Editorial: Espasa.
Fecha publicación: junio, 2015.
Nº Páginas: 448
Precio: 19,90 €
Género: Narrativa.
Edición: Rústica con solapas.
Autora
Teresa Viejo es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, donde también cursó estudios de Sociología. A lo largo de su carrera ha conducido toda suerte de programas en TVE, Antena 3, Canal 9 y CMTV, entre ellos Saber Vivir, 7 Días 7 Noches o Tal como somos. Comunicadora habitual en la radio, fue la primera mujer encargada de dirigir un programa matinal (Radio España). En la actualidad dirige en RNE, La Observadora, sábados y domingos. Asumir la dirección de Interviú supuso un revulsivo en los medios de comunicación al convertirse en la primera mujer al frente de una revista de información general, donde mantiene un artículo semanal. Colaboradora habitual en prensa (The Objective), es autora de tres exitosos ensayos (Hombres, modo de empleo; Pareja, fecha de caducidad; Cómo ser mujer y trabajar con hombres) y dos novelas (La memoria del agua, traducida a cuatro idiomas y adaptada por TVE en una miniserie; y Que el tiempo nos encuentre). Es Embajadora de Buena Voluntad de Unicef desde 2001.
Sinopsis
Sácame de aquí: esa es la frase que retumba desde la cabeza al corazón de Alma Gamboa Monteserín, una mujer en fuga a la que nadie persigue. Es el invierno de 1946 y Alma viaja a la casa de sus antepasados donde, en vez de la paz que tanto necesita, le espera, ineludible, una revelación transcendental.
En el paisaje encuentra una lluvia que no cesa. En ese enigma que es su vida, pronto descubre la fotografía de una joven sin nombre, las ruinas de una mansión devorada por el fuego y un libro misterioso. Nada de eso borra la huella de un amor devastador.
Una heroína tan imperfecta como irresistible que suscitará la complicidad de los lectores. Una novela tan potente, turbadora e hipnótica como un estado de ánimo.
[Biografía y sinopsis facilitadas por la editorial]
Cuando Teresa Viejo estuvo de promoción por Sevilla con su anterior novela, Que el tiempo nos encuentre, pude asistir al acto de presentación que tuvo lugar en la Librería Beta (puedes informarte del acto aquí). El argumento de aquella novela me resultó interesante como todo lo que contó la autora de aquellos españoles que, temiendo las represalias del bando ganador en la guerra civil, decidieron dejar atrás su vida en España y echar raíces en México. Aquella novela no tuve ocasión de leerla y buenas ganas que tenía pero me he desquitado al zambullirme en su nuevo trabajo, Mientras llueva, que recoge la historia de una familia, los Monteserín, llena de secretos y misterios.
En la Navidad de 1945, Alma Gamboa Monteserín se ha quedado sola a sus veintiséis años. Lucía, su madre, ha fallecido recientemente, mientras que su padre Carlos lo hizo mucho tiempo atrás en trágicas circunstancias. Lo único que le queda en el mundo, que ella sepa, es su novio Damiánaunque su relación comienza colear. Alma no tiene más parientes, o eso cree ella, hasta que recibe una llamada de teléfono de una mujer con la que jamás ha hablado, desde un lugar que no conoce. Eunice, su tía política por parte de madre, al enterarse de la desgraciada muerte de Lucía y advertir que Alma se ha quedado sola, no duda en invitarla a la tierra de la que es oriunda la familia Monteserín, el norte de España. Al principio Lucía no lo tiene claro. Supondría cerrar la farmacia familiar que regenta, hacer la maleta y viajar hacia un lugar al que cree que no le une nada para conocer a algunas personas que ella no siente como su familia. No obstante, y como si el destino se aliara en su favor, Alma opta por aceptar la invitación y abandonar Madrid como única alternativa al dolor que padece, originado no solo por la muerte de su madre sino también por los desaires de Damián.
[Ilustración que abre la novela] |
No serán muy acogedoras las tierras que la reciban. Los mares embravecidos del Cantábrico, los cielos plomizos, una llovizna incesante, la enorme casa familiar a la que llaman La Constante y una mansión en ruinas que enseguida despertará su interés serán parte del escenario de recepción. Si los elementos son bastante adversos, las personas que se encuentra a la llegada helarían la sangre a cualquiera. Por un lado, la tía Eunice está ausente. Se ha marchado de viaje junto a Gabriel al que más tarde presentaré. En su lugar queda Refugio, la ama de llaves con pinta de cancerbera de los secretos familiares, tiesa como un palo y déspota como ella sola. Refugio no quiere a Alma en la casa. A esta se une Mario, el chófer de la familia, tremendamente esquivo que únicamente responde a las preguntas de la visitante con evasivas. Y si éramos pocos, por los alrededores merodeará un jardinero al que se le consienten demasiadas libertades.
A pesar de una situación tan desangelada, Alma decide permanecer en la casa a la espera de la llegada de su tía Eunice y en las ocasiones en que puede eludir a Refugio, deambulará por la casa para descubrir los secretos que oculta el pasado familiar, porque de eso trata precisamente esta novela, de indagar en los peculiares acontecimientos de una familia que han derivado en un presente misterioso. Por eso, del presente de la novela, Alma regresará al pasado de su familia con la unión de Alma Ebersbasch y el joven Ventura Monteserín, los abuelos de nuestra protagonista, de cuya unión nacen cuatro hijos: Ventura, Benigno, Fabián y Lucía (madre de la joven). Asentados en aquellas tierras, explotan unas minas de oro a las que los del pueblo no quieren acercarse por motivos supersticiosos.
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Pero Alma también rescatará su propio pasado, cómo conoció a Damián, cómo murió su padre, qué ocurrió entonces con su madre, cómo era la relación entre ellas. El pasado, siempre el pasado que condiciona nuestro presente hasta llevarnos por caminos inimaginables.
En Mientras llueva el misterio emerge casi desde los umbrales de la novela pues, al margen de las dudas que le surgen a Alma sobre su familia y de las que parece que nadie quiere hablar, a nuestra protagonista le ocurren diversos hechos extraños que la perturban. Por un lado, llega a contemplar desde la ventana de su habitación la figura de una mujer en mitad de la noche, oculta entre las sombras que proyecta la luna sobre el jardín y a eso habría que añadirle la desaparición de un retrato en la biblioteca de la casona, el inquietante mensaje que recibe de una mujer mientras visita una librería, el enigma que gira alrededor de un libro, La rosa amarilla del autor Arutnev Nireset que aportará ciertas dosis de metaliteratura. Y por si todo esto fuera poco, Alma comienza a recibir de manos invisibles múltiples notas redactadas en papel azul que la llegan a enfermar, pues dichas notas solo pueden proceder de una persona y resulta del todo imposible que sea así.
Como veis, todo lo que rodea a Alma en esas tierras viene cargado de un profundo misterio que aumentará cuando la joven quiera averiguar más sobre la historia de una vieja casa en ruinas en las proximidades de La Constante. Apenas en pie y con visibles signos de haber sido devorada por las llamas, la Provindencia, que así se llama ese montón de piedras, atrae poderosamente la atención de Alma. ¿Quién vivió en esa casa? ¿Qué terrible final tuvo? ¿Vive alguien entre esas paredes?. El pasado es mejor dejarlo enterrado y por lo tanto Refugio le advierte a Alma:
Pero Alma no piensa dejar de remover.
En cuanto a los personajes, destacar que prácticamente todos, por no decir todos, esconden algo y eso los hace especialmente llamativos e intrigantes para la perspectiva del lector.
Eunice resulta un personaje contradictorio. Si aparentemente parecía muy convencida a la hora de invitar a Alma a visitarlos, otros actos nos hacen pensar lo contrario. En ocasiones parece una ancianita afable y otras una arpía. Además Alma sorprende a Eunice en extraña situación, acompañada de un ser desconocido que no hace más que destapar la imaginación de la protagonista.
Refugio es la señora Danvers de esta novela, o al menos a mí me la recuerda muchísimo. Agria, amarga, burda, fría,... Refugio vive siempre con una queja en la boca. Tantos años al servicio de la familia le permiten hacer y deshacer a su antojo y tener un nuevo inquilino en la casa le molesta, de ahí que traté tan mal a Alma, a la que ni siquiera considera de la familia, pues de otro modo no se entiende el trato que recibe de la ama de llaves. Aún así, Alma no se achanta.
Damián es el novio de la protagonista, "de cabello oscuro, los labios dibujados, la nariz recta; los ojos color avellana y una rotunda mandíbula. Las piezas se ensamblan con tal esmero que parece forjado en un laboratorio". [pág. 42].Un seductor que conquista sin dificultad a Alma en un momento complicado de su vida. Damián es de buena familia y un auténtico poeta con cuyos versos engatusa a la joven, consiguiendo lo que quiere de ella. No es un personaje que asome mucho directamente aunque siempre estará presente. En cualquier caso, no me ha convencido la manera en la que se resuelve el misterio que los envuelve.
El extraño Gabriel, hijo de un sobrino de Eunice cuyos padres fallecieron durante un bombardeo nazi. El pequeño es la obra de caridad de Eunice. Me da mucha pena este personaje al que nadie trata con cariño y que parece arrastrar una pesadumbre mansa de la que no puede despojarse. Nadie trata con cariño a Gabriel, ni su tía ni el servicio y él no hace nada o no puede hacer nada por cambiar la situación. La llegada de Alma supondrá un cambio para él. Y también una liberación.
Y a estos personajes se unirán otros: un pintoresco médico y su esposa, el preceptor de Gabriel y un empresario de la zona. Y otros miembros de la familia asomarán de manera indirecta, como el tío Fabián, cuya muerte en un accidente es un auténtico tabú. O el tio Ninu, esposo de Eunice, o Cécile,...
De todos ellos, y por ser la verdadera protagonista, será a Alma a la que mejor conozcamos. La joven adoraba a su padre y su muerte supuso un duro mazazo, de ahí que arrastre tanta pena que se ve acrecentada por la relación tan compleja que mantiene con su madre. Los enigmas en la vida de Alma no solo surgen durante su estancia en La Constante. Entre las pertenencias de su familia encuentra una llave de la que desconocía su existencia pero que tendrá un significado importante para el argumento.
En La Constante, Alma buscará un calor que no encuentra entre sus familiares y todo lo que le está sucediendo no hace más que perturbarla hasta casi volverla loca y sin embargo, no puede marcharse sin más. Los descubrimientos que ha realizado ejercen una poderosa influencia sobre ella y por eso, a pesar de los malos ratos que pasa y de los problemas de salud que su estancia allí le está ocasionando, Alma no se plantea volver a Madrid, aunque diversos ojos la vigilen y oiga voces misteriosas que no proceden en ningún momento del Más Allá. Los muertos, muertos están, pero los vivos son a veces más peligrosos.
Como pega al personaje diría que hay momentos en los que no comprendo por qué no actúa de otro modo. Ciertos episodios con el jardinero de La Constante me resultan difíciles de asimilar pero no quiero desvelaros nada.
¿Y la casa?La Constante parece respirar por sí misma. Está alejada de la aldea y del pueblo más cercano El Norte, pero próxima a unas viviendas de humildes moradores y repudiados por todos. Los habitantes de esas casas de piedra, a los que muchos consideran gente de mal vivir también aportan su granito de misterio a la novela pues nadie quiere explicar a Alma quiénes son realmente.
La Constante me trae recuerdos de la vieja Manderley. No puedo evitar establecer ciertas conexiones entre una mansión y otra, quizás por el hecho de que ambas están cerca del mar, por la cabaña en la playa, por el aire de decrepitud que se respira en sus estancias, cuyas paredes rezuman la nostalgia de tiempos mejores. Y esa ama de llaves, la Refugio de Teresa Viejo que tanto recuerda a la señora Danvers de du Maurier.
Y en otro orden de cosas, para ser una novela que cuyo argumento principal se desarrolla en 1945, las referencias al conflicto bélico son mínimas. Tal vez en algún capítulo se haga alguna mención pero es un acontecimiento que en la novela no tiene cabida. La Constante y sus habitantes viven al margen de lo que ocurre en Europa y hasta allí no llegan los rumores de la guerra.
De todos modos, tanto la localización geográfica como la temporal quedan debidamente especificadas en todo momento y los saltos en el tiempo serán de mayor o menor calado en función de las exigencias del argumento. De hecho, la novela se inicia en Barcelona, en el mes de septiembre de 1888 con la presentación de una escena mágica pero algo desconcertante y que cobrará sentido en el transcurso de la lectura. Pero esas páginas solo pretenden ponernos un poco en antecedentes y presentarnos los orígenes familiares. Sin embargo, tal y como he dicho antes, el grueso de la novela transcurre de 1945 en adelante.
Estructuralmente, Mientras llueva cuenta con 53 capítulos de longitud media que se distribuyen a lo largo de tres bloques titulados precedidos por una sección a modo de prólogo o introitoy otra posterior que hace las veces de epílogo.
Como veis, todo lo que rodea a Alma en esas tierras viene cargado de un profundo misterio que aumentará cuando la joven quiera averiguar más sobre la historia de una vieja casa en ruinas en las proximidades de La Constante. Apenas en pie y con visibles signos de haber sido devorada por las llamas, la Provindencia, que así se llama ese montón de piedras, atrae poderosamente la atención de Alma. ¿Quién vivió en esa casa? ¿Qué terrible final tuvo? ¿Vive alguien entre esas paredes?. El pasado es mejor dejarlo enterrado y por lo tanto Refugio le advierte a Alma:
- El pasado de su familia tiene algunas cosas muy feas. Yo que usted no husmearía en ellas.
Pero Alma no piensa dejar de remover.
En cuanto a los personajes, destacar que prácticamente todos, por no decir todos, esconden algo y eso los hace especialmente llamativos e intrigantes para la perspectiva del lector.
Eunice resulta un personaje contradictorio. Si aparentemente parecía muy convencida a la hora de invitar a Alma a visitarlos, otros actos nos hacen pensar lo contrario. En ocasiones parece una ancianita afable y otras una arpía. Además Alma sorprende a Eunice en extraña situación, acompañada de un ser desconocido que no hace más que destapar la imaginación de la protagonista.
Refugio es la señora Danvers de esta novela, o al menos a mí me la recuerda muchísimo. Agria, amarga, burda, fría,... Refugio vive siempre con una queja en la boca. Tantos años al servicio de la familia le permiten hacer y deshacer a su antojo y tener un nuevo inquilino en la casa le molesta, de ahí que traté tan mal a Alma, a la que ni siquiera considera de la familia, pues de otro modo no se entiende el trato que recibe de la ama de llaves. Aún así, Alma no se achanta.
Damián es el novio de la protagonista, "de cabello oscuro, los labios dibujados, la nariz recta; los ojos color avellana y una rotunda mandíbula. Las piezas se ensamblan con tal esmero que parece forjado en un laboratorio". [pág. 42].Un seductor que conquista sin dificultad a Alma en un momento complicado de su vida. Damián es de buena familia y un auténtico poeta con cuyos versos engatusa a la joven, consiguiendo lo que quiere de ella. No es un personaje que asome mucho directamente aunque siempre estará presente. En cualquier caso, no me ha convencido la manera en la que se resuelve el misterio que los envuelve.
El extraño Gabriel, hijo de un sobrino de Eunice cuyos padres fallecieron durante un bombardeo nazi. El pequeño es la obra de caridad de Eunice. Me da mucha pena este personaje al que nadie trata con cariño y que parece arrastrar una pesadumbre mansa de la que no puede despojarse. Nadie trata con cariño a Gabriel, ni su tía ni el servicio y él no hace nada o no puede hacer nada por cambiar la situación. La llegada de Alma supondrá un cambio para él. Y también una liberación.
Y a estos personajes se unirán otros: un pintoresco médico y su esposa, el preceptor de Gabriel y un empresario de la zona. Y otros miembros de la familia asomarán de manera indirecta, como el tío Fabián, cuya muerte en un accidente es un auténtico tabú. O el tio Ninu, esposo de Eunice, o Cécile,...
De todos ellos, y por ser la verdadera protagonista, será a Alma a la que mejor conozcamos. La joven adoraba a su padre y su muerte supuso un duro mazazo, de ahí que arrastre tanta pena que se ve acrecentada por la relación tan compleja que mantiene con su madre. Los enigmas en la vida de Alma no solo surgen durante su estancia en La Constante. Entre las pertenencias de su familia encuentra una llave de la que desconocía su existencia pero que tendrá un significado importante para el argumento.
En La Constante, Alma buscará un calor que no encuentra entre sus familiares y todo lo que le está sucediendo no hace más que perturbarla hasta casi volverla loca y sin embargo, no puede marcharse sin más. Los descubrimientos que ha realizado ejercen una poderosa influencia sobre ella y por eso, a pesar de los malos ratos que pasa y de los problemas de salud que su estancia allí le está ocasionando, Alma no se plantea volver a Madrid, aunque diversos ojos la vigilen y oiga voces misteriosas que no proceden en ningún momento del Más Allá. Los muertos, muertos están, pero los vivos son a veces más peligrosos.
Como pega al personaje diría que hay momentos en los que no comprendo por qué no actúa de otro modo. Ciertos episodios con el jardinero de La Constante me resultan difíciles de asimilar pero no quiero desvelaros nada.
¿Y la casa?La Constante parece respirar por sí misma. Está alejada de la aldea y del pueblo más cercano El Norte, pero próxima a unas viviendas de humildes moradores y repudiados por todos. Los habitantes de esas casas de piedra, a los que muchos consideran gente de mal vivir también aportan su granito de misterio a la novela pues nadie quiere explicar a Alma quiénes son realmente.
La Constante me trae recuerdos de la vieja Manderley. No puedo evitar establecer ciertas conexiones entre una mansión y otra, quizás por el hecho de que ambas están cerca del mar, por la cabaña en la playa, por el aire de decrepitud que se respira en sus estancias, cuyas paredes rezuman la nostalgia de tiempos mejores. Y esa ama de llaves, la Refugio de Teresa Viejo que tanto recuerda a la señora Danvers de du Maurier.
Y en otro orden de cosas, para ser una novela que cuyo argumento principal se desarrolla en 1945, las referencias al conflicto bélico son mínimas. Tal vez en algún capítulo se haga alguna mención pero es un acontecimiento que en la novela no tiene cabida. La Constante y sus habitantes viven al margen de lo que ocurre en Europa y hasta allí no llegan los rumores de la guerra.
De todos modos, tanto la localización geográfica como la temporal quedan debidamente especificadas en todo momento y los saltos en el tiempo serán de mayor o menor calado en función de las exigencias del argumento. De hecho, la novela se inicia en Barcelona, en el mes de septiembre de 1888 con la presentación de una escena mágica pero algo desconcertante y que cobrará sentido en el transcurso de la lectura. Pero esas páginas solo pretenden ponernos un poco en antecedentes y presentarnos los orígenes familiares. Sin embargo, tal y como he dicho antes, el grueso de la novela transcurre de 1945 en adelante.
Estructuralmente, Mientras llueva cuenta con 53 capítulos de longitud media que se distribuyen a lo largo de tres bloques titulados precedidos por una sección a modo de prólogo o introitoy otra posterior que hace las veces de epílogo.
Escrita en tercera persona, Teresa Viejo juega con los tiempos verbales. Ciertas escenas se narran en presente como si fueran fotogramas de una película que visionáramos en el momento. Posteriormente, echará mano del pasado cuando las circunstancias del argumento así lo exijan. Pero resulta muy curioso el baile de tiempos verbales dentro de un mismo capítulo.
En definitiva, y por no extenderme más, Mientras llueva tiene el sabor de esas viejas películas en blanco y negro que cuentan historias familiares llenas de personajes con secretos y misterios. Como decía antes, recuerda en parte a Rebeca pero también tiene un aire a Jane Eyre. Las referencias no pueden ser mejores. Hay muchos elementos que hacen de esta novela una lectura de lo más interesante y entretenida, pues nada es lo que parece y siempre iremos de sorpresa en sorpresa.
He disfrutado mucho con esta lectura, así que, desde aquí os recomiendo acercaros a los Monteserín y desvelar sus secretos.
Agradezco a la editorial el envío del ejemplar.
Puedes adquirirlo aquí:
En definitiva, y por no extenderme más, Mientras llueva tiene el sabor de esas viejas películas en blanco y negro que cuentan historias familiares llenas de personajes con secretos y misterios. Como decía antes, recuerda en parte a Rebeca pero también tiene un aire a Jane Eyre. Las referencias no pueden ser mejores. Hay muchos elementos que hacen de esta novela una lectura de lo más interesante y entretenida, pues nada es lo que parece y siempre iremos de sorpresa en sorpresa.
He disfrutado mucho con esta lectura, así que, desde aquí os recomiendo acercaros a los Monteserín y desvelar sus secretos.
Agradezco a la editorial el envío del ejemplar.
[Ilustraciones e imágenes tomadas de Google]
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