Editorial: Anantes.
Fecha publicación: marzo, 2014.
Nº Páginas: 456.
Precio: 22,00 €
Género: Novela
Edición: Tapa dura con sobrecubiertas.
ISBN: 978-84-941015-8-8
Autor
Manuel Machuca (Sevilla, 1963) es doctor en Farmacia por la Universidad de Sevilla. Miembro correspondiente de la Academia Peruana de Farmacia, consultor de la Organización Mundial de la Salud y profesor honorario de la Universidad de Buenos Aires. Ha impartido cursos y conferencias en más de veinte países de Europa y América, publicando más de cien artículos científicos y de opinión en revistas científicas y profesionales de repercusión internacional y ha recibido diversos reconocimientos por su labor profesional.
En su faceta literaria, es autor de la novela Aquel viernes de julio, coordinador de Relatos de farmacéuticos, en el que participaron más de quince profesionales españoles y de América Latina, ha publicado relatos en la revista argentina Motor de ideas y numerosos artículos en Cambio 16 y Cuadernos para el diálogo, colaborando con asiduidad en diarios del grupo Joly.
Sinopsis
Para conquistar un sueño, a veces es necesario arriesgarlo todo sin mirar atrás. en 1904 una familia campesina vende sus escasas pertenencias en Almería para embarcar todas sus esperanzas en una travesía incierta al Brasil de las grandes plantaciones. A principios del siglo XXI el mundo ha cambiado, pero la realidad no es tan distinta. Un joven arquitecto hace en avión el mismo recorrido en busca de las oportunidades que la crisis ha hecho desaparecer en España. Todos, sin saberlo, forman parte de una odisea que se extiende durante más de un siglo, fiel reflejo del afán por construir un futuro mejor en tierra extraña con todos sus éxitos, sus fracasos, sus dudas, sus secretos y sus olvidos.
[Información facilitada por la editorial]
Adentrarse en la novela de un autor al que conoces personalmente no es tarea fácil. Si el libro es una maravilla, todos respiramos tranquilos, pero si no te ha gustado, ¿cómo decírselo? ¿Qué argumentos usar para no herir susceptibilidades? Afortunadamente no es el caso. He tenido la suerte de disfrutar de la segunda novela de Manuel Machuca, al que ya conocimos por Aquel viernes de julio, un nuevo trabajo que me ha llevado a otro país para conocer las vicisitudes de una familia.
El guacamayo rojo es el curioso título que Manuel ha elegido para esta nueva novela y no ha sido una elección tomada al azar, sino que hay un motivo y una justificación a la que llegaremos con el pasar de las cuatro cientos cincuenta y seis páginas que la conforman y en la que el autor nos narra la historia de una familia en dos compases, un pasado y un presente.
La acción se inicia en 1904 cuando Bernardo Ortega, su mujer Dolores y sus cuatro hijos pequeños (Manuel, Carmen, Juan y Luisa) parten de Adra (Almería) para tomar un barco en Málaga que los lleve rumbo a las Américas. El destino inicial sería Cuba donde Hilario, un primo de Bernardo, los esperaba, pero circunstancias muy ajenas a la familia les obliga a tomar un barco con destino Sâo Paulo (Brasil). Los Ortega escapan de una vida de carencias en España para buscar un futuro mejor, pero al otro lado del charco la vida no va a resultar precisamente fácil. El trabajo en el campo es tan duro que incluso Bernardo, atosigado por una tos que lo atormenta cada vez más, se arrepiente de haber dejado su tierra natal. De España irán llegando noticias no siempre halagüeñas y a la dureza del trabajo se unirá la añoranza por la patria. A pesar de las adversidades, con esfuerzo y ahínco irán levantando cabeza. El tiempo pasa, los hijos crecen, veremos cómo cada uno construye su vida en aquellas tierras. Las raíces de los Ortega en Brasil son ya demasiado profundas.
