Editorial: Algaida.
Fecha publicación: 2014.
Nº Páginas: 376.
Precio: 18,00 €
ISBN: 978-84-9067-102-3
Alfonso Domingo (Turégano, Segovia, 1955) ha trabajado en prensa escrita, radio y televisión. Periodista especializado en información internacional y reportero de guerra, también es auor de doce series documentales: en total más de cien trabajos de investigación, algunos doblemente galardonados.
Especialista en la Guerra Civil española y la postguerra, ha publicado ensayos de historia oral como El Canto del búho (2003), Retaguardia (2004), Historia de los Españoles en la II Guerra Mundial (2009), así como la novela biográfica El ángel rojo (2009). Es coautor de El vuelo del Cuatro Vientos (2003) y autor del libro La serpiente líquida (2005), sobre mitos, ritos y chamanes del Amazonas.
Su primera novela, La Madre de la Voz en el Oído, se alzó con el premio Feria del Libro de Madrid. La Estrella Solitaria (2003) obtuvo el VII premio de novela Ciudad de Salamanca. Con El espejo negro ganó el Premio Ateneo de Sevilla y con El enigma de Tina el LIX Premio de Novela Ateneo Ciudad de Valladolid. Ahora nos vuelve a apasionar con una historia del viejo Oeste.
Sinopsis
El 14 de julio de 1881, en Fort Sumner (Nuevo México), Pat Garret acabó con la corta vida de Billy el Niño, que nunca cumpliría veinticinco años. Desde entonces su leyenda no ha dejado de crecer, especialmente entre los hispanos de Estados Unidos, que siempre lo protegieron y ayudaron; no en vano, el Chavito hablaba el español arcaico de Nuevo México.
Enmarcada en una naturaleza dura y grandiosa, los paisajes de Nuevo México y Arizona, La balada del Billy el Niño narra uno de los últimos episodios de un salvaje oeste que agonizaba a finales del siglo XIX, pero que no deja de ser un relato sobre las constantes de la condición humana: el amor, la libertad, la dignidad, la amistad, la traición, la muerte.
Además, Alfonso Domingo ha incorporado a la narración una serie de documentos inéditos que ofrecen una nueva luz sobre la gran escapada, los últimos días de Billy el Niño y los motivos de su asesinato.
[Información facilitada por la editorial]
Si hace tan solo un mes alguien me hubiera dicho que iba a acabar leyendo una novela sobre Billy el Niño hubiera mirado al sujeto con cara de incredulidad. Mis gustos literarios abarcan un amplio espectro y siempre me gusta saltar de un registro a otro, pero el lejano Oeste no ha estado nunca entre mis ambientaciones favoritas. Sin embargo, la vida es lo que tiene, que a veces te depara sorpresas agradables y el plano literario no queda exento.
¿Quién no ha oído hablar alguna vez sobre Billy el Niño?¿Qué sabemos de él? Hasta la fecha, mis conocimientos sobre Billy se limitaban a imaginarlo como un forajido cruel y sanguinario, lleno de polvo hasta las cejas, que acarreaba sobre sus espaldas un número cuantioso de crímenes. Una leyenda, un individuo al que todos temían. Pero hete aquí que, a través de la nueva novela de Alfonso Domingo -La balada de Billy el Niño-, me encuentro a un personaje que dista mucho de esa imagen inicial preconcebida que yo tenía en mente.
Dice el autor de esta novela que sobre la leyenda de este personaje, de nombre «Henry McCarthy, alias Henry Antrim, alias Billy H. Bonney, alias Billy the Kid»[pág. 86], o simplemente Chavito o Kid, se han escrito «cientos de libros y decenas de canciones; las películas llegan a sesenta»[pág. 367]. En torno a su figura se ha levantado todo un centro turístico que visitan miles de personas por año, contemplando los lugares en los que Billy pasó sus últimos días y asistiendo a la recreación de su huida de la cárcel de Lincoln. Todo un espectáculo que seguro le provocará una enorme sonrisa allá donde esté.
Dice el autor de esta novela que sobre la leyenda de este personaje, de nombre «Henry McCarthy, alias Henry Antrim, alias Billy H. Bonney, alias Billy the Kid»[pág. 86], o simplemente Chavito o Kid, se han escrito «cientos de libros y decenas de canciones; las películas llegan a sesenta»[pág. 367]. En torno a su figura se ha levantado todo un centro turístico que visitan miles de personas por año, contemplando los lugares en los que Billy pasó sus últimos días y asistiendo a la recreación de su huida de la cárcel de Lincoln. Todo un espectáculo que seguro le provocará una enorme sonrisa allá donde esté.
La balada de Billy el Niño se inicia en abril de 1881, momento en el que ha sido apresado y acusado de asesinato. Juzgado en Mesilla por la muerte de un único hombre, la del sheriff Brady, aunque en su revolver son muchas más las muescas que se pueden contemplar, es trasladado al condado de Lincoln donde será ejecutado, un pueblo situado en el sudoeste de Nuevo México, apodado anteriormente como La Placita del río Bonito, del que Alfonso Domingo da buena cuenta en su novela para ubicar con exactitud al lector.
La condena que le espera a Bilito no puede ser otra que morir en la horca ante la atenta mirada de todo aquel que quiera comprobar con sus propios ojos como la justicia pone en su sitio al Chavito. Pero Billy no tiene miedo. No le asusta verse privado de libertad, sentirse entre barrotes y notar la muerte tan cerca. De hecho se toma la situación con bastante humor, muy confiado en sí mismo, alegando a unos y a otros que la soga de la horca no rozará la piel de su cuello. Pero para que eso ocurra solo se perfilan dos caminos. Uno, escapar con o sin ayuda. Otro, un sistema para el que hay que tener mucha sangre fría y del que no quisiera desvelar más detalles por ahora.
Obviamente Billy consigue escapar y a partir de ese instante es cuando comienza el verdadero argumento de la novela. Alfonso Domingo nos narra todo el proceso de huida, lo que hizo durante el camino, a quién visitó, qué pensaba él, qué pensaba los que lo conocían, cuáles eran sus intenciones y como colofón, cómo murió. Un desenlace que me dejó totalmente atónita porque no esperaba que una leyenda como Billy el Niño acabara de una manera, digamos, tan simple.
En cuanto a su aspecto, mirad la foto. Le pregunto a las chicas: ¿Qué veis? Yo observo a un joven más bien desgarbado y poco agraciado. Sin embargo, descubro a través de esta novela que era un joven al que no le faltaban faldas bajo las que meterse. Con su «metro setenta, ojos azules, dientes de conejo, cara pícara con pelusilla en el labio superior» [pág.13], eran muchas las mujeres que suspiraban por él y muchas las conquistas que se le atribuían. Es más, el amor jugó un papel fundamental en el desenlace de su vida.
La imagen que nos muestra el autor sobre el carácter y la personalidad del joven Billy, fruto de una ardua tarea de investigación y documentación, es bien distinta a la que yo siempre he tenido. Bilito no dejaba indiferente a nadie. Contaba con amigos y enemigos pero son los primeros los que más han llamado mi atención. A través de La balada de Billy el Niño, he descubierto a un personaje al que muchos querían, más allá del amor carnal. Hombres y mujeres le tenían un aprecio especial, pues ayudó a muchos, incluso a aquel que posteriormente fue su verdugo. Fue un joven comprometido con los suyos y también con los desconocidos. No todos lo veían como un criminal. Muchas de las personas que coexistieron con él y tuvieron un trato personal lo calificaban de joven adorable y cariñoso, listo y valiente, con buen corazón aunque también arrogante y demasiado indómito. Lo más peculiar de su carácter era su sentido del humor incluso en los momentos más peligrosos.
Cárcel del condado de Lincoln |
La condena que le espera a Bilito no puede ser otra que morir en la horca ante la atenta mirada de todo aquel que quiera comprobar con sus propios ojos como la justicia pone en su sitio al Chavito. Pero Billy no tiene miedo. No le asusta verse privado de libertad, sentirse entre barrotes y notar la muerte tan cerca. De hecho se toma la situación con bastante humor, muy confiado en sí mismo, alegando a unos y a otros que la soga de la horca no rozará la piel de su cuello. Pero para que eso ocurra solo se perfilan dos caminos. Uno, escapar con o sin ayuda. Otro, un sistema para el que hay que tener mucha sangre fría y del que no quisiera desvelar más detalles por ahora.
Obviamente Billy consigue escapar y a partir de ese instante es cuando comienza el verdadero argumento de la novela. Alfonso Domingo nos narra todo el proceso de huida, lo que hizo durante el camino, a quién visitó, qué pensaba él, qué pensaba los que lo conocían, cuáles eran sus intenciones y como colofón, cómo murió. Un desenlace que me dejó totalmente atónita porque no esperaba que una leyenda como Billy el Niño acabara de una manera, digamos, tan simple.
