Reconozco que no conocía a Henar Álvarez. Colaboradora en radio y televisión, no ha sido hasta ahora, con la publicación desu primer libro, La mala leche, cuando he podido descubrir a esta cómica.La mala leche es una novela gráfica actual, protagonizada por una mujer del siglo XXI, con sus miedos y sus dudas, con sus deseos y anhelos. Apunta la nota de prensa que estamos ante un libro que aborda «los dramas de la vida moderna donde se entremezclan feminismo, maternidad y sexo en clave de humor irreverente».Ilustrado por Ana Müshell, poco antes de finalizar el año 2020, hablamos con la autora sobre este libro.
[Fuente: Web Editorial Planeta] |
Henar A.- Sí, sí. Así es.
M.G.- ¿Y en qué momento te planteas este proyecto editorial?
H.A.- En realidad, siempre he escrito. Soy guionista, cómica, y durante mucho tiempo he publicado artículos relacionados con el periodismo cinematográfico. Desde hace mucho tiempo tenía muchas ganas de hacer algo que tuviera que ver con la ficción o con la creación, pero fue Planeta quien se puso en contacto conmigo. Les presenté este proyecto, y les insistí en que quería que fuera un cómic porque la historia que quería contar se adaptaba muy bien a este formato.
M.G.- Y leo en la nota de prensa que, incluso antes de salir a la venta, ya se habían vendido los derechos audiovisuales. No es algo muy habitual. Aunque también es verdad que, en ocasiones, se venden los derechos y luego no termina de cuajar el proyecto. No sé en qué situación está este caso.
H.A.- Es cierto. No siempre sale, pero me dedico al audiovisual. Soy guionista de cine, tele y radio, y por eso me conoce mucha gente del mundillo. Cuando salió el libro hubo varias productoras que mostraron interés en conocer la historia. Y se compraron los derechos. De momento, estamos en este punto.
M.G.- Henar, ¿cómo definirías el tipo de humor que haces?
H.A.- Como humor costumbrista. En ocasiones, es humor político. En general, hago humor de cualquier cosa. Trabajo en el radio, en el programa Buenísmo bien, y solemos hablar de cualquier cosa. Desde esas tradiciones que consisten en tirar una cabra desde un campanario hasta todo lo relativo al coronavirus, pasando por el fetichismo de pies. Hago humor de cualquier cosa. De hecho, este libro no deja de ser una comedia, también.
M.G.- Pero me refiero a que eres una humorista sin filtro, que hablas de las cosas sin tapujos, sin pelos en la lengua. Impacta por la naturalidad y la espontaneidad.
H.A.- Me llama la atención que mucha gente me comente esto. No me tomo por una persona especialmente irreverente. Me parece que todo tiene que ver con el hecho de que sea una chica. Veo a hombres cómicos que hacen lo mismo que yo y no pasa nada.
M.G.- Seguimos teniendo prejuicios. Tienes razón. Bueno, La mala leche habla de sexo y deseo, pero también abordas otros temas como la maternidad y el feminismo.
H.A.- La maternidad es más un contexto que otra cosa. En cuanto al feminismo, para cualquier persona que viva en el siglo XXI, el feminismo tiene que ser algo trasversal. La mala leche es un libro donde se habla del deseo y de cómo la protagonista ha ido cambiando su mirada, después de que haya tenido lugar una serie de circunstancias.
El libro arranca con una fantasía, que su marido le mame la leche materna, pero él no quiere. A él le da cosa. Entonces, ella decide echarse un amante para hacer realidad esa fantasía.
M.G.- Esa protagonista se llama Nani, tu alter ego. Es una mujer con muchos miedos y paranoias. En ese sentido, debo decir que el personaje me ha gustado porque me ha parecido muy real. Se come mucho el tarro.
H.A.- Nani es un personaje muy humano. Además estoy muy contenta con los dibujos de Ana Müshell. Han sido imprescindibles para que el personaje destilara esa calidez de la que hablas. Los dibujos de Ana son muy elegantes. Como en el libro se habla mucho de deseo, me daba miedo que, con otro tipo de ilustración, la historia pareciera más una parodia. Como dices, Nani es una mujer que se come mucho el tarro y se piensa mucho las cosas.
M.G.- ¿Y cómo ha sido la colaboración con Ana? ¿Habéis trabajado en común?
H.A.- Hicimos un trabajo previo. Para la creación de los personajes le mandé fotografías de actores o actrices, hablamos de cómo me gustaría que vistieran, detalles de ese tipo. Una vez que teníamos eso perfilado, le iba enviando el guion capítulo a capítulo, ella lo ilustraba y me lo reenviaba. Funcionamos así porque, además de que cada una vive en una comunidad autónoma distinta, también nos pilló el confinamiento. Nos apañamos con muchas llamadas y videollamadas. Tirando de tecnología.