La acción se inicia en 1904 cuando Bernardo Ortega, su mujer Dolores y sus cuatro hijos pequeños (Manuel, Carmen, Juan y Luisa) parten de Adra (Almería) para tomar un barco en Málaga que los lleve rumbo a las Américas. El destino inicial sería Cuba donde Hilario, un primo de Bernardo, los esperaba, pero circunstancias muy ajenas a la familia les obliga a tomar un barco con destino Sâo Paulo (Brasil). Los Ortega escapan de una vida de carencias en España para buscar un futuro mejor, pero al otro lado del charco la vida no va a resultar precisamente fácil. El trabajo en el campo es tan duro que incluso Bernardo, atosigado por una tos que lo atormenta cada vez más, se arrepiente de haber dejado su tierra natal. De España irán llegando noticias no siempre halagüeñas y a la dureza del trabajo se unirá la añoranza por la patria. A pesar de las adversidades, con esfuerzo y ahínco irán levantando cabeza. El tiempo pasa, los hijos crecen, veremos cómo cada uno construye su vida en aquellas tierras. Las raíces de los Ortega en Brasil son ya demasiado profundas.
Esta trama, anclada en el pasado, da paso y se alterna con una mucho más actual en la que conoceremos a Luis, un arquitecto sevillano de 30 años, otro joven más que busca su futuro allende nuestras fronteras. Por intermediación de un amigo, contactará con Alberto Rosales, otro arquitecto residente en Sâo Paulo y allí se va, cargado de ilusiones y alguna que otra decepción, pues su vida sentimental pasa por un tremendo bache tras romper su relación con su novia Ana. Así que la aventura brasileña le puede venir bien para cambiar de aires, buscar su futuro y emprender una nueva vida. Tampoco para él será fácil. Lejos de un entorno que conoce y solo, vivirá experiencias muy desagradables pero también encontrará gente afable y dispuesta a ayudarle.
¿Qué conecta las dos tramas? Un personaje será el punto de unión de los dos tiempos. Una mujer de un carácter tremendo, una octogenaria resuelta, impetuosa, todo temperamento que no consiente que nadie le diga lo que tiene que hacer. La tía Gloria Rossi será un pilar fundamental del argumento, casi la razón de ser de esta novela. En el momento en el que ella y Luis se encuentran ya no habrá marcha atrás. La trama actual engullirá a la del pasado y todo lo que sabremos de la familia Ortega a partir de este momento será en tiempo presente y por boca de la tía Gloria.
Este es el argumento a grosso modo. Obviamente, en la novela ocurren muchísimas más cosas, tanto en la trama que desvela el pasado como en la trama que atañe a Luis y Gloria. Habrá amor, peleas, fraudes, decepciones, y una película Arará velmelha, estrechamente relacionada con el título del libro. Un poco de todo que deberías descubrir por ti mismo.
Lo que sí quiero contarte es que todo el argumento tiene un componente autobiográfico porque aquella tía Gloria existió realmente, aunque con otro nombre, y todo lo que une a esta mujer con Luis está inspirado en hechos reales, pero no os quiero desvelar más. Por un lado os invito a leer la entrevista que Manuel nos concedió para averiguar más claves sobre la novela (puedes leerla aquí) y por otro, os animo a leer este libro.
Lo que sí quiero contarte es que todo el argumento tiene un componente autobiográfico porque aquella tía Gloria existió realmente, aunque con otro nombre, y todo lo que une a esta mujer con Luis está inspirado en hechos reales, pero no os quiero desvelar más. Por un lado os invito a leer la entrevista que Manuel nos concedió para averiguar más claves sobre la novela (puedes leerla aquí) y por otro, os animo a leer este libro.
Los personajes de Manuel siempre me han gustado. Tienen un aire melancólico y entrañable que me agrada mucho y con los que inmediatamente conecto. La tía Gloria Rossi es, como se suele decir y nunca mejor dicho, todo un personaje. Una mujer fuerte, con una vida larga y llena de días buenos y otros no tanto pero con una predisposición y un punto de vista admirable. En la entrevista Manuel nos habla más detenidamente de ella y nos comenta cuáles fueron sus sensaciones al conocerla y lo mucho que marcó su vida, hasta el punto de localizarla después de muchos años sin contacto.
En cuanto a Luis tengo que decir que me ha caído extremadamente bien. Para empezar es un enamorado de la literatura (ya tenemos algo en común) y su discurso está salpicado aquí y allá con citas de diversos autores. Me contaba Manuel en la entrevista que Luis es un poco niñato al principio, pero a mí me ha hecho gracia, la verdad, especialmente por su manera de expresarse, un tanto soez en ocasiones, pero que a mí me ha divertido. Además es muy sentimental, de lágrima fácil, algo en lo que cae con frecuencia porque su estancia en Brasil se convierte a veces en un infierno que sacan a la superficie dulces recuerdos y añoranzas, cayendo así en un estado emocional un tanto delicado. No he podido evitar cogerle cariño al verlo tan desvalido y desdichado.
En esta novela Sâo Paulo también podría considerarse un personaje más. La ciudad tiene una presencia constante a lo largo de todo el argumento. Son frecuente las descripciones de sus calles, de sus edificios y de sus parques. Manuel la ha visitado en varias ocasiones para poder dar más veracidad a todos los lugares que aparecen en el libro. En su página de Facebook podéis encontrar un álbum muy completo y de ahí tomo la siguiente fotografía:
En esta novela Sâo Paulo también podría considerarse un personaje más. La ciudad tiene una presencia constante a lo largo de todo el argumento. Son frecuente las descripciones de sus calles, de sus edificios y de sus parques. Manuel la ha visitado en varias ocasiones para poder dar más veracidad a todos los lugares que aparecen en el libro. En su página de Facebook podéis encontrar un álbum muy completo y de ahí tomo la siguiente fotografía:
Hospedería dos Imigrantes. Sâo Paulo (Brasil) |
Estructurada en dos partes, la novela consta de treinta y un capítulos, algunos de los cuales se dividen en secciones internas que ayudan a configurar el paso del tiempo en la trama antigua, mientras que en la actual, la acción se desarrolla de manera lineal. Resulta también significativo el empleo de dos voces narrativas. Mientras que todo el desarrollo de la vida de los Ortega se narra en tercera persona, la estancia de Luis y su encuentro con la tía Gloria en Sâo Paulo transcurre en primera persona. Además el léxico también varía pues frente a la corrección y a los vocablos propios de una época, encontramos un lenguaje mucho más coloquial y cercano en boca de Luis. Todo esto muestra que la novela ha sido cuidada al detalle, no dejando atrás factores que podrían llegar a deslucirla. Por otra parte, la lectura se vuelve ágil con el uso ocasional de un fraseo corto y con la inclusión de diálogos naturales y bien construidos.
Manuel Machuca debutó como novelista con Aquel viernes de julio hará unos quince o dieciséis meses. Fue una novela que también disfruté por la cercanía en cuanto a los lugares en los que transcurría su argumento y aunque me pareció que estaba bien escrita, he de confesar que en El guacamayo rojo he podido apreciar una madurez narrativa y un estilo más consolidado, imagino que fruto de un incremento de la seguridad en sí mismo.
Manuel Machuca debutó como novelista con Aquel viernes de julio hará unos quince o dieciséis meses. Fue una novela que también disfruté por la cercanía en cuanto a los lugares en los que transcurría su argumento y aunque me pareció que estaba bien escrita, he de confesar que en El guacamayo rojo he podido apreciar una madurez narrativa y un estilo más consolidado, imagino que fruto de un incremento de la seguridad en sí mismo.
En resumen, El guacamayo rojo me ha parecido una lectura muy amena, de rápido avance, con la que se disfruta asistiendo al devenir de una familia a lo largo de los años. A mi juicio está muy bien documentada, particularmente en lo que concierne al estilo de vida de esos emigrantes andaluces que cruzaban el océano en busca de oportunidades a principios del siglo XX. Estamos ante una saga familiar, una puerta en el tiempo que unirá pasado y presente y con un epílogo de lo más emocionante. Lo tengo claro.El guacamayo rojo es una lectura recomendable.
Agradezco a la editorial el envío del ejemplar.
Agradezco a la editorial el envío del ejemplar.