Autor
Stefan Zweig (Viena, 1881 - Petrópolis, Brasil,1942) fue un escritor enormemente popular, tanto en su faceta de ensayista y biógrafo como en la de novelista. Su capacidad narrativa, la pericia y la delicadeza en la descripción de los sentimientos y la elegancia de su estilo lo convierten en un narrador fascinante, capaz de seducirnos desde las primeras líneas. Acantilado ha publicado la mayor parte de su obra narrativa y ensayística.
Sinopsis
«Se encontraba en esa edad decisiva en la que una mujer empieza a lamentar el hecho de haberse mantenido fiel a un marido al que al fin y al cabo nunca ha querido, y en la que el purpúreo crepúsculo de su belleza le concede una última y apremiante elección entre lo maternal y lo femenino. La vida, a la que hace tiempo parece que se le han dado ya todas las respuestas, se convierte una vez más en pregunta, por última vez tiembla la mágica aguja del deseo, oscilando entre la esperanza de una experiencia erótica y la resignación definitiva. Una mujer tiene entonces que decidir entre vivir su propio destino o el de sus hijos, entre comportarse como una mujer o como una madre. Y el barón, perspicaz en esas cuestiones, creyó notar en ella aquella peligrosa vacilación entre la pasión de vivir y el sacrificio.»
[Información tomada directamente del ejemplar]
Creo que Stefan Zweig es de los pocos autores a los que soy fiel. El día que lo descubrí con Mendel, el de los librosdecidí que leería todo lo que hubiera publicado en su vida y ahí ando, en este propósito que voy cumpliendo poco a poco.
Opté este verano por adentrarme en Ardiente secreto, en una de esas tórridas tardes veraniegas en las que mejor no moverse mucho y disfrutar a la sombra. Y de nuevo me he topado con una obra llena de sensibilidad. No puedo estar más de acuerdo con las notas que leemos en la biografía del autor, aportada por la editorial. Palabras como sensibilidad, elegancia, delicadeza y seducción son las que mejor encajan en la obra bibliográfica de este autor austriaco, del que todavía me queda bastante por leer.
Ardiente secreto narra la historia de un joven, un barón, que llega en tren a Semmering. Aunque no se menciona en la obra, y con el objeto de situaros geográficamente, os comento que Semmering es una localidad austriaca, del distrito de Neunkirche, en la Baja Austria. Hasta allí se desplaza el protagonista de esta breve historia, con el propósito de descansar durante sus vacaciones. El joven viaja solo y se hospeda en un hotel de la localidad. Inmediatamente indaga sobre el resto de los huéspedes, con el deseo de encontrar alguna cara conocida. No parece tener suerte. Lo ideal sería reencontrarse o conocer a una dama con la que coquetear unos días y tener una aventura fugaz que sazone un poco su estancia en Semmering. Un examen rápido de las féminas que se alojan en el hotel le permitirá descubrir a una dama elegante, voluptuosa, de edad madura, pero con aspecto de ser apasionada. El joven entiende que ha encontrado a su presa e inmediatamente inicia el cortejo. Sin embargo, no ha tenido en cuenta un pequeño obstáculo. La dama tiene un hijo pequeño, un jovenzuelo de nombre Edgar y unos doce años de edad, necesitado de afecto y cariño, de alguien que le preste atención. Lo que inicialmente parece un inconveniente se convertirá en un medio para llegar hasta la mujer, quien muestra inicialmente ciertas reticencias a las galanterías del joven. Se inicia así un juego un tanto maquiavélico, en el que hombre, mujer y niño serán los participantes. El foco de atención pasará de la pareja al joven Edgar, ante cuyos ojos se irán deslizando una serie de acontecimientos que lo conducirán a una transformación brutal, para desvelar qué se esconde tras ese secreto tan ardiente que da título a la obra.
Lo que me ha gustado de esta novela breve
Creo que Zweig, y como se dice vulgarmente, consigue hacer de un grano, una montaña. Me refiero a que coge una historia sencilla, -niño conoce a hombre adulto con el que entabla una intensa amistad pero pronto descubre que el hombre tiene más interés en su madre que en sí mismo, lo que le genera una serie de emociones nuevas para él- y la convierte en un relato de gran profundidad y alcance. Y prueba de ello es que, si me pongo a repasar todas esas notas que acostumbro a ir tomando durante la lectura de un libro, observo que he juntado un número muy considerable de hojas del bloc, para una novela que apenas pasa de las cien páginas.
Esa historia sencilla en apariencia nos va a conducir a un concienzudo análisis de la naturaleza humana, algo muy habitual en las obras de Zweig. Su tema principal y favorito es el amor, los distintos tipos de amor, y los efectos que provoca en el ser humano.
«Y el poder del amor siempre se medirá de manera equivocada, si sólo se valora en función de lo que lo ha provocado y no por la expectación que lo precede, ese espacio oscuro y hueco de desengaño y soledad que se abre ante todos los grandes acontecimientos del corazón». [pág 29]
Pero, en esta ocasión, el autor se adentra también en otros temas como la manipulación, la pérdida de la inocencia, la lucha contra la moral, el deseo de sentirse nuevamente joven, la mezquindad, el odio, el abandono la soledad, la ruptura de la confianza,... Ardiente secreto nos desvela a través de esta historia qué supone convertirse en un adulto, qué se pierde o qué se gana. El niño, a través de su experiencia, terminará por comprender cuál es el verdadero valor de lo que se tiene, y lo estupendo que supone ser un niño, sin grandes preocupaciones, sin ser poseedor de ciertos misterios universales, que solo acarrean quebraderos. Por eso, a veces resulta mucho más placentero olvidarse de que uno es adulto y jugar a que uno siempre será un niño.
Los personajes
Inicialmente el lector pondrá toda su atención en el joven austriaco que busca conquistar una mujer durante sus vacaciones. Debo reconocer que, en los primeros compases de la obra, me imaginé a un protagonista solitario y romántico, que solo desea encontrar compañía para esos días de vacaciones en Semmering. Algo muy inocente que no debe alertarnos. Sin embargo, y a medida que iba leyendo, el individuo me iba dejando más y más atónita. Zweig ha construido un personaje con doble fondo. No quiero desvelar mucho de la verdadera naturaleza de este personaje pero sí os diré que no es todo lo que parece, que es ese tipo de personaje disfrazado, que muestra una cara pero tiene otra distinta. Es ese tipo de persona con una dulce sonrisa que esconde dientes afilados.
Pero el verdadero protagonista de esta historia es el niño. Edgar es «un muchacho tímido, nervioso, aún sin desarrollar» con mucha falta de afecto. Enfermo con frecuencia y solitario, no hace cosas propias de un chico de su edad porque no tiene amigos y su madre apenas le presta atención. Por eso, cuando conoce al hombre, la vida regresa a sus pálidas mejillas. El niño verá en esa amistad una luz de esperanza, una nueva ilusión en la vida. Por fin encuentra a alguien que desea estar con él, que se interesa por pasar tiempo a su lado. Por primera vez se sentirá alguien especial y su corazón rebosa tanto agradecimiento que el afecto por su nuevo amigo se transforma en veneración.
«...feliz, desconcertado, quería reír y no podía evitar el llanto, porque amaba a aquel hombre como nunca había querido a un amigo, ni a su padre ni a su madre, ni siquiera a Dios». [pág. 29]
El niño es el personaje más interesante de Ardiente secreto. Cuando descubre la verdad, cuando cae la venda de sus ojos, perderá toda la inocencia y saldrá a la luz otras cualidades del muchacho que estaban ocultas. Inteligente y algo precoz, «como la mayoría de los niños enfermizos que pasan mucho tiempo con los adultos», tiene un carácter apasionado, «extraordinariamente exaltado en sus afectos o antipatías», algo que dejará patente a lo largo de la obra, cuando, a través de una serie de enfrentamientos, deje perplejos a los adultos. Pero, en realidad, no es más que un niño dolido en lo más profundo de su corazón. Por eso, aunque en algún momento veamos en él emociones y comportamientos cuestionables, el lector terminará por entender qué lo ha impulsado a reaccionar de tal modo y sentirá compasión por el muchacho. Lo que siente el niño es lo que sentiría cualquier persona -infante o adulto- que ve cómo está a punto de perder lo único que tiene. Él es el que descubrirá ese ardiente secreto, esa verdad de la vida que permanece siempre silenciada y oculta hasta cierta edad, que hay que mantener alejada de los niños porque no serían capaces de comprender. El núcleo de esta historia es ese momento en el que se hace la luz para el niño, ese instante que sirve de frontera entre la infancia y la edad adulta.
«Nada agudiza tanto el ingenio como una apasionada sospecha, nada desarrolla tanto las posibilidades de un intelecto maduro como una pista que conduce hasta la oscuridad. A veces tan sólo una única y delgada puerta separa a los niños del mundo que nosotros llamamos real, y un soplo de viento casual hace que se abra de golpe». [pág. 55-56]
«En aquella hora de rabia incontrolada echó fuera de sí, en forma de llanto, todo lo que llevaba dentro: la confianza, el amor, la credulidad, el espeto... Toda su niñez». [pág. 71]
En cuanto a la dama, Zweig sabe perfectamente qué se cuece en los interiores de una mujer en determinadas circunstancias. La madre del niño no contaba con que apareciera en su vida un hombre tan apuesto. En su interior se desarrolla un dilema moral. Madre, esposa, dama distinguida pero ¿acaso las madres, las esposas y las damas no tienen un corazón palpitante? Zweig hace un despliegue de emociones que azotarán las entrañas de esta mujer, arrastrada por un juego que se torna cada vez más peligroso.
Me gusta mucho el retrato que el autor hace de la madre del niño, en esa «edad decisiva» en la que, no solo las mujeres sino también los hombres, se plantean si no han desperdiciado su vida, si no hicieron una mala elección. Esta dama está en ese punto de su vida en el que, o coge el tren que tiene parado justo delante o probablemente se lamentará toda su vida. Porque el joven ha despertado en ella emociones que creía muertas y, al igual que le pasa a su hijo, la aparición del barón ha avivado el fuego de la ilusión y las ganas de vivir que ya parecían tan extintas. Pero, a su vez se siente tan culpable, tanto tanto, que termina por pagarlo con el que menos culpa tiene, como nos pasa a todos.
El narrador
A mi juicio, tenemos un narrador cizañero, con un punto de vista algo malicioso y unas reflexiones que echan más leña al fuego.Él será el encargado de poner al lector sobre aviso, de dejarle caer que se agarre los machos porque algo terrible está a punto de ocurrir. En ocasiones repite frases -«Es tan fácil engañar a los niños...»-, para dejarnos ver que el golpe maestro (uno de los muchos) está a punto de suceder.
Estructura y estilo
Ardiente secreto es una novela corta, como otras tantas firmadas por el autor. Con un total de quince capítulos de corta extensión, te la podrías leer de una sentada, pero yo te recomiendo saborearla y pararte en la cantidad de detalles singulares que nos ofrece la prosa del austriaco.
Porque Zweig es muy descriptivo. Acostumbra a pormenorizar detalles que permitan al lector sentirse parte de la historia. Por eso se para en especificar el tipo de climatología, si brilla el sol o hay nubes, si la naturaleza que envuelve los hechos es exuberante o parca. Y hace reflexiones sobre ciertas cuestiones universales como el amor o las relaciones humanas.
«La primavera se dejaba sentir en el aire. En el cielo revoloteaban esas nubes blancas, revoltosas, que sólo se dan en los meses de mayo y junio, esos compinches blancos, aún jóvenes y revolantes, que, juguetones, corren por la pista azul, para en un instante ocultarse tras las altas montañas; que se abrazan y huyen, que tan pronto se arrugan como si fueran pañuelos de bolsillo, tan pronto se deshilachan formando tiras y por fin, bromeando, les ponen a las montañas boinas de color blanco». [pág. 9-10]
En cuanto a los personajes, nos va ofreciendo todo tipo de información, sobre su aspecto físico y su actitud, su forma de pensar, pero no lo hace de manera que abrume sino que va distribuyendo esas descripciones a lo largo de las páginas, incidiendo en los aspectos que más relevancia tienen en el punto de la historia en la que nos encontremos.
Hay párrafos soberbios que no puedes evitar remarcar, y un capítulo brutal -Desconcertante oscuridad-, que efectivamente desconcertará tanto a los personajes como al lector, con unos hechos que se desarrollan en un ambiente lleno de ruidos, voces y sonidos ahogados.
Sigo rendida ante Zweig. Admito que el desenlace de esta obra me ha parecido un pelín más endeble que los que he encontrado en otras de sus novelas, pero es que el camino hasta ese final ha sido glorioso. Me maravilla la manera en la que el autor es capaz de transmitir tanto y, como dije antes, construir una historia de una profundidad tan tremenda, partiendo de unos mimbres sencillos.
Zweig es una apuesta segura. Es mi apuesta segura. Y para cerrar he elegido un párrafo que me parece que resume perfectamente la esencia de este libro:
«Por primera vez creyó haber entendido la naturaleza humana, que las personas se necesitaban unas a otras, aun cuando les pareciera que eran enemigos, y que es muy dulce sentirse querido por los demás. Era incapaz de pensar en algo o en alguien con odio. No se arrepentía de nada. E incluso para el barón, el seductor, su más encarnizado enemigo, encontró un nuevo sentimiento, la gratitud, porque él le había abierto la puerta hacia aquel mundo de las primeras emociones». [pág. 120]
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[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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