Autora
Paula Rosado Durán (Sevilla, 2004) es sin duda toda una amante de todas las artes, en especial la escritura, como así demostró desde la prematura edad de los trece años, siendo esta una vía de escape y un apoyo enorme.
En 2022, coincidiendo con su último curso en el instituto y cursando el bachillerato de humanidades, publica su primer poemario “Mosaico de (des)amor”, con tan solo diecisiete años.
Actualmente cursa el grado de Periodismo en la Universidad de Sevilla, y por supuesto, planea continuar con su trayectoria en el mundo de la escritura.
Sinopsis
Sentir que te pierdes a ti mismo, aunque estés rodeado de todo tipo de personas, es perderlo todo. Y es el sentimiento más terrorífico que existe. Nada da más miedo que verte a ti mismo marchar porque ya no sabes ni quién eres. Da miedo, ¿verdad? Pero se sale de ahí, de ese pozo sin fondo al que estás cayendo, de la incertidumbre de no saber nada, de la atadura de las cadenas que tú mismo te has puesto. Las personas estamos en constante evolución, somos efímeras, y cada circunstancia que vivimos hará que nuestro rumbo sea de una forma o de otra. El miedo a estar sola, el sentir que me pierdo cada segundo que pasa, puede que nunca llegue a desaparecer. Pero soy humana, soy efímera, y estoy evolucionando.
[Información tomada directamente de la web de la editorial]
Muchos sabéis que no acostumbro a leer poesía. Salvo contadas ocasiones, me he zambullido en un poemario. No es que no me guste el género.¿Cómo no me habría de gustar si todo es pura emoción? Simplemente, es que se me resiste. Me parece un género complicadísimo, tanto para escribir como para leer. Admiro muchísimo a todo aquel que es capaz de plasmar en unas cuantas líneas aquello que bulle en su interior, su particular torbellino de emociones, los sentimientos más profundos. Algo, tan extremadamente delicado como es el corazón, bien merece un respeto y una dosis importante de consideración. Pero yo, por más que lo intento, me cuesta mucho extraer el significado de los poemas, la intencionalidad del autor, lo que nos quiere transmitir. En cualquier caso, no dejo de intentarlo.
En los últimos años son muchos los poemarios que han pasado por mis manos. Algunos están firmados por gente conocida -cantantes de todos los géneros-, y otros proceden de jóvenes que van dejando su impronta a través de redes sociales. Lo curioso de todo esto, es que la mayoría de estos poemarios están escritos por gente muy joven, chicos y chicas con los que he podido hablar, descubriendo un amor desmesurado por la literatura, inquietudes creativas, ganas de cambiar el mundo, deseo de conectar con otros iguales. Gente joven con la cabeza bien amueblada y una claridad de ideas inconcebible para esa edad, que han pasado por diversos avatares y han encontrado refugio en la escritura. Este es el caso de Paula Rosado Durán, una joven de tan solo dieciocho años que empezó a escribir a los trece y, desde entonces, no ha dejado de hacerlo. Para Paula, la poesía es magia. Es consciente de que este mundo de la literatura es altamente complicado, pero asegura que la poesía es su rincón favorito.
[Foto: cortesía de la autora] |
Y dije antes que me cuesta extraer el significado de los poemas pero no siempre es así. Los poemas de Paula Rosado son directos, sin ambages, ni florituras. Van directo al grano. En ellos, ella habla de las cuestiones que le atañen con un lenguaje sencillo y al alcance de todo tipo de lector. Para muestra, un botón. Os dejo el poema que da nombre al volumen y del que Paula dice: «Este poema es el reflejo de la inseguridad, del miedo al fracaso y un recorrido por ciertas experiencias que han marcado mi vida, sin duda es uno de los poemas que más me ha gustado escribir».
Mosaico de (des)amor
Sé que mientras lloro delante del espejo,
el mundo no se para.
A veces tengo la sensación
que a mí alrededor tengo una atmósfera
que no me deja ver más allá.
El olor a agua salada que me invade
puede ser por las lágrimas de mis mejillas,
o tal vez por cómo me hundo poco a poco
en este mar lleno de naufragios.
Es irónico que a pesar de ahogarme
siempre sea yo quien rescato a los demás.
Y es que cada día
trato de llegar a la superficie,
pero algo me ata aquí,
y sé que soy yo misma la que
no me deja salir.
Porque por suerte,
o más bien desgracia,
soy mi peor enemiga.
Y cuando estoy a solas conmigo,
es cuando más me hundo.
Ahora que estoy perdida
en este cementerio marino,
siento el frío del mar de tus ojos.
Recuerdo su peculiar humor,
que a veces tanto daño me hacía.
Y recuerdo cómo me robaste
la pequeña niña que había en mí.
Puedo ver cómo te reíste de mí,
cómo me odia él ahora,
y lo mucho que la quise a ella.
Qué pena que todo acabará,
tan fugazmente como el verano,
pues ahora no son más que
borrosos recuerdos.
Los recuerdos que guardo en mi corazón,
el mosaico de (des)amor que me brindaron
las dulces o corrompidas almas que estuvieron
conmigo para sacarme a la superficie.
Sé que cuando llega el frío para mí,
para el mundo sigue siendo verano.
Y a veces tengo la sensación
que a mí alrededor todo es cálido,
menos en mi interior,
al parecer ahí siempre es invierno.
La literatura no morirá nunca, siempre y cuando haya gente joven con ganas de expresarse. Da igual que sea en prosa o en verso. Lo verdaderamente importante es que la juventud encuentre en la escritura y en la lectura ese espacio de íntima conexión consigo mismo y con el universo. Aplaudo a todos los que dan un paso al frente y comparten con los demás, por medio de la tinta y el papel, lo que anida en su interior. Por eso este espacio siempre los apoyará.
Para ir cerrando, os dejo las preciosas y sinceras palabras de Paula, con las que explica por qué ha escrito este libro.
«A través de este sueño ya hecho realidad unos meses atrás, quise expresarme y alzar la voz por la Paula que no pudo abrir su corazón por miedo al qué dirán durante años. Este libro cambió mi vida e hizo que un nuevo capítulo comenzase. Me ha hecho evolucionar, madurar y dejar atrás el dolor de experiencias que ahora son tan solo cicatrices. Con todo ello, espero y me encantaría que mi poemario llegase a más personas porque tal vez haya alguien que sienta lo mismo que yo sentí, miedo, y mis versos podrían ser de gran ayuda si tan solo llegasen a las manos de quién lo necesita.»
La ilustración de la cubierta nos puede dar muchas pistas sobre lo que ha significado este libro para esta joven. Desde aquí le deseo mucha suerte a Paula, y confío en que siga en esta brecha, sin arrojar la toalla.
[Fuente: Imagen de la cubierta facilitada por la autora]
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