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EL ESPÍRITU DE LAS VANGUARDIAS de Ubaldo Rodríguez.

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Editorial: Ediciones Alfar.
Fecha publicación: 2005.
Nº Páginas: 152.
Precio: 12,00 €
Género: Relatos.
Edición: Tapa blanda con solapas.
ISBN: 978-84-7898-235-6

Autor

Ubaldo Rodríguez estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Sevilla. Actualmente compagina su trabajo con la escritura. Hasta la fecha ha publicado El espíritu de las vanguardias y El desierto avanza.

Sinopsis

Conjunto de seis relatos de diversa temática.



–—˜™–—˜™–—˜™–—˜™–—˜™–—˜™–—


Hoy os traigo un libro peculiar en muchos sentidos. Lo primero que me llamó la atención, justo antes de ponerme con su lectura, fue la escasa información sobre su autor. Este libro, publicado por Ediciones Alfar, no incorpora biografía, así que me dispuse a buscarla en la web de la editorial, en wikipedia y en diversas librerías on-line. Nada. No había manera. Ni siquiera sabía si era un autor vivo o fallecido. A eso se une que la sinopsis no me aclaraba gran cosa pues solo incorporaba un fragmento de su interior. De ahí que los datos que os he facilitado antes son de mi propia cosecha.

Así, envuelta en el más absoluto desconocimiento me adentré en esta lectura para encontrarme con un conjunto de relatos espectaculares que me han dejado impresionada. El espíritu de las vanguardias de Ubaldo Rodríguez ha sido la última propuesta que hemos comentado en el club, sesión en la que despejé mis dudas sobre el autor porque, no solamente resulta que aún vive, sino que, además, reside en Sevilla y tuvimos la oportunidad de contar con su presencia. Fue un encuentro muy grato y ameno.

Contrario lo que suelo hacer cuando reseño libros de relatos y dado que la sinopsis no os va a decir mucho, hoy os voy a dar detalles de cada uno de ellos para que os hagáis una idea más certera. Empecemos.


Los amantes del Café Marceau.

París. Guillermo García Adams es un diplomático, consejero de la Embajada Española, de vida discreta y tranquila, meticuloso, solitario y estricto en sus costumbres que conoce a Krista, una joven lituana, en un café. Su trabajo nunca le ha permitido mantener una relación estable y quizás por eso jamás se fijó en mujer alguna pero Krista es tan especial que termina enamorándose de ella. Su vida se alterará por completo. Descubriremos otra faceta de Guillermo, la obsesiva y romántica pero es un individuo con muchos matices.

De entrada nos topamos con un párrafo inicial en la que se hace una preciosa descripción de París. 


«París es una ciudad que invita al recogimiento de espíritu, a los encuentros intensos pero efímeros en una tarde plomiza, a la amistad reposada en la terraza de un café, fumando con indolencia mientras al otro lado de la cristalera continúa esa fina lluvia que parece caer desde siempre. París es una ciudad dorada y de otra época que invita a pasear en la sola compañía de un libro,...» [pág. 7]


Guillermo García Adams es un personaje que no sabe lo que quiere. Es feliz con su vida cuadriculada y sus hábitos encasillados pero, en el fondo, necesita que algún acontecimiento rompa la rutina de sus días. Y eso ocurrirá cuando irrumpa la joven Krista en su vida. Es entonces cuando el personaje sufre una transformación que le afectará tanto a nivel personal como profesional. Pero Guillermo es un poco perro del hortelano hasta tal punto que, si bien al principio me caía bien, al final me dieron ganas de darle una colleja. Se cuestiona mucho el tipo de vida que ha llevado ahora, de un lado para otro, sin residencia fija, siempre solo y sin una familia. ¿Realmente ha merecido todo la pena? 

Narrado en  tercera persona, se hace mucho hincapié en el sentimiento de soledad y la alegría que nos produce una nueva ilusión. Ubaldo Rodríguez hace uso de un fraseo muy corto para ir describiendo las escenas que se producen. Me dio la sensación de estar oyendo una película audio-descrita en la que se da la información justa pero muy descriptiva, para que nos podamos ir haciendo una idea de lo que va ocurriendo. Algunas escenas rozan la comicidad. 

Me gustó mucho este relato por la manera de narrar, muy detallista que nos permite conocer el entorno de los personajes  y ese personaje que no dejará indiferente a nadie.

Desconcierto.

El narrador se encuentra con Carlota, una novia que tuvo tiempo atrás y con la que estuvo durante cinco años. Han pasado dos años desde la ruptura cuando se la vuelve a encontrar. Carlota está muy cambiada. El encuentro provoca en el narrador todo un aluvión de emociones y recuerdos. De la indiferencia inicial pasará por distintas etapas hasta la incredulidad. La vida sigue y él pensaba que la de Carlota se había estancado cuando se separaron.

Narrado en primera persona a través de la voz de su protagonista, un tipo engreído y ególatra, lo que más me gustó de este relato fue su verosimilitud. Estoy convencida de que a muchos de nosotros nos ha ocurrido algo similar. Reencontrarnos con un viejo amor y descubrir que no anda llorando por las esquinas porque ya no está con nosotros. Y lo mejor no es el argumento del relato en sí, si no la capacidad que tiene el autor para colarse en la mente del protagonista, bucear en sus pensamientos más recónditos, esos que nos cuesta trabajo asimilar y que, por supuesto, no verbalizaríamos jamás ya sea por dignidad, orgullo o vergüenza. 

También son muy acertadas algunas reflexiones que hacen referencia a ese deseo de transformación que experimentamos cuando cerramos una puerta de nuestra vida:


«Porque por alguna razón el propio aspecto es lo primero que se cambia cuando una relación afectiva termina, como si los antiguos amantes sintieran vergüenza de sus propios cuerpos por haber amado al otro y se apresuraran a eliminar de sí todo rastro de aquel contacto infamante». [Pag. 51]


Este es uno de esos relatos que hay que leer con lápiz en la mano para ir señalando todos esas frases que encierran una verdad enorme. 

En definitiva, todo reduce a lo mismo que vimos en el relato anterior, a ser un poco perro del hortelano o, incluso llego más lejos, a no saber valorar lo que tenemos hasta que no lo perdemos. 

Después del ensayo.

Un hombre se fija en una mujer que anda por la calle. Poco después se la encontrará en el trabajo. Ambos son actores y están ensayando una pieza teatral original y distinta a lo que estamos habituados.

Es de los relatos que menos me ha gustado. Aún así, reconozco que este fragmento está narrado de manera muy sensual, resaltando la fascinación que una persona puede llegar a sentir en esos primeros momentos de atracción. Además, sin esperármelo, porque como os dije antes desconocía el lugar y fecha de nacimiento del autor, empecé a toparme con lugares que me sonaban mucho hasta el punto de descubrir que el relato transcurre en Sevilla. Como ya sabréis, siempre nos gusta encontrar a nuestra propia ciudad en literatura.

El espíritu de las vanguardias.

Un periodista se cita con un autor de renombre para hacerle una entrevista. La misma se desarrolla mientras el escritor se dirige al lugar donde ha sido invitado para presentar el libro de un colega. La conversación se mueve por varios derroteros. Las artes, la cultura, las vanguardias,... hasta llegar a la opinión que nuestro escritor tiene sobre la literatura y los escritores actuales.

Comencé este relato demasiado perdida. Ubaldo Rodríguez es filósofo y eso se nota muchísimo en este relato. En las primeras páginas nos habla de vanguardias y nos compara tendencias, estilos, cuadros,,.. Llega un momento en que le toca el turno al terreno literario y ahí se me pusieron las orejas tiesas. En unas cuántas páginas analiza la literatura de hoy en día, nos habla de lo que es realmente literatura y de lo que no. Para el entrevistado, el noventa y cinco por ciento de la literatura normal que encontramos en las librerías se limita a dar cuenta del mundo mientras que la gran literatura, ese cinco por ciento restante, lo que realmente hace es crearlo. Además divide a los escritores entre aquellos elegidos por las palabras y los que no, hasta el punto de atreverse a decir: «Cualquiera que sepa poner una letra detrás de otra está en condiciones de inventar una historia de esa clase».  [Pág. 88]

No deja a los autores contemporáneos españoles en muy buen lugar:  «Lo normal es que un escritor español, sobre todo ahora, se contente con una historia bien narrada, sin grandes complicaciones ni pretensiones que le hagan dar muchas vueltas a la cabeza a él o a sus lectores». [Pág. 91]

Y no queda ahí la cosa. También arremete contra los escritores periodistas o mediáticos. Este libro se publica en 2005, fecha en la que no existía tanta avalancha de autores de este índole. No me quiero ni imaginar lo que escribiría hoy en día al respecto. 

Las editoriales tampoco se salvarán de la quema. Alega que muchas esconden un texto sin sustancia tras una cubierta bonita, como si ya con eso el vacío del interior estuviera justificado. Y terminó de rematarme cuando habla de esas presentaciones literarias en las que un colega habla del trabajo de otro. Ahí ya me mató. Como para dar credibilidad a lo que se dice en estos actos. 

Este es sin duda, el relato que más me ha gustado. Nuestra coordinadora del club siempre hace mucho hincapié en el tipo de lecturas que elegimos. Leer, hay que leer de todo, incluso los anuncios pero no podemos confundir una cosa con otra. No todo es literatura. No todo tiene una calidad suficiente como para remover nuestras entrañas, como para cambiarnos por dentro. Disfrutar, podemos disfrutar con muchos libros pero no todos se pueden evaluar bajo el mismo criterio. En este sentido, las explicaciones que Ubaldo Rodríguez pone en boca de este escritor me han parecido esclarecedoras pero, por sus reflexiones, también entiendo que, lo mismo que hay autores elegidos por la palabra, posiblemente haya lectores elegidos por la palabra. Es decir, no todos podemos llegar a entender a los grandes maestros de la literatura. En cualquier caso, sea literatura o no, yo no me canso de leer y creo que, en todo libro, hay algo que aprender por pequeño que sea.

El viaje más triste.

Andrés Arana y Paula Lirio son una joven pareja que regresan de un viaje. Su relación no pasa por el mejor momento. Se mantienen unido casi por inercia, con lo que, el más mínimo detalle supone una bomba de relojería que explota dando pie a terribles broncas. Más que amarse parece que disfrutan haciéndose daño. A Andrés se le ocurrirá algo que horrorizará a Paula pero el plan se puede llevar a volver en su contra. 

A veces la vida nos devuelve nuestras maldades en forma de bofetadas a manos llenas. Todos terminamos recibiendo lo que merecemos y eso es lo que creo que le ocurre a Andrés en este relato. Bueno, no solo a Andrés. A Paula también. En un relato en el que hay su dosis de intriga y suspense, en el que el calor es un elemento de catarsis, veremos a los dos protagonistas principales vivir una experiencia denigrante. Del amor al odio hay solo un paso y estos dos hace mucho tiempo que cruzaron la línea divisoria. Aunque tocar fondo también puede ser una vía de liberación. 

Narradp en tercera persona y casi de manera frenética, la vivencia de los personajes de este relato me puso muy nerviosa pues se veía venir que algo tremendo iba a ocurrir, cuando el ser humano llega a un punto en el que ya no puede más y no le importa llevarse por delante a quien sea. Es una historia que saca a la luz la crueldad del ser humano, su lado más oscuro y aunque sabes que algo se avecina, eso no resta ni un ápice de suspense.

Me gustó mucho leerlo pero creo que se trata de una de esas historias que requieren una segunda lectura para disfrutarla al máximo.

Un cadáver exquisito.

El fotógrafo Man Ray ha sido llamado para realizar el último retrato a Marcel Proust, aquel que lo inmortalizará en su lecho de muerte para toda la eternidad. Mientras el fotógrafo llega a la rue de l'Amiral Hamelin 44 en París, donde Proust falleció, se hace un repaso a la vida y obra del escritor francés.

Man Ray es el sinónimo de Emmanuel Radinitzky (Filadelfia, 27 de agosto de 1890 - París, 18 de noviembre de 1976), artista modernista que pasó la mayor parte de su carrera en París. Fue el encargado de inmortalizar a Proust tras su fallecimiento en su casa parisina, instantánea que desconocía que existiera. 

Narrado en tercera persona, creo que es el relato que menos me ha gustado pero aún así, no deja de ser interesante asistir a la última fotografía que se le hará al escritor francés. 

Y hasta aquí os cuento de este libro de relatos. Ya veis que algunos me han gustado más que otros y especialmente aquel que da título a esta publicación, de la que os dejo un pasaje para poner punto y final: 

«El espíritu de las vanguardias significa no tener estilo, no repetirse, estar siempre empezando y de una forma diferente cada vez». [Pág. 94]



[Ilustraciones e imágenes tomadas de Google]


Retos:

- 25 españoles
- Autores de la A a la Z.
- Sumando 2015.
- 100 libros.



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