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ANTONIO MERCERO: ❝Es posible que esta generación de jóvenes sea la más estresada de la historia❞

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Por ahí hablan de Generación EGB, Generación X, Generación Z, Generación Y,... Pues yo soy de la Generación Mercero. No hay nada que mejor me defina. Así que no os podéis imaginar la ilusión que me ha hecho hablar con Antonio Mercero, hijo del popular director de cine que, entre otros muchos trabajos, inmortalizó un verano en un pequeño pueblo de Málaga, para el resto de nuestras vidas. Guionista y novelista de profesión, Antonio Mercero inició su andadura junto a su padre en Farmacia de Guardia. Pero son muchos los proyectos que avalan su trayectoria, como la series Hospital Central, Hache o las películas La Vergüenza, Quince años y un día, Invisibles, sin olvidar Felices 140, con la magnífica Maribel Verdú a la cabeza, que tanto disfruté.

Como novelista, se echa a la espalda cuatro títulos, dos novelas conclusivas y una saga protagonizada por Sofía Luna, una policía trans, de la que ya lleva dos entregas. El autor madrileño acaba de publicar Pleamar,  novela con la que inicia nueva saga con la pareja de investigadores Darío Mur y Nieves González. Como primer caso, tendrán que enfrentarse al secuestro de dos jóvenes influencers. Martina y Leandra Müller tienen un canal de YouTube de nombre Pleamar,que cuenta con  un millón de seguidores y donde hablan de sus vidas. Son tan populares que alguien, un criminal que intenta sacar tajada de la fama de la niñas, las secuestra y... Bueno, no os cuento más sobre la trama. 

En su lugar, os dejo la entrevista con el autor de esta nueva novela negra que ahonda en temas de total actualidad, con la que pretende hacernos reflexionar sobre el mundo en el que posamos los pies.

©Marta Mercero
Marisa G.- Antonio, no deja de ser llamativo que, teniendo encarrilada una saga de novela negra, de la que ya llevas dos entregas, inicies una nueva.

A.M.- Sí, es verdad. Bueno, me apetecía cambiar. Es cierto que de la saga anterior, protagonizada por Sofía Luna, una policía trans, ya hay dos entregas publicadas, El final del hombre y El caso de las japonesas muertas, pero no quería centrarme únicamente en ella, y más ahora que estoy preparando la adaptación televisiva. 

M.G.- Pleamar es una novela que gira alrededor de la desaparición de dos hermanas que administran un canal en YouTube. Te metes en ese mundo de vídeos, de retransmisiones en directo, de influencers con toda su cohorte de seguidores. Un mundo en el que uno se encuentra de todo, en el que hay mucha tela que cortar.

A.M.- Sí que hay mucha tela que cortar. El mundo de YouTube es como un pozo sin fondo, en el que uno puede encontrar de todo. Hay cosas que son interesantes, y que aportan algo, eso no lo podemos negar, pero en la mayoría de los casos, no deja de ser una ventana por donde uno van contando su vida. Pero si lo hace es porque hay otras muchísimas más personas que tienen un cierto interés.  

M.G.- Hay de todo. Yo misma sigo algunos canales, trasteo por la red, pero hay veces en que lo que vemos roza lo sórdido. ¿No crees que,como sociedad, se nos está yendo de las manos este canal de comunicación?

A.M.- Sí, a mí me preocupa. Como padre, he visto a mis hijas enganchadísimas a vídeos de YouTube, muchos de ellos insustanciales o directamente tontos, y sin embargo, tienen un éxito brutal. El término «influencer» ya no está indicando lo que hay detrás, esa influencia que ejercen sobre la audiencia, sobre los jóvenes. Influyen en sus conductas, en su escala de valores, en sus aspiraciones. Y sí, me parece preocupante. Además, una de las partes negativas de la proliferación de estas redes es la infantilización de la vida, en general, y la banalización de la cultura. Esa es una de las cuestiones sobre las que reflexiona mi protagonista. Darío Mur es muy tradicional, muy culto y no es capaz de entender cómo ha cambiado el canon a la hora de valorar la fama. Ahora ya no hace falta destacar en alguna disciplina ni ser virtuoso. Basta con ser simpático, fresco y guapete. Con eso puedes conseguir un montón de seguidores y ser un referente. Eso es un riesgo, aunque las redes también tienen sus ventajas. De todos modos, creo que todo esto está marcando mucho la forma que tenemos de relacionarnos, no solo en lo referente a los amigos, sino también en relación a las parejas y a los padres e hijos. Esa es la reflexión a la que yo quiero llegar con este auge de las redes sociales. Ese es el trasfondo de esta novela que, por otro lado, no deja de ser criminal y policíaca.

