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CANCIÓN DE CUNA PARA UN CADÁVER (DRAMA - 1964).

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Año: 1964.

Director: Robert Aldrich.

Reparto: Bette Davis, Olivia de Havilland, Joseph Cotten, Agnes Moorehead, Cecil Kellaway, Victor Buono, Mary Astor, George Kennedy, William Campbell, William Marshall, Bruce Dern.

Género: Drama. Intriga.

Sinopsis: Cuando el Estado intenta expropiar su plantación para construir una autopista, Charlotte Hollis, una solterona acaudalada del Sur que lleva treinta años recluida llorando la muerte del hombre que amó, pide ayuda a su prima Miriam y a su viejo amigo Drew. 

[Información facilitada por Filmaffinity]



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¡Qué gusto da ver a la Davis en pantalla! Si no recuerdo mal es la segunda vez que asoma a este rincón. Creo que es una de las actrices que jamás decepciona, con ese temperamento brutal, la expresividad de sus ojos, lo histriónico de su pose. Encarna a la perfección esos personajes atormentados, torturados, oscuros, con profundos problemas de personalidad y siempre en la cuerda floja. No recuerdo haberla visto jamás en el papel de ángel bondadoso, ni siquiera sé si alguna vez llegó a interpretar un papel así y la verdad, tampoco me importa. 

Pero si tenemos que hablar de esos actores y actrices que son capaces de convencer en cualquier registro, Olivia de Havilland, en este caso, es una buena muestra. La que interpretó a Melania en Lo que el viento se llevóme ha dejado pasmada en este largometraje, pero de eso os hablaré más adelante. 

Como la sinopsis no es muy explicita, os contaré un poco de qué va esta película. 

La trama se inicia en 1927. Estamos en Hollisport un pequeño pueblo de Luisiana del que solo conoceremos la hacienda en la que la familia Hollis reside. Samuel Eugene Hollis es el acaudalado padre de la joven Charlotte (Bette Davis). En la casa también vive Miriam (Olivia de Havilland), la prima pobre que han recogido después de que ella perdiera a sus padres.

Charlotte está enamorada de John Mayhew, un hombre casado con el que ella piensa fugarse. La pareja vive su idilio en secreto a espaldas de la mujer de John y del padre de Charlotte y a sabiendas de que actúan mal no pueden evitarlo. Están muy enamorados y ni a ella le importa abandonar todo tipo de comodidades ni a él abandonar a su mujer. Su amor por ella es inmenso como dice la canción que él le ha compuesto, Hush...Hush, sweet Charlotte, y que da título original a la cinta.

Lamentablemente los planes de la pareja llegan a oídos del padre de la joven quien intenta disuadir a Mayhew para que se olvide del tema. La situación poderosa de Samuel Hollis es motivo más que suficiente para que el joven decida hablar con Charlotte y retractarse. Durante la celebración de un baile, la difícil conversación tiene lugar en el invernadero. Ella no encaja bien el golpe y huye del lado de su amor despechada y dolida. John queda abatido y meditabundo, mientras de las sombras surge una figura que asesina brutalmente al joven. Un grito y la imagen de Charlotte, que aparece en el salón de baile con su vaporoso vestido blanco manchando de sangre, la señalan cómo la asesina ¿Realmente es así?

Esta introducción da paso al discurrir de los años. En 1964, Samuel Eugene Hollis está bajo tierra y la hacienda, antes esplendorosa y luminosa, luce ahora un aspecto deplorable.¿Qué paso con Charlotte? ¿Cumplió castigo por la muerte de su amor? A la vista está que no. Charlotte sigue residiendo en la casa y su aspecto no es mucho mejor que el de su propiedad. Lleva años añorando a su amor, aferrada a una caja de música y enclaustrada en sus tierras que ahora pretenden expropiarle para construir una carretera y un puente pero no dará su brazo a torcer. Escopeta en mano ahuyentará a todo constructor y obrero que ose poner un pie en sus terrenos. Desesperada, acudirá a su prima Miriam con la que creció y a su amigo y doctor Drew. Y aquí me planto. Si quieres saber por qué Charlotte no fue acusada, si respetarán sus tierras, si saldrá a la luz quién asesinó realmente a John Mayhew,... tendrás que ver la película. No habrá cabo suelto ni duda sin resolver pero eso sí, te llevará algo más de dos horas averiguarlo. 



Al inicio de esta reseña comentaba lo maravillosa que siempre me resulta Bette Davis. No voy a reiterarme más pues esta película es otra prueba más de su buen hacer. Ya desde el minuto cero, cuando sobre un primer plano de su rostro en actitud plañidera van saliendo los créditos, el espectador entiende que ella puede con todo. 

Olivia de Havilland está a la altura de su compañera de reparto y, en cierto sentido, tengo que decir que me ha impactado mucho más que la Davis, justo por lo que comentaba al principio. A la primera estoy acostumbrada a verla en estos papeles dramáticos y cargados de profunda emotividad, pero toparme con de Havilland, a la que recordaba bondadosa y meliflua, en un papel que lo mismo adopta una pose angélica que otra diabólica me ha conquistado. Esta película no solo merece la pena verla por volver a encontrarnos con Bette Davis, sino también para sorprender a aquellos que, como yo, teníamos a de Havilland por un ser benévolo y caritativo.

No puedo dejar de hablar de los personajes sin hacer mención a Agnes Moorehead que interpreta a Velma, la sirviente de Charlotte. Si su patrona es una mujer de armas tomar, no lo es menos Velma. Una mujer deslenguada, que lleva años soportando las excentricidades de su señora. Un personaje que no se calla ni debajo de agua, que cala a la gente con la primera mirada y cuyos diálogos están cargados de ironía. Me ha gustado muchísimo. 

Aunque Joseph Cotten (Drew) también tiene un papel protagonista, para mí, las tres mujeres anteriores son las que ocupan el centro de atención.

La película está dirigida por Robert Aldrich (un apellido que asoma unas cuantas veces en los créditos) quien ya eligió a Davis como protagonista en otra película de su autoría, dos años antes. Me refiero a ¿Qué fue de baby Jane?, magnifica también. Me gusta la forma en la que el director plantea el argumento y la manera de dejar al espectador con sus dudas. Algunos planos, ya sean superiores o inferiores, marcan los puntos álgidos de la trama a la vez que hace uso de las luces y sombras para remarcar aquello que él quiere.  

Luces y sombras. Blanco y negro. Con su gama de grises.  No me hace falta el tecnicolor para nada. Sé que es una estupidez (o no) pero si necesito (y digo necesito) ver una buena película siempre recurro al blanco y negro. ¿Prejuicios? Sí, seguro, pero siempre me funciona. 

Canción de cuna para un cadáver es una película estupenda con dos grandísimas actrices y otros papeles secundarios que no se quedan atrás. Un largometraje lleno de intriga y de suspense, en el encontraremos reproches, reeencuentros y secretos que salen a la luz. Las diversas incógnitas nos mantendrán con la duda hasta un maravilloso final. Y aunque es cierto que se ralentiza un poco pasando la hora y media, no puedo dejar de recomendaros esta película. 

Puntuación:



Trailer (en inglés):







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