Autores
Lorenzo Silva (Madrid, 1966) es el creador de la popular serie policíaca de los investigadores Bevilacqua y Chamorro, que le ha valido premios como el Nadal y el Planeta y de la que la última entrega es El mal de Corcira. También es autor de de numerosas novelas (como La flaqueza del bolchevique, Carta blanca, Recordarán tu nombre o Castellano, entre muchas otras), relatos, ensayos y libros de reportajes y viajes.
Noemí Trujillo (Barcelona, 1976) ha publicado catorce poemarios, varios libros de literatura infantil y juvenil y las novelas Suzanne y El amor tan temido.
Silva y Trujillo han escrito a cuatro manos las novelas juveniles Suad y El palacio de Petko y, tras adentrarse juntos en el género policíaco con Nada sucio, en 2019 iniciaron la serie protagonizada por la inspectora Manuela Mauri con Si esto es una mujer.
Sinopsis
Desde el inicio de la alerta sanitaria, Manuela Mauri no ha tenido un respiro y por primera vez en su vida se siente desbordada por los acontecimientos. En medio del caos, un doble crimen ocurrido en Alcalá de Henares le quitará el sueño: Carlota, una joven de diecinueve años, avisa a la policía al encontrar a su padre y a su madrastra muertos a tiros en su casa. Una fiesta ilegal y el testimonio de diez jóvenes en guerra con la sociedad serán claves en la resolución del caso.
Una novela policial que va mucho más allá de la investigación de un homicidio. En un Madrid sitiado por un virus, las diferencias generacionales de nuestra sociedad explotarán en este caso para recordarnos, a cada uno de nosotros, el peso de nuestra conciencia.
Una reflexión literaria sobre las experiencias y los deseos que forjan nuestro carácter y que combina los argumentos y recursos del género policial clásico con la mirada sobre asuntos candentes a los que no podemos dar la espalda.
[Información tomada directamente de la web de la editorial]
Vuelve Manuela Mauri, a la que conocimos en 2019, cuando Lorenzo Silva y Noemí Trujillo publicaron Si esto es una mujer. De aquella novela, cuya reseña puedes leer aquí, señalé lo mismo que voy a destacar en esta, los temas que toca y la construcción del personaje protagonista. Y, como suele ser habitual en este género, y tratándose de saga, no es necesario haber leído la primera entrega para acercarse a esta última. Sin embargo, sí considero que es recomendable. Los protagonistas evolucionan de un relato a otro y siempre es más interesante acompañarlos en esa evolución.
Mauri tendrá que enfrentarse a un nuevo caso. En esta ocasión, toca investigar un crimen doble, el asesinato de un matrimonio, que ha aparecido muerto en su domicilio.
«Chalet adosado en Alcalá de Henares, junto al parque de La Rinconada. Varón de cincuenta y ocho años, Diego Vargas. Mujer de treinta y seis, Valentina Soares. Eran pareja. Abatidos, los dos, con algo parecido a una escopeta de caza».[pág.20]
Aparentemente todo apunta a un robo, pero en la casa entraron sin forzar la puerta, así que la línea de investigación debe ir por otros derroteros. Para tratar de dilucidar lo que ha ocurrido y encontrar al culpable, Mauri contará de nuevo con su equipo, aunque algunos de ellos estarán ausentes en esta novela por motivos que explicaré más adelante. Lo primero es hablar con Carlota Vargas, la hija de Diego e hijastra de Valentina. Diecinueve años, seductora y de una atractivo insultante. «A su belleza natural y su larga cabellera pelirroja (y despeinada) había que sumarle la fuerza de su juventud, que le otorgaba un encanto ambiguo, rebelde y delicado a la vez». La joven asegura no tener nada que ver con la muerte de su padre y su madrastra. Además, se da la circunstancia de que, a la hora del crimen, ella estaba en una fiesta con unos amigos. ¿Quién es el asesino? ¿Cuáles fueron sus motivaciones?
La investigación sacará a la luz que Diego tenía un tren de vida muy superior a lo que le correspondía. Manejaba mucho dinero y nadie sabía muy bien de dónde procedía tal poder adquisitivo. Se sabía que tenía negocios pero, ¿eran legales?
Por otra parte, la fiesta a la que acude Carlota la noche en la que asesinan al matrimonio, se convocó de una manera peculiar. Alrededor del evento hay mucho misterio. Los jóvenes que asisten a la fiesta se relacionaban con Carlota de maneras muy distintas. Cada uno de ellos tiene un lado oscuro y Mauri tendrá que ir tirando del hilo para averiguar cómo es realmente Carlota.
Qué me ha gustado de esta novela
Sigo siendo muy fan de Manuela Mauri. Más allá de los casos que investiga, de la inspiración que los autores encuentran en la vida real, esta saga tiene un punto fuerte y ese no es otro que su principal protagonista. Manuela Mauri es un personaje que traspasa las páginas del libro, con sus días luminosos y sus días grises. Es una mujer trabajadora, en un sector que genera mucho estrés, en el que no hay horarios, pero sí superiores y objetivos que cumplir. Mauri ejerce una profesión que puede salvar o poner en peligro la vida de una persona. Además es madre, -David y Manuel-, el primero entrando en esa etapa tan complicada como es la adolescencia, donde los jóvenes se sienten desubicados y los padres perdidos. También tiene pareja, a la que no siempre puede atender como debiera ser, porque ella es esclava de su trabajo y en su vida no cabe un cronograma, ni tiempo libre, ni planificación.
En esta novela, Manuela tiene que batallar no solo con los criminales, sino también con aquellos que conforman su vida personal hasta un punto de intimidad que no vimos en la entrega previa. Las decisiones que toma serán cuestionadas por su pareja, por sus hijos, provocando que las relaciones se tensen hasta la crispación. Por todo ello, Manuela es un personaje de carne y hueso, con sus momentos de debilidad. Vulnerable y asustada en los momentos más difíciles, no es una súper heroína y, como nos ocurre a todos, a veces flaquea. Eso es lo que la convierte en un personaje tan creíble, tan cercano al lector, con el que es fácil empatizar.
La pandemia
Por otro lado, y dado que los hechos que se desarrollan en la novela ocurren en pleno confinamiento, concretamente en abril de 2020, hay que sumarle la dificultad que entraña trasladar lo que vivimos en aquellos primeros compases de la pandemia a una historia de ficción. En aquellos meses, en que la mayoría de los ciudadanos estaban recluidos en sus casas, el crimen se replegó ligeramente pero no desapareció. De hecho, tal y como nos cuentan los autores en la entrevista que tuve oportunidad de hacerles (puedes leerla aquí), aparecieron otras formas de delinquir.
«En las primeras semanas de la pandemia los delitos contra la propiedad habían descendido de manera drástica, porque era más difícil pasar inadvertido en las calles desiertas y porque la mayoría de las tiendas y los establecimientos susceptibles de ser atracados estaban cerrados a cal y canto. Solo en las últimas semanas habían empezado a tener robo en farmacias, por su naturaleza de servicio esencial y porque eran de lo poco que estaba abierto las veinticuatro horas».
Por otra parte, tuvimos que adquirir ciertos hábitos (uso de mascarilla y gel hidroalcóholico, distancia social, cero contacto físico) que Silva y Trujillo han tenido que tener muy en cuenta. Admito que puse los cinco sentidos en la lectura de esta novela. Quería comprobar hasta qué punto los novelistas conseguían adaptar los tiempos de pandemia a la trama. Estuve pendiente de los movimientos de Manuela, del comportamiento de su equipo y del resto de personajes, para ver si la ficción encajaba con la realidad del momento. Y sí, también en esta novela hay gente que se salta el confinamiento y salen a la calle sin seguir las recomendaciones sanitarias. Otro punto a favor del libro.
Y no queda ahí la cosa porque fueron tiempos en los que convivimos con las cuarentenas. Por eso antes decía que el equipo de Manuela tendrá algunas ausencias y no estará al completo. Ingeniosamente, Silva y Trujilllo deciden que algún miembro del equipo de Mauri se vea afectado por el coronavirus y, por lo tanto, tenga quede fuera de combate durante un par de semanas. Hasta ese nivel llegan. Chapó.