M.G.- Me voy a poner extremista. Teniendo en cuenta lo que vemos en YouTube y que hay mucho loco suelto, ¿sería muy descabellado pensar que la trama de tu novela podría darse en la realidad? Hablamos del secuestro de dos jóvenes que se ganan la vida con sus vídeos sí, pero de dos jóvenes famosas, muy mediáticas, y que ganan mucho dinero.

A.M.- Bueno, todo es posible.

M.G.- Te lo pregunto porque he hecho una búsqueda rápida en Internet y encuentro los siguientes titulares: «Muere en directo una mujer a la que un influencer roció con gas pimienta y echó a la calle semidesnuda», «Una 'influencer' tiene citas a ciegas con los chicos que eligen sus amigos y las retransmite en directo en Instagram», «Una 'influencer' retransmite en directo por error un encuentro sexual con su novio». Esto es para echarse las manos a la cabeza.

A.M.- Vivimos en la tiranía del clic, en la búsqueda de seguidores a toda costa, en la necesidad de llamar la atención del público, en un mercado que está muy atomizado y lleno de propuestas. Y empujados por todo eso, somos capaces de cualquier cosa. Estamos enseñando aspectos muy privados de nuestra vida, estamos recurriendo al sensacionalismo para conseguir atraer la curiosidad del espectador. Todos esos excesos ya se están produciendo. El «Me gusta» es una tiranía total. Ahora se mide tu éxito en función del número de seguidores que tienes, del impacto que generas, de los clics en tus contenidos. Todo esto está generando una revolución.

M.G.- Hablas de aspectos privados de nuestras vidas, tan privados que yo he llegado a ver la retransmisión de un parto, y no en un canal médico, precisamente. Pero es que, encima, parecía guionizado.

A.M.- Fíjate. Y hay gente que airea sus enfermedades y sus ingresos hospitalarios. Todo lo que antes era privado y casi tabú, ahora pasa a ser pasto del espectáculo. Es así.

M.G.- ¿Y tú cómo has hecho para empaparte de este mundo? ¿Qué has hecho para retratar ese lado oscuro de las redes? ¿Con quién has hablado?

A.M.- Pues con muchos influencers, instagramers, youtubers. He leído mucho sobre el tema y también he meditado. Antes de escribir sobre este tema concreto, tenía que saber qué pensaba exactamente y tenía que destilar mi propia opinión. No me gusta deslizar mi opinión directamente en la novela, aunque sí he querido mostrar un fresco, para llevar al lector a hacerse preguntas y que piense sobre lo que estamos viviendo. Me he limitado a exponer unos hechos, un trasfondo social muy poderoso, como es el auge social de las redes, para proponer al lector que piense sobre este tema, un asunto que me parece importante y crucial hoy día. Hay un cambio de paradigma en la forma de relacionarnos con la información, con el espectáculo y entre nosotros. Es un tema que tiene un montón de derivadas.


M.G.- ¿Y cómo son estos jóvenes con los que has hablado? ¿Qué te has encontrado? 

A.M.- Recuerdo una instagramer que me contaba cómo sus padres la obligaban a seguir estudiando su carrera. Le decían que todo esto es muy efímero y que, al final, iba a terminar siendo desplazada por otros más jóvenes que vienen detrás. Pero como ella está arrasando y está ganando dinero a una edad muy temprana, siente que esto es Jauja. Sin embargo, llegó a un pacto con los padres, compaginar el canal con su carrera. 

Este mundo es muy competitivo y no es fácil vivir de esto. En realidad, es una profesión muy dura porque son muchas horas delante del ordenador, subiendo contenidos, cuidando tu canal, tu perfil. Ellos te cuentan que es una profesión muy vigilada porque no puedes perder impacto ni seguidores. Tienes que tener mucho cuidado con lo que publicas. Si vas a los toros y subes una foto, pierdes a todos tus seguidores anti-taurinos. Se lo toman muy en serio. Sobre todo porque llegan a ser imagen de ciertas marcas. 

Y luego está la ansiedad que provoca vivir pendiente todo el día de las redes, del móvil. Hay jóvenes que ha acabado en urgencias con una crisis de ansiedad porque han perdido el móvil. Son esos casos de adicción a las nuevas tecnologías que todos conocemos. 

Después de hablar con mucha gente y leer mucho, como escritor, he puesto mi propia imaginación. He recreado un mundo, porque esto no deja de ser una novela. He procurado que todos los ingredientes estén bien integrados en la historia y he intentado conseguir un resultado equilibrado. Por un lado, la reflexión sobre las redes, y por otra parte, una historia policiaca, con giros, absorbente, trepidante. 

M.G.- Y con una pareja de protagonistas que son muy distintos.

A.M.- Así es. Me he preocupado de que haya mucho contraste entre ellos. Me interesaba tener a Darío Mur, un hombre más viejuno, que no entiende nada de las redes sociales, ni de que se pueda alcanzar la fama por esas vías, con vídeos tan frívolos. En cambio, su compañera, la subinspectora Nieves González, es más joven, usa redes, entiende este mundo, liga por Internet. Me parece que es una pareja que representa muy bien las dos generaciones: la mía que es la que ha visto la irrupción del teléfono móvil y ha tenido que asomarse como buenamente ha podido a este mundo, y la de los jóvenes que han nacido con el móvil debajo del brazo. Ahí hay un abismo generacional mucho más marcado que en otras épocas.

M.G.- Has hablado de relaciones personales. Darío tiene una hija adolescente, con la que tiene sus más y sus menos. Padres que no entienden cómo sus hijos pueden estar más pendientes de un móvil que de la conversación que se tiene en casa a la hora de las comidas.

A.M.- Sí, Darío tiene una hija muy conflictiva que roza la delincuencia. No es la edad del pavo, sino una cosa mucho más chunga. De hecho, en la novela sale un tema muy silenciado, los malos tratos de hijos a padres, que no deja de ser un drama que viven muchas familias. Le  he puesto este conflicto a mi protagonista porque me gusta que mis personajes tengan vida, que no sean solo una herramienta de investigación y se dediquen únicamente a atrapar al malo. No, prefiero que tengan también problemas personales porque eso enriquece la novela. Luego, esa relación entre padres e hijos, esa niña que está tan metida en ese mundo me ayuda a reflexionar. Yo también me he hecho preguntas. Por ejemplo, ¿es posible que los jóvenes de hoy estén más estresados que los de otras generaciones? Están en contacto con vidas demasiado perfectas, mientras que las suyas no lo son, y eso genera mucha frustración, estrés, ira, cabreo. ¿Puede que estén más tensos por todo esto?, ¿porque no soy tan popular como otros? Ahora existe una barra de medir la popularidad que antes no teníamos y que, como he dicho, se limita al número de seguidores que tienes en tus perfiles, o a las visualizaciones en tus vídeos de YouTube. Es posible que esta generación de jóvenes sea la más estresada de la historia. Y eso repercute en las relaciones con los padres.

M.G.- Pero Antonio, no olvidemos que ese enganche al móvil es un problema que también afecta a los adultos. No hay más que mirar alrededor. Todo el mundo va con la cabeza gacha, mirando el móvil.

A.M.- Sí, sí, todo el mundo. Es el pasamiento nacional. Los vemos en todos sitios, en el metro, en el autobús, en una sala de espera. Estoy totalmente de acuerdo contigo. 

M.G.- Pues ahora, quiero centrarme también en dos personajes que me parecen muy interesantes. La madre de las jóvenes secuestradas, es una tertuliana de un programa de corazón, de una conocida cadena de televisión. Que eso es otro mundo aparte. Para escribir otra novela más.

A.M.- Sí, y me sirve para reflexionar sobre como todo se puede convertir en espectáculo. Todo se puede monetizar, un verbo que ha surgido a raíz de estos canales. Esta mujer es tertuliana y a ella le ofrecen un dinero por explotar la tragedia de sus hijas. Llega a planteárselo seriamente porque le ofrecen mucha pasta. Es una manera de mostrar hasta dónde está llegando el circo de vender toda nuestra vida, toda nuestra intimidad, incluso nuestro dolor. Nuestra tragedia vale dinero para una cadena de televisión. Ese personaje me permite criticar eso.

Y el padre de las niñas es un cirujano estético, una profesión que entra bien con el contexto. Hablamos de la persecución de la eterna juventud y ahí entra de nuevo esa idea de vidas perfectas, muy vinculado a la imagen de eterna belleza, a cualquier edad. No importa la edad que tengas, te operas y recuperas juventud. 

M.G.- ¿Y qué me dices de la representante de las niñas? No contaba yo con ese personaje. No tenía ni idea de que un influencer pudiera llegar a tener hasta representante.

A.M.- Es una figura esencial en sus vidas. Empiezan a ganar bastante dinero desde muy temprana edad y necesitan a alguien que les lleve sus carreras, llenas de eventos, de bolos, de contratos. Necesitan un representante a partir de cierto nivel de caché. El personaje de Anelis es muy bonito, a mí me gusta mucho. Tiene un lado codicioso porque ve en estas niñas una mina de oro, pero también es una especie de mamá, que tiene que estar vigilando sus caprichos porque no dejan de ser niñas muy jóvenes con antojos. Es una figura interesante.

M.G.- Madre mía, qué cosas. Bueno, y cambiando un poco el tercio. A la hora de escribir novelas y guiones, ¿tú sientes que vuelcas las enseñanzas que te dejó tu padre en herencia?

A.M.- Sí. Como guionista empecé con mi padre en Farmacia de Guardia, en el año 93 o 94. Él fue mi primer maestro. Me enseñó a escribir guiones, a enganchar, a estructurar. Mi padre ha sido mi academia durante estos veintisiete años que llevo ya de profesión. Y todas sus enseñanzas también las aplico en mis novelas porque, como los guiones, la novela tiene que tener un gancho, tiene que interesar desde la primera página, contar con giros cada cierto número de páginas, que los personajes tengan un arco, e ir dosificando las sorpresas. Todo eso son herramientas de guion. Y, por supuesto, los finales. En un guion y en una novela, un buen final es fundamental. Siempre busco finales sorprendentes, como el que tiene este libro. 

M.G.- Ahora sé que estás con a la adaptación de tu novela, pero también con la de Carmen Mola, con La novia gitana. Aburrirte no te aburres.

A.M.- No, no, son dos trabajos de guiones a la vez que me absorben mucho tiempo, pero estoy muy feliz. Son novelas muy buenas, aunque esté mal decirlo de la mía, pero sí, son dos proyectos muy bonitos.

M.G.- ¿Y cuándo veremos la de Carmen Mola en la tele?

A.M.- El año que viene.

M.G.- Y ya sé que es pronto para preguntarlo pero, si ahora estás trabajando con la adaptación de Sofía, ¿eso implica que Darío y Nieves tardarán en volver? 

A.M.- Ahora tengo mucho trabajo. No sé cuándo me podría poner con ellos de nuevo porque a mí una novela me lleva su tiempo. Soy muy riguroso cuando escribo una historia, me gusta dejarla descansar, luego retomarla. Pero también es verdad que me gusta esta pareja de investigadores y me gustaría hacerles dar otro paso, pensar en otro tema de reflexión. Pero, poco a poco.

M.G.- Pues disfrutemos de momento de Pleamar, mientras llegan esas adaptaciones. Antonio, muchas gracias por atenderme.

A.M.- Muchas gracias  a ti. 

Sinopsis: Las hermanas Müller cuentan cada jueves su vida a millones de seguidores en el canal de YouTube Pleamar, pero en el vídeo de esta semana aparecen amordazadas y maniatadas, en un lugar oscuro, y llorando desesperadamente. Las visualizaciones crecen por horas sin que nadie sepa si va en serio o es una broma macabra. Los padres denuncian la desaparición y el caso es asignado a una extraña pareja de investigadores: Darío Mur, divorciado y enamorado de la literatura clásica, y Nieves González, adicta a las citas online y víctima de acoso en la comisaría. Cuando la muerte de Martina Müller es retransmitida en directo, Darío se enfrentará al mundo de los influencers, al que su propia hija es adicta y que la ha convertido en una chica violenta y conflictiva.



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