He tenido el placer de leer y disfrutar de las ilustraciones de la murciana Ilu Ros desde que, en 2020, publicara Cosas Nuestras (Lumen), un volumen en el que la ilustradora rendía homenaje a su abuela. Después de aquel libro llegaron Federico y Una trilogía rural. Últimamente, Ros ha puesto color a algunas obras de Emilio Pardo Bazán. En el caso que nos ocupa, Ilu ha ilustrado una de las obras más insignes de la autora gallega, Los pazos de Ulloa. Junto al texto de Bazán, el lector encontrará en este volumen la representación gráfica de algunas escenas de la mano de esta ilustradora. Así que, amante de los libros ilustrados y de las buenas letras, estáis de enhorabuena con esta edición que pone a la venta Alma Editorial.
Os dejo con nuestra conversación.
[Foto: web editorial] |
Marisa G.- Ilu, un placer volver a hablar contigo. La última vez que nos vimos en Sevilla fue con Una trilogía rural.
Ilu R.- Con la trilogía, sí. Me acuerdo. En aquel hotel.
M.G.- Exactamente. Aquella obra, y la anterior que publicaste, estaban dedicadas a Federico García Lorca. Y ahora veo que le ha tocado el turno a Emilia Pardo Bazán. Lo primero que pienso es que debes ser una mujer a la que le gustan los desafíos, porque de García Lorca pasas a Pardo Bazán, y no se puede decir que no sean dos grandes nombres de la literatura.
I.R.- Bueno, con la trilogía rural fui yo la que se lo ofreció a la editorial. En cambio, tanto con Insolación como con Los pazos de Ulloa fue la editorial Alma la que me hizo la propuesta. Fueron ellos los que me propusieron ilustrar estos dos clásicos.
M.G.- ¿Y qué te pareció la propuesta?
I.R.- Pues qué me va a parecer... (ríe). De Emilia Pardo Bazán conocía Los pazos de Ulloa pero no Insolación. Me parecía una autora muy interesante. Y nunca se había pasado por la cabeza ilustrar sus obras, pero cuando me lo propusieron sentí como que me pegaba bastante ilustrarla.
M.G.- Creo que ya te lo pregunté con Federico, que, en cierto sentido, es una responsabilidad muy grande, ¿no? Es ilustrar las letras de dos nombres tan importantes como Lorca y como Pardo Bazán. Es un reto importante.
I.R.- Claro, por supuesto. Es que si le empiezo a dar vueltas, no lo hago. Pero son proyectos muy bonitos. Puede ocurrir que, por ejemplo, me ofrezcan ilustrar a un autor que no me guste, o con el que no conecte, o por el que no sienta admiración. Pero si te ofrecen a un autor que admiras, es como un regalo, ¿no? Te gusta leerlo, te gusta ilustrarlo, te gusta imaginar un poco su mundo, su universo creativo y narrativo. Así que intento tomármelo más bien desde el disfrute y que no salga la impostora que llevo dentro. Sí, al final, es un reto porque creo que son libros fundamentales de la literatura española y es un honor acompañarlos siempre con mis ilustraciones.
M.G.- Y antes de estos proyectos, ¿ya eras lectora de Pardo Bazán?
I.R.- Había leído Los pazos de Ulloa.
M.G.- Ya conocías la trama de la obra pero, imagino que para ilustrarla, habrás tenido que leerla de nuevo.
I.R.- Claro, claro. Lo que pasa es que comencé leyendo Insolación porque iba a salir antes que Los pazos de Ulloa, que es un libro que se relaciona más con Emilia Pardo Bazán, y con esa Galicia que ella muestra, porque sus libros, o bien se sitúan en Galicia o están ambientados en lugares que recuerdan mucho a esa atmósfera gallega. Pero Insolación me llamó mucho la atención. Es muy diferente al resto. Tengo entendido que es el único que está ambientado en Madrid. No tiene ese peso tan dramático que tiene Los pazos... Insolación es un libro mucho más luminoso, más alegre, tiene mucha picardía, porque habla del deseo sexual de la mujer en aquella época. No me esperaba nada de eso.
M.G.- Dicen que es uno de esos libros que sorprende mucho a los lectores porque les choca mucho la historia.
I.R.- Sí, sí, te choca. Si sabes que fue publicado en 1897 o 1899, escrito por una mujer, que ya era difícil ser escritora, y encima de lo que trata,... Pues se la comieron viva, la criticaron muchísimo. Decían que era una novela folletín, que no estaba a la altura, que no sé qué. Ella habla en ese libro de una cosa que a los hombres y a la sociedad no les interesaba, del deseo de una mujer.
M.G.- Bueno, Pardo Bazán fue siempre una mujer muy adelantada a su tiempo, una gran escritora, una pensadora y crítica, muy influyente en el siglo XIX. Como se suele decir, iba a su aire. Pero me pregunto que, al margen de leer las obras, si también has tenido que profundizar en su vida.
I.R.- Eso siempre ayuda. En este caso, Emilia Pardo Bazán es también muy conocida por otras facetas, aparte de la literaria. Fue una mujer muy feminista, una figura importante de la época. Así que sí que me parecía también importante conocer un poco quién era ella. De todas formas, a la hora de la ilustración, me centro más en su obra, aunque con Insolación me ayudó conocer su contexto. Además, Insolación trata de una viuda que se enamora y tal... Ella no estaba viuda pero sí divorciada, y vivía su vida sentimental de una manera que, a lo mejor, no estaba bien vista en esa época.
M.G.- No sé si de Insolación han llegado a hacer alguna adaptación para la tele pero para Los pazos de Ulloa me consta que sí. ¿Has visto esa adaptación?
I.R.- Hay una miniserie. Me acuerdo de haberla visto en su momento, o hace unos años, pero, a la hora de ilustrar el libro no quise verla. Si hay adaptaciones intento alejarme para no coger inspiración, ideas o imágenes de otro lugar, que no sea yo misma.
M.G.- Para no dejarte influir, vamos.
I.R.- Claro, lo que tienes en la memoria está ahí y prefiero irme a otro lugar que no sea la visión que ha tenido otro autor o, en este caso, un cineasta o un director de televisión.
M.G.- Y de Los pazos de Ulloa, ¿qué destacarías?
I.R.- Me parece una novela que tiene como muchísimo del momento en el que se escribió. Es una novela que describe un mundo que, yo creo, ya estaba quedando como atrasado. Ese final del siglo XIX, con ese peso del clero, de esa nobleza que está ya como en decadencia, también -como le pasa al marqués, al dueño de Los pazos de Ulloa - y esa hostilidad que se produce en esos lugares donde la gente está viviendo con una gran diferencia social y económica. Me parece una novela en la que, al final, todos los personajes sufren, están en constante sufrimiento porque hay mucha hostilidad alrededor, mucho engaño. Creo que en ella se respira la brutalidad, ¿no?
M.G.- Ilu, tú tienes que dibujar a los personajes, ¿cuál de ellos te ha impactado más? ¿O cuál te ha parecido más fácil de dibujar, por las descripciones de la autora? Y no me refiero únicamente a la descripción física, sino a la psicológica.
I.R.- Creo que el cura. La novela empieza con la llegada del cura a Los pazos... Será él quien vea todo lo que ocurre y, además, es como una persona inocente. Él llega con una idea, con una expectativa, y se da de bruces con la realidad. Creo que ahí es donde está el naturalismo de Emilia Pardo Bazán. Es todo como muy real y el cura irá descubriendo toda esa realidad. Él tenía unas expectativas sobre lo que era un marqués, lo que era vivir en un pazo, y luego se da cuenta de la realidad, de la crueldad increíble, y de que ahí todo el mundo es mala persona. El cura se siente responsable de lo que sucede en el pazo.
M.G.- ¿Y cuántas ilustraciones contiene el volumen?
I.R.- Pues no lo recuerdo ahora... No sé si serán doce o trece. Creo que en Insolación son diez y en Los pazos, unas doce o trece.
M.G.- Bueno, una decena o un poco más. ¿Y qué crees que las ilustraciones aportan al texto? ¿Cómo se complementan?
I.R.- Evidentemente, a estos libros no les hacía falta que llevaran ninguna ilustración, ¿no? Lo que ocurre es que Alma ha creado una colección de clásicos ilustrados. Creo que, para traerlos un poco a la actualidad, hacen estas ediciones tan bonitas. Son libros muy agradables y muy llamativos. Creo que también intentan como actualizarlas o atraer a los lectores de hoy en día. Quizá, con las ilustraciones, sea una manera de conseguirlo.
En este caso, el trabajo del ilustrador es poner el granito de su imaginario, mostrar cómo imagina este clásico o cómo lo pondrías en escena, si fueras un director de escena.
M.G.- Sigues muy fiel a tu estilo, a tu manera de ilustrar. Sin embargo, y corrígeme si me equivoco, he leído en una entrevista que, en este caso, has ilustrado de manera digital. ¿Es así?
I.R.- Sí, sí. Esta edición de Alma Editorial tiene un apunte técnico que es para todos los ilustradores. La cubierta tiene que ser siempre a color pero las ilustraciones interiores tienen que ser en bitono. Eso significa que hay un tono común para todos, que será el negro, y luego, cada ilustrador elige un pantone con el que cree que sus ilustraciones casarán con el libro. Yo elegí el amarillo en Insolación, por aquello del sol, el calor, la alegría con la que se desarrolla la obra, en ese San Isidro madrileño, con esa algarabía,... Me pareció que el amarillo chillón, el amarillo canario, le iba muy bien. Y luego, para Los pazos de Ulloa elegí un tono azul, o verde,...
M.G.- Como un verde azulado.
I.L.- Sí, sí... Me parecía que encajaba con esa oscuridad de Galicia, con la melancolía de la novela, con mucha lluvia, todo muy frondoso, mucha agua y mucho verde. Me pareció que era un color que podía crear esa atmósfera.
Y luego, llevaba un tiempo pensando en incorporar a mi trabajo el digital. Me pareció que, al hacer ilustraciones en bitono, era un buen momento para empezar.
M.G.- ¿Y resulta más fácil? Entre dibujar a mano y en digital, no sé con qué técnica te sientes más cómoda.
I.R.- Es diferente. En este caso, por ejemplo, lo que va en negro es como si lo hiciera sobre el papel. Al final, trabajo como dibujando igual. Estoy intentando adaptarme. Bueno, no es adaptarme. No quiero cambiar. Simplemente, lo que quiero es trabajar con la técnica que me compense más en cada momento, que me venga mejor para cada trabajo. Creo que hay que ir incorporando cosas nuevas porque eso es también beneficioso. Pero no diría que es más fácil. En el aspecto técnico, sí, porque te quita pasos como, por ejemplo, el tener que escanear los dibujos, digitalizarlos. La técnica digital da más opciones a la hora de cambiar algo del dibujo. Pero, ya te digo, que, dependiendo del proyecto, usaré una técnica u otra.
M.G.- En este caso, ¿cómo has hecho para elegir los pasajes del libro que quieres exactamente ilustrar?
I.R.- Generalmente, cuando hago una primera lectura del libro, ahí ya van surgiendo ideas, ya voy pensando cómo voy a hacer la ilustración, y qué ilustraciones quiero hacer. A lo mejor hay un pasaje del que no veo la ilustración pero sé que es una parte importante. Todo eso lo voy apuntando, lo voy marcando en el libro, y voy tomando notas también. Cuando termino la lectura, tengo anotaciones de muchas cosas y es ahí cuando empiezo a delimitar qué quiero ilustrar.
M.G.- Últimamente, te hemos visto ilustrando libros de otros autores pero, ¿para cuándo vamos a ver otro libro ilustrado propio de Ilu Ros?
I.R.- Pues, en principio, para el año que viene. Si todo va bien, saldrá otro libro de Ilu Ros. Si lo entrego (ríe). Pero sí, en principio, para el año que viene debería de salir.
M.G.- Muy bien. Pues entonces, esperaré con ganas ese nuevo libro.
I.R.- Yo también. Estoy deseando que salga porque me está costando.
M.G.- Bueno, bueno, poco a poco. Ya irán saliendo las cosas. Espero poder verte con ese nuevo libro por aquí, por Sevilla.
I.R.- Espero que sí. Sevilla es siempre un lugar a visitar.
M.G.- Pues nada, Ilu, te agradezco que me hayas atendido. Y espero verte con el nuevo libro.
I.R.- Muchas gracias.
Sinopsis: Julián es un joven sacerdote que abandona su Santiago natal para ejercer de capellán en los Pazos de Ulloa. Allí encuentra un mundo primitivo y brutal, muy alejado de sus expectativas. La de los Ulloa es una casa en decadencia, donde reinan la lujuria y la deslealtad. Guiado por su ingenuidad, Julián se propondrá devolver los Pazos a la vida noble y cristiana, una iniciativa que tendrá consecuencias inesperadas.
Emilia Pardo Bazán escribió Los Pazos de Ulloa cuando ya era una autora consagrada y en ella ensayó el naturalismo por el que abogaba. Un magnífico estudio de ambientes y personajes que hizo de esta la obra cumbre de la gran dama de las letras españolas.