M.G.- ¿Y la elección de la paleta cromática se debe a algún motivo?
H.A.- No hay ninguna razón concreta. Sabíamos que tenía que ser bicolor por una cuestión de costes. Hicimos pruebas con varios colores, en mostaza, en azul, en morado, un fucsia,... Al final, nos decantamos por el rosa clarito pero por una cuestión estética, y no porque la historia estuviera protagonizada y escrita por una chica.
M.G.- Henar, sé que eres de la misma edad que Nani, que también eres madre primeriza como ella,... ¿Hay mucho de Henar en Nani? ¿Has tirado de experiencia personal?
H.A.- Sí, como cualquier autor. Es muy difícil inventar al cien por cien. A mí me gusta hacer humor de las cosas que me pasan, de la manera en la que yo veo la vida, o sobre cómo me relaciono con mi entorno,... Sin embargo, lo que aparece en el libro no tiene por qué haberme sucedido a mí personalmente, o de la manera en la que lo cuento, ni tampoco en ese momento en concreto. Pero sí son hechos que han podido sucederme a lo largo de mis treinta y cinco años de vida.
M.G.- Nani, para cumplir su fantasía sexual, recurre a Gonzalo, un chico de su trabajo, un joven de veintidós años. Me llama la atención que ella prefiere a un tío que esté bueno, aunque no sea muy espabilado o muy maduro, a uno erudito, muy intelectual. Es decir, en este momento, Nani prefiere el físico al intelecto.
H.A.- Sí, pero ella llega a esa conclusión después de analizar cómo era su vida. No ha pensado así siempre. Al revés, ella ha preferido siempre a tíos cultos, que dan prestigio, con los que se puede tener una conversación. Pero Nani, después de estar complaciendo a toda esa gente, durante toda su adolescencia o incluso en la edad adulta, llega un momento en que, cuando le pide a su novio que cumpla su fantasía sexual, y él no quiere, empieza a plantearse qué ha hecho hasta ahora. Ella se para a pensar y comienza a preguntarse por qué ha estado depilándose para no desafiar las erecciones de señores con pelos en las orejas. Es cuando se cuestionar si realmente no hubiera sido más feliz con un chico musculado porque, para una vez que le pide a su pareja que haga algo por ella, que cumpla su fantasía, él se opone. Además se trata de una fantasía con fecha de caducidad porque la lactancia no dura para siempre.
M.G.- Pero es muy curioso que, en esa relación con Gonzalo, Nani se cuestiona a sí misma. Llega a decir: «Me comporto como todos esos señores a los que detesto y que tiraban de labia para llevarme a la cama». Es decir, ella está haciendo con Gonzalo lo que otros hombres trataron de hacer con ella.
H.A.- Es una cuestión de relaciones de poder. Cuando tienes una pareja a la que le sacas diez o quince años es evidente que tú mandas. Simplemente porque tienes más experiencia, más herramientas y porque has vivido más. Se cuestiona mucho a todas esas personas que solo quieren tener relaciones con personas a las que le sacan veinte años. Si eso se convierte en un patrón, es por algo.
M.G.- Henar, hay una creencia generalizada con respecto a la mujer como madre. Se suele decir que, cuando una mujer es madre, la visión de la pareja cambia. Es decir, tu mujer ya no es mujer, es madre. Es algo que influye en las relaciones de pareja. ¿Qué hay de cierto en esa creencia?
H.A.- En mi caso, no me ha pasado, pero seguramente sí sucede. Esto tiene mucho que ver con la sociedad machista en la que vivimos, en la que, además, se atribuye la crianza y los cuidados a la mujer de la familia. Afortunadamente, creo que esto está empezando a cambiar.
M.G.- Para terminar. Imagino que has disfrutado mucho del proceso de creación de este libro. No sé si tienes intención de repetir.
H.A.- Me gustaría. Me lo he pasado muy bien, me he reído mucho haciéndolo. Me daba muchísima alegría ver las ilustraciones de Ana y lo bien que quedaban los chistes en imagen.
M.G.- Pues espero que así sea. Henar, muchas gracias por atenderme y espero que tengas un gran día.
H.A.- Gracias a ti.
Sinopsis: La expresión «mala leche» generalmente indica que alguien está de mal humor. Su origen se basa en la antigua creencia de que la leche con que se amamantaba influía en el carácter. Nani (alter ego de la cómica Henar Álvarez) es una joven y atribulada madre primeriza que sufre pequeñas explosiones de ira. ¿Los motivos? Un deseo sexual no resuelto, el miedo a la muerte, los machismos encubiertos o el sentimiento de culpa por no ser ni la madre ni la esposa perfecta.
Entre sueños húmedos, camisas de lactancia y chats clandestinos de Telegram discurre esta novela gráfica provocadora y costumbrista, salpicada de humor negro y libre de tabúes.