente es mujer-, encuentra al amor de su vida, no sin pocas dificultades. Creo que mi momento para historias así pasó, hace mucho tiempo. Ahora prefiero novelas más apegadas al suelo, con personajes llenos de claroscuros, que buscan algo más que amor. Sin embargo, al ser historias tan bonitas, admito leer alguna de vez en cuando, aunque no es lo habitual. Dicho lo cual, debo reconocer que No soy Lizzy Bennet me ha sorprendido gratamente. Catalogarla como novela romántica es quedarse verdaderamente corto. Hay romance, claro que sí, pero también hay otras muchas cuestiones que configuran esta novela como algo mucho más profundo.
Para empezar, la novela arranca en modo thriller. En los primeros capítulos, el lector asiste a una persecución policíaca. Lizzy huye de la ciudad mientras un sedán negro intenta darle caza. ¿Por qué huye esta joven? Al parecer está acusada de asesinato. En su huida, se topará de cruces con John, el joven conductor de una furgoneta destartalada, contra la que nuestra prota tiene un pequeño accidente. Ni corta ni perezosa, Lizzy se da la fuga y, a la persecución de los agentes, se suma la de John, quien pretende que la joven le pague los desperfectos que el accidente ha propiciado en su vehículo. Se inicia así una roadtrip, a lo largo de la cual Lizzy volverá a encontrarse con John e Eve, su compañera de viaje. También conocerá a Ana, una mujer en busca de su destino y a Giacomo, un octogenario que se dispone a cumplir una promesa. Todos juntos pondrán rumbo a San Cayetano, un pueblecito pequeño, donde cada uno de ellos le espera un encuentro con su destino.
Pero, a la vez que asistimos a este viaje, la novela intercala otro hilo narrativo. En ellos, Lizzy habla de su pasado en primera persona. Dirigiéndose a un hombre al que apoda Darcy, narrará un gran amor, complejo, que lamentablemente acabó de manera trágica. Ese terrible desenlace es el que da pie al viaje de Lizzy a San Cayetano, a donde deberá acudir para arreglar el daño que ocasionó en el pasado. Llegado el momento, ambos hilos se unen para alcanzar un desenlace que me ha gustado bastante, porque es algo atípico para una historia como esta.
No soy Lizzy Bennet es una novela muy coral. Aun así, el protagonismo lo copan Lizzy y John. Ella es una joven "morena y bonita, con unos ojos inocentes y luminosos". Licenciada en filología inglesa, sus padres siempre esperaron que se dedicara al mundo de la abogacía y siguiera la tradición familiar. Sin embargo, Lizzy es un alma libre. Su mayor pecado ha sido enamorarse y ahora paga las consecuencias. Tras un incidente de su pasado, su familia, una de las más destacadas de la ciudad, la repudiará, dándole la espalda.
En cuanto a John, es un joven de aproximadamente treinta años. De aspecto desastroso, luce una melena rubia y una barba desarreglada. Dejó la comodidad de una vida holgada para viajar por el mundo y ayudar a su amiga Eve, lo que nos da una pista del tipo de persona que es. Se podría decir que Lizzy y John son las dos caras de una misma moneda. Lo que una pretende conseguir, el otro ya lo ha conseguido. Cuando una va, el otro viene de vuelta. Al menos, esa es la percepción que tengo de esta pareja protagonista. En cualquier caso, la atracción entre ambos personajes surge desde el primer encuentro. Nada más verlo, Lizzy siente curiosidad por este hombre al que no deja de encontrarse una y otra vez en su camino. Para él,"había algo en aquella chica, una recia fortaleza bajo aquel torrente de aparente fragilidad, un trazo de decencia bajo sus formas de desalmada, que lo tenían completamente desconcertado y, por qué no decirlo, interesado".
En cuanto al resto de personajes, Eve, Ana y Giacomo tendrán su propia parcela protagonista. Cada uno de ellos tiene que arreglar algo de su pasado, y arrastran una historia de amor profunda. Pero no voy a entrar en detalles. Lo que sí os diré que es la historia de estos tres personajes es tan bonita que perfectamente podrían protagonizar su propio spin off.
Con un estilo fresco, desenfadado y diálogos ingeniosos, que en ocasiones se mezclan con una modulación algo más nostálgica e intimista, No soy Lizzy Bennet alterna dos voces narrativas, pues como os he contado antes, hay dos hilos argumentales. El tono de cada una de las partes varía muchísimo. El viaje en carretera, que se narra en tercera persona, tiene un aire alocado y disparatado. Sin embargo, cuando Lizzy habla de su pasado en primera, todo se vuelve mucho más taciturno y melancólico.
No soy Lizzy Bennet es una novela amable y bonita, nada convencional para el género en el que se encuadra. Me ha resultado una historia bien urdida, con momentos románticos y otros llenos de humor. Cuenta también con una mezcla de misterio y suspense, que le aporta mucho atractivo, y un desenlace bien pensado, con el que, además, el lector entenderá la auténtica naturaleza de Lizzy.
Cierro la reseña con una frase que perfectamente podría resumir lo que Lizzy pretende en esta historia:
Para empezar, la novela arranca en modo thriller. En los primeros capítulos, el lector asiste a una persecución policíaca. Lizzy huye de la ciudad mientras un sedán negro intenta darle caza. ¿Por qué huye esta joven? Al parecer está acusada de asesinato. En su huida, se topará de cruces con John, el joven conductor de una furgoneta destartalada, contra la que nuestra prota tiene un pequeño accidente. Ni corta ni perezosa, Lizzy se da la fuga y, a la persecución de los agentes, se suma la de John, quien pretende que la joven le pague los desperfectos que el accidente ha propiciado en su vehículo. Se inicia así una roadtrip, a lo largo de la cual Lizzy volverá a encontrarse con John e Eve, su compañera de viaje. También conocerá a Ana, una mujer en busca de su destino y a Giacomo, un octogenario que se dispone a cumplir una promesa. Todos juntos pondrán rumbo a San Cayetano, un pueblecito pequeño, donde cada uno de ellos le espera un encuentro con su destino.
Pero, a la vez que asistimos a este viaje, la novela intercala otro hilo narrativo. En ellos, Lizzy habla de su pasado en primera persona. Dirigiéndose a un hombre al que apoda Darcy, narrará un gran amor, complejo, que lamentablemente acabó de manera trágica. Ese terrible desenlace es el que da pie al viaje de Lizzy a San Cayetano, a donde deberá acudir para arreglar el daño que ocasionó en el pasado. Llegado el momento, ambos hilos se unen para alcanzar un desenlace que me ha gustado bastante, porque es algo atípico para una historia como esta.
No soy Lizzy Bennet es una novela muy coral. Aun así, el protagonismo lo copan Lizzy y John. Ella es una joven "morena y bonita, con unos ojos inocentes y luminosos". Licenciada en filología inglesa, sus padres siempre esperaron que se dedicara al mundo de la abogacía y siguiera la tradición familiar. Sin embargo, Lizzy es un alma libre. Su mayor pecado ha sido enamorarse y ahora paga las consecuencias. Tras un incidente de su pasado, su familia, una de las más destacadas de la ciudad, la repudiará, dándole la espalda.
En cuanto a John, es un joven de aproximadamente treinta años. De aspecto desastroso, luce una melena rubia y una barba desarreglada. Dejó la comodidad de una vida holgada para viajar por el mundo y ayudar a su amiga Eve, lo que nos da una pista del tipo de persona que es. Se podría decir que Lizzy y John son las dos caras de una misma moneda. Lo que una pretende conseguir, el otro ya lo ha conseguido. Cuando una va, el otro viene de vuelta. Al menos, esa es la percepción que tengo de esta pareja protagonista. En cualquier caso, la atracción entre ambos personajes surge desde el primer encuentro. Nada más verlo, Lizzy siente curiosidad por este hombre al que no deja de encontrarse una y otra vez en su camino. Para él,"había algo en aquella chica, una recia fortaleza bajo aquel torrente de aparente fragilidad, un trazo de decencia bajo sus formas de desalmada, que lo tenían completamente desconcertado y, por qué no decirlo, interesado".
En cuanto al resto de personajes, Eve, Ana y Giacomo tendrán su propia parcela protagonista. Cada uno de ellos tiene que arreglar algo de su pasado, y arrastran una historia de amor profunda. Pero no voy a entrar en detalles. Lo que sí os diré que es la historia de estos tres personajes es tan bonita que perfectamente podrían protagonizar su propio spin off.
Con un estilo fresco, desenfadado y diálogos ingeniosos, que en ocasiones se mezclan con una modulación algo más nostálgica e intimista, No soy Lizzy Bennet alterna dos voces narrativas, pues como os he contado antes, hay dos hilos argumentales. El tono de cada una de las partes varía muchísimo. El viaje en carretera, que se narra en tercera persona, tiene un aire alocado y disparatado. Sin embargo, cuando Lizzy habla de su pasado en primera, todo se vuelve mucho más taciturno y melancólico.
No soy Lizzy Bennet es una novela amable y bonita, nada convencional para el género en el que se encuadra. Me ha resultado una historia bien urdida, con momentos románticos y otros llenos de humor. Cuenta también con una mezcla de misterio y suspense, que le aporta mucho atractivo, y un desenlace bien pensado, con el que, además, el lector entenderá la auténtica naturaleza de Lizzy.
Cierro la reseña con una frase que perfectamente podría resumir lo que Lizzy pretende en esta historia:
"...cerrar el pasado para enfrentarse al futuro"
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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