Año: 2023
Nacionalidad: España
Director: Antonio Méndez Esparza
Reparto: Malena Alterio, Aitana Sánchez-Gijón, José Luis Torrijo, Rodrigo Poisón, Manuel de Blas,...
Género: Drama
Sinopsis: Lucía pierde su empleo como programadora informática y decide dar un giro en su vida: convertirse en taxista. Al volante de su taxi, recorriendo las calles de Madrid, esperará pacientemente la ocasión de llevar en él a su vecino desaparecido, del que se ha enamorado.
[Fuente: Filmaffinity]
Está claro que mis conocimientos sobre la industria del cine son nulos. Deben serlo. O que mi capacidad intelectual no da para determinar cuándo una película es buena o cuándo no, más allá de mis gustos personales. Y lo digo porque lo que me ha ocurrido con Que nadie duerma no tiene ni pies ni cabeza. Os cuento.
Justo antes de la gala de los Goya, aprovechando que esta película, basada en una novela de Juan José Millás, estaba en el catálogo de Netflix, me senté a verla. Nada más empezar, me fijé que el metraje alcanzaba las dos horas. No pasa nada, que no cunda el pánico. Doy al play y arrancamos. Pues bien, cuando llevaba una hora de visionado tuve que quitarla. Qué sopor más horroroso. No me estaba interesando nada de nada. Y ahí quedó la cosa. Sabía que Malena Alterio, su actriz protagonista, estaba nominada al Goya en la categoría de Mejor Actriz Protagonista. Competía contra Patricia López Arnaiz por 20.000 especies de abejas, María Vázquez por Matria, Carolina Yuste por Saben aquell, y Laia Costa por Un amor. Y ¡zasca!, el sábado escucho decir a Carlos del Amor, comentarista de la gala de los Goya, que Alterio partía como favorita. ¿Sí?, me pregunté incrédula. Y luego, ¡otro zasca! La Malena se llevó el cabezón. Y ahí me quedé pensando si no había abandonado el visionado de Que nadie duerma demasiado pronto, si no resultaría que la otra hora que me quedaba por ver era una maravilla imprescindible, con una interpretación de premio. No me podía quedar con la duda, así que, el domingo pasado le di otra oportunidad a la película. Resultado, el mismo sopor que sentí en el primer intento. Y si digo que no tengo capacidad suficiente como para emitir un juicio crítico sobre el mundo del cine, debe ser verdad porque, ¡anda que esta película no tiene opiniones positivas! Bueno, venga, también las hay muy negativas. Me alivia pensar que no estoy sola. Pero vamos al lío, que os cuento un poco más en detalle.
¿De qué va Que nadie duerma? Sin entrar en muchos detalles, la película gira alrededor de Lucía, una joven informática que trabaja en una empresa donde están despidiendo a compañeros. Tiene una vida sencilla, más bien anodina y gris. Cada día va a su trabajo y también vela por su padre, un hombre mayor, viudo hace muchos años, del que cuida una joven latinoamericana. Lucía no tiene pareja y su tiempo de ocio lo pasa con alguna amiga, tomando alguna cerveza. Pero todo se tuerce cuando ocurren dos cosas en su vida. Por un lado, la intervención judicial de su empresa, con lo que la nómina de trabajadores perderá el trabajo y tendrán que emprender acciones judiciales para reclamar los sueldos atrasados. Lucía pasa momentáneamente a engrosar la lista de parados. Y por otro, la breve amistad que forjará con su vecino, un misterioso actor teatral que escucha diariamente el aria de Puccini, Nessun Dorma. La primera consecuencia de estos hechos será que Lucía se saca la licencia para conducir un taxi y se comprará un vehículo con el que ganarse el pan; la segunda, se enamora de su vecino. Sin embargo, este desaparece de su vida. Ella no parece darle demasiada importancia. Cree que el joven volverá a ella porque el destino lo ha marcado así. Y mientras anhela ese reencuentro, Lucía cambiará algunos hábitos en su vida, y seguirá conduciendo su taxi. Los clientes se irán sucediendo en un entorno laboral no exento de situaciones difíciles, pero con algunos usuarios logrará entablar amistad. Y así llegaremos al final, donde ella descubrirá una verdad muy dolorosa que la empujará a comportarse de forma muy lejana a su proceder natural, y es que hay mucha gente que se aprovecha de los inocentes.
Qué me ha gustado de la película y qué no me ha gustado
Si debo ser sincera, hay pocas cosas que me hayan gustado de esta película. Leo muchas críticas que ensalzan este largometraje, haciendo alusión a la simpleza de la vida de Lucía como una cuestión a destacar porque, al fin y al cabo, esa vida puede ser la de cualquiera de nosotros. Y ahí, en ese punto de partida, estoy de acuerdo. Sin embargo, esa vida cotidiana ocupa una parte demasiado larga de película. Es que, a la hora de visionado, no había ocurrido gran cosa. Y a la hora y media, es cuando parece que el asunto cobra mayor interés. ¿Y no es hora y media pedir demasiado al espectador? Creo que es pedirnos mucha paciencia.
Por otra parte, no sé hasta qué punto resulta verosímil que una taxista llegue a entablar tanta cercanía con sus clientes. Y vale, ese es el terreno de la ficción pero no sé, es que tampoco me resulta muy creíble que Lucía llegue a forjar amistad con dos clientes de su vehículo. Al menos, no me pareció creíble al principio. Luego, cuando llegues al desenlace, y descubras esa verdad dolorosa que ponen ante los ojos de Lucía, la historia cobra otro color. Pero, aun así, todo me parece forzado.
