Editorial: Plaza y Janés.
Fecha publicación: junio, 2015.
Nº Páginas:448
Precio: 17,90 €
Género: Narrativa.
Edición: Tapa blanda con solapas.
Autora
Macu Tejera Osuna es licenciada en historia del arte y diplomada en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunicad de Madrid (ECAM) en la especialidad de guión. En el año 2003 ganó el IV Premio Pilar Miró de películas para la televisión con Llamad a cualquier parte y un años después quedó finalista del III Premio Julio Alejandro con Un mal acuerdo. Es guionista de las serie Amar en Tiempos Revueltos, y Amapola es su primera novela.
Sinopsis
Junio 1939. Una multitud se reúne en el puerto de Veracruz para recibir a los españoles que descienden del barco Sinaia, primer buque fletado por Negrín para salvar a los republicanos de la represión desatada en España. Entre ellos se encuentran los pintores Somoza y Marcial, leales defensores de la República, el arquitecto Eduardo Toledo, capitán durante la guerra de un batallón de fortificaciones, con su familia, y los hermanos fotógrafos Gabino, Mauricio y Daniel Estrella.
A la vez que intenta abrirse camino como arquitecto en la patria de acogida, y mientras la guerra que ha estallado en Europa se extiende por Asia, África y América, Eduardo Toledo buscará la manera de liberarse del recuerdo de un episodio de la batalla del Ebro que le impide reconstruir su vida y su matrimonio con Blanca. Otros compañeros de viaje, como el pintor Pepe Somoza, optará por volver a Francia y arriesgar de nuevo su vida luchando con el maquis por la libertad. Por su parte, Gabino Estrella trabajará fotografiando el país desde el aire para el presidente Cárdenas y se enamorará en secreto de Blanca, la única persona capaz de librarle del vacío que le ha dejado la pérdida de su mujer.
Macu Tejera nos guía por la vida de estos personajes, trazando un bello y conmovedor relato de unos años clave en la historia de España, México y Europa.
Allá por el mes de junio, la guionista y escritora, Macu Tejera Osuna visitó Sevilla para promocionar su segunda novela, Me llevo la canción. Por entonces comencé a leer el libro con objeto de entrevistar a la autora (puedes leer la entrevista aquí), pero fue una época en la que tenía mucho movimiento y junto a este libro, hubo otros dos más que comencé a leer para mi cita con los autores pero tuve que dejar aparcados temporalmente. Todas ellas empezaron siendo lecturas apasionantes y por nada del mundo me había planteado abandonarlas. Ahora, pasado un tiempo, retomo esas lecturas desde el principio y por eso hoy os vengo a hablar con detalle sobre Me llevo la canción.
La segunda novela de Macu Tejera bien podría entenderse como un homenaje a aquellos exiliados españoles que, afines a la República, se vieron obligados a abandonar España durante la Guerra Civil. Mucho sabemos sobre los republicanos que conocieron las bajas temperaturas de Rusia pero no sabría decir si se ha hablado tanto sobre aquellos otros que cruzaron el Atlántico para echar raíces en México. De esa parte de la Historia trata esta novela, del exilio de esos españoles perseguidos que fueron acogidos por un país con las manos abiertas.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
La segunda novela de Macu Tejera bien podría entenderse como un homenaje a aquellos exiliados españoles que, afines a la República, se vieron obligados a abandonar España durante la Guerra Civil. Mucho sabemos sobre los republicanos que conocieron las bajas temperaturas de Rusia pero no sabría decir si se ha hablado tanto sobre aquellos otros que cruzaron el Atlántico para echar raíces en México. De esa parte de la Historia trata esta novela, del exilio de esos españoles perseguidos que fueron acogidos por un país con las manos abiertas.
La escena inicial nos lleva a mayo de 1945 en D.F., México. En el bar La Capilla se congregan un grupo de feligreses para oír las noticias sobre los estertores de la guerra europea. Hitler ha caído y todos los allí congregados, exiliados españoles, sueñan con que Franco corra la misma suerte. La Capilla es un microcosmos. Entre aquellas paredes se reúnen hombres y mujeres que han unido sus vidas, no importa la ciudad de la que proceden, no importa su condición social, lo que eran entonces y lo que son ahora. En La Capilla todos son iguales y todos buscan lo mismo, el calor de los compatriotas.
Entre aquellos parroquianos la autora nos presentará a Eduardo Toledo, un arquitecto de profesión, cuyos recuerdos, alentados por el runrún de la radio y las tertulias, echa la vista atrás para recordar de qué forma y manera ellos y el resto de los clientes de La Capilla, llegaron a México. Será la escena introductoria con la que arranca esta aventura.
Entre aquellos parroquianos la autora nos presentará a Eduardo Toledo, un arquitecto de profesión, cuyos recuerdos, alentados por el runrún de la radio y las tertulias, echa la vista atrás para recordar de qué forma y manera ellos y el resto de los clientes de La Capilla, llegaron a México. Será la escena introductoria con la que arranca esta aventura.
Hubo otros más, pero el Siania fue uno de los barcos que transportó a españoles republicanos desde Francia. Zarpó del puerto de Sète el 25 de mayo de 1939 para trasladar hasta el puerto de Veracruz a mil seiscientos españoles republicanos, acompañados en todo momento por una delegación mexicana que lideraba Susana Gamboa, asesora del gobierno del presidente mexicano Lázaro Cárdenas. Los españoles huían de un país que los perseguía y antes de partir hacia México, muchísimos fueron acogidos por Francia aunque más que refugiados parecían presos políticos en campos de concentración.Saint-Cyprien, Argelés-sur-Mer o Le Barcarés ubicados en las playas francesas fueron lugar de tránsito para muchas familias republicanas. Nada más que Argelés acogió a cien mil personas que se hacinaban, «sin otro límite que la playa y una cerca de alambre con púas fijadas en una extensión de dos kilómetros y medio de largo por uno y medio de ancho» [pág. 137].Vivían y dormían al raso, con una alimentación insuficiente, sin un lugar apropiado donde asearse. Así, enfermos, rotos y desechos, vivieron los refugiados en Francia. Por eso, cuando Lázaro Cárdenas llegó con su propuesta, muchos la verían como una puerta abierta hacia otra vida más deseable. El presidente mexicano, que no reconocía el gobierno de Franco, tendió una mano a los republicanos y le abrió las puertas de su país. Y hasta el puerto de Veracruz llegaron los primeros mil seiscientos españoles, allí se establecieron y allí echaron raíces.
«Muchos habían fundado negocios aquí, habían traído a México a sus familias, habían escolarizado a sus hijos en colegios creados por y para españoles, en muchos latía ya sangre mexicana por simple devoción y agradecimiento al único país que les había ayudado a salir del infierno». [pág. 25]
Me llevo la canción narra brevemente el trayecto en barco y los detalles de la vida a bordo. La distribución del espacio, el diario que se editaba en alta mar, los bailes para tener a los pasajeros lo más entretenidos posible y la atmósfera que se respiraba en el ambiente. Esa mezcla de tristeza por dejar atrás patria y familia y la esperanza de un nuevo futuro, nos permitirán conocer en qué estado llegaron a tierra firme y a partir de ahí la vida en la tierra prometida.
Fueron momentos en los que surgieron múltiples entidades y organismos de ayuda al exilio. Siglas como SERE (Servicio de Evacuación de los Republicanos Españoles), JARE (Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles) y CTARE (Comité Técnico de Ayuda a los Refugiados Españoles) se mencionan con frecuencia para reflejar de qué modo aquellos que se vieron obligados a abandonar, emprendían una nueva vida y para ello, Macu Tejera construye una historia en torno a un grupo de personajes, a los que ya hemos conocido sutilmente en las líneas introductorias. Ellos serán el reflejo de la vida española en México y ayudándose de recuerdos y cartas que llegan desde otros puntos del mundo, la autora también hace un barrido por la Historia para narrar la Guerra Civil y el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Aquí y allá colará detalles que rememoren los acontecimientos de aquellos años, el asesinato de Trostki, la presencia de los infiltrados en un bando y otro, los últimos días de Azaña en Francia, las deserciones,... Y a todo eso hay que añadir los engranajes propios e internos de los mismos personajes, un ramillete variado y colorido. Así se compone el universo de esta novela, desviando nuestra atención de un foco de atención a otro en un ejercicio de globalización.
Hablaba antes de Eduardo Toledo, casado con Blanca y padre de tres hijos: Mariana, Inés y Carlos. Eduardo combatió en el lado republicano mientras que el resto de sus hermanos eran afines a Franco. La guerra lo ha dejado profundamente marcado hasta tal punto que no puede dejarla atrás y empezar de cero en México. Desde la batalla del Ebro arrastra secuelas psicológicas que provocan temblores en sus manos e inquietud en su alma. Algo ocurrió en aquellos momentos, algo de lo que no se atreve o no quiere hablar. Ni siquiera su esposa Blanca sabe nada al respecto. Tan solo una persona conoce la verdad, un hombre, Nicolás Falcó, también arquitecto de profesión y exmilitar. Falcó perturba sobremanera la tranquilidad de Eduardo, por esos sus fríos encuentros en las calles mexicanas no pasan desapercibidos para su mujer. En la relación entre estos dos hombres radica la carga más misteriosa del argumento, una cuestión que me ha mantenido atenta a lo que ocurría entre ellos cada vez que se encontraban, a sus diálogos, a sus miradas. Hay un secreto, o más de uno, a punto de ser desvelado.
Blanca es una mujer inteligente y hermosa. Leal a sus ideas y especialmente a su marido y a sus hijos. Allá donde ellos estén, ahí estará ella y la palabra «traición» no figurará jamás en su diccionario. Blanca tiene ojos y oídos. A veces tendrá que ver y oír cosas que no le cuadren pero preferirá no dar cuartos al pregonero. Ella es una señora de los pies a la cabeza y así la veremos a lo largo de las más de cuatrocientas páginas que componen la novela. Buena esposa y mejor madre, Blanca no hará excesiva vida social más allá de la que se considera razonable por motivos familiares pero contará con amigos y además con Mariana, su hija mayor, que será un gran apoyo.
Y precisamente Mariana es uno de los personajes que más me han gustado. Adora a sus padres por encima de todas las cosas. Para su edad, me resultará madura y mucho más realista que sus hermanos pequeños, hasta tal punto que no se deja contagiar fácilmente por el entusiasmo de los adultos que tienen México en el horizonte. Mariana encara la vida con entereza, aceptando su destino y las desventuras que le han tocado en suerte pero sin dejar de luchar. De espíritu bondadoso se presta a ayudar a los demás en la medida de sus posibilidades y de ahí que se alce como madrina de esos soldados españoles que luchan en el frente. En lo concerniente al amor le tocará vivir una situación difícil.
Los más pequeños serán Inés y Carlos. Para ellos México es una gran aventura, un viaje que emprenden más por placer que por obligación pero ese país, con sus creencias y sus ritos, sorprenderá a Inés. Es en estos tres niños donde la evolución de los personajes se hace más palpable pues los veremos crecer y hacerse mayores ya que la acción se inicia en 1939 y finalizará en 1946, años en los que, no solamente la situación del mundo cambia, sino también el carácter y la forma de pensar de Mariana, Inés y Carlos, capaces de llegar a entender lo que va ocurriendo.
Y más allá de la familia Toledo, los Estrella. Gabino Estrella es fotógrafo de profesión, especializado en fotografía aérea. Él fue uno de los pasajeros del Siania y junto a él vinieron sus hermanos Mauricio y Daniel. Gabino tiene dos grandes amores. Uno la aviación y el otro viste ropas de mujer pero no dejará de ser un amor platónico aunque real y resignado.
Y otros muchos personajes más, algunos de los cuales lucharan por la libertad incluso cuando su seguridad y salvaguarda estén garantizados. Gabriel y Leonora parientes de Eduardo Toledo que serán los encargados de acoger a la familia en los primeros momentos. El doctor Juan Bravo, tan importante en el argumento. La arquitecta María Duque, una joven emprendedora llena de ideas revolucionarias que no siempre serán bien acogidas por los más clasistas del gremio. Pepe Somoza y Marcial, los Jover, y tantos, tantos otros.
Y entre ellos, personajes que no corresponden a la ficción como el mismo Lázaro Cárdenas o Ávila Camacho, sustituto de Cárdenas al frente del gobierno mexicano, el poeta José Bergamin, el escritor Juan Rejano, el doctor Puche o la misma Hilda Krüger, actriz alemana.
Pero ¿cómo fueron acogidos los españoles por los mexicanos? La novela nos narra un recibimiento triunfal en el puerto de Veracruz, aunque tras el inicial momento de apogeo surgieron voces discordantes que acusaron al gobierno de Cárdenas de favorecer a los españoles en contra del bienestar de los propios mexicanos.Me llevo la canción entra en detalles justo de este tipo y nos dejan ver cómo Cárdenas se convirtió para los mexicanos en «Candil en la calle y oscuridad en la casa».
¿Y cómo fue la relación entre los mismos exiliados? Pues aunque os parezca mentira, entre ellos tambien había sus tiras y aflojas. La novela nos desvela algún que otro rifirrafe pues, aunque a groso modo todos formaban parte del mismo cajón, en lo concerniente a la política había subgrupos cuyas ideas diferían unas de otras. Esto sin contar con aquellos españoles que ya estaban instalados en México mucho antes de que la Guerra Civil se desatara y que habían llegado a aquellas tierras por motivos muy diferentes.
Y cambiando de tercio. No sé si os habéis fijado que la palabra arquitecto se ha repetido a lo largo de la reseña. La arquitectura tiene su importancia en el argumento tal y como veremos, no solo en las páginas intermedias sino en las que constituyen el desenlace. Me llevo la canción es una novela que nos habla de la guerra pero también nos habla de otras muchas cosas que afectaban a la vida mexicana. En relación a la arquitectura, hay numerosas referencias a los nuevos diseños de construcción, arquitectos de reconocido prestigio, proyectos, artículos en revistas especializadas, conferencias,.... Confieso que quizás he notado demasiada profundidad en la materia hasta el punto de que algunos pasajes se han convertido un tanto monotemáticos pero, por suerte, era algo ocasional.
Y si la arquitectura tiene su peso, la música no se queda atrás. De hecho, al final de la novela figura una lista con todas las melodías que, de una manera u otra, suenan en algún momento, una lista de reproducción a la que se puede acceder por Spotify: México Lindo de Jorge Negrete, Els Segador de Orfeó Catalá,... De todas ellas, mi preferida, Negra Sombra que escuché por primera vez en la voz de Luz Casal
Escrita en tercera persona, la estructura de Me llevo la canción cuenta con tres partes tituladas a lo largo de las cuales se distribuyen cuarenta y dos capítulos numerados que desgranan la vida de sus personajes. Macu Tejera cuenta con un estilo muy emotivo que recalca los sentimientos más dramáticos de los hombres y mujeres que forman parte de su argumento. Además sabe introducir elementos narrativos como las cartas personales que nos permiten una visión más directa y sincera y como decía antes, hace uso de melodías y canciones para recrear el ambiente.
Por otra parte, resulta evidente la labor de documentación que ha realizado la autora, algo de lo que nos habló en la entrevista que le realicé. No solo se limita a recoger los hechos relacionados con los conflictos bélicos tanto en España como en Europa, haciendo alarde de su conocimiento sobre el desarrollo de los mismos, las técnicas de combate, las estrategias y las decisiones que se tuvieron que tomar, sino que también hacemos un viaje por las tierras mexicanas, conociendo sus parajes más pintorescos, las costumbres de su pueblo y algunos hechos que azotaron el país como el terremoto de Colima en 1941.
Como veis, Me llevo la canción es una novela muy completa de ahí que me haya salido una reseña tan larguísima pero es que cuenta con un variado elenco de personajes y ocurren tantas cosas que resulta complicado ceñirse a la mínima expresión. Esta novela es un retrato vivo de una época, así como de los hombres y mujeres que se vieron obligados a abandonar lo suyo sin mirar atrás, siendo acogidos en tierras extrañas que terminaron por hacer suyas, siempre con España en el corazón.Me llevo la canción es un homenaje a los exiliados republicanos y a los mexicanosque tendieron sus manos para salvarlos del infierno que les esperaba.
Creo que queda patente que he disfrutado mucho de esta lectura. No es una novela más sobre la Guerra Civil o la II Guerra Mundial. Su autora profundiza en el lado más humano de aquellos que les tocó vivir miserias y penurias y que encontraron a miles de kilómetros de distancia un refugio en el que curar sus heridas. Yo he disfrutado mucho con la lectura de esta novela, me ha encantado conocer a Eduardo Toledo, a su familia, a los fotógrafos Estrella, a los pintores Somoza y Marcial y a tantos otros... Sin duda, Me llevo la canción es una novela tierna y emotiva que recomiendo sin reservas.
Agradezco a la editorial el envío del ejemplar.
- Sumando 2015.- 100 libros.
Puedes adquirirlo aquí:
Fueron momentos en los que surgieron múltiples entidades y organismos de ayuda al exilio. Siglas como SERE (Servicio de Evacuación de los Republicanos Españoles), JARE (Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles) y CTARE (Comité Técnico de Ayuda a los Refugiados Españoles) se mencionan con frecuencia para reflejar de qué modo aquellos que se vieron obligados a abandonar, emprendían una nueva vida y para ello, Macu Tejera construye una historia en torno a un grupo de personajes, a los que ya hemos conocido sutilmente en las líneas introductorias. Ellos serán el reflejo de la vida española en México y ayudándose de recuerdos y cartas que llegan desde otros puntos del mundo, la autora también hace un barrido por la Historia para narrar la Guerra Civil y el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Aquí y allá colará detalles que rememoren los acontecimientos de aquellos años, el asesinato de Trostki, la presencia de los infiltrados en un bando y otro, los últimos días de Azaña en Francia, las deserciones,... Y a todo eso hay que añadir los engranajes propios e internos de los mismos personajes, un ramillete variado y colorido. Así se compone el universo de esta novela, desviando nuestra atención de un foco de atención a otro en un ejercicio de globalización.
Hablaba antes de Eduardo Toledo, casado con Blanca y padre de tres hijos: Mariana, Inés y Carlos. Eduardo combatió en el lado republicano mientras que el resto de sus hermanos eran afines a Franco. La guerra lo ha dejado profundamente marcado hasta tal punto que no puede dejarla atrás y empezar de cero en México. Desde la batalla del Ebro arrastra secuelas psicológicas que provocan temblores en sus manos e inquietud en su alma. Algo ocurrió en aquellos momentos, algo de lo que no se atreve o no quiere hablar. Ni siquiera su esposa Blanca sabe nada al respecto. Tan solo una persona conoce la verdad, un hombre, Nicolás Falcó, también arquitecto de profesión y exmilitar. Falcó perturba sobremanera la tranquilidad de Eduardo, por esos sus fríos encuentros en las calles mexicanas no pasan desapercibidos para su mujer. En la relación entre estos dos hombres radica la carga más misteriosa del argumento, una cuestión que me ha mantenido atenta a lo que ocurría entre ellos cada vez que se encontraban, a sus diálogos, a sus miradas. Hay un secreto, o más de uno, a punto de ser desvelado.
Blanca es una mujer inteligente y hermosa. Leal a sus ideas y especialmente a su marido y a sus hijos. Allá donde ellos estén, ahí estará ella y la palabra «traición» no figurará jamás en su diccionario. Blanca tiene ojos y oídos. A veces tendrá que ver y oír cosas que no le cuadren pero preferirá no dar cuartos al pregonero. Ella es una señora de los pies a la cabeza y así la veremos a lo largo de las más de cuatrocientas páginas que componen la novela. Buena esposa y mejor madre, Blanca no hará excesiva vida social más allá de la que se considera razonable por motivos familiares pero contará con amigos y además con Mariana, su hija mayor, que será un gran apoyo.
Y precisamente Mariana es uno de los personajes que más me han gustado. Adora a sus padres por encima de todas las cosas. Para su edad, me resultará madura y mucho más realista que sus hermanos pequeños, hasta tal punto que no se deja contagiar fácilmente por el entusiasmo de los adultos que tienen México en el horizonte. Mariana encara la vida con entereza, aceptando su destino y las desventuras que le han tocado en suerte pero sin dejar de luchar. De espíritu bondadoso se presta a ayudar a los demás en la medida de sus posibilidades y de ahí que se alce como madrina de esos soldados españoles que luchan en el frente. En lo concerniente al amor le tocará vivir una situación difícil.
Los más pequeños serán Inés y Carlos. Para ellos México es una gran aventura, un viaje que emprenden más por placer que por obligación pero ese país, con sus creencias y sus ritos, sorprenderá a Inés. Es en estos tres niños donde la evolución de los personajes se hace más palpable pues los veremos crecer y hacerse mayores ya que la acción se inicia en 1939 y finalizará en 1946, años en los que, no solamente la situación del mundo cambia, sino también el carácter y la forma de pensar de Mariana, Inés y Carlos, capaces de llegar a entender lo que va ocurriendo.
Y más allá de la familia Toledo, los Estrella. Gabino Estrella es fotógrafo de profesión, especializado en fotografía aérea. Él fue uno de los pasajeros del Siania y junto a él vinieron sus hermanos Mauricio y Daniel. Gabino tiene dos grandes amores. Uno la aviación y el otro viste ropas de mujer pero no dejará de ser un amor platónico aunque real y resignado.
Y otros muchos personajes más, algunos de los cuales lucharan por la libertad incluso cuando su seguridad y salvaguarda estén garantizados. Gabriel y Leonora parientes de Eduardo Toledo que serán los encargados de acoger a la familia en los primeros momentos. El doctor Juan Bravo, tan importante en el argumento. La arquitecta María Duque, una joven emprendedora llena de ideas revolucionarias que no siempre serán bien acogidas por los más clasistas del gremio. Pepe Somoza y Marcial, los Jover, y tantos, tantos otros.
Y entre ellos, personajes que no corresponden a la ficción como el mismo Lázaro Cárdenas o Ávila Camacho, sustituto de Cárdenas al frente del gobierno mexicano, el poeta José Bergamin, el escritor Juan Rejano, el doctor Puche o la misma Hilda Krüger, actriz alemana.
Pero ¿cómo fueron acogidos los españoles por los mexicanos? La novela nos narra un recibimiento triunfal en el puerto de Veracruz, aunque tras el inicial momento de apogeo surgieron voces discordantes que acusaron al gobierno de Cárdenas de favorecer a los españoles en contra del bienestar de los propios mexicanos.Me llevo la canción entra en detalles justo de este tipo y nos dejan ver cómo Cárdenas se convirtió para los mexicanos en «Candil en la calle y oscuridad en la casa».
¿Y cómo fue la relación entre los mismos exiliados? Pues aunque os parezca mentira, entre ellos tambien había sus tiras y aflojas. La novela nos desvela algún que otro rifirrafe pues, aunque a groso modo todos formaban parte del mismo cajón, en lo concerniente a la política había subgrupos cuyas ideas diferían unas de otras. Esto sin contar con aquellos españoles que ya estaban instalados en México mucho antes de que la Guerra Civil se desatara y que habían llegado a aquellas tierras por motivos muy diferentes.
Y cambiando de tercio. No sé si os habéis fijado que la palabra arquitecto se ha repetido a lo largo de la reseña. La arquitectura tiene su importancia en el argumento tal y como veremos, no solo en las páginas intermedias sino en las que constituyen el desenlace. Me llevo la canción es una novela que nos habla de la guerra pero también nos habla de otras muchas cosas que afectaban a la vida mexicana. En relación a la arquitectura, hay numerosas referencias a los nuevos diseños de construcción, arquitectos de reconocido prestigio, proyectos, artículos en revistas especializadas, conferencias,.... Confieso que quizás he notado demasiada profundidad en la materia hasta el punto de que algunos pasajes se han convertido un tanto monotemáticos pero, por suerte, era algo ocasional.
Y si la arquitectura tiene su peso, la música no se queda atrás. De hecho, al final de la novela figura una lista con todas las melodías que, de una manera u otra, suenan en algún momento, una lista de reproducción a la que se puede acceder por Spotify: México Lindo de Jorge Negrete, Els Segador de Orfeó Catalá,... De todas ellas, mi preferida, Negra Sombra que escuché por primera vez en la voz de Luz Casal
Escrita en tercera persona, la estructura de Me llevo la canción cuenta con tres partes tituladas a lo largo de las cuales se distribuyen cuarenta y dos capítulos numerados que desgranan la vida de sus personajes. Macu Tejera cuenta con un estilo muy emotivo que recalca los sentimientos más dramáticos de los hombres y mujeres que forman parte de su argumento. Además sabe introducir elementos narrativos como las cartas personales que nos permiten una visión más directa y sincera y como decía antes, hace uso de melodías y canciones para recrear el ambiente.
Por otra parte, resulta evidente la labor de documentación que ha realizado la autora, algo de lo que nos habló en la entrevista que le realicé. No solo se limita a recoger los hechos relacionados con los conflictos bélicos tanto en España como en Europa, haciendo alarde de su conocimiento sobre el desarrollo de los mismos, las técnicas de combate, las estrategias y las decisiones que se tuvieron que tomar, sino que también hacemos un viaje por las tierras mexicanas, conociendo sus parajes más pintorescos, las costumbres de su pueblo y algunos hechos que azotaron el país como el terremoto de Colima en 1941.
Como veis, Me llevo la canción es una novela muy completa de ahí que me haya salido una reseña tan larguísima pero es que cuenta con un variado elenco de personajes y ocurren tantas cosas que resulta complicado ceñirse a la mínima expresión. Esta novela es un retrato vivo de una época, así como de los hombres y mujeres que se vieron obligados a abandonar lo suyo sin mirar atrás, siendo acogidos en tierras extrañas que terminaron por hacer suyas, siempre con España en el corazón.Me llevo la canción es un homenaje a los exiliados republicanos y a los mexicanosque tendieron sus manos para salvarlos del infierno que les esperaba.
Creo que queda patente que he disfrutado mucho de esta lectura. No es una novela más sobre la Guerra Civil o la II Guerra Mundial. Su autora profundiza en el lado más humano de aquellos que les tocó vivir miserias y penurias y que encontraron a miles de kilómetros de distancia un refugio en el que curar sus heridas. Yo he disfrutado mucho con la lectura de esta novela, me ha encantado conocer a Eduardo Toledo, a su familia, a los fotógrafos Estrella, a los pintores Somoza y Marcial y a tantos otros... Sin duda, Me llevo la canción es una novela tierna y emotiva que recomiendo sin reservas.
Agradezco a la editorial el envío del ejemplar.
[Ilustraciones e imágenes tomadas de Google]
Retos:
- Sumando 2015.
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