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Encuentro con JULIA NAVARRO - ❝DE NINGUNA PARTE❞ (Plaza & Janés)

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En el marco de la Feria del Libro, Sevilla recibió la visita de Julia Navarro para promocionar su última novela titulada De ninguna parte (Plaza & Janés). Sentados alrededor de una mesa, envueltos en una bulliciosa tarde casi primaveral, nos congregamos un grupo de medios digitales para conversar con la autora sobre su último libro, que explora el azote del terrorismo islámico, a la par que ahonda en el rechazo que los inmigrantes provocan, la falta de identidad o el papel de los medios de comunicación, en una realidad que se torna cada vez más complicada. De ninguna parte nos sumerge en una historia con dos protagonistas principales. Por un lado, «Abir Nasr es un adolescente que presencia, impotente, el asesinato de su familia durante una misión del ejército israelí en el sur de Líbano. Ante los cadáveres de su madre y hermana pequeña, jura que perseguirá a los culpables durante el resto de su vida». Por otro, «Jacob Baudin, uno de los soldados que ha participado en la acción mientras cumplía con el servicio militar obligatorio, enfrentándose al dilema de luchar contra enemigos que no ha elegido». Tras quedar huérfano y al cuidado de su hermano pequeño, Abir es acogido por un tío paterno en París. Allí, en el seno de una familia, en el que los hombres son radicales extremistas, pondrá en marcha esa venganza que se ha ido fraguando poco a poco. 

Como reza la sinopsis, De ninguna parte es una novela que «nos invita a reflexionar sobre cada una de nuestras certezas». De todo ello hablamos con Julia Navarro en aquel encuentro.  

La trama

La primera pregunta que le hicimos no podía ser otra. ¿Por qué escribir esta historia? Julia respondió que porque «la tenemos con frecuencia en las primeras páginas de los periódicos». La autora afirmó que en las últimas décadas se ha producido un ensanchamiento entre Oriente y Occidente, lo que ha dado pie a que Europa, al igual que Estados Unidos, haya vivido episodios de terrorismo islámico.  La realidad de los atentados como el de las Torres Gemelas, Atocha, las Ramblas de Barcelona, o los sucesos ocurridos en París, Bruselas o Alemania, se han asomado con frecuencia a las páginas de los periódicos. «Y todo esto demuestra que existe un problema entre Oriente y Occidente. En lugar de estrechar la franja, la estamos ensanchando». Frente a las múltiples preguntas que le surgen, Navarro aseguró que escribe para tratar de encontrar las respuestas a tales interrogantes. El hecho de plantearse preguntas en sus novelas la ayuda a reflexionar «y entiendo que al lector también se le abre una puerta a la reflexión». De ninguna parte es una novela de acción pero para la reflexión, sobre el problema del terrorismo.

La autora quiso dejar claro que esta novela no trata sobre el eterno conflicto de Oriente Medio, ni sobre musulmanes ni judíos, sino sobre terrorismo, desarraigo, problemas de identidad y los medios de comunicación. «Los judíos y los palestinos no tienen nada que ver en esta historia, aunque haya un protagonista que es judío», aclaró.La novela plantea los problemas de terrorismo que ha sufrido Europa a lo largo de los años, a lo que hay que sumar el desarraigo que sufren todas esas personas que vienen a vivir entre nosotros y por el que terminan sintiéndose de ninguna parte. «Se produce una ruptura con el mundo del que vienen, pero no hay una integración total en el mundo al que llegan», comentó. Se pregunta Julia Navarro si los occidentales lo estamos haciendo bien, si estamos tratando a los inmigrantes con la dignidad que todo ser humano merece. La respuesta es no. Se refirió al resentimiento que sufren algunas personas, como esos jóvenes de los barrios periféricos de Francia, que de vez en cuando salen a la calle para quemar contenedores o enfrentarse a la policía. A juicio de la autora, tales conflictos no son solo de orden público. «Yo digo que hay algo más. Existe un malestar, un grito desesperado de unos jóvenes que sienten ese desarraigo». Asevera que son jóvenes que viven entre dos mundos contrapuestos. Por un lado están las costumbres y códigos de sus familias y por otro, los de la sociedad en las que ellos han nacido, pero en la que no se sienten integrados.


[Foto proporcionada por la editorial. © Juan Manuel Fernández]

Abir y Jacob

Son los personajes más importantes de la novela, aunque a su alrededor orbitarán otros más secundarios, con bastante importancia. 

Abir es un joven que ve morir a sus padres y a su hermana. Fueron víctimas colaterales de una acción llevada a cabo por el ejército israelí. Tales sucesos llenarán de rabia a un joven que terminará de radicalizarse en París, cuando sea acogido por un familiar. 

En cuanto a Jacob, Navarro lo considera un personaje muy rico y lleno de matices. «Se trata de un personaje que cuestiona constantemente todo lo que hace, que somete todas sus certezas a otros filtros, de forma continua; un personaje muy contradictorio y complejo», afirmó. 

Julia Navarro no juzga a sus personajes, sino que los deja transitar su propio camino, un camino que ellos mismos eligen porque, aunque cada uno lleva a cuesta sus propias circunstancias, la última palabra la tienen ellos mismos. «Sin duda, el lugar de nacimiento condiciona nuestro futuro. No es lo mismo nacer en Sevilla que en Sudán pero, ¿acaso no podemos cambiar nuestras circunstancias?», se pregunta la autora. Continuó afirmando que el ser humano es libre y es el único responsable de la última palabra. No toda persona que vive en un ambiente de violencia termina convirtiéndose en terrorista«Todo depende de las decisiones que cada uno tome, aunque la mochila que llevemos a la espalda no nos deje movernos con ligereza». Es lo que le ocurre a Noura, prima de Abir. Ella opta por elegir su propio destino. Abir y su hermano también tendrán esa oportunidad aunque sus vidas estén torcidas. «Por lo tanto, no los exonero pero sí intento explicar sus porqués, sin justificar sus acciones. Me interesa la condición humana, viajar a los claroscuros que todos los seres humanos tenemos», reconoció.

El papel de los medios de comunicación

Otro personaje importante será una periodista de una reputada cadena de televisión. Los medios de comunicación juegan un papel fundamental en el contexto socio-político de un país y Navarro, a través de ese personaje, ha querido mostrar a los lectores qué pasa dentro de una redacción, donde los egos, el poder y la competitividad están en primera línea. «He querido situar a los lectores justo detrás de una cámara, detrás del papel o de un micrófono para que puedan comprender qué es lo que se cuece en los medios de comunicación», un mundo que ella conoce perfectamente tras muchos años de profesión periodística.

Integración

Y centrándonos en otro personaje femenino ya mencionado, Noura, quisimos formularle algunas preguntas.  La prima de Abir es una joven que sueña con la integración en esa Europa en la que reside, pero para ello tendrá que pagar un precio muy caro. A cambio de su libertad, se verá excluida de su propia comunidad. Nos explicó Navarro que «Noura trata de resolver la dicotomía que se forja entre sus padres, -tradicionalistas, con unas costumbres muy arraigadas y apegadas a su religión-, y la sociedad occidental en la que vive, que tiene otros códigos y otros valores». Noura no quiere que su padre, hermano o marido decida por ella. Quiere sentirse tan libre como lo están el resto de las mujeres en Europa. Porque a las mujeres occidentales nadie nos dice con quién nos tenemos que casar, ni qué hacer con nuestro tiempo. De todos modos, no es algo que nos hayan regalado sino que «las mujeres siempre hemos ido pagando precios por todas las cuotas de libertad que hemos ido conquistando. Nunca nos lo han dado gratis».

Desarraigo

Y si la integración es una de las cuestiones fundamentales sobre la que se sustenta la novela, el desarraigo será otro puntal importante. Este se produce cuando uno se siente en tierra de nadie. «Sentirse de ninguna parte es uno de los problemas del mundo actual, cuando las migraciones en las últimas décadas han sido masivas». Se refirió a esos inmigrantes que, por ejemplo, salen del cuerno de África y se juegan la vida para llegar a Europa, con el propósito de huir de la miseria, la violencia, o de una vida que no es tal. Cuando esas personas tratan de integrarse en una sociedad tan distinta a aquella de la que proceden sufren un enorme desajuste. «Viven a caballo entre lo que fueron y conocieron, y lo nuevo que encuentran al llegar a destino», señaló. En esta línea, nos propuso hacer un ejercicio de empatía, ponernos en la piel de todos esos refugiados que llegan a las costas europeas, a las costas españolas, con un sueño. Dejan tanto atrás, que se sienten extranjeros tanto en el lugar al que llegan como en aquel del que proceden. «Muchas veces pensamos que este tipo de problemas lo tienen que resolver los políticos, y claro que es así, pero nosotros tampoco se lo ponemos nada fácil a los que llegan», aseguró la autora. Los ciudadanos como sociedad tienen que tener una responsabilidad en el día a día, y revisar el trato que le damos a los que vienen. «Siempre intento ponerme en la piel de los otros. Me pregunto muchas veces qué ocurriría si fuera yo la que tiene que emprender una viaje al revés, coger a mis hijos de la mano y marcharme con lo puesto», nos confesó. 




Cultura versus Costumbre

Es cierto que esta sociedad mira con recelo a todo aquel que tiene unos orígenes concretos. Pero si nosotros debemos hacer un ejercicio de empatía, ¿qué deben hacer ellos? Al hilo de esta reflexión, comenté con Julia Navarro un pasaje de la novela. Hay un personaje que arremete contra esa supuesta libertad que se respira en Francia, alegando que la libertad es una medida de doble rasero porque a ciertas comunidades les coartan sus prácticas. Julia Navarro recalcó que hay que distinguir entre cultura y costumbre. La autora señaló que debemos tener interés por otras culturas porque «la gente que viene de fuera tiene mucho que aportar y nos pueden enseñar otras maneras de sentir». No obstante, aludió al espacio público que deben compartir todos los ciudadanos de una sociedad, independientemente del país del que procedan. En ese espacio público hay unas reglas que deben ser comunes para todos. Los que vienen de otros países no tienen que tener ni un derecho menos que nosotros, pero deben respetar ese espacio público, en el que, algunas de sus costumbres no caben, tales como «rebanar el clítoris a las mujeres», porque eso es costumbre, y no cultura.

Algún día toda Europa será nuestra y los infieles se convertirán

La novela está llena de frases de este tipo. Julia Navarro nos aseguró que en las páginas islamistas se pueden leer sentencias como esta. Recordó que el imán de Bin Laden ya dijo en su día que no necesitaban cañones para conquistar Europa sino que la conquistarían con el vientre de sus mujeres. En ese punto le pregunté si somos del todo conscientes de la amenaza que pende siempre sobre nuestras cabezas. Ella declaró que debemos reflexionar sobre el motivo de ese odio y esa necesidad de castigar a Occidente. Debemos buscar las raíces del problema para encontrar las soluciones.

Movimientos pacifistas

Quizá algún día ese odio deje de existir y la amenaza terrorista se convierta en una pesadilla del pasado. Por suerte, no todo el mundo es igual. Según leemos en la novela, existen movimientos pacifistas que abogan por la exterminación de la violencia y el terrorismo. «Como en todos los lugares del mundo, en Oriente Medio hay personas que actúan de forma distinta a lo que solemos tener en mente, que piensan de manera diferente y radicalmente distinta». Hay que alejarse de estereotipos y no meter a todo el mundo en el mismo saco, simplemente por proceder de un determinado país. «En Israel hay muchos movimientos pacifistas y autores israelitas importantes, como David Grossman, que son cabezas visibles de esos movimientos por la paz», comentó.


Hasta aquí el resumen de lo que pudimos conversar con Julia Navarro. Se tocaron otros muchos puntos a lo largo de una conversación que sobrepasó la hora de duración y que nos permitió conocer con más profundidad la nueva novela de la autora. Por mi parte, debo reconocer que he disfrutado mucho de la lectura de este libro, y espero contaros con más detalle todas mis impresiones.

Sinopsis: Abir Nasr es un adolescente que presencia, impotente, el asesinato de su familia durante una misión del ejército israelí en el sur de Líbano. Ante los cadáveres de su madre y hermana pequeña, jura que perseguirá a los culpables durante el resto de su vida.

Noche tras noche la amenaza de Abir irrumpe en el sueño de Jacob Baudin, uno de los soldados que ha participado en la acción mientras cumplía con el servicio militar obligatorio, enfrentándose al dilema de luchar contra enemigos que no ha elegido. Jacob, hijo de padres franceses, no deja de sentirse un emigrante en Israel e intenta reconciliarse con una identidad que le viene dada por su condición de judío.

Después de la tragedia, Abir es acogido por unos familiares en París, donde se siente atrapado entre dos mundos irreconciliables, el asfixiante núcleo familiar y la sociedad abierta que le ofrece libertad y que encarnan dos jóvenes: su prima Noura, que se rebela contra las imposiciones del integrismo religioso de su padre y Marion, una adolescente hermosa y vitalista, de la que se enamora de forma obsesiva.

De ninguna parte es un viaje a los confines de la conciencia de dos hombres que se ven obligados a vivir de acuerdo a unas identidades que no han escogido y de las que es difícil escapar, cuyas vidas se vuelven a cruzar años más tarde en Bruselas bajo el humo de las bombas con las que El Círculo, una organización islamista, siembra el terror en el corazón de Europa.

Una historia que hunde sus raíces en la naturaleza humana y sus claroscuros. Una vibrante novela de Julia Navarro que nos invita a reflexionar sobre cada una de nuestras certezas. 


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