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ANTONIO MACHADO. LOS DÍAS AZULES (DOCUMENTAL - 2020)

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Año: 2020

Nacionalidad: España

Director: Laura Hojman

Reparto: --

Género: Documental

Sinopsis: Largometraje documental que recupera la memoria y la obra de Antonio Machado, en el 80 aniversario de su muerte. La vida del poeta como símbolo de la España que se perdió: un canto a la importancia de la cultura para la vida, para el progreso y para crear una sociedad mejor.

[Fuente: Filmaffinity]


¿Pero qué clase de maravilla es esta?¿Cómo no he visto este documental antes? No me explico cómo se me ha podido pasar pero ahora, tras encontrarlo, tras verlo, siento que Los días azules es una joya que uno debe mantener bien cerquita del corazón.

Viajando por Netflix, y cansada de tanta película y serie que, a la larga, me termina aburriendo, cada vez tiendo más a perderme en los documentales. Hace una semana, buscando algo que realmente me interesara, me encontré con estos días azules, en los que me he zambullido un par de veces. Y es que este documental tiene tal belleza que, verlo solo una vez me pareció insuficiente. No descarto un tercer visionado.

Los días azules es un documental que la directora Laura Hojman rodó con motivo del ochenta aniversario de la muerte de Antonio Machado, que tuvo lugar el 22 de febrero de 1939. Llevaba poco tiempo en el exilio. Seguro que la pena de dejar atrás su tierra, su país, tuvo que ver en su enfermedad y su muerte. A lo largo de noventa minutos, y a través de los testimonios y opiniones de escritores, profesores, catedráticos y poetas, el documental  hace un recorrido breve (habría tanto qué contar) por la vida de Antonio Machado. Os cuento un poco lo que se narra en el mismo.

Las primeras imágenes nos trasladan a Colliure, la tierra que abrazó al poeta en su eternidad. En este pueblo, por cuyas calles solo habita el silencio, brevemente interrumpido por el tañer de unas campanas, el espectador puede contemplar el último edificio en el que residió Machado, el hotel de madame Quintana. Colliure, un pueblo, en cuyo cementerio descansan sus restos; una tumba, junto a la cual figura un buzón; un casillero, en cuyo interior se depositan decenas de cartas desde 1975, procedentes de todo el mundo, llenas de emoción y sentimiento. Joëlle Santa-García es la directora de la Fundación Antonio Machado en Colliure. Ella es la encargada de clasificar esas cartas, para que no se pierdan ni se deterioren con el paso del tiempo.

Los días azules continúa su recorrido por el principio de todo, por el nacimiento de Antonio Machado en Sevilla, en una habitación del Palacio de las Dueñas, por cuyos jardines un niño de pocos años se perdía entre los limoneros, metiendo sus pequeñas manos en el agua fresca de una fuente [El limonero lánguido suspende / una pálida rama polvorienta / sobre el encanto de la fuente limpia, / y allá en el fondo sueñan /los frutos de oro......]. La familia de Antonio Machado era humilde, aunque su abuelo paterno, Antonio Machado Núñez, fue un hombre importante en la ciudad, un hombre de ciencias, catedrático en la Universidad de Sevilla, comprometido políticamente, y que se encargó de mantener económicamente a toda la familia, a hijos y a nietos, mientras vivió. Y siguiendo la proyección profesional del abuelo, principal difusor de las doctrinas darwinistas, toda la familia al completo viajará a Madrid, en 1883. 

En la capital, los Machado niños - Manuel, Antonio y José-, tendrían otras oportunidades. Entraron en la Institución de Libre Enseñanza que dirigía Francisco Giner de los Ríos, un centro educativo laico que abogaba por fomentar el propio pensamiento y la responsabilidad individual, donde los niños y las niñas compartían aulas, sin la típica separación por sexos de la época. Bajo el ala de Giner de los Ríos, sus discípulos aprendieron a amar la naturaleza, gracias a las diversas excursiones que se organizaban. El sistema educativo de aquella institución fue revolucionaria en España. [Los párvulos aguardábamos, jugando en el jardín de la institución, al maestro querido. Cuando aparecía don Francisco, corríamos a él con infantil algazara y lo llevábamos en volandas hasta la puerta de la clase].

