Editorial: Páginas de Espuma
Fecha publicación: 2023
Precio: 17,00 €
Género: cuentos
Nº Páginas: 160
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
ISBN: 978-84-8393-327-5
Autora
María José Navia es magíster en Humanidades y Pensamiento Social por la universidad de Nueva York y doctora en Literatura y Estudios Culturales por la universidad de Georgetown. Actualmente se desempeña como profesora en la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Es autora de las novelas SANT (2010) y Kintsugi (2018; 2020) y de las colecciones de cuentos Instrucciones para ser feliz (2015) Lugar (2017; Finalista del Premio Municipal de Literatura) y Una música futura (2020; ganadora del concurso Mejores Obras Literarias que entrega el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile y finalista del Premio Municipal de Literatura). También ha publicado una novela infantil: El mapa secreto de las cosas (2020; Premio Medalla Colibrí IBBY Chile 2021 a la Mejor Ficción Infantil).
Algunos de sus relatos han sido traducidos al inglés, al francés y al ruso y han formado parte de antologías en Chile, España, México, Bolivia, Rusia y Estados Unidos. En 2022 fue seleccionada como una de las cinco finalistas del Premio Internacional Ribera del Duero por su libro de cuentos inédito Todo lo que aprendimos de las películas.
Sinopsis
«Padres y madres y parejas y amigas y ecografías, habitaciones peligrosas, visiones alteradas y la inminente posibilidad del fin de todas las cosas son proyectadas en la pantalla de Todo lo que aprendimos de las películas por la linterna mágica de María José Navia. Diez tramas que acaban conformando un mismo largometraje mental y que se leen/ven no como cuentos de hadas pero sí como cuentos de embrujadas a la espera de la llegada de ese gran tornado que las lleve muy lejos o que las devuelva a ese sitio que jamás quisieron abandonar. En el más technicolor black & white, Navia enseña todo lo mucho y muy bueno que sus lectores tienen para aprender de ella leyéndola –desde los créditos de apertura hasta el The End, por favor, shhh, sin hacer ruido– en el más elocuente y conmovido y agradecido de los silencios por toda su luminosa oscuridad», Rodrigo Fresán.
[Información tomada directamente del ejemplar]
El pasado mes de febrero tuve la oportunidad de conocer a María José Navia. Profesora en la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile, país en el que nació, Navia es autora de novelas, tanto para adultos como para niños, aunque lo que más ha cultivado son los cuentos. Y precisamente, un volumen de relatos es lo que nos lleva a esta reseña. Porque María José Navia quedó recientemente como finalista del Premio Ribera del Duero con el título Todo lo que aprendimos de las películas, publicado por la editorial Páginas de Espuma. Con motivo de dicha publicación, la autora cruzó el charco para hacer promoción en España. Una de sus paradas fue Sevilla, ciudad que visitaba por primera vez, y aquí nos encontramos para hablar de este libro (puedes leer la entrevista aquí).
Un total de diez cuentos componen este volumen que, atención a la advertencia, es preferible leer en orden. Los lectores de antologías de cuentos, relatos, o de poemarios solemos ser bastante anárquicos y emprendemos la lectura de estos libros de manera desordenada. Eso es lo que hice con Todo lo que aprendimos de las películas y cometí un error. Por una entrevista, supe que la autora recomienda leer estos cuentos en orden porque ella los concibió así dispuestos, con la intención de provocar ciertos efectos en el lector. Pero cuando tuve conocimiento de tal sugerencia, ya era tarde para mí, porque había leído prácticamente el volumen completo como Dios me dio a entender. Ahora siento que no he extraído todo el jugo a esta lectura.
En cualquier caso, lo que sí he hecho es abordar mis notas acorde a la recomendación de Navia. Es decir, empezando a revisar mis apuntes con Mal de ojo, que es el cuento que abre el volumen (yo lo leí en penúltimo lugar) y, a partir de ahí, en adelante. Os cuento un poquito sobre algunos de ellos.
* Mal de ojo. Daniela acude con cierta regularidad a la consulta del oftalmólogo pues su diabetes genética le está afectando a la visión. Allí suele coincidir con un padre y un hijo, con los que entabla cierta amistad. El cuento explora lo que supone para Daniela esos encuentros, qué espera de ellos: ¿amistad? ¿Algo más? Averígualo con su lectura.
*Dependencias. Una pareja busca una casa en la que formar una familia y tener un hijo. Después de mucho buscar, consiguen encontrar el lugar perfecto, el idóneo, ese espacio en el que poder cumplir un sueño.
«Habíamos esperado mucho para tenerla. A ella, a la casa. Meses rondándola, revisando posibilidades de pago, pensando que, en cualquier momento, alguien iba a comprarla antes que nosotros. Era perfecta. Un lugar lleno de luz, con un patio muy verde (tantos árboles, había dicho una de las sobrinas), en un barrio lindo y tranquilo». [pág. 53]
Pero el hijo no termina de llegar. Al principio no pierden la ilusión pero el tiempo pasa, y esa casa que tanto habían buscado ya no será tan luminosa ni tan perfecta para los propósitos de la pareja. ¿Qué ocurre cuando los sueños se frustran?
