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JUAN DEL VAL: ❝Lo que me llena es escribir y escribiré toda la vida❞

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La primera entrevista de este 2021 tenía que ser presencial. Más allá de la situación sanitaria que estamos padeciendo, nos adaptamos, siguiendo a rajatabla las medidas impuestas. Sin embargo, a la Covid-19 se le unió Filomena, una tormenta sin precedentes que tiñó de blanco buena parte del país, impidiendo la movilidad y cortando carreteras. Así que, Juan del Val, que tenía previsto visitar ciertas ciudades para presentar su nueva novela, Delparaíso, tuvo que cambiar los planes.

Esta es la tercera novela que leo de del Val, todas ellas escritas sin la colaboración de su mujer, Nuria Roca. Parece mentira Candela ya fueron reseñadas en este espacio. En cuanto a Delparaíso, me ha parecido una novela más madura que las anteriores, pero de eso os hablaré más adelante, cuando os exponga mis impresiones sobre esta lectura. De momento, os dejo con la entrevista.

©Carlos López Álvarez

Marisa G.- Juan, Filomena te ha dejado sin poder moverte para hacer promoción de tu nueva novela.

Juan V.- Pues sí. A mí que me gusta hacer promoción ciudad a ciudad, y hacerlo en directo, no ha sido posible. Se tiene que hacer via telefónica. Qué le vamos a hacer.

M.G.- Pues sí. Bueno, Delparaíso es tu primera novela después del Premio Primavera. ¿Has notado que ese premio te ha permitido llegar a más lectores, que más personas se han interesado por lo que escribes?

J.V.- Sí, sí... El premio fue importante, en su momento. Me colocó en un lugar en el que yo no estaba como autor y sí, me permitió llegar a más gente. Por otro lado, Candela fue una novela que gustó muchísimo y se vendió de maravilla. Desde entonces, hay un grupo de lectores que me siguen. Es muy agradable tener a los lectores esperando poder leer lo que escribes. Es lo que ha sucedido con Delparaíso.

M.G.- Esta nueva novela es muy coral. Hay muchísimos personajes que entran y salen de escena. Nunca te lo he preguntado, pero no sé si te organizas de algún modo a la hora de escribir. En este caso, con más de una veintena de personajes, ¿has tenido que hacer algún tipo de esquema?

J.V.- No, no. Mi método de escritura ha sido el mismo que con las dos novelas anteriores, en las que solo había un único personaje principal. No sé hacer esquemas. Lo único que necesito es tener clara una idea, lo que quiero contar, antes de ponerme a escribir. Pienso mucho cómo quiero que sea la novela pero, a partir de ahí, me siento y escribo. Las cosas van encajando poco a poco, a veces de una manera algo mágica, y se van resolviendo todas las tramas a base de estar muy metido en la historia. 

M.G.- La trama de esta novela transcurre prácticamente entre las paredes de una urbanización de lujo que se llama, precisamente, Delparaíso. Allí viven familias acomodadas, con un nivel de vida atractivo. Haces un retrato de ese microcosmos, de lo que ocurre dentro de esa urbanización. ¿Por qué contar la vida de esta urbanización?

J.V.- Me parecía un lugar atractivo. Una urbanización como Delparaíso es un lugar como bastante inaccesible, y me apetecía poner una mirilla como para que el lector visualizara lo que ocurre en el interior. De todos modos, la novela no solo narra lo que le ocurre a las familias que viven allí, sino también lo que le sucede a otros personajes que trabajan allí, como esos obreros rumanos que se dedican a hacer reformas dentro de la urbanización, o el personal de servicio que trabaja en esas casas, o el vigilante de seguridad.

Delparaíso es una novela de personajes, independientemente de su clase social o de donde vivan.

M.G.- ¿Podríamos decir que la máxima de la novela es: No es oro todo lo que reluce? Es decir, todos pensamos que dentro de esa urbanización la vida es idílica y feliz, pero no es así realmente.

J.V.- No lo es, no. Tener dinero es mejor que no tenerlo. Esto es así. Sin embargo, eso no quiere decir que el dinero te va a librar de muchas cosas que suceden en la vida, y que no podemos evitar. No es oro todo lo que reluce, ni dentro de Delparaíso, ni fuera.

M.G.- Me gustan mucho tus personajes femeninos. Me gustó mucho Candela y en esta novela, he vuelto a descubrir a unas mujeres que tienen un universo interior muy rico. No sé si pones especial interés a la hora de construir los personajes femeninos o te sale así, de manera natural.

J.V.- Diría que ambas cosas. Es verdad que le pongo mucho interés a los personajes femeninos, porque son los que más me interesan. Siento especial predilección y no puedo evitar tener debilidad por lo femenino. Creo que, todo lo relativo a la mujer, no se me da mal. Sin embargo, en esta novela también hay personajes masculinos muy potentes.

M.G.- Los autores soléis tirar de realidad, de vuestro entorno. En esta novela, con personajes tan variopintos, ¿has echado mano de alguien de carne y hueso? ¿Te has inspirado en conocidos?

J.V.- Soy un autor muy pegado a la realidad, así que me he inspirado en la gente que me rodea, en la gente que tengo cerca, y también en mí mismo, porque estoy en un montón de personajes. En general, hablo de lo que sé. He pasado por todas las clases sociales que aparecen en la novela. En mi vida, he sido obrero, luego pasé a clase media y, posteriormente, me ha ido un poquito mejor. Más o menos sé de lo que estoy hablando.

M.G.- Y entre los personajes, un grupo de adolescentes. Resulta muy creíble esa representación de la adolescencia, con chicos que odian a sus padres o se adentran en el despertar sexual. ¿Te ha costado especial trabajo ese retrato de la adolescencia desde la edad adulta?

J.V.- No especialmente. Me interesan muchísimo las relaciones entre padres e hijos. Pero es que, además, convivo con adolescentes. Tengo tres hijos de 18, 14 y 10 años. Así que conozco muy bien cómo respiran. Por otra parte, todos hemos sido adolescentes alguna vez, y recuerdo muy bien cómo me movía y cómo sentía por aquellos años. Ahora bien, en lo que sí me he tenido que esforzar es en la reproducción de la manera de hablar de los jóvenes. En alguna ocasión, he tenido que hacer alguna consulta a mis hijos sobre algunas líneas de diálogo.

M.G.- Y al margen de personajes, el lector también se va a encontrar con suicidios, asesinatos y robos. Son hechos que le dan su punto de suspense e intriga a la historia.

J.V.- Sí, hay giros interesantes en la novela, pero son solo una excusa para lo que quiero contar. Aunque no soy autor de novela policiaca o de novela negra, es verdad que, recurrir a ciertos hechos, ayudan a mantener el interés del lector. Aun así, insisto, esta es una novela de personajes porque ese asesinato, suicidio y robo que mencionas no es la esencia de la novela. La esencia de esta novela son los sentimientos y las emociones de los personajes.

M.G.- Porque tú no te ves como autor de novela negra, ¿no?

J.V.- No. No me interesa esa literatura. Me gusta hacer otra cosa. 

M.G.- Pues para incidir en los personajes, te diré que tengo mis predilectos. Me gustaría saber si hay alguno que te haya costado más, que te guste especialmente.

J.V.- En general, estoy muy contento con todos los personajes. Hay uno que me cae especialmente mal. Pascual, ese director de banco es un miserable total. Pero también hay otros por los que siento mucho cariño, como Mayte, esa señora mayor que dice haber tenido un lío con el rey, cuando era joven. También me gusta mucho Carlos, el hijo de Borja. Es un personaje que, a pesar de todo lo que ha ocurrido con su padre, de todas las promesas rotas, no siente ningún rencor. Carlos me parece el personaje más equilibrado, el más sabio y seguramente es la mejor persona. Por último, también es Mihai, ese obrero rumano, sordomudo. Me parece un personaje muy vulnerable y entrañable.

M.G.- Mihai vive una historia de amor preciosa. Y al hilo de esto, siempre se habla de que en tus novelas hay mucho sexo pero, fíjate que en esta, he percibido que el sexo está más en segundo plano.

