Editorial: Acantilado
Fecha publicación: enero, 2010
Precio: 10,00 €
Género: narrativa breve
Nº Páginas: 80
Encuadernación: Rústica cosida
ISBN: 9788492649310
Autor
Stefan Zweig (Viena, 1881 - Petrópolis, Brasil, 1942) fue un escritor enormemente popular, tanto en su faceta de ensayista y biógrafo como en la de novelista. Su capacidad narrativa, la peripecia y la delicadeza en la descripción de los sentimientos y la elegancia de su estilo lo convierten en un narrador fascinante, capaz de seducirnos desde las primeras líneas. Acantilado ha publicado la mayor parte de su obra narrativa y ensayística.
Sinopsis
En esta breve novela, Zweig nos habla de los celos con su habitual maestría: elusivo, con la virtud de la intriga irresuelta, ahonda en el dolor y el desamparo que produce el sentirnos sustituidos en los afectos de nuestras personas queridas por un tercero que, cuanto menos, tiene los mismos derechos que nosotros. La rabia y la violencia pueden conducir a una venganza que agravará, si cabe aún más, nuestra orfandad.
[Información tomada directamente del ejemplar]
La extraordinaria capacidad que tiene Stefan Zweig para condensar una buena historia en un puñado de páginas es algo que he visto en muy pocas ocasiones y por supuesto, no con tanta maestría. Zweig es para mí el autor de las emociones vívidas, esas que todos hemos sentido alguna vez pero que, al verlas plasmadas en el papel, volvemos a revivir con absoluta nitidez. Me gustan sus personajes femeninos, también aquellos que son capaces de vivir en su propio mundo, ajeno al devenir de lo que acontece más allá de su yo interior. Adoro cuando sus protagonistas se pierden en un mar de reflexiones sobre los sentimientos más mundanos. Descubrí al autor austriaco con Carta a una desconocida, a la que siguió Mendel, el de los libros, Veinticuatro horas en la vida de una mujer, El amor de Erika Ewald, Miedo y Las hermanas. Me gustaron todas tanto, que sigo descubriendo las novelas del autor, adquiriendo de vez en cuando alguna más suya. De este modo, hoy vengo a hablaros de ¿Fue él?
Me llamó la atención el título, tan breve e interrogativo. ¿Quién es él? ¿Y qué es lo que hizo ese él para que, desde la cubierta, se interpele al lector? Y luego está esa fotografía, media cara de un perro, con toda la pinta de ser imponente, fiero, desafiante, un bulldog de cuya raza todos tenemos una idea preconcebida. Y si lees la sinopsis, encuentras la palabra «celos». No es una emoción nueva entre las novelas de Zweig pero, lo peculiar que tiene esta historia, es que el origen de esos celos y quién los padece.
Con un inicio que parece sacado de la mejor novela negra, Betsy, la narradora de esta historia rememora los acontecimientos ocurridos hace seis años.
A modo de flashback, el lector retrocede en el tiempo, para ubicarse en un entorno bucólico. Betsy y su marido, tras la jubilación de este, deciden retirarse a Bath. Los niños ya son mayores y ellos buscan un lugar tranquilo en el que pasar esos años dorados. Así que deciden comprarse un terreno «en el lugar en el que la colina de Bahtampton se hunde agradablemente formando una hermosa y exuberante pradera». Al principio, el matrimonio disfruta de una relajante soledad. No hay vecinos cerca hasta que, en un terreno próximo, se instalan los Limpley. John Charleston Limpley es un banquero que trabaja en Bristol. Casado con Ellen, «una mujer delgada, bonita, de mirada inteligente, cordial, de apenas veintiocho o veintinueve años», la muchacha agrada a Betsy desde el primer momento. El joven matrimonio ha perdido la ilusión por la llegada de los hijos. Llevan años intentando ser padres pero la cuestión se les resiste. Para compensar esa ausencia, Betsy y su marido regalan a la joven un cachorro de bulldog, para que le haga compañía, mientras el marido está en el trabajo. Sin embargo, quien se vuelca realmente en el animal es el propio John, y ahí empiezan los problemas. Porque algo inesperado sucede, y el orden natural de las cosas se trastorna tanto que esta historia, aparentemente amable y sencilla, se torna en algo oscuro y peligroso, en un relato muy distinto a todo lo que he leído de Zweig, y en la que la tragedia acecha como una espada de Damocles.
Y digo que me ha parecido muy distinto a todo lo que llevo leído de Zweig hasta la fecha porque, si a priori la historia está teñida de un cierto tono intimista, lo cierto es que tiene toques cómicos que derivan en casi un relato de terror. Me viene a la mente una novela de un archiconocido autor de género, del que no quiero dar ni título ni nombre, para que no atéis cabo. No es que tengan muchas similitudes pero hay algún protagonista en común. En cualquier caso, no temáis aquellos que no os guste el género de terror. No puedo decir que ¿Fue él? lo sea, tal y como entendemos el género hoy día, más bien tiene un cierto aire de suspense psicológico bastante logrado. Pero basta con echar un vistazo a la cita inicial para que entendáis que, en esta historia, hay un asesinato y, por ende, debe haber un culpable y una motivación. Zweig indaga en esa parte de la naturaleza de un ser vivo, tan profunda y lúgubre, en esa zona interior en la que se esconde esa otra parte de nuestra personalidad.
No puedo ser más explícita. De la trama, quizá podría comentar que la personalidad de John Charleston Limpley es determinante en el desarrollo de los hechos, que, si en vez de ser del modo en el que Zweig nos lo presenta, hubiera sido de otra muy distinta, nada de lo que ocurre en esta historia hubiera tenido lugar. Y también resulta interesante el retrato que hace de las relaciones hombre-perro, de esas relaciones de poder que no siempre son como cabría esperar. ¿No os habéis parado a pensar alguna vez qué papel juega cada cual en la relación que se establece entre ambos? Ahí lo dejo.
Con descripciones románticas de los parajes, un profundo análisis de los personajes, una tensión que va en aumento, acelerando el ritmo final, ¿Fue él? me parece una novela de Zweig bastante desconocida, en favor de esas otras que todos, o casi todos hemos leído. Pero esta pequeña joya consigue, en tan solo ochenta páginas, engullir al lector en una historia que irá sorprendiéndolo página a página. Se lee en un suspiro pero deja huella. Para ser sincera, da hasta rabia que el desenlace llegue tan pronto. No os la perdáis.
Por cierto, si queréis saber más sobre los últimos años de Stefan Zweig, no dejéis de echarle un ojo a esta película.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]