Autor
J.R.R. Tolkien nació el 3 de enero de 1892 en Bloemfontein. Después de participar en la Primera Guerra Mundial se embarcó en una distinguida carrera académica, hasta el punto de ser reconocido como uno de los mejores filólogos del mundo. Se le conoce sobre todo por ser el creador de la Tierra Media y el autor de clásicas obras de ficción tan extraordinarias como El Hobbit, El Señor de los Anillos y El Silmarilion. Sus obras han sido traducidas a más de cincuenta lenguas y han vendido millones de ejemplares en todo el mundo. J.R.R. Tolkien fue distinguido con el grado de Comendador de la Orden del Imperio Británico y recibió un Doctorado de Letras honorario de la Universidad de Oxford en 1972. Falleció el 2 de septiembre de 1973, a la edad de 81 años.
Sinopsis
Todos los años en el mes de diciembre, los hijos de J.R.R. Tolkien recibían cartas de Papá Noel. El presente libro recoge todos los extraordinarios dibujos y cartas, desde la primera nota para su hijo mayor en 1920 hasta la última y conmovedora correspondencia con su hija en 1943, en una única y maravillosa edición. .
Fue hace justo un año, cuando empecé a ver este libro por la blogosfera. El Grupo Planeta, a través de su sello Minotauro, publicaba esta joya que me entró por los ojos inmediatamente. Se trata de un volumen que recoge las cartas que J.R.R. Tolkien escribió a sus hijos (John, Michael, Christopher y Priscilla) durante veinte años, haciéndose pasar por Papá Noel. Las cartas cuentan con ilustraciones realizadas por el propio Tolkien, llenas de detalles minuciosos, que recrean algunos sucesos y circunstancias que el autor, en su papel de Papá Noel, narra a los niños.
El volumen cuenta con una breve introducción, en la que se nos explican algunos datos interesantes:
«Para los hijos de J.R.R. Tolkien, el interés y la importancia de Papá Noel iba más allá de su capacidad de llenarles los calcetines que colgaban en Nochebuena, porque todos los años les escribía una carta en la que describía con palabras y dibujos su casa, sus amigos y los acontecimientos, desternillantes o preocupantes, que tenían lugar en el Polo Norte». [pág. 5]
Las cartas abordan una horquilla temporal que va desde 1920 a 1943. En ellas, prevalece la ficción o, mejor dicho, la fantasía, sin embargo también hay algunas pinceladas de realidad. Está claro que Tolkien tenía una grandísima imaginación, que despliega a lo largo de estas cartas, inventando un lugar extraordinario ubicado en el Polo Norte, lugar de residencia de Papá Noel, donde el viejo barbudo trabajaba a destajo, preparando todos los regalos que los niños le pedían. Para llevar a cabo su tarea, contaba con la ayuda de un Oso Polar, un personaje muy divertido, siempre metido en líos, y que no dejaba de hacer una trastada tras otra.
Muchas de las cartas están escritas con letra temblorosa, y es que en el Polo Norte hace mucho frío, o Papá Noel está muy viejo y cansado. Eso dice el remitente de estas misivas. A través de ellas sabremos que tiene tanto trabajo, que no siempre puede encontrar tiempo para escribir a los niños. Por eso, hay cartas más largas y otras más breves. Aunque todas cuentan con alguna ilustración. También hay que señalar que hay años en los que Papá Noel escribe más de una carta a los niños.
Lo que se narra en ellas tiene mucho que ver con la preparación de los regalos, o con las trastadas del Oso Polar, que no deja de enredar y meter la pata. Es la parte más divertida. Incluso el Oso Polar deja su aportación en las cartas, con anotaciones al margen, escritas con otro color. También, en alguna otra ocasión, se narra el ataque de los trasgos, unos seres malvados que aparecen de vez en cuando. Porque, en el Polo Norte, no solo habita Papa Noel y el Oso Polar. También hay otros habitantes como los elfos, los gnomos y los sobrinos del Oso Polar (Paksu y Valkotukka). De hecho, uno de los elfos, Ilbereth, terminará siendo el secretario de Papá Noel y veremos algunos fragmentos escritos de su puño y letra. Pero, de todo lo que se cuenta en estos textos, me ha llamado mucho la atención esos pasajes en los que Papá Noel se queja de que no tiene dinero para todos los regalos que los niños piden. Como dice, el mundo está cada vez más poblado y hay mucho más niños a los que llevar regalos.
Con referencias a personajes reales como Beatrix Potter, y a acontecimientos tales como la guerra, me parece digno de alabar toda la logística que Tolkien desplegó para hacer llegar estas cartas a sus hijos porque, algunas de ellas llegaban llenas de polvo de nieve y casi todas traían un sello del Polo Norte. Por otra parte, considero que el libro vale más por su valor sentimental y emocional que por lo que se narra en las cartas. Es muy meritorio que un padre hiciera esto por sus hijos durante tantos años, que se tomara tantas molestias para mantener la ilusión de unos niños. Creo que ahí radica el auténtico valor de este libro, un volumen que aconsejo ir leyendo con mucha calma. Resulta delicioso fijarse en las ilustraciones y en las fotografías de las propias cartas, donde podemos ver la letra de Tolkien. De otro modo, si lo acometes del tirón, terminarás empachado.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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