Toni Hill (Barcelona, 1966) es licenciado en psicología. Lleva más de diez años dedicado a la traducción literaria y a la colaboración editorial en distintos ámbitos. Entre los autores traducidos por él se encuentran David Sedaris, Jonathan Safran Foer, Glenway Wescott, Rosie Alison, Peter May, Rabih Alameddine y A. L. Kennedy. Sus dos primeras novelas, protagonizadas por el inspector Héctor Salgado, se han publicado en más de veinte países y han sido un éxito de venta y crítica: El verano de los juguetes muertos (2011) y Los buenos suicidas (2012). La esperada continuación de la serie dedicada al inspector Héctor Salgado, y el cierre de todos los misterios que quedaron pendientes, llega con Los amantes de Hiroshima.
En una ciudad que se alza contra los poderosos, hay secretos que siguen bajo tierra.
Mayo de 2011. En una casa abandonada, cerca del aeropuerto, la policía descubre dos cadáveres envueltos en un sudario de flores. Abrazados. Sepultados junto a una gran cantidad de dinero. Podría tratarse de una joven pareja de amantes que desapareció hace siete años. Tras un azaroso juicio mediático, el caso se cerró en falso. Héctor Salgado y su equipo se encargan de la investigación, un rompecabezas con demasiadas pistas.
Mientras tanto, en las principales plazas del país los indignados se proponen desvelar al fin el rostro verdadero del poder. Héctor, unido más que nunca a la agente Leire Castro en la búsqueda de su ex esposa, también tendrá que escarbar allá donde nunca imaginó, hasta llegar al oscuro origen de la desaparición de Ruth, hasta llegar a una verdad de consecuencias trágicas e imprevisibles.
[Información facilitada por la editorial]
Parece mentira lo que cambia la idea que tenemos de una persona cuando la conocemos personalmente. Jamás me podía imaginar, minutos antes de conocer a Toni Hill, que fuera una persona tan espontánea, natural, afable, risueña... Alguien que dice lo que piensa con total naturalidad. Lo que yo me reí la semana pasada hablando con él es indescriptible. Acaba de publicar su tercera novela Los amantes de Hiroshima. Sobre ella y otros temas más estuvimos conversando. Esto es lo que nos contó:
Marisa G.- Toni me estoy leyendo tu libro, no lo he terminado todavía pero voy por la página 250.
Toni H.- Muy bien.
M.G.- Te cuento. Yo me leí El verano de los juguetes muertos cuando lo publicaste y me gustó mucho. Hace unos ocho meses me compré el segundo pero se me quedó ahí atrás, así que aprovechando que iba a poder hablar contigo, la semana pasada me leí el segundo y esta semana estoy con Los amantes de Hiroshima.
T.H.- ¿Y qué tal el segundo?
M.G.- Muy bien. A mí es un género que me gusta mucho y me tienes muy intrigada con toda la historia de la desaparición de Ruth (risas).
T.H.- (Risas) Ya te queda poco para averiguarlo.
M.G.- Sí... Estoy deseando. Bueno, me gustaría preguntarte si con esta novela piensas "jubilar" a Héctor Salgado.
T.H.- No, no. Lo voy a mandar al rincón de pensar (risas). Verás, la primera novela salió en 2011 pero la escribí en 2010. Son cuatro años con Héctor, Leire, Ruth,... con todos, y creo que ha llegado el momento de tomarnos un descanso, hacer alguna otra cosa y luego volver. No tengo intención de abandonarlo porque además es un personaje que crea mucha empatía entre los lectores y a mí me gusta mucho también pero sí pienso que hay que tomarse unas distancias porque si no... A mí me da mucho miedo aburrirme yo.
M.G.- Los autores también os cansáis de vuestros propios personajes...
T.H.- Bueno, a mí no me ha sucedido aún, con lo cual pongo el remedio antes de que se produzca la enfermedad. Yo me lo he pasado muy bien con las tres novelas pero me interesa más dejar a Héctor un tiempo, recuperarlo dentro de unos años y ver cómo le ha ido. Quiero darle ese margen de profundidad para poder decir cosas distintas de él. De otro modo te acabas repitiendo.
M.G.- En El verano de los juguetes muertos te centras mucho en las relaciones familias, en Los buenos suicidas tocas el tema laboral, las relaciones entre compañeros de trabajo,... En esta tercera, ¿se podría decir que el eje central es el amor?
T.H.- Indudablemente. Amor - Desamor y todo lo conlleva, los celos y todo lo demás. Yo parto de una situación no escandalosa a día de hoy pero sí poco habitual que es un trío amoroso con Cristina, Daniel y Ferran, que aunque sean muy jóvenes, viven un romance extraño a tres bandas. Terminarás la novela y no te quedará muy claro quién quería más a quién. Me interesaba el amor como gran tema porque es raro para una novela negra, pero es que el amor tiene un reverso compuesto por el desamor, la frustración, los celos,...
M.G.- Me resulta curioso cómo compones tus novelas. En cada una de ellas hay un caso policial independiente y su correspondiente investigación pero luego hay otro asunto común en las tres, que es la desaparición de la ex esposa de Héctor Salgado. ¿Por qué traspasas esa investigación de una novela a otra?
T.H.- Quedaría muy bien diciéndote que lo tenía todo planeado pero sería mentira, así que prefiero contarte la verdad (risas).
M.G.- (Risas) Cuenta, cuenta.
T.H.- En El verano de los juguetes muertos el final es la desaparición de Ruth, como bien sabes. Para mí era un final perfecto y se podía haber quedado ahí pero cuando vi el éxito de la novela, me di cuenta de que esto daba para más y que merecía la pena seguir. Entonces, una de las opciones era dejarla desaparecida para siempre y que a los lectores se les pasara las ganas de buscarla pero aquello creo que no hubiera quedado bien.
T.H.- Claro, me parecía un poco cutre y además yo sabía lo que le había pasado pero para descubrirlo necesitaba dos novelas más porque si no, no hubiera resultado creíble. Todo lo que tenía que pasar necesitaba un tiempo. Con la segunda novela se descubren cosas pero no se llega a la verdad y con la tercera llegamos al desenlace.
M.G.- Hay muchos personajes en tus novelas pero los principales son Héctor Salgado y Leire Castro, dos mossos d'esquadra, a los que no solamente los conoceremos desde el punto de vista profesional sino que también ahondas mucho en sus terrenos personales.
T.H.- Sí, pero son muy distintos. Héctor es mucho más reflexivo, más melancólico, con más neuras,... mientras que Leire es mucho más impulso que reflexión. A mí esos policías que solo hacen de policías no me interesan nada porque todo el mundo tiene vida y después del trabajo, todo el mundo hace más cosas. No como en esas novelas de Agatha Christie con Hercules Poirot que lo único que hacía era resolver misterios y beber chocolate. Hoy en día ese tipo de protagonista no se podría sostener. Yo prefiero personajes con una vida personal normal. Vale que a Héctor le desaparece la ex mujer pero luego vive con su hijo adolescente, con los problemas que eso acarrea, y luego Leire con su embarazo improvisado y esa especie de relación no convencional que mantiene con Tomás. Me interesaba todo esto, esas dos generaciones distintas, la de Héctor y la de Leire, que enfocan la vida y los problemas de manera diferente y que le pasan cosas normales como a todo el mundo.
M.G.- De los dos personajes, al que más evolución le veo es a Leire. La vemos madurar de una novela a otra. Parece que la maternidad la ha cambiado.
T.H.- Sí... Mira, yo no quería caer en el tópico de la maternidad pero ya verás, ya verás.... Te esperan sorpresas con Leire, no te adelanto nada. Solo te diré que Leire es una persona mucho más convencional de lo que ella se cree. Ella huye de cualquier compromiso y le asusta enamorarse pero al mismo tiempo se está metiendo en otro lío. Al final tendrá que decidir y ya verás lo que decide.
M.G.- ¿Héctor Salgado se parece a algún otro detective que haya dado la literatura? Te pregunto por tus influencias.
T.H.- Aunque terminas bebiendo de todos sin querer, honestamente yo no le encuentro ningún parecido con otro detective literario. De entrada yo me inventé una cosa rara que es un mosso d'esquadra argentino.
M.G.- Pero para ser argentino tampoco abusa de los tópicos, me da la impresión de que es algo anecdótico porque no se expresa como los argentinos y rara vez usa algún vocablo característico.
T.H.- Exacto, se le escapa de vez en cuando alguno cuando se enfada o se emociona. Fíjate que yo quería hablar de la ciudad de Barcelona como fondo y me interesaba más tener a alguien de fuera que no alguien que hubiera nacido allí porque a los que hemos nacido allí se nos pasan por alto muchas cosas de Barcelona, ya no nos sorprende. Y aunque hubiera podido ser de Cáceres, lo sentí argentino desde el minuto cero. No te sé decir más. Es argentino. La primera idea era que viera la ciudad desde un punto de vista externo pero es que lleva veinte años viviendo en Barcelona, con lo cual la ciudad ya la tiene dentro y tampoco me servía para la idea que quería, pero bueno, ya no lo podía cambiar.
M.G.- Y ahora que sacas el tema de Barcelona, creo que intentas integrar mucho la ciudad en tus argumentos, ¿no?
T.H.- Sí, como te decía, la integro como de fondo. Tampoco quería hacer recorridos por la ciudad ni utilizar los lugares más típicos de la ciudad. Por ejemplo, en esta aparece la Zona Franca que no tiene ningún interés turístico porque no es ni bonita ni pintoresca pero creo que también es interesante focalizar estas zonas y no quedarnos solo con esa Barcelona de cartón piedra que siempre vemos en los libros. Y Héctor vive en Poblanou, un barrio muy normalito. He intentado evitar sacar los lugares pintorescos. De todos modos, hago un pequeño guiño, Leire vive enfrente de la Sagrada Familia, y con eso ya cumplo con los tópicos turísticos en esta novela y en todas las demás que vengan (risas).
M.G.- (Risas)... ¿Y qué me dices de Santiago Mayart, el escritor que sale en tu novela? En su boca pones muchas opiniones que no sé si son tuyas. Me hizo mucha gracia lo que dice de Stephen King, que es un autor que vende más por los tochos que escribe que por la calidad literaria.
T.H.- No, no,... en eso no estamos de acuerdo. A mí me gusta mucho Stephen King (risas). No, Santiago Mayart es un personaje muy antipático, bueno más bien reprimido, con unas características muy peculiares. Él habla mal de los demás, pero yo intento no hacerlo porque me parece muy feo. Los escritores tendemos a despreciar todo lo ajeno y a valorar lo nuestro.
Santiago Mayart es un señor que tiene una contradicción interna tremenda. Ha triunfado con algo que no le gusta nada porque los relatos de su libro le parecen horribles y aunque dice que no le gusta el éxito, en el fondo lo busca. Esto es algo que yo he visto, autores que de golpe se vuelven prepotentes y se creen las estrellas del microcosmos.
M.G.- Eso suele ocurrir...
T.H.- Sí, claro... Y hay gente que se lo cree mucho y no se da cuenta de que luego, en la reunión de vecinos de su comunidad, sigue siendo el del 2º izquierda (risas).
M.G.- Además la vida da muchas vueltas. Hoy estás arriba y mañana no se acuerda de ti nadie.
T.H.- Bueno, eso es aparte, pero incluso mientras estás arriba en un sector, en el pan sigues haciendo cola, no se abren las aguas a tu paso (risas). Y Santiago Mayart está en esa tesitura, seguramente porque tampoco tiene una historia personal gratificante.
M.G.- Y Toni ¿la novela negra es una apuesta segura para un autor? Me refiero a que quizás es de los géneros más vendidos.
T.H.- No, honestamente eso es mentira y si no, coge la lista de los más vendidos y verás que no es así. Bueno, ahora te encontrarás al Planeta pero se vende porque es un Planeta y no porque sea novela negra. La novela negra tuvo un boom con Stieg Larsson, que vendió mucho...
M.G.- Y de ahí ha salido toda la novela nórdica...
T.H.- Eso es, algunas buenas y otras no. Pero ese boom pasó y la novela policíaca en España no vende especialmente más que otros géneros. No. Hay picos, mini fenómenos,... El siguiente fenómeno después de Larsson fue seguramente Cincuenta sombras de Grey, hablando de fenómenos que transcienden el éxito normal, pero eso no quiere decir que se venda mucha novela romántica o erótica. No, vendió mucho Cincuentas sombras de Grey y romántica o erótica se vendió mucho durante un tiempo porque luego aparecieron que si Encadenada a ti, Sujeta a la cama, With you forever,... (risas)
M.G.- (Risas) Encima o debajo,...
T.H.- (Risas) De todo... pero eso ya se ha acabado. Ahora hay que buscar cuál es el siguiente tirón. Así que no te puedes mover por eso. Si a ti no te gusta o crees que no tienes nada especial que decir, no merece la pena que te metas. Por ejemplo El verano de los juguetes muertos realmente se vendió muy bien. No fue como Cincuenta sombras de Grey, ni mucho menos, pero tuvo su éxito y fue completamente imprevisto tanto para mí como para la editorial. Pero el por qué se vende mucho una novela, eso nunca lo sabes realmente. Y ahora, mi gran reto entrecomillas es hacer otra cosa, ¿pero interesará algo que no tenga que ver con Héctor? ¿Acabo yo aquí? No lo sé.
M.G.- Ya, ¿el éxito de Héctor va parejo al éxito de Toni Hill?
T.H.- Exacto. Espero que no e intentaré que no pero tienes que estar muy pendiente de lo que hay y de lo que falta también. Ahora me apetece hacer algo distinto porque para hacer lo mismo me quedo con Héctor. Y claro, hacer algo distinto tiene su riesgo porque, primero ¿lo sabré hacer? Y segundo, ¿le gustará a la gente? Pero ahí también está la gracia.
M.G.- En Los amantes de Hiroshima, al margen de la trama policial también introduces otros componentes de índole social, político,... Hablas de los bebés robados, del 15-M,...
T.H.- Es cierto pero, ¿no crees tú que nos hemos politizado mucho en los últimos años?
M.G.- ¿Si?
T.H.- Sí, yo creo que la sociedad estaba mucho menos politizada en 2010 que en 2011, y lo está mucho más en el 2014. Yo no puedo escribir una novela ahora sin hablar del independentismo catalán para no quedar mal. Es que no tiene sentido. Si está ahí, está ahí. Podré hacerlo desde el punto de vista que a mí me dé la gana pero no lo puedo obviar.
M.G.- Tienes razón.
T.H.- Pero en esta novela los indignados son como un fondo, son solo pinceladas, no analizo el fenómeno con profundidad porque ahora no tiene gracia analizarlo a tres años vista, una vez que aquello pasó.
M.G.- Y me dices que quieres hacer otra cosa, dejar descansar a Héctor, ¿pero vas a cambiar de género?
T.H.- Yo creo que no.
M.G.- ¿No te llama la atención ningún otro?
T.H.- ¡Todos! (Risas). No, pero me llama la atención el no-género.
M.G.- ¿Cómo un cocktail? Tendemos a etiquetar tanto...
T.H.- ¿Verdad? Claro que esta novela es policíaca porque hay un detective y un crimen pero la historia de Daniel, Cristina y Ferran podía formar otro tema diferente, la del grupo de música también podría ser otra distinta,... En el fondo las etiquetas sirven para que nos entendamos, para que te sitúen en el sitio correcto en las librerías pero luego esto tampoco es lo que llaman los ingleses el police procedural puro y duro, en el que solo investigan y no hay más nada de fondo.
M.G.- No, aquí hay más cosas.
T.H.- Claro. Así que no sé. Me atrae moverme hacia el pasado pero no a un pasado remoto, más bien hacia una Barcelona de los años 20, antes de la Guerra Civil que eso ya está muy visto, pero tampoco te lo sé decir exactamente. Igual de golpe se me ocurre otra cosa. Tengo varias tramas a las que le doy vueltas. Lo que tengo claro es que no quiero otro policía porque para eso ya tengo a Héctor.
M.G.- Bueno, pues a ver qué me depara el final de tu novela.
T.H.- Ah, me tienes que decir qué te parece cuando la acabes.
M.G.- Te lo diré, te lo diré... Toni, muchas gracias por todo. Me lo he pasado genial hablando contigo. Espero que tengas mucha suerte.
T.H.- Gracias a vosotros.
Una charla muy divertida en la que la risa era una constante. En breves días os traeré mis impresiones sobre las tres novelas de Toni Hill.