Editorial: Suma de letras.
Fecha publicación: marzo, 2015.
Nº Páginas: 536.
Precio: 19,90 €
Género: Narrativa.
Género: Narrativa.
Edición: Tapa dura con sobrecubierta.
Autor
César Pérez Gellida nació en Valladolid en 1974. Es Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Valladolid y máster en Dirección Comercial y Marketing por la Cámara de Comercio de Valladolid. Ha desarrollado su carrera profesional en distintos puestos de dirección comercial, marketing y comunicación en empresas vinculadas con el mundo de las telecomunicaciones y la industria audiovisual hasta que, 2011, decidió trasladarse con su familia a Madrid para dedicarse en exclusiva a su carrera de escritor.
César Pérez Gellida irrumpió con fuerza en el mundo editorial con Memento mori, que cosechó grandes éxitos tanto de ventas como de crítica y obtuvo el premio Racimo de literatura 2012. Constituía la primera parte de la trilogía Versos, canciones y trocitos de carne, que continuó con Dies irae y se cerró con Consummatum est y por la cual le fue otorgada la Medalla de Honor de la Sociedad Española de Criminología y Ciencias Forenses 2014 como reconocimiento a su ardua labor de documentación. En noviembre de 204 le otorgaron el Premio Piñón de Oro como vallisoletano ilustre. Actualmente sigue escribiendo novelas y colabora como columnista en El Norte de Castilla.
Sinopsis
2054. Tras la Guerra de Devastación Global, la realidad social y geopolítica ha cambiado rotundamente. Los viejos conceptos de la democracia y el capitalismo han sido enterrados por las corrientes transumanistas y la tecnofagia. El poder se concentra en manos de las grandes corporaciones, sin embargo todavía queda un cabo suelto, un molesto inconveniente que se escapa de las afilidas uñas de la Asambles: Khimera.
En la arriesgada búsqueda de un enigmático personaje conocido como el bogatyr -héroe para algunos y villano para otros-, están puestas las últimas esperanzas de aquellos que luchan para lograr que el mundo cambie para siempre.
César Pérez Gellida, autor de la trilogía Versos, canciones y trocitos de carne, éxito absoluto de crítica y ventas en el último año, vuelve a la narrativa sobrepasando todas nuestras expectativas y rompiendo sus propios cánones con un relato que estilísticamente recuerda a la habilidad creativa de J.R.R. Tolkien y a la maestría visionaria de George Orwell o William Blake. Una reinvención del thriller literario al más puro estilo Gellida que algunos ya han calificado de obra maestra.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
Comienzo esta reseña entonando el «Yo confieso». Tras la trilogía Versos, canciones y trocitos de carne, cuya lectura me dejó encantada, o mejor dicho, nos gustó a todos tanto, el argumento de Khïmera no me atraía absolutamente nada. Por algún blog habré dejado más de un comentario manifestando mi poca afinidad con las distopías o por cualquier argumento que me condujera a un futuro en el que la tecnología y los avances terminaran por marearme. Pero fui leyendo opiniones, positivas todas ellas, y alguna que otra entrevista, y mis reticencias empezaron a bajar un poquito la guardia. Aún así, no las tenía todas conmigo. No obstante, quiso el destino que Sevilla figurara entre las ciudades de la ruta promocional de Khïmera y el libro llegó a mis manos. Una rápida ojeada me permitió comprobar el sumo cuidado con el que esta novela, la cuarta del autor, ha sido editada. Es elegante y sobria, especialmente si prescindimos de la sobrecubierta. Pero un libro no es solo fachada. Ha de tener una buena comunidad de vecinos lo suficientemente interesante como para que sienta deseo por conocer qué se cuece en su interior. Solo había una forma de comprobarlo. Abrí el libro y comencé a leer.
En el prólogo, encargado esta vez a Noberto López Amado, director y productor de cine, se nos habla de un «meticuloso y perturbador rompecabezas», «un concienzudo trabajo de documentación, estudio y análisis» para que la información no se nos atragante. Sin duda y después de haber leído hasta los créditos de esta obra casi audiovisual, no puedo estar más de acuerdo.
A modo introductorio, y en una sección a la que César Pérez Gellida, ha titulado Preludio (de la estructura de la novela hablaremos más adelante), el autor toma de la mitología eslava una peculiar leyenda, la del Koschéi Bessmertnii que nos habla sobre la lucha entre el bien y el mal. A partir de ahí, desarrollará un argumento que se inicia en el año 2037 para posteriormente dar un salto temporal al año 2054.
Koshchey el Inmortal por Ivan Bilibin, 1901 |
El mundo creado por César Pérez Gellida dista mucho del que conocemos hoy aunque apenas nos separen inicialmente una veintena de años. El grafeno, existente ya en nuestros días, será un material clave, de uso común, en una época en la que las comunicaciones fluyen a un ritmo mucho más vertiginoso que en los momentos actuales. El deseo de poder y la lucha entre las potencias por la supremacía seguirá especialmente candente hasta llegar un punto en el que el globo terráqueo se reparte entre las manos de tres grandes grupos: la Unión de Naciones Libres, la Alianza islámica y el Bloque asiático, tal y como figura en el mapa inferior.
Pero ¿por qué conformarte con un trozo de pastel cuando puedes tener la tarta entera? Y en la lucha por ganar más y más territorio, por un lado, jugará un papel crucial una sustancia mortal y daniña, el gas Margaritka, que mata a millones de seres humanos o bien provoca terribles mutaciones genéticas y por otro, Khïmera Proyekta, «un programa diseñado por los servicios de inteligencia rusos a finales de los años treinta con la finalidad de crear una red de agentes polivalentes con la inestimable ayuda de la biomedicina y la tecnología»[pág. 179] que intenta evitar a toda costa la destrucción de nuestro mundo, cada vez más deteriorado en manos de los poderosos, a la vez que intentan conseguir un antídoto contra los efectos nocivos del gas. Y vinculado a este proyecto, será de vital importancia localizar al último bogatyr(caballero medieval protagonista de los cuentos de la mitología eslava), el último superviviente de un selecto grupo de agentes superdotados artificialmente. Son muchos los que lo buscan por motivos muy distintos, pero mejor no desvelar nada más.
En Khïmera el lector asistirá, atónito e impresionado, a un mundo en perpetuo cambio donde los países entran en guerra de diversa índole hasta que en 2054 la situación llega a extremos límites, con nuevas ciudades construidas sobre las ruinas de las que conocemos hoy, estructuradas en anillos concéntricos donde la población, controlada en todo momento y dividida en cuatro categorías diferentes en función de su estatus y con más o menos privilegios, intentan sobrevivir. Aquellos que tienen poder suficiente, pueden alargar su vida y su capacidad cerebral por medio de intrincadas técnicas médicas. Los que carecen de recursos tienen sus días contados. Y alejado de los núcleos habitados por los seres humanos, tres grandes zonas de exclusión en las que resulta muy peligroso adentrarse.
En su nueva novela, César Pérez Gellida nos invita a recorrer de una punta a otra todo el globo terráqueo, en una trama que tiene más de thriller que de distopía, con venganzas, muertes, espías y estratagemas que salpican las quinientas treinta y seis páginas de la novela. Y llegaremos a un desenlace lleno de sorpresas que supondrá un buen mazazo para el lector por lo inesperado. Al menos, en lo que a mí respecta, me cogió totalmente desprevenida y no puedo más que claudicar ante el autor que posee, a mi juicio, una habilidad asombrosa por establecer conexiones totalmente creíbles y coherentes entre los numerosos personajes que circulan por estas páginas.
En Khïmera el lector asistirá, atónito e impresionado, a un mundo en perpetuo cambio donde los países entran en guerra de diversa índole hasta que en 2054 la situación llega a extremos límites, con nuevas ciudades construidas sobre las ruinas de las que conocemos hoy, estructuradas en anillos concéntricos donde la población, controlada en todo momento y dividida en cuatro categorías diferentes en función de su estatus y con más o menos privilegios, intentan sobrevivir. Aquellos que tienen poder suficiente, pueden alargar su vida y su capacidad cerebral por medio de intrincadas técnicas médicas. Los que carecen de recursos tienen sus días contados. Y alejado de los núcleos habitados por los seres humanos, tres grandes zonas de exclusión en las que resulta muy peligroso adentrarse.
En su nueva novela, César Pérez Gellida nos invita a recorrer de una punta a otra todo el globo terráqueo, en una trama que tiene más de thriller que de distopía, con venganzas, muertes, espías y estratagemas que salpican las quinientas treinta y seis páginas de la novela. Y llegaremos a un desenlace lleno de sorpresas que supondrá un buen mazazo para el lector por lo inesperado. Al menos, en lo que a mí respecta, me cogió totalmente desprevenida y no puedo más que claudicar ante el autor que posee, a mi juicio, una habilidad asombrosa por establecer conexiones totalmente creíbles y coherentes entre los numerosos personajes que circulan por estas páginas.