Pero Machado no solo sintió pasión por la naturaleza, temática que asoma en sus poemas con frecuencia, sino que también se sintió tentado por el teatro, y así consiguió entrar en la compañía de María Guerrero. 

No obstante, España se le quedó pequeña. Los Machado soñaban con ir a París, que sería el siguiente destino en sus vidas, pasear por las calles parisinas, vivir la noche y entrar en contacto con grandes intelectuales y escritores, como Rubén Darío. Fue en la ciudad de la luz donde nacieron los versos que luego compondrían el volumen Soledades, una poesía simbolista, nacida de la mano de un poeta que no encajaba con la figura del bohemio. [La primavera besaba / suavemente la arboleda, y el  verde nuevo brotaba / como una verde humareda].

Muere el padre, muere el abuelo, muere la abuela. No había quién mantuviera económicamente a la familia, así que Antonio Machado tiene que buscarse la vida y encontrar trabajo. Consiguió una cátedra como profesor de francés en instituto. Su profesión le hizo viajar por diversas ciudades españolas: Soria, Baeza, Segovia. [He vuelto a ver los álamos dorados, / álamos del camino en la ribera / del Duero, entre San Polo y San Saturio, / tras las murallas viejas / de Soria -barbacana / hacia Aragón, en castellana tierra-.]

«Leer a Machado es entender la vida, sus alegrías, sus descalabros y, en ocasiones, lo imposible». Defensor de la naturaleza, entusiasta de la humanidad, y constante buscador de la felicidad de los otros, Machado nos enseña en sus poemas cómo se debe vivir. Y entre esos descalabros, también estuvo el amor. Su corazón suspiró de pasión siendo ya un hombre adulto. En Soria, conoció a Leonor Izquierdo, una adolescente con la que se casó cuando ella cumplió los quince años. Pero a la muerte se le antojó arrebatarle a Leonor y Machado se hundió. [Sentí tu mano en la mía, / tu mano de compañera / tu voz de niña en mi oído / como una campana nueva / como una campana virgen / de un alba de primavera].

Las siguientes paradas serían Baeza, los años de su duelo por la muerte de Leonor pero también por la muerte de Giner de los Ríos. Fue en la localidad jiennense donde Machado conoció a Lorca. Dos poetas, dos generaciones distintas, bajo el mismo cielo. Y luego llegaría Segovia donde, en 1920 fundó, junto a otros colegas, la Universidad Popular, con clases nocturnas gratuitas para obreros y obreras. Segovia le devolvió el amor en 1928Guiomar que era Pilar de Valderrama. Pilar de Valderrama que era Guiomar. Con ella se citaba en Madrid, pero fue un amor triste por no poder tener al que sería el gran amor de su vida. [Huye del triste amor, amor pacato, / sin peligro, sin venda ni aventura, / que espera del amor prenda segura, / porque en amor locura es lo sensato.]

La vida de Machado subió a las alturas con la llegada de la República y la apuesta por la educación. Y luego enfiló el camino hacia el final. El golpe de Estado, la guerra, los bombardeos sobre Madrid, el ataque a la cultura, el avance de las tropas nacionales. [Quien oyó los primeros cañonazos disparados sobre Madrid por las baterías facciosas, emplazadas en la Casa de Campo, conservará para siempre en la memoria una de las emociones más antipáticas, más angustiosas y perfectamente demoníacas que pueda el hombre experimentar en su vida]. Y la muerte de Lorca,  el gran mazazo. El crimen fue en Granada. [Se le vio, caminando entre fusiles, / por una calle larga, / salir al campo frío, / aún con estrellas de la madrugada. / Mataron a Federico / cuando la luz asomaba. / El pelotón de verdugos / no osó mirarle la cara]. ¿Qué hacer? ¿Huir? No quería abandonar Madrid, se resistía a seguir los consejos del gobierno republicano y de los amigos escritores. Al final, sus pasos le llevaron a Valencia (Rocafort) con toda la familia. Allí pasó una temporada, en Villa Amparo, donde también volvió a tener los limoneros de su infancia a la vista, los frutos dorados a su alcance. El rumor de una acequia que bien le recordaba el murmullo de las fuentes del Palacio de las Dueñas. El regreso a la infancia, cuando su vida se encaminaba hacia el final. [Otra vez el ayer. Tras la persiana, / música y sol; en el jardín cercano, / la fruta de oro, al levantar la mano, / el puro azul dormido en la fontana. / Mi Sevilla infantil, ¡tan sevillana! / ¡Cuál muerde el tiempo tu memoria en vano! / ¡Tan nuestra!  Avisa tu recuerdo, hermano. / No sabemos de quién va a ser mañana.]