Los temas
Es habitual en las novelas de Silva, y en aquellas que firma junto a Trujillo, encontrar temas de hondo calado entre sus páginas. En La forja de una rebelde se hablará sobre violencia de género. Durante el confinamiento, ¿quién se acordaba de esas mujeres que vivían junto a sus verdugos durante unos cuantos meses, sin poder salir a la calle, conviviendo veinticuatro horas bajo el mismo techo? No quisiera vivir una situación así, pero párate a pensarlo un momento. Seguro que te parece tan espeluznante como a mí.
También tendrá importante presencia las relaciones entre padres e hijos. ¿Cómo es la vida de aquellos que son fruto de un matrimonio roto? ¿Hasta qué punto el mal rollo de los cónyuges afecta a los hijos? ¿Cuáles son las tensiones que se viven en un hogar desmadejado? En esta novela veremos a madres que no quieren saber nada de sus hijos y a hijos que pueden ser sospechosos de asesinar a sus padres. Cuestiones que me han hecho pensar en esos sucesos que alguna vez hemos leído en prensa, en esos padres que matan a su hijos; en esos hijos que matan a sus padres. Y es que la complicada relación paterno/materno-filial está muy presente en la trama de esta novela. La propia Mauri llegará a plantearse si es buena madre para su prole. Incluso llega mucho más lejos preguntándose si ha sido una buena hija para sus padres. ¿Te lo has planteado alguna vez? Porque, yo creo que, durante la pandemia, con aquellas cifras tan elevadas de fallecidos, la mayoría ancianos, fuimos muchos los que alguna vez nos cuestionamos si somos buenos hijos, si siempre hemos hecho todo lo que pudimos por nuestros padres, si no nos olvidamos alguna vez de ellos cuando más nos necesitaban, si no nos centramos únicamente en nuestras vidas sin pensar que, si hoy estamos aquí, es gracias a ellos.
Pandemia. Ancianos. Covid. En La forja de una rebelde también visitaremos una residencia de ancianos. Os confieso que, cuando la historia me condujo a aquel lugar tragué saliva. Temía encontrarme con algo que me costara digerir, máxime porque yo tenía a mi padre en una residencia y no podía ni ir a verlo. Pero esa parte de la historia, aunque dura, eso solo colateral y meramente anecdótica. En cualquier caso, está muy bien traída pues refleja a qué otras situaciones tenían que enfrentarse la policía durante la época más intensa y complicada del confinamiento y la pandemia.
Estructura y estilo
Fluida. Lees y avanzas sin darte cuenta, a lo largo de veinticinco capítulos, de corta extensión, donde abunda el diálogo. Todo ello coronado por un epílogo que vuelve a dejar una pregunta en los labios del lector. Silva y Trujillo le toman el pulso a la realidad, y nos adentran en una trama policíaca no exenta de interés y llena de actualidad. Todo ello combinado con las reflexiones sobre esos temas que os he comentado con anterioridad.
Cierra el libro los Agradecimientos, donde los autores nos dan detalles sobre la documentación para la novela y comparten con nosotros otros asuntos más personales y delicados que merecen todo el respeto.
Con muchas referencias literarias (no hay más que ver el título) y alguna que otra cinematográfica, poco más os puedo comentar de este libro. Seguiré pendiente de las próximas aventuras de Manuela Mauri que, a mi juicio, es una personaje que dará mucho juego. Creo que va a ser una dura competidora frente a los grandes Bevilacqua y Chamorro. Al tiempo.
Pongo punto y final con una de esas reflexiones que nos arroja Manuela a la cara y que, sin duda, nunca debemos olvidar.
«Supongo que es el frío de vivir, la conciencia de vivir, el miedo de estar vivo hoy que, de pronto, pase algo y te marches de aquí, dejando desamparados a los tuyos, y sin poder arreglar ya las cosas que mantienes descompuestas con los que más quieres» [pág. 322-323]
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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