En cuanto a su aspecto, mirad la foto. Le pregunto a las chicas: ¿Qué veis? Yo observo a un joven más bien desgarbado y poco agraciado. Sin embargo, descubro a través de esta novela que era un joven al que no le faltaban faldas bajo las que meterse. Con su «metro setenta, ojos azules, dientes de conejo, cara pícara con pelusilla en el labio superior» [pág.13], eran muchas las mujeres que suspiraban por él y muchas las conquistas que se le atribuían. Es más, el amor jugó un papel fundamental en el desenlace de su vida.
La imagen que nos muestra el autor sobre el carácter y la personalidad del joven Billy, fruto de una ardua tarea de investigación y documentación, es bien distinta a la que yo siempre he tenido. Bilito no dejaba indiferente a nadie. Contaba con amigos y enemigos pero son los primeros los que más han llamado mi atención. A través de La balada de Billy el Niño, he descubierto a un personaje al que muchos querían, más allá del amor carnal. Hombres y mujeres le tenían un aprecio especial, pues ayudó a muchos, incluso a aquel que posteriormente fue su verdugo. Fue un joven comprometido con los suyos y también con los desconocidos. No todos lo veían como un criminal. Muchas de las personas que coexistieron con él y tuvieron un trato personal lo calificaban de joven adorable y cariñoso, listo y valiente, con buen corazón aunque también arrogante y demasiado indómito. Lo más peculiar de su carácter era su sentido del humor incluso en los momentos más peligrosos.
Paradójicamente, siempre creyó obrar con justicia y cuando mató lo hizo por necesidad.
La nueva novela de Alfonso Domingo no solo nos acerca a la verdadera figura de Billy el Niño que nos sirve para romper algunos tópicos que quizás nos han acompañado durante demasiado tiempo. También hace múltiples alusiones a los distintos personajes, reales todos ellos, que compartieron la vida con Billy, ya fueran amigos o enemigos. Así nos habla de cómo la familia de su amigo José Córdoba llegó a Nuevo México, o la amistad que mantuvieron Pat Garret tiempo atrás, antes de que este prosperara y fuera nombrado sheriff del condado de Lincoln o cómo lo veía Deluvina, la vieja criada navaja que servía en la casa donde el Chavito fue abatido.
De igual modo, el autor nos explica cómo se vivía en aquellos lugares y por aquellos tiempos. Nos descubre el Círculo de Santa Fe, un núcleo poderoso formado por políticos, empresarios, ganaderos que controlaban el territorio, o nos habla de la masonería que también tenía su presencia. Detalles y aspectos interesantes que nos hacen comprender el entorno en el que Billy el Niño se movió y nos ayudan a entender el por qué de una vida siempre desafiando a la muerte.
Todo ello, y como he mencionado antes, es el resultado de una labor de documentación extensa y larga. Hace unos días, tuve la oportunidad de charlar con Alfonso sobre ese trabajo previo que ha requerido esta novela y, sin adelantaros demasiado ya que la entrevista será publicada esta misma semana, me comentó que la idea de escribir un libro sobre Billy el Niño surgió muchísimos años atrás cuando se documentaba para otra novela. Posteriormente volvió a visitar Nuevo México y se topó con más información interesante en los archivos. Pero el proceso de escritura no comenzó hasta siete años atrás, tiempo durante el cual publicó dos novelas más, El espejo negro y El enigma de Tina, mientras terminaba de pulir la novela de la que hablamos hoy que, además, ha sido sometida a un proceso de reescritura. Un ejemplo de esa tarea documentaria podemos encontrarla en el Epílogo con figuras que cierra la novela justo antes de los Agradecimientos. Un compendio de páginas con aclaraciones y fotografías de lugares y personajes, algunas tomadas por el propio autor in situ.
De igual modo, el autor nos explica cómo se vivía en aquellos lugares y por aquellos tiempos. Nos descubre el Círculo de Santa Fe, un núcleo poderoso formado por políticos, empresarios, ganaderos que controlaban el territorio, o nos habla de la masonería que también tenía su presencia. Detalles y aspectos interesantes que nos hacen comprender el entorno en el que Billy el Niño se movió y nos ayudan a entender el por qué de una vida siempre desafiando a la muerte.