* Fan. Constance Bergman es una afamada escritora que acaba de fallecer. La hija recibe en el domicilio, a un admirador de la madre, con el que conversa. Pero se producen dos diálogos a la vez. Por un lado, el que la hija mantiene con el admirador. Por otro, el que ella mantiene consigo misma, mientras escucha los halagos del fan hacia su madre. El cuento nos permitirá también conocer a Constance desde dos ángulos, desde el de escritora y desde el de madre. Los pensamientos de la hija nos irán descubriendo qué relación mantenían.
* Gretel. Ese es el nombre de este cuento pero también el nombre que recibe la IA del mismo. El relato narra la historia de dos niñas que viven en una casa (atención a esta casa) y están únicamente bajo el cuidado de una suerte de Alexia, que decide en todo momento lo que las niñas tienen que hacer (despertar, comer, jugar, dormir). ¿Por qué están las niñas solas en esa casa? Esto no te lo desvelo pero te va recordar a cierta etapa de tu vida reciente, créeme.
«Gretel tiene ojos en todos lados. Controla la temperatura de la casa, el volumen de la música. Deja que los teléfonos pasen a buzón de voz si la llamada llega muy tarde. Le avisa a mamá si falta comida en el refrigerador o productos de limpieza. Cada cierto tiempo nos pregunta cómo estamos. Nos apaga la tele si llevamos mucho rato, monitorea nuestras tareas y horas de clase». [pág. 121-122]
El cine tendrá gran importancia en este cuento.
Estas son pequeñas pinceladas que te pueden dar una idea de lo que encontrar en este volumen de cuentos. Entre los temas que aborda María José Navia, destaca principalmente todo lo relacionado con las relaciones personales, -la relación entre padres e hijos, la relación de pareja, la relación con los espacios-, la maternidad, el culto al cuerpo, ... Pero Navia ha puesto especial interés en los límites, en las fronteras, en lo que no es pero puede que esté a punto de ser, en el «casi» que lo llama ella. Me decía en la entrevista: «Me interesan mucho las relaciones del casi padre, la casi madre, los casi amigos o la casi pareja. Todos estos vínculos que pueden ser efímeros, transitorios, son también importantes». Por eso vamos a ver a madres que quieren serlo y no lo son, a mujeres que casi son madres pero no han parido a la niña que cuidan, y a personas que casi son amigas,
Obviamente, y con un título como el del volumen, las referencias cinematográficas no pueden faltar. Desde Kill Bill a Big Eyes, pasando por El Mago de Oz, que será casi un mantra en estos relatos.
Debo admitir que algún cuento me ha parecido especialmente triste. Daniela, la narradora de Mal de ojo me resulta una mujer solitaria, temerosa de quedarse ciega, que busca aferrarse a algo para cubrir vacíos. Otros, en cambio, tienen una atmósfera algo tétrica, cuya lectura me ha producido cierta incomodidad, como ocurre con Sirenas o Sacar la lengua.
Pero lo más notable de este volumen de cuentos es lo común que hay entre unos y otros. De ahí la importancia de leerlos en orden. El lector se irá dando cuenta que aquella casa que parecía maldita en Dependencias será la misma casa que habiten otros personajes en otros relatos, pero los espacios varían en función de aquellos que los ocupen. Y luego, será curioso advertir cómo algunos personajes aparecerán en más de un cuento, como protagonistas, como secundarios, o in absentia. Un nombre sobrevolará buena parte de estas piezas breves, el de Constance Bergman (¿lo de Constance será por algo?) y entre líneas también veremos a la hija de esta escritora, en diferentes momentos de su vida. Navia plantea un juego que despierta la curiosidad de lector, a la par que lo divierte.
La mayoría de estos cuentos están escritos en primera persona, a través de una voz de mujer, pues predomina el protagonismo femenino. No obstante, en alguna ocasión se cuela la tercera o bien, esta desaparece para ceder el testigo a uno de los personajes que se expresa momentáneamente de viva voz. Juegos, y más juegos que nos ofrece la autora.
Con una longitud variable (algunas piezas se convierten en nouvelle), estos cuentos no se pueden entender como fragmentos individuales sino que conforman un todo, constituyen una unidad, de ahí que no se pueda hablar de un volumen con cuentos sino un volumen de cuentos, como aclaró la autora en la entrevista.
Como siempre, y a pesar de haberlos leído de la manera incorrecta, he disfrutado de un género que cada vez me depara más sorpresas. Así que, si te gustan los cuentos, que son cuentos pero a la vez funcionan como una historia compacta, no te puedes perder Todo lo que aprendimos de las películas de María José Navia, aunque...
«En las películas aprendemos cosas que nunca usamos». [pág. 37]