De Valencia a Barcelona. Franco se acercaba a la Ciudad Condal y había que huir, in extremis. Machado, siempre in extremis, como última opción. Y de Barcelona a Francia, solo un paso. Después de pasar por varias localidades, llegó a Colliure el 28 de enero de 1939. Allí encontró la muerte. También se relata cómo fue enterrado, la muerte de su madre, tres días después, y de qué manera, en 1958 sus restos, junto con los de su madre, fueron depositados en la que sería su tumba definitiva. 

Por último, el documental también recoge el debate sobre si es conveniente trasladar los huesos del poeta a España.¿Qué significado tiene la tumba de Antonio Machado en Francia? ¿Qué significado tendría en España?


 «Solo la tierra en que se muere es nuestra».


Esto es parte de lo que podemos ver en este documental, un trabajo exquisito y maravilloso, en el que contamos con las intervenciones de:

Ian Gibson (hispanista y escritor)

Amelina Correa (profesora y escritora)

- Fanny Rubio (catedrática y escritora)

Luis García Montero (poeta y catedrático)

- Antonio Rodríguez Almodóvar (escritor)

Francisca Aguirre (poeta)

- Alfonso Guerra (profesor y político)

Antonio Muñoz Molina (escritor)

Jacques Issorel (escritor)

- Monique Alonso (escritora)


Pero también escucharemos los versos de Machado en la voz de Pedro Casablanc, que tanto me han impresionado.¡Qué lecturas tan bonitas! ¡Qué manera de dar vida a los poemas de Machado! A esa voz en off que nos habla directo al corazón, que convierten los poemas del poeta sevillano en algo tangible, que nos retrotraen a nuestra propia infancia, o que nos sumergen en las aguas de la nostalgia, se unen pasajes ilustrados de la mano de la cordobesa María Pulido. Son dibujos sencillos pero evocadores,íntimamente relacionados con lo que se narra, con los textos poéticos de Machado.

Y también veremos fotografías familiares, instantáneas sobre la guerra, retratos del propio Machado, o de las personas más importantes de su vida. Y la banda sonora, a cargo de Pablo Cervantes, del que ya os he hablado en otra ocasión. Suena el piano y el violín, para componer una atmósfera hermosa, profundamente nostálgica, que nos mecerán, mientras nos invade el alma las palabras del poeta.

Este documental es una maravilla. Delicado, conmovedor, elegante y emotivo. Mucho mejor que muchas buenas series y películas. Es un trabajo audiovisual que me ha permitido aprender más sobre Antonio Machado, sobre su persona, sobre su poesía, sobre su exilio. Un precioso homenaje. Ahora solo tengo ganas de saber más. ¿Y su voz? ¿Tenemos la voz de Antonio Machado? He perdido un buen rato buceando por Internet en busca de algún archivo sonoro. No lo encontré. No lo habrá. Como tampoco lo hay de Federico García Lorca. Ahora solo tengo ganas de escuchar ese canto de los pájaros en el violonchelo de Pablo Casals, mientras dirijo mis pasos hasta Colliure, para dejar una carta en ese buzón junto a su tumba, unas palabras que Machado reciba allá donde quiera que esté.


«Para los estrategas, para los políticos, para los historiadores, todo estará claro: hemos perdido la guerra. Pero humanamente, no estoy tan seguro… Quizá la hemos ganado». 


Imprescindible. Lo tenéis en Netflix.




Tráiler:




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