Todo ello, y como he mencionado antes, es el resultado de una labor de documentación extensa y larga. Hace unos días, tuve la oportunidad de charlar con Alfonso sobre ese trabajo previo que ha requerido esta novela y, sin adelantaros demasiado ya que la entrevista será publicada esta misma semana, me comentó que la idea de escribir un libro sobre Billy el Niño surgió muchísimos años atrás cuando se documentaba para otra novela. Posteriormente volvió a visitar Nuevo México y se topó con más información interesante en los archivos. Pero el proceso de escritura no comenzó hasta siete años atrás, tiempo durante el cual publicó dos novelas más, El espejo negro y El enigma de Tina, mientras terminaba de pulir la novela de la que hablamos hoy que, además, ha sido sometida a un proceso de reescritura. Un ejemplo de esa tarea documentaria podemos encontrarla en el Epílogo con figuras que cierra la novela justo antes de los Agradecimientos. Un compendio de páginas con aclaraciones y fotografías de lugares y personajes, algunas tomadas por el propio autor in situ.
Estructuralmente, La balada de Billy el Niño se compone de 15 capítulos numerados y titulados que se abren con la incorporación de la letra de una canción típica de la época. Y es que la música no deja de tener su importancia en la novela. O si no que se lo pregunten a Pat Garret (ya entenderéis).
Adolfo Domingo juega con dos voces narrativas. Buena parte de la novela viene narrada por una tercera persona que se distancia del objetivo y tiene una visión mucho más global. Pero, a su vez, y para darnos una perspectiva más personal del personaje, alterna esos pasajes en tercera con otros en cursiva escritos en primera persona en la voz de otros tantos personajes, tales como Annie Lesnett, Deluvina, Higinio Salazar. Todos lo que tuvieron algo que ver con Billy tienen su oportunidad de manifestarse. Incluso el propio Billy tendrá dos turnos de palabra, uno antes de morir y otro, una vez fallecido.
Adolfo Domingo juega con dos voces narrativas. Buena parte de la novela viene narrada por una tercera persona que se distancia del objetivo y tiene una visión mucho más global. Pero, a su vez, y para darnos una perspectiva más personal del personaje, alterna esos pasajes en tercera con otros en cursiva escritos en primera persona en la voz de otros tantos personajes, tales como Annie Lesnett, Deluvina, Higinio Salazar. Todos lo que tuvieron algo que ver con Billy tienen su oportunidad de manifestarse. Incluso el propio Billy tendrá dos turnos de palabra, uno antes de morir y otro, una vez fallecido.
En definitiva, y si me preguntáis si bajo mi punto de vista esta novela es recomendable, os diría que indudablemente lo es para aquellos lectores que disfrutaron de niño con las viejas historias del lejano Oeste y que, aún hoy, se sientan a ver aquellas películas en las que vaqueros e indios se pelean a balazo limpio. Pero también os diré que novelas como esta, que abren nuestros horizontes, me hacen entender que no hay que andarse con excesivos remilgos ni prejuicios, que nos queda mucho por aprender y si no fuera por labores de investigación como la que nos trae Alfonso Domingo, yo seguiría pensando que Billy el Niño fue un tipejo depravado, malvado y cruel.
Por supuesto, y antes de concluir, no puedo negar una verdad impepinable. He de reconocer que cuando tuve el libro en mis manos me asaltaron ciertas dudas, que cuando empecé a leerlo no conseguía adentrarme en la historia. ¿Se debía a que soy mujer y este libro es más propio de hombres, aunque suene sexista? ¿Tenía que ver que yo jamás me he sentido atraída por las historias del Oeste? Puede ser. Es una cuestión que pude preguntarle a Alfonso y cuya respuesta podréis leer en breve. La cuestión es que, justo cuando Billy consigue escapar de la cárcel de Lincoln, justo en ese momento en el que realmente comienza el verdadero argumento de la novela, todo cambió y la curiosidad se despertó en mí. No es la primera vez que me ocurre algo así. En mi caso, hay libros que necesitan un margen de tiempo, versen sobre lo que versen, para poder descubrir si al final el libro y esta lectora entran en comunión, como así ha ocurrido con La balada de Billy el Niño.
La lectura de esta novela me ha aportado al final más de lo que esperaba. Siempre es importante conocer la realidad de los hechos y en esta ocasión,La balada de Billy el Niño me ha acercado a la verdadera historia de un vaquero legendario del que apenas conocía cuatro pinceladas y tres eran erróneas.
Agradezco a la editorial el envío del ejemplar.
Nota: Imágenes tomadas de Google salvo la de Deluvina Maxwell escaneada del propio libro.