Autor
Fernando Otero Saborido (1978) es Doctor y Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Tras ejercer la docencia en la escuela pública durante quince años, en la actualidad es profesor en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. En 2006 se alzó con el XII Certamen Universidad Sevilla con la novela La Sonanta (2007). Con Donde la muerte te encuentre (Algaida Editores), obtuvo el XVII Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla en 2012.
Sinopsis
En junio de 1922, Manuel de Falla y Federico García Lorca organizan, junto a otros artistas e intelectuales, el evento flamenco del siglo XX: El Concurso de Cante Jondo de Granada. Semanas antes, el general Juan Picasso González -tío del genial pintor malagueño- había entregado al Consejo de Guerra las dos mil páginas de su expediente sobre la masacre sufrida por las tropas españolas en Annual, donde revelaba las corruptelas que originaron la debacle africana. El Gobierno tratará de ocultar ese informe, capaz de provocar un terremoto político que amenaza a la propia monarquía.
Periodistas de diferentes países acuden a Granada para seguir un festival que mostrará por primera vez a todo el mundo un arte apenas conocido: el flamenco. Pero también se sospecha que alguno de ellos posee una copia no autorizada del expediente. Mientras cantaores como Diego el Tenazas pugnan por destilar las esencias del cante jondo, otra competición más peligrosa tiene lugar tras los telones pintados por Zuloaga que decoran el escenario.
[Información tomada directamente del ejemplar]
Han pasado ocho años desde que Fernando Otero publicó su anterior novela, Donde la muerte te encuentre (Algaida Editores), cuya reseña puedes leer aquí. No han ocho años de sequía literaria. El autor, enredado en su familia y su trabajo, acostumbra a caminar despacio entre letras, sin prisa, disfrutando del paseo. El resultado de esa década en silencio vio la luz el otoño pasado. La suite jonda debería haber llegado a manos de los lectores en la primavera de 2020, pero no hace falta que os dé muchas explicaciones para que entendáis el motivo del retraso.
Antes que nada, y teniendo en cuenta el título de la novela, la ilustración de la cubierta y la presencia de la palabra «flamenco» en su sinopsis, me gustaría aclarar que La suite jonda es una ficción histórica. Teniendo como base la celebración de un concurso real de cante jondo, Fernando Otero escarba en uno de los acontecimientos históricos más sangrantes y que ha pasado más desapercibido de este país. Porque en novela se habla mucho de la guerra civil, de la Segunda Guerra Mundial, ¿pero qué sabes del desastre de Annual? A los que os gusta aprender Historia en novela, ¿habéis leído mucho sobre este episodio? Quizá en breve, al cumplirse el centenario de aquel acontecimiento, comiencen a salir ensayos, novelas, o a organizarse exposiciones fotográficas.
Annual es una localidad marroquí, situada a 60 kilómetros al oeste de Melilla. Durante la guerra del Rif, ese punto geográfico fue testigo de la muerte de más de diez mil soldados españoles, en julio de 1922. Fue una auténtica masacre, originada por diversas circunstancias que convenía ocultar. ¿Qué pasó realmente? ¿Qué provocó que tantos militares españoles perdieran la vida, dando lugar a una crisis política de importante envergadura? De esta masacre, y especialmente de la investigación que se llevó a cabo, es de lo que trata La suite jonda, un hito histórico que conecta con el I Concurso de Cante Jondo que se celebró en Granada en ese mismo año.¿De qué manera una cosa conecta con la otra? Te lo cuento a grandes rasgos.
La suite jonda se inicia con la investigación que el general de división Juan Picasso González, tío del pintor malagueño, lleva a cabo para depurar responsabilidades sobre lo ocurrido en Annual. Lo que se llamó el Expediente Picasso se configuró con setenta y nueve testimonios a los que el general fue tomando declaración en sesiones de doce horas.
El general Picasso redactó a lo largo de dos mil cuatro ciento treinta y tres folios las causas que dieron lugar a aquel desastre. Se hablaba de armas defectuosas y mal calibradas, tropas hambrientas y desgastadas, y mucha corrupción entre los altos mandos militares, que hacían su agosto a costa de poner en peligro a los suyos. Todos los indicios señalaban en dirección a diversos nombres, pero aquello no podía salir a la luz. El expediente Picasso era una patata caliente que achicharraba las manos del que lo cogiera. Había que deshacerse de aquellas páginas que dejaban en muy mala situación, no solo al gobierno, sino a la propia monarquía, en la figura de Alfonso XIII. Juan Picasso González fue señalado como un traidor
[Fuente: Google Images] |
De manera paralela, el lector conocerá a Diego Bermúdez Calas, conocido como el Tenazas, un obrero del campo nacido en Morón de la Frontera (Sevilla), aficionado al cante jondo, con tan buena garganta que fue rescatado de las labores de la tierra por un señorito, para llevarlo de café en café, entonando cañas. Sin embargo, su arte pasó realmente desapercibido hasta que, a la edad de 72 años, participó en el Certamen de Cante Jondo celebrado en Granada, en junio de 1922, orquestado por músicos de la talla de Manuel de Falla o Joaquín Turina. Un total de 8.500 pesetas en premios. El jurado presidido por Antonio Chacón, Manuel Torres o la Niña de los Peines. Veremos al Tenazas emprender trayecto a pie desde Puente Genil a Granada, con la intención de participar en aquel festival. Su paso por los cafés y las tabernas, llenos de un «flamenquismo barato», había quedado atrás porque «Diego Bermúdez convivió con muchas escenas de esclavitud y sometimiento de los artistas ante los señoritos o empresarios». ¿Con quién se cruza por el camino? ¿Qué cosas le suceden? Y llegará a Granada. En aquel festival coinciden Federico García Lorca, Daniel Granados, Andrés Segovia,... «una ristra de intelectuales intentando dignificar el arte rancio y verdadero».