Es cierto que los primeros capítulos requieren un cierto esfuerzo por parte del lector para poder componer en nuestra mente el mundo que César ha creado en esta novela. En mi caso particular me vi obligada a ir rellenado páginas y páginas con multitud de datos y conexiones entre personajes para no despistarme pero mis anotaciones me fueron realmente útiles. Esta dificultad inicial es algo que el propio autor reconoce pero también os diré que, una vez que alcancemos a vislumbrar con cierta nitidez la imagen de la situación de arranque que el autor dibuja, el argumento avanza de manera más fluida. Y para no perdernos mucho en esos capítulos iniciales, yo os recomiendo acudir con frecuencia a los mapas que se incluyen en el final de la novela (uno de ellos es el que figura más arriba pero hay dos más, que demuestran una vez más la capacidad creativa del autor). Igualmente, se hace necesario recurrir al anexo que también figura al final y que relaciona la cronología bélica aportando también información sobre los acontecimientos previos. Son dos recursos realmente importantes y muy útil por lo que yo os aconsejo tenerlos siempre en cuenta.
Por otro lado, os podréis imaginar que en un argumento que transcurre en el futuro se hace referencia a multitud de términos que nos pueden resultar desconocidos tales como nanófonos cocleares, UAT, DOM, nanobots de revitalización,... No hay cuidado. Aunque no se explican detalladamente, el contexto nos ayuda mucho a entenderlo todo a la perfección.
¿Se parecerá mucho el mundo de Khïmera al que nos espera en el futuro? Obviamente, muchos de los avances tecnológicos que se describen en la novela son bastante creíbles y probablemente no esté tan lejos el momento de su implantación pero más allá de todo el despliegue de tecnología, el lector no podrá evitar hacerse otro tipo de preguntas.¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿Somos conscientes de los hilos que manejan los poderosos en los distintos ámbitos si solo nos circunscribimos a nuestro pequeño mundo del día a día? Muchas son las cuestiones que me he planteado leyendo Khïmera. Por ejemplo, ¿qué pasará cuando los recursos del planeta sean escasos? ¿Cómo encontrar el equilibrio entre la población y los recursos? ¿Quién podrá tener acceso a ellos? Son preguntas que se tocan en el argumento y que dan mucho que pensar y mucho miedo.
Por otro lado, os podréis imaginar que en un argumento que transcurre en el futuro se hace referencia a multitud de términos que nos pueden resultar desconocidos tales como nanófonos cocleares, UAT, DOM, nanobots de revitalización,... No hay cuidado. Aunque no se explican detalladamente, el contexto nos ayuda mucho a entenderlo todo a la perfección.
¿Se parecerá mucho el mundo de Khïmera al que nos espera en el futuro? Obviamente, muchos de los avances tecnológicos que se describen en la novela son bastante creíbles y probablemente no esté tan lejos el momento de su implantación pero más allá de todo el despliegue de tecnología, el lector no podrá evitar hacerse otro tipo de preguntas.¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿Somos conscientes de los hilos que manejan los poderosos en los distintos ámbitos si solo nos circunscribimos a nuestro pequeño mundo del día a día? Muchas son las cuestiones que me he planteado leyendo Khïmera. Por ejemplo, ¿qué pasará cuando los recursos del planeta sean escasos? ¿Cómo encontrar el equilibrio entre la población y los recursos? ¿Quién podrá tener acceso a ellos? Son preguntas que se tocan en el argumento y que dan mucho que pensar y mucho miedo.
Y centrémonos ahora en la estructura. Hasta la fecha es característico en las novelas de César Pérez Gellida seguir ciertas pautas. A saber. Un dramatis personae con la relación de los personajes más recurrentes. En esta ocasión cada uno de ellos está vinculado a un instrumento musical. El por qué de esta conexión es algo que el lector tiene que descubrir por sí mismo, pero recordad que la música siempre está muy presente en sus novelas aunque en esta concretamente no tendrá tanto protagonismo como en las anteriores. ¿Por qué Rusalka es la soprano? ¿Por qué Frederik Keergaard es el tenor? Todo tiene una razón, así que abrid bien los ojos y atad cabos. En cualquier caso, hay un detalle que, según palabras del propio autor, se nos está escapando a la mayoría de los lectores. A mí también se me escapó y cuando le pregunté, César me dio las pistas necesarias para averiguar la identidad de uno de los personajes. La sorpresa fue mayúscula. Buscad.
Tras el Preludio del que os hablaba antes, el argumento se ramifica en cuatro movimientos, divididos a su vez en capítulos, que va marcando los tempos de la trama a la vez que se nos sitúa en la línea cronológica del tiempo. Así, se inicia con un Allegro assai(2037-2039), o lo que es lo mismo, un bloque con bastante movimiento en el que el autor nos bombardea con tanta información que cuesta un poco digerir pero que resulta del todo necesario para hacernos una composición de lugar y de ahí que os dijera antes que acudierais a los anexos y mapas finales para entenderlo todo mucho mejor. Acto seguido, viajaremos al año 2054, donde encontraremos un Adagio sostenuto y un Andante moderato, donde la cosa se calma considerablemente en cuanto a información novedosa, para culminar en un Grave lacrimoso y un Rondó final. Sobran las explicaciones, pero sí os detallaré que en el bloque Grave lacrimoso, César da una vuelta de tuerca más. Los acontecimientos dejan de narrarse siguiendo un orden cronológico. Los hechos finales se nos desvelan antes de llegar al desenlace, algo que en ningún momento resta interés, más bien al contrario. Sabremos con antelación cuál será el final pero el deseo de conocer cómo se llega a ese punto nos incitará a seguir leyendo.
Narrado en tercera persona por un narrador omnisciente, con capítulos de longitud media - larga, conforman Khïmera un conjunto de personajes dispares y bien definidos. Alrededor de algunos de ellos girará un halo de misterio pues el lector no tiene muy claro de quien se trata. Será una de las grandes sorpresas finales.
Creo que ha quedado patente que he disfrutado de la lectura de Khïmera. Ya os decía al principio que no es un género que me atraiga especialmente y por lo tanto mi opinión puede considerarse la de una lectora atípica del género, pero tengo que reconocer que he salido bastante satisfecha de esta lectura. Y algo que me parece bastante digno de mencionar, desde mi punto de vista, César Pérez Gellida ha sido valiente al emprender una aventura que le ha llevado por caminos muy diferentes a los que nos tenía acostumbrado. Creo que, y todos los que hayáis leído esta novela seguro que coincidís conmigo, el autor se propuso un reto valiente y arriesgado del que ha salido bien parado.
Justo antes de Semana Santa tuve la oportunidad de sentarme un ratito a charlar con él sobre esta novela. Nos contó muchos detalles sobre el nacimiento y desarrollo de Khïmera, como por ejemplo, el origen de su nacimiento, algo que ya señala en la Nota del Autor que se incluye en la novela, pero de todo lo que hablamos en aquel momento os daré debida cuenta en los próximos días.
Poco más os puedo contar. Desde aquí os recomiendo acercaros al futuro que nos plantea César Pérez Gellida para dejaros cautivar por un argumento muy trabajado, en el que, a pesar de la cantidad de información que se maneja, el lector consigue moverse con soltura dentro de un mundo controlado al 100%, y donde sus habitantes habrán perdido su libertad y casi su identidad. Contra todo eso luchará Khïmera Proyeckta, un nombre en clave bajo un curioso símbolo, «diseñado con tipografía de corte cirílico: una ka invertida que compartía trazo vertical con una hache minúscula coronada en diéresis».[pág. 268]
Narrado en tercera persona por un narrador omnisciente, con capítulos de longitud media - larga, conforman Khïmera un conjunto de personajes dispares y bien definidos. Alrededor de algunos de ellos girará un halo de misterio pues el lector no tiene muy claro de quien se trata. Será una de las grandes sorpresas finales.
Creo que ha quedado patente que he disfrutado de la lectura de Khïmera. Ya os decía al principio que no es un género que me atraiga especialmente y por lo tanto mi opinión puede considerarse la de una lectora atípica del género, pero tengo que reconocer que he salido bastante satisfecha de esta lectura. Y algo que me parece bastante digno de mencionar, desde mi punto de vista, César Pérez Gellida ha sido valiente al emprender una aventura que le ha llevado por caminos muy diferentes a los que nos tenía acostumbrado. Creo que, y todos los que hayáis leído esta novela seguro que coincidís conmigo, el autor se propuso un reto valiente y arriesgado del que ha salido bien parado.
Justo antes de Semana Santa tuve la oportunidad de sentarme un ratito a charlar con él sobre esta novela. Nos contó muchos detalles sobre el nacimiento y desarrollo de Khïmera, como por ejemplo, el origen de su nacimiento, algo que ya señala en la Nota del Autor que se incluye en la novela, pero de todo lo que hablamos en aquel momento os daré debida cuenta en los próximos días.
Poco más os puedo contar. Desde aquí os recomiendo acercaros al futuro que nos plantea César Pérez Gellida para dejaros cautivar por un argumento muy trabajado, en el que, a pesar de la cantidad de información que se maneja, el lector consigue moverse con soltura dentro de un mundo controlado al 100%, y donde sus habitantes habrán perdido su libertad y casi su identidad. Contra todo eso luchará Khïmera Proyeckta, un nombre en clave bajo un curioso símbolo, «diseñado con tipografía de corte cirílico: una ka invertida que compartía trazo vertical con una hache minúscula coronada en diéresis».[pág. 268]
[Ilustraciones e imágenes tomadas de Google]
Retos:
- Autores de la A a la Z
- 25 españoles
- Sumando 2015.
- 100 libros.
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