Autor
Francisco Núñez Roldán es un madrileño que vive en Andalucía desde los once años. Catedrático de inglés, jubilado. Aficionado a la historia, al arte, a la música clásica, a la ornitología y a la arqueología. Muy viajero, en especial por espacios naturales, y ama el tren. Devoto lector de los clásicos españoles, franceses, portugueses y angloamericanos. Aprecia mucho la amistad, y da dinero por una buena conversación.
Autor de traducciones, guías de viaje y artículos de historia. Como ensayista tiene Historia de la prostitución en España (Temas de Hoy, 1995) y La guerra del gabacho (Ediciones B, 2008).
Como novelista ha publicado La sota de sombras (1995); El año cinco (1997); Guatarral almirante y pirata (2001); El enigma de los guerreros de bronce (2004); Ofelia Queiroz y otros relatos (2004); Cazar al cazador (2007); El legado del hereje (2008); Ven despacio, paraíso (2011); El corazón del cóndor (2014); Un general para Hitler (2016); Pura raza (2017), del mismo año es Andalucía, notas de andar y ver (en colaboración con Juan Eslava Galán); Chantal y la sombra (2021) y el libro infantil Nurk (2023). Fue Premio Ateneo de Valladolid con De Algeciras a Estambul y ganó el XVII de Novela Ciudad de Badajoz con Jaque al peón; ambas publicada por Algaida Editores. También fue merecedor del IX premio de novela histórica Hispania, con Palabra de guerrillero
Sinopsis
La sombra de una mano con un rotulador puede simular una pistola empuñada y llegar a costar la vida de Eugenio, profesor en paro y detective por afición. La muerte ajena o propia asoma además donde menos se espera y de la manera más extraña. Soledad, especie de novia de Eugenio, su vecindario y sus amigos amueblan la vida de un hombre bienintencionado a quien las circunstancias aprietan hasta quizá el final.
[Información tomada directamente del ejemplar]
Tenía pensado hablaros hoy de una novela que narra un terrible drama, una historia que, en algún momento, me hizo derramar alguna lágrima durante su lectura, pero es viernes, y estamos a las puertas de la Semana Santa, así que he optado por cambiar el rumbo y proponeros una novela divertida.
Estos días atrás he estado sumergida en la lectura de Lo que la luz no sabe de Francisco Núñez Roldán. Del autor madrileño, afincado en Sevilla, he leído un par de novela (Pura Raza y Jaque al peón) y ambas me gustaron. Pero nunca había leído nada suyo en clave de humor. Siempre hay una primera vez para todo. Os cuento.
Eugenio Frutos es un profesor de Historia que, a los 62 años, ha sido despedido de la academia donde daba clases. Es un hombre viudo, cuyo mundo se reduce a cuatro o cinco personas, entre las que figura su hermana Leocadia, que reside en Palma de Mallorca, y dos amigos.
«Eugenio comparte vino y ratos con Daniel, licenciado en Derecho que no ejerce, dueño de una tienda de tejidos cercana donde trabaja toda la familia, y con José María, profesor de instituto jubilado y traductor de griego, viudo desde hace unos años, y con dos hijos ya independizados». [pág. 19]
Eugenio vive de alquiler en un piso pequeño, rodeado de «libros, fotos, morralla arqueológica varia y demás chismes inofensivos». El piso es propiedad de Soledad, la primera mujer más importante de su vida, con la que mantuvo una relación hace diez años. A pesar de que ya no están juntos, siguen manteniendo la amistad y el contacto, y, como se suele decir, donde hubo fuego quedan rescoldos.
A su edad, Eugenio se enfrenta a un problema. No tiene edad aún para jubilarse, es demasiado mayor para que lo contraten en otro lugar, y tiene que seguir pagando facturas y el alquiler. Así que se le ocurre meterse a detective privado. Aprovechando que ha leído muchas novelas negras a lo largo de su vida, cree conocer bien el oficio, así que contacta con la agencia de detectives Watson. La propuesta que le hace al dueño de la agencia, Andrés Mariñas, es irresistible. Eugenio se ofrece como un detective atípico, un colaborador. No tienen que darle de alta en la Seguridad Social, ni ponerlo en nómina.Él sólo cobrará si resuelve los casos asignados de manera satisfactoria. Así que Mariñas ve el cielo abierto. Una mano extra nunca viene mal. Por lo tanto, junto a Dieste, otro detective de la agencia, le encarga el caso del empresario Francisco Morales, dueño de una empresa de transportes, que anda algo escamado con el comportamiento de algunos de sus trabajadores. Este encargo lo llevará a ejercer labores de espionaje y vigilancia, y le obligará a trasladarse momentáneamente hasta Cádiz.
Pero este no será el único embolado en el que Eugenio se meta. Por amor y amistad, ayudará también a Sole. La mujer se enfrenta a un «problemilla» (entiéndase la ironía), que puede acarrearle graves consecuencias. Por ello, la relación entre ambos se volverá más estrecha. Ya no sólo se verán cuando tengan que comentar algunas cuestiones de índole doméstica entre arrendatario y arrendador, sino que la gravedad del problema de Sole obligará a esta peculiar pareja a pasar muchas horas juntos y a realizar actos de carácter delicado. Ahí lo dejo.
Así pues, Eugenio pasará de una vida anodina y triste, a jornadas llenas de aventuras, hasta llegar a un desenlace en el que, sin comerlo ni beberlo, se convertirá en pieza clave de una resolución policial, con sorpresa inesperada.
Qué me ha parecido la novela
La lectura de Lo que la luz no sabe me duró un suspiro en las manos. Estamos ante una novela en clave de humor, con unos personajes de lo más peculiar, que se ven envueltos en peripecias de lo más rocambolescas. En este sentido, Lo que la luz no sabe me recordó a novelas de Eduardo Mendoza, a esas historias de detectives en las que rebosa el humor, como la que acaba de publicar recientemente Tres enigmas para la Organización, que él mismo califica como «una tontería» (puedes leer el artículo aquí). No podría decir si la escritura y la trama de Núñez Roldán está a la altura del autor catalán, pues he leído muy pocas novelas de Mendoza como para forjarme una opinión. Lo que sí te puedo decir es que en la novela de Roldán vas a encontrar lo que te comentaba antes, personajes singulares, buscavidas, gente que está en un apuro y trata de solventar sus problemas, aunque sus decisiones, a veces, no tengan fundamento, metiéndose en jardines de los que salen con ideas peregrinas y disparatadas. En este sentido, Lo que la luz no sabe te hará pasar un rato entretenido. No te va a arrancar carcajadas constantes, al menos a mí no me las arrancó, pero en algún momento sí conseguirá colocarte alguna sonrisa, especialmente con los hechos que ocurren en Cádiz. Hay una conversación con un taxista que no tiene desperdicio. Así que creo que esta novela cumple, principalmente, con el objetivo del puro entretenimiento, conectando con unos personajes de los que os paso a hablar ahora.
Personajes
De todos los personajes que figuran en la novela me voy a centrar en los que a mí más me han gustado.
* Eugenio es un tipo disparatado. Lo percibo como un personaje culto que, a pesar de sus ideas, cree pisar siempre tierra firme. Sus argumentos dejan atónitos a todo aquel que se preste a oírlo y eso provoca que el lector lo perciba como un individuo del que te puedes esperar cualquier cosa. Amigo de sus amigos, amado hermano, Eugenio es un buscavidas. Y mejor no te cuento más nada para que lo descubras tú mismo.
* Sole es una mujer madura. Su madre murió y ahora se siente sola, pero es una mujer a la que todavía le corre la sangre por las venas. Mantiene con Eugenio una relación de tira y afloja, al menos, al inicio de la trama. Él y ella saben lo que hubo entre ambos en el pasado y aún quedan heridas abiertas. Volará algún reproche socarrón cuando la oportunidad lo permita. Pero se aprecian y creo que, en el fondo, ella sigue un poco enamorada de él. De todos modos, aquella relación quedó atrás. Ahora su corazón y su cuerpo están acariciado por otras manos. ¿Las de quién? Bueno, eso será un secreto que Sole tratará de mantener a buen recaudo. Sin embargo, algo ocurrirá y todo se irá al traste.
* Leocadia es la hermana menor de Eugenio y la segunda mujer más importante de su vida. Vive en Palma de Mallorca con su marido Abilio. Para el protagonista de la novela, Leocadia es la voz de la conciencia, la mujer que le pone los pies en la tierra, la que escucha las locuras de su hermano y lo recrimina, pero siempre desde el cariño y el amor fraternal. Leocadia y Eugenio hace tres años que no se ven, pero mantienen vivo el contacto.
* Ignacia, la portera honoraria del inmueble, resulta ser la tercera mujer más importante en la vida de Eugenio. Es una mujer jubilada que ocupa el espacio de la portería por pura afición. La comunidad no le paga nada y de eso se valen. Ignacia rompe con el estereotipo de portera. A Ignacia no la vamos a ver jamás haciendo las tareas propias del puesto, sino que siempre tendrá la cabeza metida entre libros. Se saca las carreras universitarias como si nada y acostumbra a aprovechar la paz que le brinda la portería para leer todo tratado de Historia que caiga en sus manos, lo que le permite viajar en el tiempo para ver, por ejemplo, la caída de Constantinopla. Ignacia es pura sabiduría y sapiencia. Tiene criterio propio. Lee y analiza lo que otros hicieron al marcar el rumbo del mundo y mantendrá sesudas e intelectuales conversaciones con Eugenio, el único vecino del edificio que está a su altura.
* José María, es uno de los amigos de Eugenio. Es un hombre viudo que se siente solo. Muy solo. Sus hijos son ya mayores y como cada uno tiene su vida, él quiere rehacer la suya, pero ya no está dispuesto a perder el tiempo. Quiere encontrar a la candidata idónea y para ello se le ocurre una idea un tanto loca (otra más en esta novela). ¿Cómo se tomarán sus futuras pretendientas las ocurrencias de José María? Lo sabrás con la lectura.
Estructura y estilo
Escrita en tercera persona, en Lo que la luz no sabe abunda el diálogo, por encima de la narración. El autor cede la palabra a los propios personajes para que ellos mismos nos cuenten sus cuitas, de tal modo que el lector se siente muy próximo a ellos. Los iremos conociendo cada vez más con el avance de la lectura. Los capítulos de longitud media en los que no falta la acción y la abundancia de diálogos, consiguen que la lectura fluya a muy buen ritmo. En cuestión de dos tardes te ventilas esta novela.
Como os he comentado, es una lectura entretenida. Probablemente no será una novela inolvidable pero la trama es simpática y los personajes te ponen una sonrisa en los labios. Bajo mi punto de vista, Lo que la luz no sabe tiene toques de comedia de enredo y, en este sentido, funciona muy bien para descongestionar la mente, frente a una día complicado, o cuando has estado inmerso en novelas más sesudas.
Nos vemos después de Semana Santa. Pasadlo bien.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
Puedes adquirirlo aquí (tapa blanda) y aquí (Kindle):