Hoy os traigo una entrevista a Mercedes Pinto Maldonado, autora y compañera bloguera a quien no es extraño ver visitando nuestros blogs y comentando nuestras entradas. Mercedes es muy conocida por todos nosotros y somos muchos los que hemos podido disfrutar de sus libros.
Desde aquí, quiero agradecerte tanto a su Community Manager, Cita Franco, a la que también conocemos muy bien, como a la propia Mercedes el haber contactado conmigo para realizar esta entrevista. Para mí es un auténtico placer como también lo ha sido leer Maldita, una de sus novelas con la que verdaderamente he disfrutado. La única pena que tengo es no haber podido hablar con Mercedes cara a cara y que esta entrevista se haya tenido que realizar vía mail. Todo se andará. Os dejo con lo que nos contó:
Marisa G.- Tengo entendido que naciste en Granada pero actualmente resides en Málaga. Empezaste a estudiar Medicina pero abandonas tus estudios por la pintura y la literatura. ¿Qué te hizo tomar aquella decisión?
Mercedes P.- Fueron varias razones, demasiadas, diría yo. Lo cierto es que me iba bien, superaba los exámenes con buena nota y me integré con facilidad a pesar de entrar en la universidad con treinta y dos años y tres hijos. Pero una noche que mi marido estaba de guardia le sonó el busca y le acompañé, y… bueno, vi una escena que me impactó, me hizo comprender que lo más importante para ser médico era tener la entereza de ayudar a morir, podrás ayudar a salvar la vida a muchos, pero finalmente algún día se despedirán y ahí también debe estar el médico. Entonces comprendí que era más feliz contando que viviendo y volví a mis fabulaciones. También ayudó un profesor de psicología que un día que falté a un seminario porque tenía que atender a mis hijos me dijo que jamás aprobaría su signatura en esa facultad. Fue una de las mejores decisiones que tomé en mi vida, desde aquí le doy las gracias a ese profesor.
M.G.- El mundo editorial anda en crisis, la incursión de un autor en el mercado es tremendamente complicada, ¿por qué no tirar la toalla? ¿Merece realmente la pena seguir en la brecha?
M.P.- Sí, merece la pena, rotundamente sí. Por una razón básica: lo único que nadie puede quitarnos, ni a punta de pistola, es la imaginación, y es precisamente la imaginación lo único que de verdad nos alivia de este mundo tan injusto y doloroso. Escribir es el resultado de derramar los sueños sobre el blanco. Me da igual que las editoriales hagan o no negocio, que medren a veces de manera mezquina para favorecer a este o aquel autor meramente por dinero, los novelistas, como creativos, hemos de estar por encima de lo mundano y es nuestra obligación hacer soñar al mundo. Tirar la toalla sería como dejar de soñar, es imposible.
M.G.- Mercedes, lo primero que me llama la atención de ti es el contacto tan directo que tienes con los lectores y especialmente con los que administramos un blog. Hay mucha polémica al respecto y no todos los autores nos miran con buenos ojos, ¿cuál es tu opinión?
M.P.- Ahora parecerá que quiero congraciarme contigo porque me has dado esta oportunidad de acercarme a tus lectores, pero prometo que esta es la verdad: honestamente, creo que en la literatura actual los administradores de los blogs literarios estáis siendo fundamentales. Hace años que hacéis una labor callada, altruista, paciente, laboriosa, perseverante… Habéis demostrado vuestra pasión por las letras y regaláis el tiempo que no tenéis para mantener vivo este noble arte; me parece de ingratos e ilusos menospreciar vuestro trabajo. Es más, estoy convencida de que dentro de unas décadas se os recordará como los verdaderos críticos literarios de la primera mitad del siglo XXI, por lo menos.
No me canso de daros las gracias, en mi caso es clarísimo que os debo haber llegado a tantos lectores, nadie ha hecho tanto por mis obras como los blogueros literarios y por ende los lectores a los que llegaron vuestras reseñas.
También tengo que apuntar que no todos sois igual de valiosos, como en todo, también existe cierta «corruptela», por decirlo de algún modo, ya sabes, amiguismos, pagos de favores y tal, pero en general, para mí vuestra labor es crucial en estos momentos y vuestras opiniones son más tenidas en cuenta que las de críticos literarios consagrados. Supongo que sois conscientes de la responsabilidad que tenéis.
M.G.- Si no me equivoco has escrito 5 novelas pero no tengo muy claro en qué orden. Cuéntanos un poco cómo han ido naciendo estas historias. ¿Qué camino han recorrido cada una de ellas? ¿Las encontramos en formato digital o en papel?
M.P.- Esto puede ser largo, pero intentaré resumir. Novelas, o mejor dicho, historias, tengo escritas bastantes, pero fue hace ya más de once años cuando me decidí a escribir algo pensando en publicar. Pensé que había llegado el momento de compartir mis textos, de probar si llegaban al lector. Así que comencé con una obra sencilla para niños, “El talento de Nano”, que se publicó en papel por una editorial pequeña y llegó a su tercera edición. Después me “envalentoné”, pensé que era hora de dar un paso más, igual me pasé. Fue cuando escribí “La última vuelta del scaife”, una novela histórica que me llevó dos años entre la documentación y la escritura. Aunque sé que adolece de cierta madurez literaria, pienso que resultó una gran historia. Se publicó en papel, con una editorial que prometía, pero falló la distribución y la publicidad y… es largo de contar. Después escribí “Maldita”, una novela más ligera y cercana al público que, cansada de luchar con las editoriales, publiqué por capítulos en mi blog con un éxito impresionante. Más tarde me apeteció homenajear a mi abuelo y por extensión a todos los abuelos del mundo, y resultó “Pretérito imperfecto”. Fue entonces cuando decidí rescindir los contratos con mis editores y subir todas mis obras a Amazon. No te imaginas la sorpresa que supuso para mí tener dos de mis obras en el Top 100 durante más de un año. Fue genial, en meses conseguí 10.000 lectores. Después escribí “El fotógrafo de paisajes”, una obra de la que me siento especialmente orgullosa, creo que como trabajo literario es el más maduro de los que he escrito. No tardaron mucho en llamarme las editoriales, «Ediciones B» y «Planeta de Libros». Firmé ambos contratos y cedí todas mis obras por siete años. Lo mejor de todo ha sido ver “Maldita” en papel, es una novela que no para de darme alegrías.
M.G.- Sé que cuando hago esta pregunta es muy difícil que un autor me responda taxativamente pero, ¿con qué novela te sientes más satisfecha?
M.P.- Pues yo sí, con “La última vuelta del scaife”, sin dudar. En aquellos años fue la historia que me dio la seguridad en mí misma que necesitaba.
M.G.- ¿Cómo valorarías tu experiencia con Amazon? ¿Realmente es una plataforma válida por la que empezar?
M.P.- Esta es la pregunta del millón en estos momentos. Has abierto la Caja de Pandora y me vas a permitir que me explaye, creo que merece la pena y los futuros escritores que pasen por aquí lo agradecerán.
Pienso que llevar más de diez años firmando con editoriales pequeñas, medianas y grandes me ha dado la oportunidad de formarme un criterio bastante acertado del panorama editorial actual, y te aseguro que mi criterio se parece mucho al de la mayoría de los autores emergentes, aunque no lo manifieste. Mi experiencia es más que reveladora: de todas las situaciones que he vivido como escritora, la época en la que estuve autoeditada en Amazon fue la más provechosa en todos los sentidos: era más libre, controlaba mis obras, podía rectificar erratas, portadas, sinopsis… siempre que lo considerara necesario, lanzaba ofertas cambiado los precios o incluso poniendo gratis alguna de mis novelas para darle un empujón, conseguí la mayoría de los lectores que me siguen, cobraba puntualmente a fin de mes, las reseñas de mis obras eran diarias, mis libros estaban siempre en el escaparate del Top 100… Todo fueron beneficios, cero gastos. Dos de mis obras fueron best Sellers en español en Francia, Alemania e Inglaterra (la proyección en el extranjero es impresionante), el equipo de Amazon en España contestaba a todos mis correos, me ayudaron, incluso me publicitaron en su página Web. Se podría pensar que todo fue gracias a que mis obras gustaron y que yo dediqué meses y meses a la promoción, lo cual es cierto, pero ¿qué pasó cuando dejé la autopublicación? Esta época de libertad la disfruté solo año y medio, después firmé con dos editoriales de calado en España, pensando que pertenecer a sellos tan importantes me ayudaría con la promoción y podría dedicarme más tiempo a escribir. No ocurrió, tuve que promocionar más que nunca y con peores resultados que nunca, no me preguntes por qué, pero esta es la pura verdad. No solo no me han apoyado, es que desde entonces se elevaron los gastos, se redujeron notablemente los beneficios y desaparecí de las listas, además de perder toda libertad, ya no eran míos, ¡por siete años! Lo sé, Amazon no es la panacea, también tiene sus desventajas, entre ellas que no distribuye sus obras en papel, tiene un servicio de impresión muy básico y complicado, pero físicamente no puedes encontrar sus libros en las librerías. He oído que están luchando por abrir sus propias tiendas en cada país; esto sería como derribar el único muro con el que se encuentran los autores en esta plataforma.
Reconozco que la gran ventaja de las editoriales clásicas es la impresión y la distribución (me refiero a las grandes). Las obras físicas sí las cuidan algo más, incluso las someten a corrección, pero las digitales… Creo que ni siquiera se preocupan de leerlas. Que el lector pueda comprar tu libro en cualquier librería, que lo localice en las mesas de novedades… Puedes imaginarte la ilusión que me hizo encontrar “Maldita” en El Corte Inglés de mi ciudad en la mesa de recomendaciones del Día de la Madre, por ponerte un ejemplo, es una sensación muy gratificante. Como te digo, la distribución de las grandes editoriales es excelente. Pero hasta ahí. He tenido que pagar todos los gastos de presentaciones y ferias, y ninguno de estos eventos me los han conseguido ellas, siquiera una entrevista de radio, todo me ha llegado por otras vías. Como te digo, cero apoyo. A pesar de todo, en este sentido, el de la publicación en papel, valió la pena firmar, ya lo creo. Pero hasta ahí, de nuevo. También te digo que tal vez sea pronto para valorar la repercusión que pueda alcanzar el hecho de que una de tus obras esté físicamente en todas las librerías; «Maldita» salió el 12 de Marzo, quién sabe si será un superventas y a partir de ahí… No lo sé, el hecho es que en digital y autopublicada ha conseguido 10.000 descargas y sin ayuda, y en papel han salido 3.000 y hay que esperar. Los lectores que leen en ebooks son tan valiosos como los que prefieren el papel, ¿no crees?
He tenido numerosas conversaciones con autores que han vivido la misma experiencia, todos coincidimos en lo mismo, la única ventaja de firmar con editorial reside en la versión en papel. De hecho, sé de muchos que si vuelven a tener la oportunidad exigirían quedarse con la versión en digital, traducciones, derechos de cine… Pero claro, no creo que la otra parte aceptara, tener los derechos electrónicos de una obra que tiene cierto éxito es la garantía de poder pagar los gastos de edición en el caso de que el libro físico no funcione. Además, la autopublicación digital está haciendo mucho daño a las empresas editoriales y quedarse con estos derechos es una manera más de despejar el mercado para que el papel siga funcionando, que es lo que más les interesa. No entiendo de economía ni empresas, pero mi instinto me dice que se están equivocando, que su obsesión por salvar el presente, descuidando obras y autores, podría ser una sentencia de muerte en el futuro.
Seguiría, pero creo que ya es suficiente. Te dije que habías abierto la Caja de Pandora, jajaja…
Tengo que añadir que de ninguna manera hay algo personal en mi argumentación, los contactos que tengo en las editoriales siempre me han tratado con respeto y amabilidad, y no dudo de que estén haciendo bien su trabajo, creo que hacen lo que pueden. Más bien creo que para esta situación nadie estaba preparado y que debe ser muy complicado adaptar las políticas internas de este tipo de empresas a la incursión de plataformas como Amazon y la autopublicación. Espero y deseo que el panorama se despeje y finalmente todos trabajemos a favor de la literatura española, que tantas alegrías nos ha dado a lo largo de los siglos.
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M.G.- Centrándonos en la novela que yo me he leído, Maldita, ¿cómo surge el germen de este argumento?
M.P.- El tema de cómo influyen las vivencias de la infancia en la madurez del ser humano siempre me ha llamado mucho la atención. Estoy absolutamente convencida de que somos, para bien o para mal, como una escultura creada por cientos de autores y que las primeras cinceladas condicionan el resto. Cuando todo está por hacer, todo es posible, pero una vez que se comienza la tarea… Creo que el ser humano nace con todas las puertas abiertas y que cada tramo de la existencia es el resultado de las que ya se cerraron; pero también pienso que en muchas ocasiones, a pesar de las limitaciones, finalmente elegimos la mejor de las escasas posibilidades. Esto es casi un milagro, pero ocurre, como también al contrario. Y así nació “Maldita”, una niña que ya en su primer día de vida la cercaron, le robaron casi todo lo que le pertenecía, pero le dejaron una puerta abierta por la que se coló la luz. Es posible que en ocasiones lo mejor que nos puede suceder es que nuestros responsables más directos nos obvien y encontremos en el camino personas mucho más dotadas para el afecto.
M.G.- ¿En qué años sitúas el argumento? Porque hablas de pesetas y de reválida,… en un entorno rural.
M.P.- Es cierto, me lo han dicho en varias ocasiones. Resulta extraño no poder ubicar en el tiempo y el espacio esta historia. Lo hice aposta, pensé que no era necesario, que resultaba obvio que se desarrollaba en los años cincuenta en un ambiente rural andaluz, y creo que me equivoqué, no me hubiese costado nada poner estos datos.
M.G.- Para mí hay un personaje tremendo, Diego es un absoluta déspota, un tirano. Dicen algunos autores que los personajes “oscuros” son los más fáciles de construir. En tu caso, ¿ha sido así?
M.P.- No, no fue precisamente el personaje más fácil de construir. Me han comentado algunos lectores que es el típico personaje «malo muy malo». Suelo estar bastante de acuerdo con las críticas, pero en esta ocasión disiento. Diego es un personaje muy complicado, con sus luces y sus sombras, con un pasado muy oscuro, muy propio de aquella España cacique y gris, y educado bajo el machismo y la tiranía de su padre. Me costó mucho perfilarlo, darle esa personalidad que de alguna manera lo justificara, puse mucho empeño en hacer comprender al lector que en gran parte su comportamiento no era más que la herencia rancia y pedestre sus antepasados. De hecho, hay escenas que lo redimen, no era tan «malo», era presa de su mala educación.
M.G.- Lucia es el personaje principal que, de un modo u otro, influencia a todos los que la rodean. Háblanos de ella, ¿cómo la ves tú?
M.P.- Lucía representa para mí la luz en la oscuridad. Es ese rayo que se cuela en un espacio totalmente oscuro y pone de manifiesto lo que durante décadas estuvo en la sombra. Para mí Lucía es la prueba de que nunca se debe dar nada por perdido, ella es la esperanza.
M.G.- Lo que me sorprende de este personaje es que siendo tan pequeña, con apenas cuatro o cinco años, hace cosas propias de adultos. ¿Esto es factible? Quiero decir, ¿el entorno en el que un niño se desarrolla puede originar que madure tantísimo como para valerse por sí mismo con apenas cinco años?
M.P.- Voy a decir un topicazo: «me alegra que me hagas esa pregunta». Sí, una niña de cuatro años puede hacer muchas tareas que en nuestros días, en los que los niños están tan protegidos, nos parecen impensables. Lucía lo único que hace con cuatro años es bañarse, peinarse y vestirse, y en realidad con escaso éxito. Hay una escena en la que cuento lo difícil que le resulta bañarse y cómo finalmente termina mal vestida y con el jabón resbalando por su pelo. En este sentido, como te digo, sí, un niño puede hacer mucho más de lo que pensamos, de hecho mientras escribía esta parte de la novela tuve la oportunidad de observar a un pequeño que había en casa con la misma edad al que dedico el libro. Pero, pero… reconozco que si no he conseguido que sea creíble la culpa es totalmente mía. Me explico, no es que una niña de cuatro años no pueda hacer este tipo de tareas, aunque con escaso éxito, repito, de hecho hay niños con esa edad que sobreviven en las calles absolutamente solos, el problema es que yo no conseguí que resultara verosímil y tengo que entonar el «mea culpa». Lo mejor de las críticas argumentadas es cuánto aprendemos de ellas. También te digo que el hecho de que una obra tenga sus carencias no significa que sea mala, he leído libros que cojean manifiestamente por un motivo u otro y los he disfrutado incluso más que otros a los que se les supone la excelencia.
M.G.- Reconozco que he disfrutado mucho con la lectura de Maldita aunque te ha salido un auténtico dramón. Incluso tú misma la defines en tu blog como un “culebrón venezolano”. De hecho, y precisamente por esto, tú pensabas que tu novela no tendría presencia en el mercado, ¿no?
M.P.- Bueno, no exactamente. A ver, para mí «culebrón venezolano» no es un calificativo necesariamente peyorativo, pero sí sabía desde el principio que su argumento básico tiene muchas similitudes con este tipo de telenovelas. No me importa, ni tampoco les ha importado a miles de lectores que han disfrutado y se han conmovido con la vida de Lucía. Además, ¿qué son las obras dramáticas, en las que no faltan secretos y rencores heredados de generaciones, sino eso, culebrones venezolanos? Podría darte algunos títulos que han pasado a las listas de los mejores libros de la historia que son manifiesta y básicamente culebrones venezolanos.
M.G.- Tu novela habla de amor, de venganzas, de adulterio, de secretos, celos,… Una historia que, en cierto modo, recuerda a aquellas tragedias ocurridas en pueblos recónditos y llevadas al cine. ¿Tú crees que a día de hoy, estos dramas siguen ocurriendo en los pueblos españoles?
M.P.- Desgraciadamente, sí. Es más, en esencia, estos dramas se dan tanto en las zonas rurales como en las más urbanas, y creo que se darán siempre, en España y en cualquier lugar del mundo, no hay más que ver los informativos.
M.G.- Para terminar, ¿estás inmersa en algún otro proyecto? ¿Cómo es tu día a día?
M.P.- Claro, siempre lo estoy, mi cabeza no para. Ahora he terminado otra novela histórica, la estoy pasando de las libretas al Word y aprovechando para darle un primer repaso. Es la vida del último esclavo que pisó tierras cubanas. No es un libro sobre la esclavitud propiamente dicha, es más una historia de superación personal. Bahati, el protagonista, representa lo que significó el hecho de que el ser humano dejara de ver a su prójimo como una mercancía. Fue un gran paso para la humanidad. Sé que sigue ocurriendo, pero ahora es un hecho abominable perseguido por la ley, antes era legal en los países más desarrollados. Esta novela me ha dado la oportunidad de contar muchas cosas que se obvian en otras novelas y películas sobre el tema.
Antes de despedirme, permíteme que te dé las gracias por esta magnífica oportunidad de presentarme a tus seguidores. He curioseado en tu casa y la verdad es que me ha sorprendido cuántos autores interesantes han pasado por ella. Ha sido para mí todo un honor.
M.G.- Las gracias te las doy yo a ti. Mucha suerte en tu andadura y no desistas en tu empeño.
Hasta aquí lo que Mercedes Pinto nos ha contado sobre su trayectoria, sus libros y el mundo editorial. Me han resultado muy interesante sus reflexiones sobre las dificultades que tiene un autor para poner a nuestro alcance sus obras. Mientras más tiempo paso en este mundo, mientras más autores conozco, más claro tengo que mi idea sobre esta profesión es demasiado bucólica. Una piensa que el novelista es afortunado porque solo tiene que levantarse y sentarse a escribir. Así, sin más. Y no. Primero hay que construir una historia con fundamento suficiente como para que no pase desapercibida entre las cientos de historias que estarán naciendo en otro punto geográfico. Y luego hay que luchar para posicionar tu trabajo, para darlo a conocer, para no ser un autor más... Esto último se me antoja aún más complicado que el hecho de escribir una historia.
Pero bueno, ¿quién dijo miedo? Mercedes desde luego lo tiene claro. No tirará la toalla. Y nosotros, sus lectores, se lo agradeceremos.
Aquí os dejo el booktrailer de Maldita y recordad que ya podéis encontrarla en papel publicada por Ediciones B.
En breve os traeré la reseña del libro.
Blog de Mercedes Pinto: Soy mi palabra.
Blog de Cita Franco: Acurrucada entre letras.