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ENTREVISTA a FÉLIX J. PALMA (El mapa del caos).

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Autor

Félix J. Palma (Sanlúcar de Barrameda, 1968) ha sido unánimamente reconocido por la crítica como uno de los escritores más brillantes y originales de la actualidad, siendo uno de sus rasgos más destacados su habilidad para insertar lo fantástico en lo cotidiano. Su dedicación al género del relato le ha reportado más de un centenar de galardones. Además de haber sido recogido en numerosas antologías, también ha publicado cinco libros de relatos: El vigilante de la salamandra (1998), Métodos de supervivencia (1999), Las interioridades (Premio Tiflos, 2001), Los arácnidos (Premio Iberoamericano de relatos cortos de Cádiz, 2003), y El menor espectáculo del mundo (2010). Como novelista cuenta con la novela La Hormiga que quiso ser astronauta (2001) y Las corrientes oceánicas (Premio de novela Luis Berenguer, 2005). Pero lo que verdaderamente le ha supuesto su consagración definitiva como narrador ha sido su Trilogía victoriana, de la que ha publicado las dos primeras novelas: El mapa del tiempo (XL Premio Ateneo de Sevilla, 2008) y El mapa del cielo (2010). Con El mapa del caos, el autor cierra esta exitosa trilogía publicada en más de veinticinco países.

www.felixpalma.com


El mapa del caos (Félix J. Palma)
Sinopsis

Una gran aventura que mezcla amores imposibles, acción a raudales, fantasmas verdaderos y médiums falsas, en un explosivo cóctel que atrapará a los lectores de todo el mundo.  O, como diría el misterioso narrador de esta novela, de todos los mundos posibles. 

Cuando la persona a quien ama muere trágicamente, el protagonista de esta historia hará todo lo posible para hablar con ella por última vez. En el Londres victoriano, en pleno apogeo del espiritismo, una sesión con el mejor médium de la historia se presenta como la única solución, pero en ella se desencadenarán terribles y desconocidas fuerzas. El mundo entero está en peligro, y su salvación reside en un misterioso libro titulado El mapa del caos. Si nuestro protagonista no lo encuentra, jamás podrá llegar hasta su amada, pues incluso el Más Allá dejaría de existir. Para ello contará con la inestimable ayuda de Arthur Conan Doyle, el padre de Shelock Holmes, de Lewis Carroll, el autor de Alicia en el país de las maravillas y, por supuesto, de H.G. Wells, cuyo Hombre Invisible tal vez haya escapado de las páginas de su famosa novela para sembrar el caos. Solo ellos pueden descubrir la forma de salvar el mundo; solo ellos pueden encontrar el camino para reunir a los amantes separados por la muerte, el camino a través de los espejos. 

Una gran aventura que mezcla amores imposibles, acción a raudales, fantasmas verdaderos y médiums falsos, un explosivo cóctel que atrapará a los lectores de todo el mundo. O, como diría el misterioso narrador de esta novela, de todos los mundos posibles.

[Información facilitada por la editorial]



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Dicen que solo usamos el 10% de nuestra capacidad cerebral. Escribo esta línea y me río porque  hoy tengo el día mordaz y me viene a la mente un chiste fácil sobre las ilustres mentes que dirigen el universo político de este país. Pero cuestiones políticas aparte, es cierto que por el mundo deambulan mentes muy privilegiadas con una capacidad creativa apabullante. Y si no, pasen y vean. 

La semana pasada leíamos a Félix J. Palma en casa y hablo en plural porque mientras yo andaba sumergida en el desenlace de la trilogía victoriana, mi pareja disfrutaba de la entrega anterior, El mapa del cielo. En esos días, sentados uno al lado del otro con el libro a cuestas, no era raro hacer una pausa, mirarnos y resoplar asombrados. ¿De qué modo están hechas las conexiones neurológicas de Félix J. Palma para crear una historia así? Admiro muchísimo a estos autores que son capaces de mirar, observar, crear y construir todo aquello que por mi mente jamás se pasaría. 

Sentados frente a un té, Félix tuvo la amabilidad de contestar a un montón de preguntas, todas las que su trilogía me ha generado. Esto es lo que nos contó.


Marisa G.- Félix, esta semana hemos estado a piñón con tus libros en casa.  Bueno, a mí me falta leer el segundo. El primero me lo leí en su día y de ahí he saltado directamente al tercero.

