Editorial: Ediciones B.
Fecha publicación: 16 septiembre, 2015.
Nº Páginas:400
Precio: 19,00 €
Género: Narrativa.
Edición: Tapa blanda con solapas.
ISBN: 978-84-666-5767-9
Autor
Juanjo Braulio nació en Valencia en 1972. Está graduado en Enseñanzas Artísticas por la Sankt Eskils Skola de Eskilstuna (Suecia) y licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Politécnica de Valencia. Periodista y escritor, empezó su carrera en la delegación valenciana de Diario 16, desde el que pasó a Las Provincias, donde fue redactor de Medio Ambiente, Municipal, Política y jefe de Opinión.
Posteriormente fue jefe de Informativos de Radio Nou y colaborador del Suplemento Semanal (Grupo Vocento), la agencia Colpisa y el diario Abc. Un compendio de sus columnas de opinión fue publicado en forma de libro con el título La escalera de Jacob (2004). También es autor de En Ítaca hace frío (2014), un libro de viajes sobre Suecia. Después de años contando verdades que parecían mentira, con El silencio del pantano, su primera novela, decidió que era tiempo de contar mentiras para decir verdades.
Sinopsis
En esta deslumbrante novela negra, la poderosa voz de Juanjo Braulio nos sumerge en una historia de muerte, codicia y falta de escrúpulos, dejando al lector sin aliento y con la sensación de haber leído una obra maestra. La trama arranca con el hallazgo de un cadáver en un recodo del río Turia. El asesino parece recrear un antiguo ritual romano reservado a los reos culpables de parricidio. El crimen salpica a los poderosos de la sociedad valenciana, que pronto dejarán al descubierto el pantano silencioso, símbolo de la decadencia y la corrupción, sobre el que se alza la ciudad. La investigación se verá envuelta en este fango cada vez más escondido y peligroso, desvelando oscuros episodios de nuestro pasado.
Lleno de referencias literarias, con ecos de Rafael Chirbes y guiños a Patricia Highsmith y Paul Auster, el adictivo debut literario de Juanjo Braulio lo tiene todo para convertirse en uno de los acontecimientos editoriales del año.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
Hoy vengo a hablaros de una novela que Ediciones B nos envió a varios blogueros este verano en su versión no venal. El silencio del pantano de Juanjo Braulio se perfila como la novela negra del año, o al menos, ese es el reclamo que usa la editorial. Leer una novela antes de que se publique no deja de ser un privilegio de lo más apetecible pero, aprovechando que, según tengo entendido, la novela verá la luz el próximo miércoles 16 de septiembre, ya es hora de que comparta con vosotros mis impresiones.
Antes de entrar en materia quisiera comentaros algo que me ha ocurrido con esta lectura. Resulta que hace muy poquito leí y reseñé una novela de la misma editorial que coincidía a grandes rasgos con El silencio del pantano. No es que en la trama ocurrieran las mismas cosas o que los personajes fueran idénticos pero ambas sí tienen una estructura similar. Lo comenté con otr@s bloguer@s que también lo estaban leyendo y, más o menos, todos coincidíamos en lo mismo. Quizás esto ha provocado que no disfrute de la lectura en toda su totalidad porque el juego que plantea el autor lo había visto recientemente en otra novela. En cualquier caso, dejé a un lado este detalle y me centré en el argumento y en los personajes.
No obstante, y para comentaros un poco el argumento de la novela, abordaré esta reseña de la misma forma que abordé la anterior pues, de nuevo, encontramos dos líneas argumentales, una incrustada en la otra, y de ahí que vuelva a recurrir al mismo sistema que seguí la vez anterior, el de hablaros de una trama principal y una secundaria, sin que una tenga más importancia que la otra.
Antes de entrar en materia quisiera comentaros algo que me ha ocurrido con esta lectura. Resulta que hace muy poquito leí y reseñé una novela de la misma editorial que coincidía a grandes rasgos con El silencio del pantano. No es que en la trama ocurrieran las mismas cosas o que los personajes fueran idénticos pero ambas sí tienen una estructura similar. Lo comenté con otr@s bloguer@s que también lo estaban leyendo y, más o menos, todos coincidíamos en lo mismo. Quizás esto ha provocado que no disfrute de la lectura en toda su totalidad porque el juego que plantea el autor lo había visto recientemente en otra novela. En cualquier caso, dejé a un lado este detalle y me centré en el argumento y en los personajes.
No obstante, y para comentaros un poco el argumento de la novela, abordaré esta reseña de la misma forma que abordé la anterior pues, de nuevo, encontramos dos líneas argumentales, una incrustada en la otra, y de ahí que vuelva a recurrir al mismo sistema que seguí la vez anterior, el de hablaros de una trama principal y una secundaria, sin que una tenga más importancia que la otra.
Trama principal
El protagonista de esta trama es un escritor del que no sabremos jamás su nombre. Suele firmar sus novelas con la inicial Q y solo así lo identificaremos.
En el presente de la novela se encuentra enfrascado en pleno proceso creativo. Tiene entre manos la que será la tercera entrega de las aventuras de David Grau, un brigada de la Guardia Civil, eje central de la saga que inició tiempo atrás.
Pero Q tiene un pasado, como todos. Anteriormente trabajó como periodista y tuvo un contacto cercano con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, lo que le permitió aprender mucho sobre el modus operandi de los asesinos, así como las técnicas de investigación que sigue la policía, los pasos que suelen dar, los detalles que tienen en cuenta..., información toda ella muy valiosa para la construcción de sus personajes literarios y los argumentos de sus novelas negras.
Pero Q es un tipo misterioso no solo por ese afán de ocultarnos su nombre sino porque también emplea unos métodos muy poco ortodoxos para otorgar credibilidad a sus historias. Sin desvelaros nada más de esta trama, añadiré que circulará entre las páginas un pendrive que contiene información delicada y que, de una manera u otra, relaciona a todos los personajes, que os paso a presentar ahora mismo.
Por supuesto, Q es uno de los centros de atención. Ya he dicho que es un tanto misterioso pero además también me parece bastante antisocial. Sus contactos son los justos pero también los estrictamente necesarios para llevar a cabo todo lo que se propone. Es un tipo meticuloso, muy ordenado, gran conocedor del mundo literario, reservado y bastante solitario, lo que le lleva a enredarse en constantes reflexiones y monólogos interiores. Sabremos lo que piensa en relación a varias cuestiones que le rodean pero no es un personaje abierto que se entrega al lector. Y en cuanto a su pasado, de manera rápida se hará un repaso de su carrera como periodista hasta el momento actual.
Compartiendo protagonismo con Q estará Falconetti, o Falco como le llaman sus allegados, salvo un personaje que lo llamará por su nombre de pila, un apodo que se ha ganado a pulso. Caracterizado con una cicatriz que le cruza la cara, es un tipo con una vida dura que ha sabido mantenerse en pie. Con un padre maltratador y una adolescencia complicada acabó eligiendo el mal camino y como consecuencia de ello terminó con sus huesos en la cárcel. Pero ahora es un tío muy respetado, al que nadie le tose y el que se atreve tardará muy poco en estar criando malvas. Falco es un personaje mucho menos frío que Q. A pesar de ser un hombre con una trayectoria oscura me ha caído bien, pues asoma de vez en cuando un puntito que le hace más humano que al escritor.
Y entre los personajes también destacará doña Puri, la matriarca de una gran familia, tronco del árbol de sus descendientes que se ocupa de los negocios de los que comen todos y cada uno de sus hijos y nietos. Doña Puri regenta un bar, uno de esos establecimientos a los que la gente acude por la calidad de su comida. Sin embargo, el bar no es más que una tapadera, pues entre sus paredes, al margen de preparar suculentas tortillas, también se organizan negocios sucios.
Y habrá otros personajes menores como un estudiante universitario y otros tantos pero no me voy a detener en ellos.
Trama secundaria
La trama secundaria la constituye la propia novela que Q está escribiendo. Se trata de la tercera entrega del personaje que él creo tiempo atrás, David Grau, un brigada de la Guardia Civil, homosexual para más señas, y que ya ha protagonizado dos aventuras previas en forma de novela.
En esta ocasión, Grau se tiene que enfrentar a nuevos asesinatos. A las orillas del Turia, cerca del municipio de Gestalgar, ha aparecido el cadáver de un hombre, Xavier Ros. No es un hallazgo similar a otros tantos que Grau haya visto previamente. En este caso, se han encontrado el cadáver en el interior de una bolsa, ocupando espacio con un perro, un gallo, un mono y una serpiente.
Tras las gestiones pertinentes, Grau averigua que el asesinato encaja con un tipo de antiguo ritual con el que los romanos castigaban a los parricidas y que se denomina poena cullei o pena del saco. Y en esto consiste la investigación de Grau, en averiguar quién mató a Ros y por qué lo hizo siguiendo ese ritual. Este hilo argumental enlaza con un tema que remonta a la época franquista, que estuvo de actualidad mucho tiempo atrás, y que todavía hoy sigue dando coletazos.
Confieso que de todos los personajes que asoman en El silencio del pantano, David Grau es el que más me ha gustado. El autor recalca mucho su condición de homosexual, incluso empleando un apelativo un tanto despectivo. Por supuesto Grau mantiene su identidad sexual en secreto porque, no está bien visto que un homosexual sea miembro de la Guardia Civil (aún seguimos ahí).
De todos modos, el dibujo que hace Braulio de este personaje no deja de ser simpático y pintoresco. David Grau cae tremendamente bien pero no porque sea homosexual sino porque todo en él emana empatía. Es un hombre con un físico muy normal, que sabe hacer su trabajo, que tiene una gran paciencia con su superior más inmediato, que tiene una vida privada en el que destila mucha ternura, es amante de la naturaleza,... En palabras del autor:
«...David Grau, su brigada homosexual de la Guardia Civil: un cóctel imaginario donde ha mezclado la perspicacia de Sherlock Holmes con el aroma patrio de otro brigada literario de la Benemérita, el Rubén Bevilacqua de Lorenzo Silva, unos toques de la pluma (esta, no literaria) de Elton John, unas gotas del carácter perdedor de Pepe Carvalho y todo ello bajo el físico poco agraciado del padre Brown de Chesterton». [pág. 17]
David Grau es, además, sumamente humano.Él tiene ojos en la cara y le pasa lo que al resto de los hombres que, en ocasiones, desvían la mirada hacia un escote, solo que Grau se fija en el culo y en los brazos musculados de sus compañeros. Lo dicho, es muy humano, muy natural y muy sencillo. Me ha encantado.
Pero Grau también tiene que lidiar con el teniente Víctor Manceñido, su superior inmediato junto al que resuelve los casos que se le plantean. Manceñido también es un personaje muy simpático. Tiene la costumbre de usar una coletilla en sus discursos cuando está enfadado y es muy divertido escucharlo. Realmente no deja de ser más que un personaje complementario porque la carga de la investigación la lleva Grau. Sin embargo, el binomio Grau - Manceñido funciona muy bien. Son personajes de contrastes, dispares y muy diferentes. Mientras que uno es muy ordenado, muy educado, siempre en su sitio y muy correcto, el otro es muy mal hablado y un tanto caótico. Pero, sean como sean, ambos caen bien.
Pero habiendo un asesinato por medio es lógico y normal que también figure un asesino. Será Mentor aunque Grau le llama Erudito, por su habilidad a la hora de sesgar la vida a sus víctimas. De todos modos es un personaje del que sabremos muy poco.
¿Qué opino de las tramas? Bueno, ya dije antes que El silencio del pantano tiene grandes similitudes con otra novela leída y reseñada recientemente, entre otras cosas, el componente metaliterario, y que por eso, quizás el factor sorpresa no ha sido el esperado.
Sobre la trama principal, he de decir que a mí me ha faltado algo más de acción. Creí que el lado oculto de Q estaría mucho más explotado pero se me ha quedado un poco a medias. No obstante, destaco significativamente todas las reflexiones que realiza el protagonista sobre el oficio de la escritura, la labor de los escritores, los bloqueos a los que se enfrentan, el pánico al folio en blanco y cómo construyen las historias.
«...los escritores utilizaban su propia experiencia, lecturas y elementos de su vida diaria, a veces nimios, para incluirlos en sus narraciones, con lo que se convertían en saqueadores de realidades que utilizaban para crear otras nuevas, aunque, en verdad, eran siempre las mismas modificaciones una y otra vez para contar nuevas historias que son repetidas en un bucle...». [pág. 117]
Pero, como me ocurrió con la novela anterior, vuelve a gustarme más la trama secundaria que la principal. Los personajes me han llenado mucho más y además resulta que hay más acción.
Reconozco que al principio me lié bastante con las dos líneas argumentales hasta tal punto que tuve que pararme a hacer un esquema para diferenciar lo que ocurría en la vida real de lo que ocurría en la novela escrita por Q. No hay distinción visual entre una y otra. Braulio no echa mano del cambio de grafía para distinguir ficción y realidad con lo que el lector tiene que tener los ojos muy abiertos para no desorientarse. De todos modos, puntualizo ahora que toda la novela está narrada por un narrador en tercera persona y resulta interesante advertir cómo, en ocasiones, es el propio narrador omnisciente el que, a través de Q, da paso a la ficción. No obstante, y para no desalentar al lector, os diré que mi confusión inicial se fue diluyendo a medida que avanzaba en la lectura y comenzaba a dominar el argumento.
Al margen de los dos hilos argumentales, el autor intercala otras historias, relatos cortos surgidos anteriormente de la pluma de Q que tienen su título, su argumento y sus personajes pero no existe más vinculación con la novela que nos ocupa, salvo el hecho de estar escritos por el protagonista.
Juanjo Braulio es natural de Valencia y los escenarios de esta novela transcurren en su tierra natal. Valencia y la Albufera. En esta novela no ocurre como en otras, en las que la ciudad en la que se desarrolla la trama llega a convertirse en un personaje más pero sí constituye un elemento importante, tanto es así que en el propio título de la novela subyace la ciudad.
Son múltiples las referencias al desarrollo urbanístico de Valencia, enclave del que se habla incluso remontándonos a época de los romanos. En realidad, se podría decir que la novela supone a veces una oda a la ciudad, tan manoseada por los intereses urbanísticos, tan mancillada, tan prostituída por los miembros del gobierno, una cuestión que altera terriblemente a Q.
Por otra parte, son numerosas las referencias literarias vinculadas con la Albufera y con la ciudad en sí. Incluso hay un pasaje en el que transcurre durante la celebración de sus fiestas más señeras, las Fallas. En cierto modo, El silencio del pantano es casi una ventana que nos asoma a Valencia.
Pero, una de las partes que más me han gustado y que sin duda desvelan una importante labor de documentación por parte del autor es la descripción del ritual denominado poena cullei. Tal y como he explicado antes, era una práctica empleada por los romanos para castigar a aquellos que era acusados del delito más importante, el parricidio. Juanjo Braulio nos permite conocer los pormenores de este ritual con gran lujo de detalles y resulta muy interesante leer sobre todo ello. Y en cuanto a la documentación también hay que resaltar que el autor tiene amplios conocimientos sobre los delitos fiscales, los paraísos, el blanqueo de dinero procedente de los negocios turbios,... Cuestiones que suponen un puntal importante en la novela.
Sin embargo, también hay pasajes que me han parecido algo anodinos, por ejemplo cuando el autor ahonda demasiado en la historia de Valencia o se explaya en explicaciones relativas a la política. Pero también hay que reconocer que es una novela con grandes visos de realidad, pues todos sabemos que en los negocios más turbios, como los que se contemplan en la novela, suelen estar implicados y camuflados personas que, por su condición, deberían dar ejemplo al resto de la ciudadanía. Me refiero a los funcionarios, altos cargos, políticos, dirigentes, empresarios,... El negocio camuflado en el bar de doña Puri salpica al que menos te esperas porque el dinero que genera es muy goloso.
Como ya he dicho, El silencio del pantano está escrito en tercera persona, tanto en su trama principal como en la secundaria, y cuenta con capítulos numerados y generalmente largos pero con divisiones internas.
Se podría decir que Braulio hace uso de un estilo diría muy real, muy de la calle, con sangre, con un corazón que late con fuerza. Algunas de sus escenas están escritas de manera tan descriptivas que casi te golpean en la cara como el puño de un boxeador.
Y antes de concluir, no me resisto a haceros una puntualización simpática. Ficción o no, a Q no le gustan los blogueros. No sabemos qué opinará Juanjo Braulio.
Y antes de concluir, no me resisto a haceros una puntualización simpática. Ficción o no, a Q no le gustan los blogueros. No sabemos qué opinará Juanjo Braulio.
«Luego aparecen asesores, autores de blogs (a quién se le ocurriría el invento que ha provocado que cualquier imbécil se crea escritor, periodista, opinador o todo a la vez. Si el sueño de la razón producía monstruos, Internet, además, te los mete en casa),...». [pág. 205]
En definitiva, la lectura de El silencio del pantano ha sido amena y entretenida aunque sí que es cierto que me ha faltado algo más de suspense. De todos modos, me han gustando mucho algunos de sus personajes, he aprendido sobre la ciudad de Valencia y sobre otras cuestiones y, a grandes rasgos, me ha parecido una buena lectura de entretenimiento. El único inconveniente ha sido el que ya os he comentado, que me leí una novela con estructura similar hace muy poco y eso ha provocado que todo me resultara algo repetitivo pero más allá de eso, creo que es una novela que podría gustar a la mayoría de los lectores que acudan a la novela negra con frecuencia. Si ese es tu caso, entonces yo te recomiendo El silencio del pantano.
¡Ah!, se intuye una segunda parte.
Agradezco a la editorial el envío del ejemplar no venal.
[Ilustraciones e imágenes tomadas de Google]
Retos:
- Sumando 2015.
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