J.V.- Estoy de acuerdo contigo. En mis novelas siempre hay mucho amor y siempre hay sexo, porque el sexo forma parte de la vida. Pero también creo que en esta novela predomina más el amor que el sexo. Aunque tenemos a Sergio, un personaje al que le gusta el sado, creo que Delparaíso es la novela menos sexual que  he escrito.

M.G.- La estructura de la novela también es interesante. En el mismo capítulo vas mezclando unas historias con otras, las vidas de unos personajes con otros, de tal manera que el lector tiene una visión muy global de todo lo que ocurre.

J.V.- Soy ambicioso, y me gusta ponerme a prueba a la hora de escribir. Intento hacer cosas que, en principio, no sé hacer porque, de ese modo, me siento motivado. Con Candela, aprendí a construir personajes buenos y que, alrededor de ellos, girara la trama. Pero con esta novela me apetecía dar un paso más y evolucionar como escritor. Por eso he escrito una historia en la que he ido mezclando situaciones, y he llevado al lector de un sitio a otro, para que tenga la información de todo lo que está ocurriendo en cada momento. No es fácil hacerlo pero creo que, modestamente, me ha salido bien.

M.G.- Delparaíso está dedicada al chico que escribe en pijama. Me he reído mucho con esta dedicatoria. Ese chico que escribe en pijama, ¿eres tú?

J.V.- Sí y no. Es una especie de guiño a mi psicoanalista. Pero bueno, en realidad, sí soy yo. Cuando escribo suelo estar sin arreglar, en pijama, despeinado... Lo he pensado mucho y creo que no es algo casual. Escribir así me permite contar mejor ciertas cosas. Me permite conectar con el que fui, con una persona que sufría mucho más de lo que sufro ahora. Ahora mismo estoy en un momento de felicidad importante. Pero no resulta sencillo contar cosas más duras si te va bien. Por eso es bueno recordar que tu vida no ha sido siempre así. De ahí esa dedicatoria, al niño que sufrió y que ahora, después de muchos años, puede escribir cosas bonitas. O, al menos, a mí me lo parecen.

M.G.- Para ir terminando. Eres muy activo en redes sociales, concretamente en Instagram. En tu perfil, a veces, surge alguna polémica por algo que has dicho o has hecho. ¿Qué le pasa a la gente que se enfada tanto?  

J.V.- Yo que sé. Hay gente que me dice que soy un prepotente pero me da igual. Es que no puedo estar pendiente de todo el mundo, de si les parece bien o mal lo que digo. Si alguien se enfada, pues que se enfade. No pretendo molestar a nadie, pero esta batalla de intentar gustarle a todo el mundo la di por perdida hace mucho tiempo. Si a la gente le intereso, pues fenomenal. Y si no les gusto, pues no pasa nada. Me muestro como soy yo. 

M.G.- Última pregunta. ¿Te ves en el futuro alejado de los medios y centrándote únicamente en la escritura?

J.V.- No lo sé. Me divierto mucho haciendo tele. Mientras lo pueda compaginar con la escritura, no tengo necesidad de dejarlo. No trabajo en los medios porque no me quede más remedio. A ver, todos tenemos hipotecas que pagar. Pero si trabajo en los medios es principalmente porque me divierto mucho. Eso sí, puedo seguir guionista o colaborador en un programa de televisión pero lo que realmente me considero es escritor. Lo que me llena es escribir y escribiré toda la vida.

M.G.- Pues nada, sigue escribiendo y a ver si para la próxima novela podemos vernos.

J.V.- Ojalá sea así. Que  haya pasado todo esto y pueda ir a Sevilla, que se me apetece mucho.

M.G.- Muchas gracias por atenderme, Juan. Feliz día.

J.V.- Gracias a ti. 


Sinopsis: Delparaíso es un lugar seguro, vigilado las 24 horas, lujoso e inexpugnable. Sin embargo, sus muros no protegen del miedo, del amor, de la tristeza, del deseo y de la muerte. ¿Acaso tiene sentido protegerse de la vida?


Juan del Val dirige su mirada, lúcida e implacable, a este mundo tan hermético como inaccesible para construir una narración absorbente, a veces divertida y a menudo incómoda. Bajo su aparente sencillez, prácticamente en cada página el lector tendrá que enfrentarse a un dilema moral que le hará leer con el corazón en un puño.



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