Félix J.P.-Yo siempre digo que la trilogía se puede empezar por cualquier libro pero dependiendo de por donde empieces la visión de la historia varía.


M.G.- Bueno, ya pues has puesto punto y final. Imagino que te sentirás muy orgulloso después de culminar un proyecto tan ambicioso, ¿no?


F.J.P.- Pues mira, me siento de tres maneras distintas. Por un lado, agradecido por todo lo que me ha dado la trilogía. Me ha dado muchísimos lectores y me ha abierto las puertas al mercado extranjero. He publicado en Estados Unidos, algo muy difícil para los autores españoles. También me siento satisfecho por cómo he cerrado la trilogía, respetando siempre al lector que me ha seguido y para el que he querido cerrar de una manera digna, que atara todos los cabos sueltos y se respondieran todas las preguntas que he ido planteando por el camino. Y por último, me siento aliviado porque ahora puedo empezar otras aventuras. Han sido siete años en un mismo proyecto, sometido al yugo de un narrador muy concreto y muy divertido pero que no deja de ser un corsé. Ahora me apetece escribir otra cosa, con otro estilo.


M.G.- Antes de la trilogía habías escrito otros libros, ¿cómo te surge la idea de embarcarte en esta aventura tan compleja?


F.J.P.- En el verano de 2006 decido releer un libro, un lujo que no siempre nos podemos permitir los escritores que siempre tenemos que estar leyendo novedades para estar muy al loro del mercado. Pero en aquel momento, yo decidí releer La máquina del tiempo de H.G. Wells, una novela que yo había ya leído de niño. Al volverla a leer me pregunté qué es lo que habrían sentido los lectores de la época de Wells. Si no me equivoco aquel libro se publicó en 1895, momento en el que la ciencia había alcanzado un progreso espectacular, se había sembrado el mundo de maravillas y estaba haciendo posible lo imposible. En muy corto espacio de tiempo se había inventado el ferrocarril, el alumbrado eléctrico, el gramófono,... Los científicos parecían los nuevos sacerdotes. 

Como sabes, en La máquina del tiempo, un inventor construye una máquina que nos permite viajar al futuro. Claro, yo leo eso y me imaginé a los lectores cerrando el libro y soñando con la idea de que realmente un inventor pudiera inventar una máquina así en cuestión de meses. Y es que la idea de viajar en el tiempo siempre ha formado parte del hombre pero fue Wells quien la verbalizó de alguna manera al escribir su novela y fue el primero que aplicó la ciencia al viaje en el tiempo. Hasta entonces solo se habían escrito cuentos pero en ellos los viajes en el tiempo siempre se habían hecho mediante ensoñaciones. Entonces se me ocurrió la idea de una empresa de viajes en el tiempo que invitara al hombre del siglo XIX a viajar al futuro y busqué como cifra redonda el año 2000, que no sería como el que nosotros hemos conocido sino como lo hubieran imaginado los victorianos tal y como se recogen en algunas ilustraciones, con carruajes alados, las damas con corsé alados,... Un futuro pero vistiendo como en la época victoriana. ¿Qué habría hecho Wells de encontrarse a las puertas de esa agencia? Y ahí sentí ese cosquilleo que sentimos los escritores cuando estamos ante el germen de una novela. 

Esa fue la idea inicial pero cuando la terminé y vi el éxito que tuvo, se me ocurrió otra cosa y aunque había empezado otra historia, me planteé si no podía hacer lo mismo con las otras novelas de Wells, con La guerra de los mundos que dio pie a El mapa del cielo, y con El hombre invisible, que dio lugar a esta novela. Y así, lo que había empezado como una novela autónoma, se me presentó como una trilogía de manera muy natural. Le vi tanto potencial que decidí adentrarme en este proyecto que me ha llevado siete años. 

M.G.- Pero entonces entiendo que cuando tú publicas El mapa del tiempo con la que ganas el Ateneo de Sevilla, ahí no tenías intención de continuar, ¿no?

F.J.P.- No, no,... De hecho empecé a escribir otra cosa pero fue durante la promoción de aquella primera novela cuando todo esto se me ocurrió, haciendo uso de los personajes que ya tenía creados, con los que fui jugando y a los que fui haciendo evolucionar y creando otros nuevos. En fin, que todo encajaba. Incluso podría hacer una cuarta novela con el último libro que queda de Wells, con La isla de doctor Moreau, lo que pasa es que estoy fatigado y de hecho, creo que el lector tiene más que suficiente con tres novelas. Ahora se me apetece sorprenderlo con otra cosa. 


M.G.- Siempre hay tiempo para volver a una cuarta más adelante.

F.J.P.- No digo que no. Dejo la puerta abierta, pero de momento he acabado exhausto de la época victoriana.

M.G.- La época victoriana que tantos buenos escritores dio y de que, aún hoy, se escribe tanto. ¿Por qué es tan fascinante ese periodo para la literatura?

F.J.P.- Mira, a mí me gusta mucho el aire de credulidad que tenía el ciudadano. Creía en todo, como que había vida en el centro de la tierra, que la luna estaba habitada, tal y como cuento en la segunda novela,...  El hombre era ingenuamente crédulo y luego la ciencia estaba intentando acabar de perfilar el mundo, diciendo lo que era posible y lo que no pero el ciudadano se negaba a eso. Ellos seguían haciendo espiritismo, creía en el Más Allá,... Los científicos llegaron incluso a estudiar a los médiums para intentar buscar una explicación científica y de hecho algunos los dieron por auténticos aunque en el fondo no eran más que embaucadores. Por ejemplo, en esta novela yo cito el caso de William Crookes pero había infinidad de casos similares.



Doyle fue también un gran defensor del espiritismo en su última etapa, especialmente después de la muerte de su hijo en la I Guerra Mundial. Así que los médiums no solo engañaban al ciudadano iletrado sino también a los grandes eruditos y a los científicos. Era como si en el fondo todo el mundo necesitara la magia.

M.G.- Tenían que creer en algo.

Y me has comentado antes que leíste de pequeño La máquina del tiempo y en el 2006 la volviste a releer pero para escribir libros así tú te has tenido que leer la obra de Wells muchas más veces, ¿no?

F.J.P.- Claro, muchísimo y no solo leer, sino releer, tomar notas, ver las películas,... Pero aparte de las tres novelas con las que juego, también he tenido que leer sobre Wells, por qué escribió lo que escribió, qué estaba haciendo cuando escribió sus novelas,... He leído muchísimo. Siempre digo que ha pasado de ser mi autor de cabecera a conocerlo casi como si fuera mi hermano.  Y seguramente mi Wells no tenga nada que ver con el real, mucho más comprometido. En realidad yo solo hago un retrato falso de él porque es un Wells que seguramente tiene más parte mía que suya y a través de él yo he expresado muchas de mis dudas sobre el mundo y sobre la creatividad, sobre el trabajo de escritura. En estas novelas hay mucho de eso, muchas reflexiones, porque mi visión de la literatura se amolda mucho a la visión de Wells en su primera época.

M.G.- Tus libros se engloban dentro de la ciencia ficción, y más concretamente se habla de steampunk. No sé si estás de acuerdo con esta etiqueta.

F.J.P.- Yo escuché oír hablar del steampunk cuando leía ciencia ficción a finales de los 80. Por entonces me leí varias de las obras que crearon la etiqueta pero no era una palabra que estuviera en la calle, porque solo era un movimiento literario. Posteriormente me fui alejando, tanto como autor y como lector, de la ciencia ficción pero volví a oír hablar del steampunk de nuevo y esta vez a través del cine, de la estética de ciertas películas como La liga de los hombres extraordinarios, Val Helsing,... Creo que el steampunk empezó a ponerse de moda realmente gracias a estas películas y también porque surgieron, alrededor del año 2000, una serie de novelas a las que se volvía a catalogar de steampunk

Cuando escribí El mapa del tiempo no tenía en mente hacer una novela steampunk pero se etiquetó así y a mí me sorprendió. De hecho si la buscas El mapa del tiempo en Wikipedia  sale como la precursora del steampunk español y yo  estoy encantado de que se etiquete así. Es más, en la segunda novela comencé a meter más elementos propios de este movimiento aunque entiendo que no se puede catalogar así si nos ajustamos a la definición ortodoxa. Pero hoy en día Wells y Verne son iconos de este movientimo y resulta que Wells es el protagonista de mis novelas. Así que entiendo que las hayan incluido dentro del steampunk y en agradecimiento a todos los lectores de esa corriente que me han seguido, en El mapa del caos he escrito un prólogo totalmente steampunk. Es una especie de regalo que he querido hacerle a todos esos fans.

M.G.- Félix, si yo te pidiera que me colocaras la ciencia ficción en una escala, ¿en qué peldaño la situarías? ¿Qué género tendría por encima y cuáles por debajo? No sé si hay muchos adeptos a la ciencia ficción.

F.J.P.- Es que depende. ¿Te refieres a nuestro país?

M.G.- Sí, a los lectores españoles. 


F.J.P.- Desgraciadamente en España, al contrario que en Estados Unidos donde la ciencia ficción funciona muy bien, aquí los lectores de ciencia ficción son y han sido siempre una minoría. La fantasía puede arrastrar a más público pero tampoco es gran cosa. En España hay un gran prejuicio contra esta literatura. El lector normal que ve este libro, El mapa del caos, piensa que es una historia de amor y le agrada pero cuando le da la vuelta y lee la sinopsis cambia de idea. Muchos libreros me han dicho que es muy difícil vender mis libros porque en cuanto les dices que es de fantasía y tal, tuercen el gesto. Prefieren historias más realistas. Creo que el problema está en que el lector español no está educado en la fantasía. España ha tenido una tradición muy realista desde siempre y aquí se tiende a considerar que el esfuerzo de lectura debe estar recompensado con la ampliación del conocimiento y por eso se vende tanto la novela histórica. Yo esto lo he hablado con los lectores y me dicen que leen novela histórica para aprender o que les gusta leer novela negra porque se sienten como si fueran ellos los que resuelven el crimen.

M.G.- Quizás sea porque la fantasía se relaciona más con un público infantil o juvenil. Mira Harry Potter, por ejemplo. 

F.J.P.- Claro, ese es otro problema que hay aquí. Tras el éxito de Harry Potter, de Crepúsculo o de Juego de Tronos,... el mundo editorial piensa que por fin comienza a venderse fantasía pero en realidad todo es un espejismo porque esos lectores no lo son del género fantástico. La chica de diecisiete años que lee Crepúsculo cuando termina de leerlo no se plantea leer Drácula por ejemplo. No. Mira, me hizo gracia una entrevista en la radio a una lectora de la saga Crepúsculo. Le preguntaron que, ahora que ya se había terminado de leer la saga, qué iba a leer después y la chica respondió que se la iba a volver a leer. Claro, oyes eso y te quedas,...

M.G.- No me sorprende para nada. Yo tengo casos muy cercanos pero con las Cincuenta sombras de Grey. 

Pero, de todos modos Félix,... a ver yo tengo mis géneros favoritos aunque procuro leer un poco de todo, incluso relatos y cuentos que están tan olvidados, pero también creo que para enfrentarte a este tipo de literatura, el lector tiene que tener la mente tan abierta como la tiene el autor. En estos libros tú derrochas una imaginación portentosa y creo que el lector tiene que contar con una gran imaginación también para dejarse llevar por todo lo que tú narras.

F.J.P.- Sí, puede ser así. A ver, no hablemos de la trilogía, hablemos de este libro en concreto. Yo reconozco que esta novela es más complicada que las otras dos. No sé si estarás de acuerdo conmigo que toda la parte del multiverso puede resultar muy complejo para lectores habituales de otros autores o incluso para los mismos lectores de la trilogía. Pero yo he tratado que la novela sea complicada pero no compleja. 

M.G.- Es complicada.

F.J.P.- Sí, pero he intentado explicarlo lo mejor posible para que el lector no se pierda y hacerlo lo más atractivo, lo más interesante posible y lo más emocionante. Entiendo que este libro no es para todo tipo de lectores. Evidentemente es para un lector exigente pero también busco ese lector que quiere emocionarse y soñar. Eso me gusta mucho porque lo noto a través de las redes sociales. Los lectores de la trilogía, que me siguen desde siempre, son lectores cómplices, que saben lo que voy a hacer con ellos, que los voy a engañar,... Ellos siguen la trilogía con ese espíritu cómplice con el autor y eso me gusta. Pensando en ellos he cerrado todo y todo ha quedado explicado. He querido que el lector que me ha seguido se sienta satisfecho.

M.G.- Y para construir esta estructura faraónica, imagino que tú habrás tenido que empapelar las paredes de tu casa con esquemas y diagramas. ¿Cómo te has organizado?

F.J.P.- Bueno, he tenido la ayuda de mi mujer que me ha ayudado mucho con la documentación. Cuatro ojos ven más que dos. Cuando empecé El mapa del tiempo yo tenía un esquema de unas ocho o nueve páginas, una cosa muy vaga de lo que quería contar. En la segunda, ese esquema tenía veinte páginas pero en la tercera, ya llegó a sesenta o setenta páginas.

M.G.- Yo te imaginaba como los detectives llenando las paredes con post-it y líneas que unían un punto con otro.

F.J.P.- (Risas) No he llegado a tanto porque las paredes están llenas de estanterías y es complicado pero lo que sí tenía, sobre todo en la parte de las líneas temporales, era un dibujo de líneas de cómo era el multiverso.

M.G.- Todo medido. Aquí no cabe el ponerse a escribir a ver lo que te sale.

F.J.P.- No, no, claro... Esta novela no se podría haber escrito con brújula, como lo suelen llamar. Esta es una novela de mapa.

M.G.- Bueno, y ¿en algún momento te has encontrado en alguna encrucijada de la que no sabías salir? ¿No te has preguntado en algún momento por qué te has metido en esto?

F.J.P.- Siempre. Ha sido un trabajo muy duro porque yo tenía que atar cosas de la primera novela y aquella era una novela autónoma. El mapa del caos no parte de cero. Esta tenía un montón de piezas de las otras dos que las tenía que unir y lo tenía que hacer de la manera más atractiva y emocionante para el lector.

M.G.- Y aparte de tener la ayuda de tu mujer, también has contado con la ayuda de otra mente muy, muy privilegiada, la de Lorenzo Luengo. Alucinante.

F.J.P.- (Risas). Sí, al pobre lo he tenido ahí... ¿Lo conoces?

M.G.- Sí, lo conocimos cuando ganó el Ateneo y en mayo estuvo por aquí en la Feria del Libro.  Claro te pones a hablar con él, te cuenta tantas cosas tan interesantes que te quedas así embobada... (risas).

F.J.P.- Sí, sí,... Somos muy amigos. Él ha estado ahí desde la primera novela. En esta no he necesitado tanto su ayuda y su ánimo como en la primera, cuando tenía un material nuevo entre manos y no sabía como iba a funcionar. Él me dio muchísimo apoyo y me animó mucho a seguir. Ha estado ahí a lo largo de todo el proyecto y no solo se ha leído la novela sino que yo le mandaba alguna parte para saber su opinión y me iba comentando lo que creía que funcionaba y lo que no.  Lo volvía a reescribir y se la mandaba de nuevo. Es que él se ha tenido que leer un montón de esbozos de la novela (risas). 

M.G.- Casi un co-guionista.

F.J.P.- Claro, habrá acabado de mí hasta... Pero bueno, yo hago lo mismo con las suyas.

M.G.- Bueno, La cuestión Dante también es... Otra novela con la que hay que tener una mente tan privilegiada como la suya para sacarle todo el partido. Yo se lo llegué a decir, que me había quedado en la superficie porque era una novela con mucha enjundia y mucha profundidad.

F.J.P.- ¿Y qué te dijo? 

M.G.- Ah... pues nos intercambiamos un par de mails y él me dio una serie de pautas y me planteó ciertas cuestiones para que la entendiera bien. Pero reconozco que hay que tener su nivel intelectual para comprender bien la novela. Eso sí, es para llevarse horas hablando con él porque aprendes un montón.

F.J.P.- Sí es que Lorenzo es un autor muy exquisito para el lector actual. 

M.G.- Sí, doy fe (risas). Pero bueno, volvamos a tu libro. 

En esta novela nos hablas de la Iglesia del Conocimiento, una institución que deshumaniza al individuo, despojándolo de sus sentimientos y señalando que el amor es una fuerza desestabilizadora del ser humano. Sin embargo, paradójicamente, el amor es el hilo conductor de la trilogía.

F.J.P.- Efectivamente. Además aquí hay tres historias de amor, dos imposibles, y luego la de Jane y Wells que es el arco argumental de toda la trilogía. Esta es mi favorita porque las otras dos solo sirven para salvar el mundo pero la de Jane y Wells es la que te salva el día, la que tú tienes con tu pareja, es una historia en la que ella le ayuda a él a escribir. Esa es la historia verdadera y además me ocurre que me gusta coger cosas que me pasan en mi vida y utilizarlas en las escenas que estoy escribiendo.

M.G.- Cuando en tus libros encontramos este universo que tú creas, a punto de extinguirse, con temperaturas que van bajando, que va a quedar sumido en la oscuridad, una no puede evitar plantearse qué futuro le espera a nuestro planeta. ¿Qué va a ocurrir con nuestro universo?

F.J.P.- Bueno, lo que yo planteo es una teoría real. Eso no lo he inventado yo. Según las leyes de la termodinámica, el universo poco a poco se dirige al caos y hay una teoría que dice que el universo se apagará y la única salida será saltar a través de un agujero de gusano a un mundo paralelo. Esa teoría no es mía, yo la empleo aquí pero es científica. Claro esto no lo veremos porque ocurrirá dentro de miles de años pero va a pasar. De hecho, ahora está proyectando la película Interestelar que yo no he visto pero todo el mundo me dice que recoge lo que yo cuento en la novela, el saltar por un agujero de gusano para ver si pueden salvarse.

Además, como sabes, yo juego con zonas de hiperproximidad entre los mundos de manera que hay filtraciones y a lo mejor, lo que creemos que es un espíritu es alguien que aún esta vivo en otro sitio. Pues bien, hace unas semanas unos científicos de la Universidad de California y creo que otros de la de Australia afirman no solo la existencia del multiverso sino que también dicen que esos mundos están en conexión unos con otros y que la fuerza de conexión los repele para que se separen y no choquen. Pues esa fuerza es la que explica la naturaleza del universo, con la que yo he jugado para destruir el mundo en el día del caos, consiguiendo así que todos los mundos se precipiten unos sobre otros.




M.G.- Y en esta novela nos hablas de la Teoría de los Teatros, de esos mundos paralelos que se solapan, de esos gemelos que todos tenemos en otros mundos con vidas similares. Claro, todo esto que tú planteas aquí bien podría explicar el fenómeno del déjà vu, esa sensación que a veces nos invade cuando sentimos que algo ya lo hemos vivido. 

F.J.P.- Claro, claro... Exacto, es así. Lo del multiverso puede explicarlo absolutamente todo. Cuando me preguntan de qué va El mapa del caos no sé muy bien qué decir porque cada lector la ve de manera distinta. Tiene tantas subtramas y tantas cosas que cada uno extrae lo que más le gusta. Pero con tantas entrevistas he intentado resumir el argumento de manera sencilla y siempre digo que es un libro que explica la naturaleza del universo. 

M.G.- Y ya para no robarte más tiempo, me has comentado que vas a cambiar pero me gustaría saber si vas a seguir en la línea de la ciencia ficción. ¿Vas a cambiar de género? ¿Qué quieres hacer?

F.J.P.- A ver, voy a escribir algo muy distinto a esto porque me apetece sorprender al lector otra vez pero yo todo lo que escribo tiene un elemento fantástico aunque no sea ciencia ficción. No va a haber realismo. Habrá lo que hay como marca de la casa.  

M.G.- ¿Pero estás ya trabajando?

F.J.P.- No, todavía no. Le estoy dando vueltas. Además ahora estamos en una coyuntura muy delicada en cuanto al mercado editorial por lo tanto hay que afrontar proyectos que sean comerciales y vendibles.

M.G.- ¿Lo dices porque está muy saturado el mercado?

F.J.P.- Por la crisis. Se lee muy poco, cada vez se vende menos.  

M.G.- La piratería también está haciendo mucho daño.

F.J.P.- Claro, eso y los recortes en cultura. No sé cómo se va a solucionar esto porque el escritor está muy desprotegido. En mi caso, yo quiero pensar que la gente que piratea mis novelas es porque no se las pensaba comprar y solo quiere probar.

M.G.- Es que la crisis está siendo demoledora. En mi casa, hace años íbamos a la librería y comprábamos tres libros del tirón. Hoy, si me compro uno al mes es todo lo más. Salgo de las librerías con los dientes largos y babeando como el que mira el escaparate de una pastelería. 

F.J.P.- Y los libros son caros. El ebook es muy caro en comparación con los libros en papel... No sé lo que va a ocurrir.

M.G.- Bueno, mientras esto se arregla, tú sigue escribiendo porque tus lectores te lo van a agradecer. Muchas gracias por todo Félix.

F.J.P.- Gracias a vosotros.


Esta fue la charla que mantuvimos. Tras la conversación me quedó una pregunta rondando por la cabeza: ¿Con qué nos sorprenderá la próxima vez este autor? La duda me corroe.







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