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ENTREVISTA a CHUFO LLORÉNS (La ley de los justos).

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Autor


Chufo Lloréns (Barcelona, 1931) estudió Derecho, si bien desarrolló su actividad como empresario en el mundo del espectáculo. Desde siempre apasionado por la Historia, no inició su carrera literaria hasta hace veinticinco años. Entres sus obras destacan Catalina, la fugitiva de San Benito (2008), La otra lepra (2010) y La saga de los malditos (2011), todas ellas publicadas en Debolsillo. Te daré la tierra (2008) y Mar de fuego (2011), publicadas en Grijalbo y ambientadas en la Barcelona medieval, fueron sendos éxitos de ventas y le han convertido en uno de los autores favoritos entre el público de novela histórica, tanto en España como en el extranjero. Los derechos de traducción se han vendido en doce países, sumando 1.000.000 de ejemplares en todo el mundo. 

En La ley de los justos, Chufo Lloréns retoma su escenario favorio, Barcelona, en otro de los momentos clave de la Historia: el agitado final del siglo XIX, una época de cambios y tensiones en que la ciudad se proyectó al mundo con la organización de la Exposición Universal de 1888.

Sinopsis


En la Barcelona modernista germina una historia de amor entre dos jóvenes de clases sociales distintas. Una gran novela de pasión, ideales y venganza.


A finales del siglo XIX, Barcelona vive una época de esplendor. Acaba de celebrarse con gran éxito la Exposición Universal y una burguesía próspera y culta, que busca inspiración en los salones parisinos, exhibe su elegancia en fiestas y veladas musicales. Pero al otro lado de la ciudad, donde las calles se estrechan y huelen a pobreza, el rencor y la injusticia están fraguando una revolución capaz de recurrir a la violencia más descarnada. 

En este ambiente cargado de desconfianza y temor, Candela y Juan Pedro, procedentes de clases sociales muy diferentes, tendrán que enfrentarse a los prejuicios de unos y otros para defender su amor.

Con la habilidad de los grandes maestros de la novela histórica, Chufo Lloréns teje un tapiz geográfico y humano apasionante. Su pluma ágil y perspicaz nos conduce desde los lujosos reservados del teatro del Liceo hasta los lóbregos sótanos donde se tramaban las conjuras anarquistas.

Obreros agraviados, herederos indolentes, mujeres de mala vida e indianos con fortuna se mezclan en este retrato colorido y veraz de una Barcelona luminosa y moderna, pero también agitada y peligrosa.

[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]


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El día que entrevisté a Chufo Llorens, Sevilla no presentaba su mejor aspecto. Llovía a mares, el cielo estaba gris y plomizo y la temperatura había bajado unos cuantos grados de tal modo que se hacía necesario usar algo de abrigo. Sin embargo, el interior del hotel en el que nos encontramos era acogedor y muy confortable, un antiguo corral de vecinos rehabilitado que aún conserva su aroma de antaño.

La ley de los justos, la nueva novela de Chufo Llorens, llama la atención tanto por la ilustración de la cubierta que muestra una estampa de época y como por su considerable volumen. Apenas llevaba unas trescientas páginas leídas de las casi mil doscientas que tiene esta publicación pero este hecho no fue ningún obstáculo para conversar gratamente con su autor. Esto fue lo que nos contó.


Marisa G.- Buenos días Chufo, lo primero que tengo que decirle es que el libro me está gustando muchísimo. Llevo leído algo menos de la mitad pero la estoy disfrutando. 

Chufo Ll.- Es lo mejor que me pueden decir. No hay libros cortos ni largos, hay libros que te enganchan y otros que no. Cuando un libro te gusta y te quedan ochenta páginas, da pena que se acabe. Por ahora es lo que van diciendo los lectores. Es estupendo. Los lectores es la gran compensación del escritor.

M.G.- He estado mirando un poco su biografía y me ha sorprendido muchísimo la trayectoria que usted ha tenido. Ha hecho usted muchas cosas y todas muy distintas y me llama la atención que empieza usted a escribir una vez que se jubila.