Al hilo de esta subtrama, el lector aprenderá curiosidades sobre el flamenco y sobre las personas que formaron parte de aquel certamen. Muy interesante es la anécdota del «Tiriti tran tran tran», que yo entono con no poca frecuencia. Y también me ha gustado muchísimo el retrato que se hace de Manuel de Falla. Desconocía que sufría un toc, es decir, un trastorno obsesivo compulsivo. Todos los detalles, en la novela.
Pero este certamen, del que nada se ahonda sobre su desarrollo o sobre la participación de los diversos asistentes, va a tener mucho que ver con ese Expediente Picasso que había que hacer desaparecer a toda costa. Porque las miles de páginas redactadas por Juan Picasso emprenderán un viaje, saldrán de España para regresar más tarde a nuestro país, y terminarán recalando en la misma Granada.¿Con qué objeto ese paquete, que contenía información tan devastadora para el Gobierno, llega a la ciudad andaluza? ¿Quién lo envió a Granada? ¿En manos de quién cayó? ¿Por qué era tan importante que aquel paquete tuviera cierta presencia en el festival? Aquí debo señalar que el concurso contaba con la presencia de periodistas internacionales que fueron a cubrir el evento, o que por allí merodeaban ojos y oídos que no estaban especialmente interesados en el flamenco, ni en las nuevas voces del cante jondo. La clave está en el siguiente párrafo:
Estamos ante una ficción histórica en la que se mezcla la pasión de la música andaluza, «incomparable a cualquier arte», con una trama de espionaje internacional, para recuperar un informe que pondría en jaque al gobierno y al propio Alfonso XIII. En medio de todo esto, el Tenazas, el flamante ganador de aquel certamen en el que también brilló Manolo Caracol, que llegó, cantó, ganó y se marchó. Su paso por la ciudad de la Alhambra, y por aquel patio de los Aljibes, donde se celebró el certamen, fue más allá de una simple actuación flamenca.
Me gusta mucho cómo escribe Fernando Otero. Cuando conecto con la prosa de un autor suelo decir que «escribe bonito». Con ello me vengo a referir a que me deslizo con suavidad y me deleito con su narrativa. El estilo de Otero es elegante y esmerado, adornado en su justa medida, como si con sus palabras estuviera confeccionando un vestido de alta costura. Por otra parte, se nota su pasión por el flamenco, con el que se ha amamantado desde pequeño, pero también una labor de documentación que constituyen el sólido armazón de una trama, en la que el lector se va a codear con intelectuales y cantaores. Con payos y gitanos. Con unos y con otros.
Narrada en tercera persona, interrumpida momentáneamente por una inusual segunda voz, y con notas al pie para aclarar la identidad de algunos personajes o algunos tecnicismos sobre el flamenco, La suite jonda se estructura en cuatro bloques, a lo largo de los cuales se distribuyen un total de unos treinta capítulos. Hago especial hincapié en uno de los últimos, titulado Epílogo de los personajes, que me ha parecido como un puñetazo sobre la mesa, para acabar con las teorías y las suposiciones de autores y lectores, donde no hablan los personajes, sino el propio autor.
¿Qué fue de los personajes de esta historia? ¿Qué ocurrió con el Expediente Picasso? ¿Y con el Tenazas? Todo ello lo sabrás al sumergirte en la lectura de La suite honda, que mezcla realidad y ficción, en una trama donde el espionaje internacional, la corrupción política y militar, y el flamenco se dan la mano.
Me ha gustado muchísimo esta lectura. Si debo ser sincera, y a pesar de ser bastante aficionada al flamenco, pensé que me iba a encontrar con una historia mucho más árida. Sin embargo, La suite jonda me ha trasladado a una Granada, en la que había que tener cuidado con quién hablabas porque las paredes oían, para descubrirme parte de lo que ocurrió en Annual, el contenido de un expediente que había que hacer desaparecer, y la figura de un cantaor real, el Tenazas, al que un personaje de la novela llega a decir:
Desde aquí, te recomiendo la lectura de La suite jonda.[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
Puedes adquirirlo aquí: