Romain Puértolas, de origen franco-español, nació en 1975 en Montpellier. Transportado por los caprichos del destino a España e Inglaterar, ha sido DJ, profesor de idiomas, traductor intérprete, auxiliar y coordinador de vuelo en el aeropuerto de El Prat de Barcelo, empleado de Aena en Madrid y limpiador de tragaperras en Brighton.
De regreso a Francia, trabajó durante tres años como inspector de policía en un servicio especializado en el desmantelamiento de redes de inmigración ilegal.
Adicto a la escritura compulsiva sobre posits, a finales de 2012 la editorial francesa Le Dilettante contrató El increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea, que también conquistó, antes de su publicación en Francia, a más de cuarenta editoriales extranjeras. En agosto de 2013, y en plena rentrée literaria francesa, la novela se convirtió en un fenómeno editorial, ya conocido como «faquirmanía».
Número uno indiscutible en las listas de los más vendidos, ensalzados por la crítica, por los libreros y por los lectores, finalista en los premios literarios Renaudot, Renaudot des Lycéens y Méditerranée des Lycéens, Romain Puértolas, ha entrado en el mundo literario por la puerta grande.
Una historia hilarante, divertida, inteligente que hace reír a carcajadas, que seduce los corazones y deleita el espíritu, pero que también sobre lo realmente importante en la vida.
«La primera palabra que el indio Dhjamal Mekhan Dooyeghas pronunció cuando llegó a Francia fue una palabra sueca. ¡El colmo! "Ikea"».
Una historia divertida y con más burbujas que la Coca-Cola, pero que también es el reflejo de una dura realidad: la lucha de los inmigrantes ilegales en su camino hacia la libertad. Una fábula de nuestro tiempo, un viaje iniciático por el corazón humano, una sátira desternillante con una sutil moraleja.
Una historia con final feliz. Una historia que te hará sentir bien.
[Información facilitada por la editorial]
Hace algunos meses leí algunas opiniones sobre el libro de Romain Puértolas, El increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea. Todos coincidían en que era una novela muy divertida y que se lo habían pasado muy bien leyéndola. Por suerte, he tenido la oportunidad de leerlo y es un libro que, aparentemente, es liviano pero que esconde un gran mensaje en su interior.
Romain Puértolas visitó Sevilla hace unas semanas. Es una persona divertida, encantadora y con un gran bagaje personal. Esto es lo que nos contó sobre su novela:
Marisa G.- Romain, me lo he pasado muy bien con tu libro. Es muy divertido aunque tiene una parte más seria de la que hablaremos más tarde. Pero lo primero que me llama la atención es tu apellido, Puértolas, no sé si tienes algo que ver con Soledad Puértolas.
Romain P.- Sí, Soledad. Lo mismo somos de la misma familia. Yo solo conozco a su hijo, Diego, que contactó conmigo porque él vive en París y cuando vio mi libro en las librerías y se fijó en el apellido se interesó mucho. Estuvimos mirando a ver si éramos familia. Bueno, no lo sabemos pero sí somos de la misma zona de España, de Huesca. Todos los Puértolas son de ahí.
M.G.- Pues seguro que tirando del hilo tenéis familiares en común. Y Romain, he estado leyendo tu biografía. ¡Has hecho absolutamente de todo!
R.P.- ¡No, no, me falta hacer mucho todavía!
M.G.- ¡Pero cómo que muchas cosas! Pero si has hecho de DJ, de intérprete, de traductor, has trabajado en varios aeropuertos, también limpiando tragaperras en Brighton,... ¿cómo haces para saltar de un sitio a otro?
R.P.- Pues no lo sé. Cada dos años tengo que cambiar de país, de ciudad, de trabajo, de vida, de todo... Mi concepción de la vida es tener miles de vida en una sola, la que se nos ha dado. Entonces hago de todo. Soy muy curioso y me gusta cambiar. Paso los exámenes, obtengo diplomas, tal,... Lo último que he hecho es opositar a inspector de policía. En aquella época vivía en Madrid. Trabajaba en Aena, me preparé las oposiciones, las saqué y me fui a París.
M.G.- Un cambio radical.
Bueno, tu protagonista, un faquir que tiene un nombre rarísimo, Dhjamal Mekhan Dooyeghas... (Risas). No tengo ni idea de cómo se pronuncia...
R.P.- ¿Llámame cuando llegues?
M.G.- (Risas) Sí, sí, eso... Bueno, pues él llega a París con la intención de comprar una cama de clavos en Ikea y a partir de ahí empiezan a sucederle un sin fin de cosas. ¿Cómo surge la idea de esta novela?
R.P.- Me surgen ideas todo el día, todos los días. Tengo una imaginación que está siempre funcionando y me basta un pequeño detalle para montar toda una historia. Esta historia me surgió en la cabeza conforme iban pasando los días. Yo no tengo estructura para escribir, quiero decir que la historia me tiene que sorprender a mí. De otro modo, no la escribo porque me aburre si conozco de antemano todo lo que va a ocurrir.
M.G.- Pero es una historia muy peculiar porque escribir sobre un faquir, que viene de Nueva Dehli y se le ocurre comprarse una cama de clavos en un Ikea y no lo hace en cualquiera sino en el de París concretamente...
R.P.- Sí, sí,.. te entiendo. Si es que yo mismo me sorprendo de las cosas que se me ocurren. A veces me pregunto ¿pero de dónde saco estas cosas? Y parece que me lo dictan porque no es un esfuerzo para mí escribir. Yo no me siento delante de un ordenador para buscar la inspiración. No. De hecho no funciona así. Yo escribo en mi móvil, en los transportes públicos, de pie,...
M.G.- Donde te pille.
R.P.- Sí, en el avión, en el tren, en la pastelería, en la panadería,...
M.G.- Eres un escritor un tanto atípico entonces, ¿no? Porque la idea que tenemos de un escritor siempre coincide con una persona sentada a un escritorio, a unas horas concretas,...
R.P.- No, no... Yo no soy así. Lo mío es todo el día o toda la noche si estoy despierto, pero se me viene así, por entregas, por fascículos...
M.G.- Y este personaje, este faquir, visita Ikea y se sabe el nombre de los artículos. Da la impresión de que te has tenido que estudiar el catálogo sueco para escribir la novela.
R.P.- Bueno, tuve que hacerlo. Tuve que buscar los nombres de los colchones, de armarios, de cosas así. Solo inventé uno, el nombre de la cama de clavos porque Ikea no tiene.
M.G.- Bueno, nunca se sabe. Lo mismo a raíz de tu libro sacan una. (Risas)
R.P.- (Risas) Nunca se sabe, es cierto. Pero sí, estuve mirando los nombres de los artículos porque me gusta anclar las cosas fantásticas que escribo en la realidad y era importante que los muebles que nombro existieran.
M.G.- Los nombres de los personajes dan mucho juego en el libro. Se pueden interpretar de varias formas y aportan un toque de humor. Tu libro se ha traducido a numerosos idiomas, ¿cómo se han podido mantener esos juegos de palabras? ¿Cómo lo han hecho?
R.P.- Los intérpretes han tenido que activar su cerebro y se lo he puesto un poco difícil.
M.G.- Yo creo que un poquito sí. (Risas).
R.P.- (Risas). No, no, verás, es fácil. Yo lo hice en español y no me costó nada. Luego lo hice en inglés. Con un poco de imaginación se pueden encontrar nombres con los que hacer juegos de palabras aproximativos. El personaje principal tiene trece nombres y en cada país son distintos. Creo que es algo divertido y original. En este sentido los traductores tienen total libertad para cambiar el nombre del faquir y de los restantes personajes con cuyos nombres también se hacen juegos de palabras.
M.G.- Me parecía una prueba difícil para los traductores.
R.P.- Ya, pero les ha gustado.
M.G.- ¿Sí? ¿No te han dicho nada malo?
R.P.- (Risas). No, no. Al principio hubo un par de ellos que me dijeron que iba a ser difícil pero al final lo hicieron bien.
M.G.- Romain, me gusta el personaje principal porque al principio es un caradura, un fresco, un timador que evoluciona a lo largo de la novela hasta convertirse en una persona totalmente distinta. ¿Por qué has creado un personaje con esta evolución? No sé si has querido resaltar que en toda persona, por malvada que parezca, hay un lado bueno.
R.P.- Sí, exactamente eso. Quería reflejar que todo el mundo tiene bondad e inocencia aunque estén envueltas en capas de maldad. Cuando nacemos, somos buenos e inocentes y seguro que no perdemos todo lo que tenemos cuando somos bebés. El personaje de la novela es un estafador pero tampoco es una persona muy mala a la que se aborrezca porque ha tenido una niñez difícil y todo eso ha hecho que se vuelva así. A lo largo de su vida se encuentra con otras personas que lo hacen evolucionar y se vuelve más humano. Para mí era importante mostrar ese cambio en el personaje, que cuando el lector terminara de leer la novela viera que el tío había cambiado. La vida nos hace cambiar según las experiencias que tengamos.
M.G.- Sí, pero lamentablemente también hay gente que evoluciona para mal.
R.P.- Sí claro, y gente que no evoluciona nunca. (Risas)
M.G.- También es verdad (Risas). Pero bueno, en este caso, el personaje evoluciona para bien y se le termina por coger cariño porque saca esa parte buena.
R.P.- Además es que es muy inocente en muchas cosas. Cuando llega a Europa está completamente perdido.
M.G.- Aunque en tu libro se trata algún tema serio del que hablaremos en un momento, el humor es una pieza clave en tu novela. No sé si tienes alguna referencia en temas humorísticos. Te lo pregunto porque mientras leía el libro me acordaba de las películas de la Pantera Rosa y el inspector Clouseau. No sé si que lo asociaba a que eres francés.
R.P.- Pues esa referencia concretamente no la tengo aunque sí que el faquir ha sido asociado por otras personas con el personaje de Peter Sellers en El guateque e incluso me han comparado también con los Monty Phyton. Así que es gracioso lo que cada uno ve. Yo soy más de películas francesas de los años 80. Cuando veo alguna película de Louis De Funés es que tengo la impresión de leerme. Creo que tenemos el mismo universo, el mismo humor. En España me gusta mucho Eduardo Mendoza, que tiene algo de picaresco. Pero también leo mucho alemán e inglés.
M.G.- El amor aparece de pasada en el libro. No profundizas en la relación amorosa que se inicia en la novela pero creo que es precisamente el amor lo que hace que el faquir sea mejor persona.
R.P.- El primer electroshock que tiene el faquir es con Marie en el Ikea y sí es una relación de amor que no profundizo porque hay otros ingredientes que he preferido desarrollar. Pero aún así, el faquir siente un amor muy fuerte por Marie. En cuanto la ve, ¡chas! se enamora porque el amor es así, puede ser así. En mi caso, cuando yo vi a mi mujer por primera vez me dije a mí mismo: «Es ella». Hay gente que me dice que soy un poco utópico en mis novelas con respecto al amor pero es que yo soy así, de flechazo. Si esto pasa en la realidad ¿por qué no va a pasar en una novela?
M.G.- Lo que sí es cierto que tu libro tiene una carga emocional muy fuerte, cuando hablas de los inmigrantes ilegales. Hay capítulos especialmente tristes y muy emotivos. Imagino que todo esto te viene por el trabajo que has desempeñado.
R.P.- En esa parte he inventado muy poco. Con lo que he visto cada día en mi trabajo he tenido suficiente. Yo quería ponerme en la piel de estas personas. No ser el inspector de policía francés sino ser el clandestino pakistaní o el clandestino africano. Date cuenta de que un día podríamos ser como ellos. Imagínate que se cierran las fronteras y ya no quieren a los franceses o a los españoles en ningún sitio del mundo. En ese caso, nos considerarían como consideramos ahora a los africanos. Para mí es muy importante la noción de libertad de movimiento, que yo pueda mañana decidir irme a trabajar a Nueva York o a Moscú, porque quiero y porque puedo hacerlo sin problemas. Sin embargo, la gente que ha nacido en África o India no tienen esta oportunidad. En el libro he querido recalcar todo esto y tratar este tema desde la primera persona como si yo fuera el africano o el hindú.
M.G.- Es tu manera de homenajear a esos inmigrantes ilegales que tan mal visto están. Por las noticias habrás visto que a España llegan cada día oleadas y oleadas de inmigrantes... A veces me da por pensar que vienen a un país creyendo que esto es un edén cuando aquí la cosa está realmente mal incluso para los españoles. Imagino que tú te habrás encontrado con historias tremendas.
R.P.- Sí, los que vienen de Túnez, han pasado primero por Italia para llegar a París y cuando llegan a la ciudad se encuentran en la calle, cuando a lo mejor en su país tenían una casa o algún trabajito. Pero ponían los pies en París pensando que era el paraíso y se encontraban en la calle y comiendo por la noche lo que llamamos la sopa popular, la comida que dan para los pobres en la calle.
M.G.- Como Cáritas.
R.P.- Sí. ¿Y dónde está el paraíso? Esto es lo que a ellos les espera después del duro viaje. Y sobre España, sí que leía las noticias todos los días. Pero es comprensible. Si tú estuvieras en la misma situación harías lo mismo. Me parece normal.
M.G.- Tremendo. Es un tema muy duro. A mí me ha gustado que lo afrontes en tu novela porque, aunque te ríes con el argumento, creo que también hay que mirar lo que se esconde detrás de esa parte cómica.
Y cambiando de tema. Tu libro se va a llevar al cine, ¿verdad?
R.P.- Sí, así es.
M.G.- ¿Cuándo lo veremos en la gran pantalla?
Sophie Marceau |
R.P.- Estamos acabando el guión, soy el co-guionista. Trabajo con otro chico que tiene experiencia porque yo no tengo ninguna y creo que lo acabaremos para el 30 de junio. Luego se pondrá en marcha toda la logística porque en el cine todo es logística. Antes de empezar a rodar hay que conseguir el dinero y más con esta película porque ocurre en muchos países y hay actores famosos, como Sophie Marceau,... Claro, todo esto hace que el presupuesto suba mucho. Calculamos que dentro de dos o tres años estará lista.
M.G.- De todos modos, esta no es tu primera novela. Bueno, es la primera publicada pero hay muchas más detrás.
R.P.- Hay siete antes. Miles de historias.
M.G.- No han tenido tanta suerte. No sé si ahora has pensado en volver a intentarlo con ellas, sacarlas de nuevo a la luz o dejarlas atrás.
R.P.- No. Yo no tengo ninguna dificultad por escribir. Al revés tengo dificultad en parar de escribir. Es como una enfermedad. No paro de escribir y ahora estoy escribiendo varias. Como para mí lo último siempre es lo mejor no puedo retomar cosas que he escrito antes. Eso es pasado. Ahora estoy escribiendo nuevas cosas. La próxima novela sale en Francia en enero.
M.G.- ¿Y también será de un personaje tan peculiar?
R.P.- Es sobre una cartera parisina. A simple vista es algo sencillo, simple, pero le va a pasar algo prodigioso. Habrá un viaje aunque esta vez será más corto, de un punto A a punto B. Es una gran historia de amor pero entre una mujer y una niña.
M.G.- ¿Y me has dicho que estás escribiendo varias novelas?
R.P.- Sí, estoy escribiendo cinco a la vez.
M.G.- ¿¿¿Cinco a la vez??? ¿¿Cómo haces eso?? (Risas)
R.P.- Porque soy un culo inquieto (Risas). Tengo que escribir varias historias a la vez, leer varios libros a la vez,... Y sí, estoy escribiendo cinco y escogeré una sola para que sea la tercera. Y también he escrito una novela corta inédita para la revista francesa Madame Figaro.
M.G.- Tus días necesitan cuarenta y ocho horas como mínimo.
R.P.- No tengo bastante con una sola vida.
M.G.- No me extraña con todo lo que haces. (Risas)
R.P.- Y con todo lo que me falta aún. (Risas)
M.G.- (Risas). Pues muy bien Romain, no te entretengo más. Me lo he pasado muy bien charlando contigo. Tu novela me ha parecido entrañable.
R.P.- Muchas gracias. Yo la he escrito con el corazón.
M.G.- Gracias Romain. ¡Y suerte¡
Es divertido a rabiar. Me lo pasé muy bien hablando con él y su libro es una buena historia en la que embarcarse si quieres pasar un rato divertido. Idóneo para las fechas en las que estamos. Pero os contaré con detalle mis impresiones en breve.