Ch.Ll.- Bueno empiezo a escribir antes porque yo escribía guiones de humor para artistas míos y luego empecé mi peripecia con un libro que mi mujer presentó al Planeta sin mi permiso y quedé finalista. Fue tremendo. Posteriormente cayó en mis manos una  historia terrible de unos artistas que llegaron a mi sala de fiestas. Era un gran artista, grandioso,  y su manager era el más atípico que he conocido. Era un chico que vestía siempre de negro, muy tranquilo. El artista se había salido de cura porque no tenía vocación, era homosexual y se había juntado con el otro. Nosotros veíamos que se echaba en los sofás y que se encontraba mal y resultó que tenía sida. Por aquel entonces el sida era muy desconocido, una autentica lacra. Vivimos la historia de los dos, algo muy dramático. Hicimos por ellos lo que pudimos, lo llevábamos al médico, lo vimos morir,... Nos impactó mucho aquella historia y la escribí pero ahí lo dejé. Y luego, cuando me jubilé volví a retomar la escritura porque a mí siempre me ha gustado la Historia, he sido un fanático de la Historia.Y así empecé con el tema de Catalina,... y con La saga de los malditos, Te haré la tierra, Mar de fuego,... y ahora esta.

M.G.- Esta novela también transcurre en Barcelona, como algunas anteriores. ¿Le gusta a usted dejar rastro de la ciudad que lo vio nacer?

Ch.Ll.- Bueno, Catalina es la corte de Felipe IV en Madrid y la saga, la parte antigua es Toledo y Sevilla. Luego caí en el siglo XI catalán que da mucho de sí. Yo siempre procuro buscar un periodo de la Historia que me atraiga mucho y que pasen muchas cosas. Ese decenio en el que se centra esta novela  de ahora es realmente apasionante.

M.G.- En la novela toca usted la Exposición Universal, asoma la Barcelona con esa burguesía emergente, con el surgimiento de los anarquistas... Fue un momento con muchos cambios. ¿Cómo se vivía en esos años?

Ch.Ll.- Imagino que no había clase media. Los ricos eran muy ricos. Y, al igual que hoy tenemos los ordenadores, el IPad,... por entonces llegó la electricidad, el teléfono, el telégrafo.... Se hace un prueba con un submarino en el puerto de Barcelona y un ministro dice que no es un barco interesante,... Esa gente se cree que estaba en la cima del mundo. La burguesía muy potente, que ama mucho la ciudad, hace cosas muy importantes para ellos pero también para Barcelona: Casa Batlló, la Pedrera, Gaudí,... Lugares a los que ahora viene mucho turismo. Eso fue lo que ellos dejaron. Ahora una burguesía de este tipo no hay. Para ellos sí hacen cosas pero no para la ciudad.

M.G.- Son muchos los personajes que surgen en la novela pero uno me ha llamado especialmente la atención, me refiero a Patricia Betancurt, que realmente se llamaba Enriqueta Martí, la vampira de la calle Poniente.

Ch.Ll.- Ese personaje es posterior pero yo la he querido reciclar porque es tan apetitoso que me apetecía aprovecharlo para la novela.

M.G.- Es un personaje muy curioso.

Ch.Ll.- La mujer que hoy vive en su casa todavía recibe visitas de gente que quiere ver dónde vivía esta mujer. Iba al Liceo como gran señora, luego se hacía cargo de algunos niños como niñera, los vestía de mendigos y los usaba para pedir limosnas. También mataban niños para hacer pomadas con su grasa y sus vísceras, que las vendían como cremas rejuvenecedoras,... Al final la descubren y muere en Reina María porque otras presas la mataron. Es un personaje totalmente novelesco pero que me ha permitido mezclar la ficción con la realidad. De todos modos, yo siempre digo que La ley de los justos es novela histórica. Quiero reflejar un marco de Barcelona y quiero que el lector se imbuya en una Barcelona potentísima y renaciente con todos los ambientes, el de los ricos riquísimos que son unos triunfadores y luego la parte canalla del Raval que partieron por la mitad para hacer la Vía Layetana y de donde salió el anarquismo.

Es una época muy interesante donde te encuentras a personajes tremendamente aprovechables para esta novela pero que no he podido incluir porque si me dejo llevar me hubiera salido un libro de dos mil quinientas páginas. No podía ser.

M.G.- Bueno, en algún lugar he leído que inicialmente este libro tenía mil quinientas páginas y usted tuvo que quitar algo.

Ch.Ll.- Sí, sí,... quité unas trescientas páginas. Las eliminé no porque no me gustaran sino porque el argumento se entiende perfectamente sin esas páginas. Está más ordenado así. Ahora bien, a mí me gustaría un día publicarlas como un anexo. Si esta novela tiene éxito, que espero que sí, será entonces cuando me plantee publicar ese otro libro con esas páginas que figuraban en el original.

M.G.- ¿Y cómo se enfrenta usted a este proyecto? ¿Cuánto tiempo le ha llevado?

Ch.Ll.- Me ha llevado cuatro años. Un año lo dediqué a estudiar y los otros tres a escribir. Yo siempre digo que un historiador sabe muchísimo más que un escritor pero, de un momento histórico concreto, de un periodo corto de tiempo, el escritor sabe mucho más que el historiador.

M.G.- ¿Y cómo debería el lector enfrentarse a esta historia? Los lectores tenemos muchos prejuicios y cuando vemos un libro tan voluminoso a veces es difícil plantearse una lectura así por si no nos termina de enganchar.

Ch.Ll.- El lector tiene razón. Si el libro no le engancha que lo deje. Yo siempre digo que a un libro hay que darle cincuenta páginas de oportunidad. Si no te engancha, déjalo. Hay demasiadas lecturas buenísimas como para perder el tiempo. Yo cuando era joven lo leía todo. Ahora ya no. Si una novela no me engancha, la dejo porque quiero leer otra cosa.

M.G.- Bueno, a veces también ocurre que la historia mejora más adelante.

Ch.Ll.- Si no te engancha desde el principio mal asunto. Tienes que tener ganas de leer el siguiente capítulo. Tienes que sentir ganas de llegar a casa para ponerte a leer. Yo creo que esta novela engancha mucho, es un libro muy apetecible. Hay mucho personaje desflecado, mucho personaje interesante y mucho ambiente de un tiempo que despierta nuestra curiosidad. 

M.G.- Y toca usted cuestiones muy interesantes también como la masonería. Uno de los personajes, Práxedes, es masón y hay un episodio en el que usted describe cómo era una ceremonia para admitir un nuevo miembro. ¿Esto era realmente así?


«A continuación, entre otros dos ujieres, hizo su aparición el aspirante; con los ojos vendados y en mangas de camisa, con una cuerda de esparto anudada al cuello, la pernera izquierda del pantalón arremangada y con la pantorrilla vendada. De esta guisa fue conducido hasta ocupar el espacio que mediaba frente a la mesa, pero bajo los tres peldaños. Entonces el gran maestre realizó su parlamento».[pág. 140]

Ch.Ll.- Sí, sí... Hay fotos de eso. Son ritos masónicos. Antes era una sociedad muy misteriosa, ahora mucho menos, pero tenían sus rituales y hacían unos juramentos tremendos, que te cortaban la lengua si traicionabas a la fraternidad,... Y luego había un gran interés en ser masón porque se contaba con grandes ventajas. Eran gente muy poderosa. Había varias logias y algunas estaban enfrentadas con otras.

M.G.- En paralelo a los personajes reales que figuran en la novela, construye usted una historia de amor con unos personajes ficticios que complementan el argumento y me han resultado fascinantes. A mí Candela, esa joven de espíritu libre, me ha enamorado. 

Ch.Ll.- Candela es una adelantada a su época. Era impensable que una chica ambicionara lo que sus padres querían. Ella se revela. Los libros es el nexo de unión entre Candela y su amado pero es un amor que sus padres no pueden consentir porque no son de la misma clase social. Ella se tiene que casar con quien le corresponde socialmente.

M.G.- Y otro detalle que me llama la atención de su novela. Usted ubica perfectamente al lector en las calles de Barcelona mencionando incluso el número de la vía en la que figuraba tal o cual establecimiento.

Ch.Ll.- Lo hago siempre. Con Catalina, alguien se dispuso a realizar el recorrido que se menciona en la novela por Madrid y lo hizo sin problemas. En esta trama barcelonesa no quiero defraudar al lector, quiero que se ubique en lo que era la miseria, el horror, el olor a col del Raval,... Quiero reflejar todo lo que era la ciudad y la sociedad del momento

M.G.-  ¿Y qué me voy a encontrar al final? ¿Me va a gustar?




Ch.Ll.- Te va a sorprender pero lo vas a encontrar muy coherente que es lo que yo busco. Te alegrarás porque no te lo esperas.

M.G.- ¿No es previsible, entonces?

Ch.Ll.- No, no lo es. Y eso es lo bonito. A mí me gusta así. No me gusta que una novela acabe con un final tonto que haga sentir al lector que ha perdido el tiempo con la lectura. Y además creo que la novela va mejorando a medida que se avanza.

M.G.- Yo la estoy leyendo despacio porque considero que es una novela para saborear y algo que me gusta mucho es esa estructura de capítulos cortos que van alternando los diferentes hilos argumentales, de tal manera que no nos aburrimos.

Ch.Ll.- Está hecho así con intención. Procuro que el lector esté metido en un capítulo y luego llevármelo a otro distinto y que al principio lo acoja con mal humor pero enseguida se sienta atraído por el cambio. Uso capítulos cortos porque escribo como me gusta leer. Me gusta leer en la cama y acabar un capítulo y no dejarlo a la mitad porque me entre sueño.

M.G.- A mi me ocurre igual y eso es algo que se agradece. 

Leyendo su novela me acordé de las palabras de una paisana suya, Mercedes Salisachs, que poco antes de morir dijo que le hubiera gustado que algunas de sus novelas hubieran sido llevadas al cine. La ley de los justos es muy televisiva, ¿verdad?

Ch.Ll.- Sí, sí,... y no sería excesivamente cara. Lo único caro podría ser la parte de Cuba que habría que buscar una localización similar. Creo que todo llegará. A lo mejor yo no lo veo pero como las televisiones son devoradas porque hay que alimentar esa máquina todos los días, llega un momento que buscan cosas y quizás algún día busquen esta novela

La ley de los justos la he escrito hoy para leer. Creo que es mi novela más ambiciosa y mientras más la lees, más engancha. 

M.G.- La estoy disfrutando mucho. Me parece que es muy amena, muy entretenida e incluso muy instructiva porque nos habla de una época muy interesante.

Chufo me alegra haberle conocido y haber podido hablar de su novela. No le robo más tiempo. 

Ch.Ll.- Ha sido un placer. 

Chufo Lloréns es uno de esos hombres con mucha vida recorrida y que tiene mil anécdotas que contar. Hablar con personas tan llenas de experiencias es un lujo que no siempre somos capaces de valorar. Esta conversación fue mucho más larga. Me contó muchos más detalles tanto de la novela como de otras cuestiones. Serán recuerdos que guardaré para mí a la espera de un futuro encuentro.

Sigo leyendo La ley de los justos. Creo que es la novela que más tiempo estoy tardando en leer pero no tengo prisas. Quiero degustarla y saborearla, quizás en un intento de evitar llegar al final. Os dejaré mis impresiones cuando concluya la lectura. Pero ya os adelanto que está siendo una delicia.





[Ilustraciones e imágenes tomadas de Google]


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