Tengo que admitir que, Que nadie duerma me ha resultado tediosa en su mayor parte. La salvan esos treinta minutos finales que, dicho sea de paso, tampoco terminé de entender muy bien porque queda todo como muy en el limbo. Al margen de eso, los diálogos no me aportan nada. Algunos me parecen vacíos y tontorrones. Ni siquiera funcionan como esos diálogos de cortesía que tenemos con desconocidos, las típicas conversaciones de ascensor. Casi que no me interesa nada la trama. Me da igual que ella se reencuentre con el vecino o no. Y ese desanimo me llevó a enfrentarme a lo más intenso de la película con la misma desgana.
Además, el montaje de la película me ha parecido desconcertante. Hay muchos y minúsculos saltos en el tiempo, secuencias que viran de manera abrupta, que funcionan a modo de retales de una vida. Apenas hay linealidad y eso me hizo sentir que me asomaba a la vida de la protagonista de forma aleatoria. Ahora miro. Ahora no. Si cierras los ojos durante unos minutos, y no ves algunas escenas, no te pierdes gran cosa.
Sí tengo que decir que el desnudo integral de Manuel de Blas (actor que interpreta al padre de Lucía) es muy valiente. Porque desnudarse delante de la cámara, cuando tu cuerpo es mucho más joven y todo está en su sitio, seguro que resulta un pelín más fácil. Aplaudo muchísimo la valentía de esos actores y actrices que, al margen de los estragos que la edad y la gravedad hayan hecho en su cuerpo, lo muestran sin ningún pudor.
Personaje e interpretación
A pesar de que en la vida de Lucía entran y salen otras personas, especialmente desde que se hace cargo de la conducción de un taxi, donde conocerá a varios clientes, el protagonismo recae íntegramente sobre ella, una joven sencilla, natural, llena de ilusión, que vive su vida sin queja. Las jornadas en el taxi le reportan algo de dinamismo a su día a día. Da vueltas por la ciudad, buscando posibles clientes. A los que entra en el taxi les da conversación, se interesa por ellos, comparten confidencias,... Se la ve feliz. Especialmente porque está enamorada y espera con paciencia que el actor regrese a su vida. Al fin y al cabo, como ella le dice a su amiga, «el amor es la gasolina». Pero por mucho que te emperres en ser optimista, nubes negras se aproximan por tu horizonte.
La inminente llegada del desastre viene representada, o así lo veo yo, por la aparición de un cuervo que acompañará a Lucía en algunas secuencias. La tradición siempre ha vinculado a estas aves con el mal, la desdicha, la oscuridad y el demonio. Así que se puede decir que este largometraje tiene un cierto toque simbólico.
Malena Alterio encarna a Lucía. Es una actriz que, ni me gusta ni me disgusta. Casi siempre la he visto en papeles cómicos, como a su hermano, y agrada, pero su trabajo tampoco me parece tan brillante. Su padre es otro cantar. En Que nadie duerma, interpreta a una mujer que se mantiene en un discreto plano como tónica general, pero la situación la lleva a reventar de la forma más inesperada (pero previsible) en el desenlace. A mí me dice poco su trabajo en esta película. Si me hubiera montado en su taxi, no le hubiera dado conversación. Pero si le han dado el Goya a la Mejor Actriz Protagonista será porque los académicos han visto algo que yo no he sabido percibir.
Banda sonora
Hay un contraste brutal.La melodía que acompaña a los créditos iniciales es estridente, chirriante, incómoda,.... y se prolongará hasta iniciada la acción, llegando a alcanzar una duración de algo más de ocho minutos. Se entiende la intención en el uso de este tema inicial pero a mí me provocó un efecto negativo. Me resultó tan insoportable que me predispuso a que, de entrada, la película no me gustara. Eso sí, toda esa sensación de inquietud se calmó cuando sonó el Nessun Dorma. De un extremo al otro, la banda sonora altera y calma al espectador según interese.
Decía Malena Alterio al recoger el Goya como Mejor Actriz Protagonista que esta película es inclasificable. Sin duda es una buena definición, pero se queda corta. Lo de inclasificable me parece una forma de salir del paso. Me esperaba mucho más de esta película, a la que le he querido dar una segunda oportunidad. Peca de excesiva en su metraje.
En definitiva, estamos ante una historia sencilla en sus inicios, el relato de una caída para volver a levantarse, que nos habla de la felicidad del amor, del optimismo, pero también de una realidad que pone a nuestro alrededor a personas sin escrúpulos, que sólo buscan sacar rédito de los demás.Que nadie duerma habla de traiciones y venganzas, llevadas a cabo incluso por personas que parece que no han roto un plato en su vida.
Yo no sé cómo será la novela de Juan José Millás pero a mí me ha parecido una película tela de rara, que ha provocado en mí un efecto irregular. Me sobran minutos, me falta un reparto más coherente de los hechos que componen el clímax, porque lo de subtítulo «Algo va a suceder», es cierto. El problema es que sucede demasiado tarde, cuando uno está ya aburrido de esperar algo interesante. En fin, esto es lo que os puedo contar sobre mi experiencia pero claro, no deja de ser una apreciación muy subjetiva. Sorry, pero no me gustó.
La tenéis en Netflix.
Tráiler: