Año: 2012
Nacionalidad: Española.
Director: Manuel Estudillo.
Reparto: Tamar Novas, Aitor Mazo, Natalia Sánchez, Inma Cuevas, Ana María Vidal, Carmen de la Maza.
Género: Drama.
Sinopsis: Las historias de intriga, amor y pasión de la burguesía española de principios de siglo XX se entrelazan en el balneario La Isabela, un lujoso recinto que decaerá cuando se descubra un oscuro suceso. Reconvertido con el paso del tiempo en un hospital psiquiátrico, sus paredes encierran numerosos secretos que acabarán por salir a la luz. Miniserie formada por dos capítulos que lleva a la pequeña pantalla la novela homónima de la periodista Teresa Viejo. La historia de "La memoria del agua" retrata la sociedad burguesa de los años 20 en torno a la costumbre de tomar las aguas y transcurre entre dos épocas que permite poner diferentes caras al mismo personaje.
[Información facilitada por Filmaffinity]
A raíz de reseñar la última publicación de Teresa Viejo, Mientras llueva (Espasa, 2015), cuya opinión puedes leer aquí, descubro que TVE produjo en el año 2012 una miniserie basada en el primer trabajo de la periodista y que tituló La memoria del agua. He buscado opiniones sobre ese libro y casi todas las que he encontrado coinciden en que es una novela entretenida y que engancha al lector destacando un estilo pulcro, cuidado, sencillo, natural,... y con una importante labor de documentación detrás. Aquí puedes escuchar a la autora hablar de su novela.
Por lo que he podido averiguar, la miniserie se centra solamente en una de las dos partes sobre las que se construye la novela y el arranque de la trama es sustancialmente diferente a lo que vemos en la pequeña pantalla. Por regla general, las adaptaciones siempre adolecen de lagunas y cambios en el argumento pero reconozco que soy proclive a los productos de consumo casi inmediato. Difícilmente me engancho a una serie de televisión con un sin fin de temporadas y capítulos por lo que, viendo que esta miniserie constaba tan solo de dos capítulos, opté por verla en la primera ocasión que tuviera.
Por lo que he podido averiguar, la miniserie se centra solamente en una de las dos partes sobre las que se construye la novela y el arranque de la trama es sustancialmente diferente a lo que vemos en la pequeña pantalla. Por regla general, las adaptaciones siempre adolecen de lagunas y cambios en el argumento pero reconozco que soy proclive a los productos de consumo casi inmediato. Difícilmente me engancho a una serie de televisión con un sin fin de temporadas y capítulos por lo que, viendo que esta miniserie constaba tan solo de dos capítulos, opté por verla en la primera ocasión que tuviera.
La verdad es que la sinopsis que ofrece Filmaffinity me ha dejado un poco descolocada. Nos habla de un balneario reconvertido en hospital psiquiátrico y, salvo que un agujero negro me haya engullido momentáneamente durante el visionado de la serie sin que me diera cuenta, yo no vi nada de eso. Otra cosa es el argumento de la novela pero no el de la miniserie. Así que, os dejo mi propia sinopsis.
1978. Ernesto viaja desde París a Madrid para asistir al fallecimiento de su padre, con el que no mantenía una relación cordial. Ignoramos los motivos que han distanciado al hijo del padre pero su perspectiva cambiará cuando su madre, Amada, le desvele el profundo secreto que le ha mantenido oculto durante todos estos años. Será el momento de echar la vista atrás, remontarse al pasado y volver a los años 20 y al balneario La Isabela.
En el verano de 1920, Amada Montemayor regresa a España después de haber pasado un invierno de estudios en Suiza. Es una joven de veinte años, hermosa, refinada y muy romántica con grandes deseos de reencontrarse con su novio, Gonzalo, y sus padres, Ernesto y Paula, un matrimonio que recientemente ha adquirido, restaurado y habilitado un antiguo balneario, La Isabela, al que pretenden convertir en un lugar de referencia para la burguesía española. Pero La Isabela guarda un misterio. Dicen las habladurías que es un lugar maldito que condena a todo el que pasa por allí a la infelicidad más absoluta. Son solo cuentos de vieja a los que nadie quiere prestar atención y mientras tanto, Ernesto y Paula se deshacen en atenciones hacia sus huéspedes, entre los que figuran:
- Doña Sonsoles y su hijo, Roberto de la Cruz.
- Felipe Retuerto, un famoso constructor, y su joven esposa Ana.
- Ginés Fuentes, un comisario de policía retirado, y su señora.
- Adela, una cantante parisina de varietés, amiga de los Montemayor.
A ellos y a otros huéspedes secundarios se les unirá todo el personal de servicio: los camareros del restaurante, las camareras de piso, Lorenza, la cocinera principal y sus ayudantes, además de Miguel Suárez, hijo de Lorenza, militar que junto a un compañero y amigo, acaban de regresar de combatir en África.
Todo parece ir como la seda. El balneario funciona a la perfección y los huéspedes parecen encantados con las instalaciones. Incluso se espera la visita de una importante personalidad. El presidente actual, Primo de Rivera,tiene previsto pasar una temporada en la casa de reposo y sin duda, su presencia en La Isabela será la mejor publicidad que el establecimiento pueda tener.
Lamentablemente todo se tuerce. Justo en el momento de inagurar una de las fuentes de aguas termales, de la que debería emanar un caudal de agua límpia y cristalina, comienza a brotar de sus caños un líquido rojizo, como si fuera sangre. El escándalo es descomunal. Eduardo teme que todos los huéspedes decidan abandonar las instalaciones, lo que supondría un tremendo batacazo económico para los Montemayor, que han invertido todo su tiempo y dinero en la Isabela. Por suerte, a los huéspedes consiguen convencerlos, explicándoles que el problema, de fácil resolución, está en el óxido de las canalizaciones, mientras que Ginés, el comisario jubilado, decide hacerse cargo del caso a espalda de los huéspedes, porque realmente, lo que ha emanado de la fuente no es otra cosa que sangre. Y no acaba ahí la cosa. Todo se complica mucho más cuando en una de los caños encuentran un dedo amputado.
Lamentablemente todo se tuerce. Justo en el momento de inagurar una de las fuentes de aguas termales, de la que debería emanar un caudal de agua límpia y cristalina, comienza a brotar de sus caños un líquido rojizo, como si fuera sangre. El escándalo es descomunal. Eduardo teme que todos los huéspedes decidan abandonar las instalaciones, lo que supondría un tremendo batacazo económico para los Montemayor, que han invertido todo su tiempo y dinero en la Isabela. Por suerte, a los huéspedes consiguen convencerlos, explicándoles que el problema, de fácil resolución, está en el óxido de las canalizaciones, mientras que Ginés, el comisario jubilado, decide hacerse cargo del caso a espalda de los huéspedes, porque realmente, lo que ha emanado de la fuente no es otra cosa que sangre. Y no acaba ahí la cosa. Todo se complica mucho más cuando en una de los caños encuentran un dedo amputado.
Está claro que alguien ha sido asesinado en el balneario y la investigación policial será el pilar principal en el que se sustenta el argumento de La memoria del agua. No obstante, existirán también otras líneas argumentales de diversa índole. Por un lado se desarrollarán un par de relaciones amorosas clandestinas entre huéspedes y empleados, una madre buscará a un hijo que tuvo que abandonar mucho tiempo atrás y a todo esto, se le unirá una trama conspiratoria que tiene a Primo de Rivera como objetivo y por la que uno de los personajes se verá extorsionado.
Como veis el argumento de la serie es bastante completo pues cuenta con un poco de todo: secretos, amor, misterio, búsqueda de un pasado, suspense e intriga. No habrá un único foco de atención sino que el argumento se ramificará por diversos caminos que se irán desarrollando a la vez con mayor o menor fortuna. A este respecto he decir que en ciertos momentos y salvando las distancias, La memoria del agua me ha recordado a esas películas sobre las novelas de Agatha Christie, pero en este caso, el desenlace ha deslucidomucho el desarrollo previo de la acción porque buena parte de las incognitas que se plantean en la serie tienen una resolución bastante previsible.
Por otra parte, me hubiera gustado que se hubiera profundizado más en la supuesta leyenda negra que gira alrededor de La Isabela, pues no se explica absolutamente nada, ni de dónde procede, ni desde cuándo, ni por qué. Se han limitado a soltar la información sin justificar ni explicar más nada y eso deja bastante cojo el guion.
En cuanto a los personajes, se podría decir que La memoria del agua es una novela coral en la que cada uno de los personajes tiene una historia que contar. De todos ellos, descataría a tres. Por un lado, la propia Amada, una joven inteligente, guapa, romántica y muy adelantada a su época pues ha pasado los dos años anteriores en Suiza donde las cosas son diferentes. Amada tiene una vida entre algodones y un futuro prometedor con el joven Gonzalo pero en el amor, nunca está dicha la última palabra.
Adela acaba de llegar de París. Es una mujer de mundo, que se ha labrado su propio futuro como cantante. Aunque le encanta escandalizar a las mujeres con su frivolidad y seducir y coquetear con los hombres, no todo en ella es felicidad. Adela tiene un secreto, un lastre del que a veces le cuesta tirar pues las heridas se abren y sangran sin que consiga que cicatricen.
En la vertiente masculina destaco el personaje de Ginés que tiene un gran protagonismo al ser comisario de policía. A mí me ha resultado un personaje de lo más divertido. Vigilado y controlado por su esposa en todo momento y a la que desea despistar a la mínima oportunidad que le surja, el suceso en el balneario supone para él una ocasión única para retomar su antigua profesión y mantenerse ocupado en un lugar donde lo único que puedes hacer es beber agua. Las técnicas de deducción de Ginés ponen de los nervios a más de un personaje pero él es un hombre seguro, que sabe lo que se hace, y responde con indulgencia a las peticiones.
En el plano interpretativo no hay aspectos destacables. Todos encarnan su papel con un nivel ligeramente aceptable, aunque hay algunos casos en los que destaca una actitud poco natural y creíble. Curiosamente los dos galanes más jóvenes y que forman parte de una de las tramas amorosas, dejan bastante que desear y creo hubiera ido más acertado elegir a otros actores.
Pero uno de los puntos fuertes de la serie es la ambientación, muy conseguida por el estupendo vestuario, peluquería, maquillaje,... Hay un gran despliegue de medios, se emplean diversos coches de época a los que veremos circular y existe un mimo y un cuidado espectacular en todos los detalles para construir un mundo anclado en los años 20.
Como veis el argumento de la serie es bastante completo pues cuenta con un poco de todo: secretos, amor, misterio, búsqueda de un pasado, suspense e intriga. No habrá un único foco de atención sino que el argumento se ramificará por diversos caminos que se irán desarrollando a la vez con mayor o menor fortuna. A este respecto he decir que en ciertos momentos y salvando las distancias, La memoria del agua me ha recordado a esas películas sobre las novelas de Agatha Christie, pero en este caso, el desenlace ha deslucidomucho el desarrollo previo de la acción porque buena parte de las incognitas que se plantean en la serie tienen una resolución bastante previsible.
Por otra parte, me hubiera gustado que se hubiera profundizado más en la supuesta leyenda negra que gira alrededor de La Isabela, pues no se explica absolutamente nada, ni de dónde procede, ni desde cuándo, ni por qué. Se han limitado a soltar la información sin justificar ni explicar más nada y eso deja bastante cojo el guion.
En cuanto a los personajes, se podría decir que La memoria del agua es una novela coral en la que cada uno de los personajes tiene una historia que contar. De todos ellos, descataría a tres. Por un lado, la propia Amada, una joven inteligente, guapa, romántica y muy adelantada a su época pues ha pasado los dos años anteriores en Suiza donde las cosas son diferentes. Amada tiene una vida entre algodones y un futuro prometedor con el joven Gonzalo pero en el amor, nunca está dicha la última palabra.
Adela acaba de llegar de París. Es una mujer de mundo, que se ha labrado su propio futuro como cantante. Aunque le encanta escandalizar a las mujeres con su frivolidad y seducir y coquetear con los hombres, no todo en ella es felicidad. Adela tiene un secreto, un lastre del que a veces le cuesta tirar pues las heridas se abren y sangran sin que consiga que cicatricen.
En la vertiente masculina destaco el personaje de Ginés que tiene un gran protagonismo al ser comisario de policía. A mí me ha resultado un personaje de lo más divertido. Vigilado y controlado por su esposa en todo momento y a la que desea despistar a la mínima oportunidad que le surja, el suceso en el balneario supone para él una ocasión única para retomar su antigua profesión y mantenerse ocupado en un lugar donde lo único que puedes hacer es beber agua. Las técnicas de deducción de Ginés ponen de los nervios a más de un personaje pero él es un hombre seguro, que sabe lo que se hace, y responde con indulgencia a las peticiones.
En el plano interpretativo no hay aspectos destacables. Todos encarnan su papel con un nivel ligeramente aceptable, aunque hay algunos casos en los que destaca una actitud poco natural y creíble. Curiosamente los dos galanes más jóvenes y que forman parte de una de las tramas amorosas, dejan bastante que desear y creo hubiera ido más acertado elegir a otros actores.
Pero uno de los puntos fuertes de la serie es la ambientación, muy conseguida por el estupendo vestuario, peluquería, maquillaje,... Hay un gran despliegue de medios, se emplean diversos coches de época a los que veremos circular y existe un mimo y un cuidado espectacular en todos los detalles para construir un mundo anclado en los años 20.
La serie se emitió en TVE 1 en diciembre de 2012 pero gracias a la Televisión a la carta y a Youtube puedes disfrutarla hoy en día. Os dejo los enlaces a los dos capítulos de los que consta la serie, de 75 minutos de duración cada uno.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 1
Capítulo 2
Desconozco dónde se rodó la serie. He intentado buscar información, más que nada porque los parajes que aparecen son preciosos, grandes casas señoriales con amplios jardínes, unos paisajes realmente bonitos y sentía curiosidad por saber dónde se ubicaron las localizaciones pero no he podido averiguarlo.
Pero antes de concluir, comentaros que La Isabela existió realmente. Su nombre auténtico era el de Real Sitio de La Isabela y fue creado en 1826 por Fernando VII, y recibió el nombre en honor a su esposa, Isabel de Braganza. Al parecer se situaba entre Guadalajara y Cuenca, y sus aguas subterráneas gozaban de importantes propiedades para la salud y hasta allí se desplazaba la alta burguesía española para pasar temporadas de reposo.
Cuando estalló la Guerra Civil, La Isabela pasó a ser un hospital psiquiátrico hasta que en 1955 la construcción del pantano de Entrepeñas-Buendia la sepultó bajo las aguas. Curiosamente, y dado que el nivel de las aguas baja en los años de profunda sequía, en ocasiones se puede apreciar buena parte de sus ruinas y las del pueblo de Sacedón.
En definitiva, La memoria del agua es una miniserie que se deja ver sin más. A mí me ha parecido entretenida, con un argumento completo aunque, para mi gusto, quizás hubiera sido mejor ampliar el número de capítulos para profundizar en cuestiones que se quedan en el aire y que muy probablemente aborde la novela. Pero bueno, para un tarde de puro aburrimiento, es una posible alternativa pero siempre teniendo en cuenta que la calidad interpretativa no es muy allá y que el desenlace es más que previsible.
Pero antes de concluir, comentaros que La Isabela existió realmente. Su nombre auténtico era el de Real Sitio de La Isabela y fue creado en 1826 por Fernando VII, y recibió el nombre en honor a su esposa, Isabel de Braganza. Al parecer se situaba entre Guadalajara y Cuenca, y sus aguas subterráneas gozaban de importantes propiedades para la salud y hasta allí se desplazaba la alta burguesía española para pasar temporadas de reposo.
Cuando estalló la Guerra Civil, La Isabela pasó a ser un hospital psiquiátrico hasta que en 1955 la construcción del pantano de Entrepeñas-Buendia la sepultó bajo las aguas. Curiosamente, y dado que el nivel de las aguas baja en los años de profunda sequía, en ocasiones se puede apreciar buena parte de sus ruinas y las del pueblo de Sacedón.
En definitiva, La memoria del agua es una miniserie que se deja ver sin más. A mí me ha parecido entretenida, con un argumento completo aunque, para mi gusto, quizás hubiera sido mejor ampliar el número de capítulos para profundizar en cuestiones que se quedan en el aire y que muy probablemente aborde la novela. Pero bueno, para un tarde de puro aburrimiento, es una posible alternativa pero siempre teniendo en cuenta que la calidad interpretativa no es muy allá y que el desenlace es más que previsible.
Trailer: