Editorial: Nordica Libros.
Fecha publicación: junio, 2015.
Fecha publicación: junio, 2015.
Nº Páginas: 128
Precio: 18,00 €
Género: Narrativa.
Edición: Tapa blanda con solapas.
ISBN: 978-84-16440-04-7
[Disponible en ebook;
puedes leer el primer capítulo aquí]
Una teme acercarse a los monstruos de la literatura. A su lado, la que subscribe se siente una lectora minúscula, enana, insignificante, de ahí que huya cual ratamiserable sin atreverme con esas lecturas que, a mi juicio, están únicamente reservadas para los que realmente distinguen entre lo que es literatura y lo que no. Aun así, a veces me puede la osadía.
Nada más entrar en la biblioteca lo vi, resaltando entre todos los demás volúmenes del mismo anaquel. Era de pequeño formato pero aún así, el rojo intenso que cubre su portada llamaba poderosamente la atención.«Dostoievski», me dije meditabundamientras sopesaba la posibilidad de llevarme aquel ejemplar a casa. Leí la sinopsis. Amor, ilusión, esperanza, desamor, desengaño. No era peccata minuta. Y una cita, la de nuestro gran Zweig afirmando que el autor es el mejor conocedor del alma humana de todos los tiempos. Di el paso y aquí estoy.
Noches blancas tiene un argumento tremendamente sencillo. Prácticamente todo se reduce a lo que se menciona en la sinopsis. Bueno, todo no, porque más allá de los hechos, más allá de ese primer encuentro entre un joven y una muchacha de nombre Nástenka, y de esas cuatro noches que pasan conversando, hay todo un universo de emociones desbordadas. Será esta la esencia de la novela, todo un caudal de sentimientos que afloran en los encuentros de estos dos personajes.Escrita prácticamente en primera persona, el narrador será un joven con veintiséis años de edad, de nombre desconocido, al que veremos inicialmente taciturno, solitario, errabundo sin destino. El joven no tiene amistades, no tiene conocidos. La ciudad de San Petersburgo será quizás su gran amiga, de la que se conoce todos los rincones posibles, y a la que, tras una observación minuciosa, la oye hablar, respirar, vivir.
Su solitaria vida cambiará radicalmente cuando, por azaresdel destino, encuentre a una joven acodada en la barandilla del puente sobre el río Nevá. Llora. Tímido con las mujeres, o más bien, con todo ser humano, no se atreverá a acercarse a ella hasta que un hecho inesperado fuerce la situación. Comienza así una relación de cuatro noches de duración con la joven Nástenka, periodo en el que ambos se harán profundas confidencias como si su amistad hubiera recorrido un largo camino. A decir verdad, el joven me ha producido muchísima pena. Es un soñador, un idealista, un romántico, con único afán, encontrar la compañía de una mujer y cuyo discurso se entrecorta constantemente quizás como evidencia de su timidez.
Por su parte, Nástenka me ha resultadouna joven impertinente y excesivamente voluble, probablemente debido a su tierna edad - diecisiete años-. Vive con una abuela ciega a la que se le ocurre una curiosa estrategia para mantener a su nieta cerca y bajo vigilancia, evitando que la muchacha tenga contacto con cualquier joven. No obstante, el amor es irrefrenabley llegará a la vida de Nástenka de la mano de un muchacho distinto al narrador.
La joven sufre de amor, arrastra una historiapor la que ha vivido todo un año ilusionada y expectante, mas el tiempo se agota y la supuesta cita acordada doce meses atrás parece no producirse. Llora. Nástenka llora sintiéndose traicionada y en su inestabilidad, sus emociones caminan de un extremo al otro. A veces unas palabras de aliento harán renacer de sus cenizas unas débiles esperanzas que al momento se desvanecen. Y así vivirá durante cuatro noches, siempre teniendo el hombro del joven narrador como apoyo, mientras este se debate por los envites de una muchacha caprichosa porque eso es Nástenka, caprichosa e interesada y de ahí que no la pueda mirar con buenos ojos porque siempre estaré de parte del más débil.
Con un desenlace que nos deja atónitos y con ganas de acoger en nuestro seno al narrador,no puedo decir que la lectura de esta novelita, por aquello de la extensión, sea un aperitivo que puedas devorar antes de decir amén. Más bien considero que a Noches Blancas hay que acercarse con mesura y tiento. Imagino que será igual con el resto de las obras del autor pero en este caso, supone un primer acercamiento bastante aceptable. De todos modos, me ha parecido admirable cómo el autor narra el viaje que la mente del joven realiza al mundo de las ensoñaciones o cómo la naturaleza humana busca las justificaciones más absurdas a las conductas más reprobables de nuestros seres queridos. Sin duda, Dostoievski ahonda en la psicología de estos personajes románticos sin excesivo almíbar. Sus emociones son francas, dulces a veces y desgarradoras otras, pero honestas y lo más importante, creíbles.
Estructurada en seis partes que corresponden a las cuatro noches de conversación entre los jóvenes, a las que se une el relato amoroso de Nástenka, y una mañana que supondrá la vuelta a la realidad para el joven, el título de esta novela hace referencia a un fenómeno natural que se produce en las latitudes más altas durante el solsticio de verano. Así ocurre que, durante unos días en San Petersburgo, la oscuridad de la noche no llega a ser completa pues el sol no llega a ocultarse totalmente, resultando así noches con luz, noches blancas.
[Disponible en ebook;
puedes leer el primer capítulo aquí]
Autor
Fiódor Dostoievski (Moscú, 1821 - San Petersburgo, 1881). Novelista ruso. Educado por su padre, un médico de carácter despótico y brutal, encontró protección y cariño en su madre, que murió prematuramente. Al quedar viudo, el padre se entregó al alcohol, y envió finalmente a su hijo a la Escuela de Ingenieros de San Petersburgo, lo que no impidió que el joven Dostoievski se apasionara por la literatura y empezara a desarrollar sus cualidades de escritor. En 1849 fue condenado a muerte por su colaboración con determinados grupos liberales y revolucionarios. Tras largo tiempo en Tver, recibió autorización para regresar a San Petersburgo, donde no encontró a ninguno de sus antiguos amigos, ni eco alguno de su fama. Su obra, aunque escrita en el siglo XIX, refleja también al hombre y la sociedad contemporánea.
Sinopsis
San Petersburgo, su luz, sus casas y sus avenidas son el escenario de esta apasionada novela. En una de esas noches blancas que se dan en la ciudad rusa durante la época del solsticio de verano, un joven solitario e introvertido narra cómo conoce de forma accidental a una muchacha a la orilla del canal. Tras el primer encuentro, la pareja de desconocidos se citará las tres noches siguientes, noches en las que ella, de nombre Nástenka, relatará su triste historia y en las que harán acto de presencia, de forma sutil y envolvente, las grandes pasiones que mueven al ser humano: el amor, la ilusión, la esperanza, el desamor, el desengaño.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
Una teme acercarse a los monstruos de la literatura. A su lado, la que subscribe se siente una lectora minúscula, enana, insignificante, de ahí que huya cual ratamiserable sin atreverme con esas lecturas que, a mi juicio, están únicamente reservadas para los que realmente distinguen entre lo que es literatura y lo que no. Aun así, a veces me puede la osadía.
Nada más entrar en la biblioteca lo vi, resaltando entre todos los demás volúmenes del mismo anaquel. Era de pequeño formato pero aún así, el rojo intenso que cubre su portada llamaba poderosamente la atención.«Dostoievski», me dije meditabundamientras sopesaba la posibilidad de llevarme aquel ejemplar a casa. Leí la sinopsis. Amor, ilusión, esperanza, desamor, desengaño. No era peccata minuta. Y una cita, la de nuestro gran Zweig afirmando que el autor es el mejor conocedor del alma humana de todos los tiempos. Di el paso y aquí estoy.
Noches blancas tiene un argumento tremendamente sencillo. Prácticamente todo se reduce a lo que se menciona en la sinopsis. Bueno, todo no, porque más allá de los hechos, más allá de ese primer encuentro entre un joven y una muchacha de nombre Nástenka, y de esas cuatro noches que pasan conversando, hay todo un universo de emociones desbordadas. Será esta la esencia de la novela, todo un caudal de sentimientos que afloran en los encuentros de estos dos personajes.Escrita prácticamente en primera persona, el narrador será un joven con veintiséis años de edad, de nombre desconocido, al que veremos inicialmente taciturno, solitario, errabundo sin destino. El joven no tiene amistades, no tiene conocidos. La ciudad de San Petersburgo será quizás su gran amiga, de la que se conoce todos los rincones posibles, y a la que, tras una observación minuciosa, la oye hablar, respirar, vivir.
Su solitaria vida cambiará radicalmente cuando, por azaresdel destino, encuentre a una joven acodada en la barandilla del puente sobre el río Nevá. Llora. Tímido con las mujeres, o más bien, con todo ser humano, no se atreverá a acercarse a ella hasta que un hecho inesperado fuerce la situación. Comienza así una relación de cuatro noches de duración con la joven Nástenka, periodo en el que ambos se harán profundas confidencias como si su amistad hubiera recorrido un largo camino. A decir verdad, el joven me ha producido muchísima pena. Es un soñador, un idealista, un romántico, con único afán, encontrar la compañía de una mujer y cuyo discurso se entrecorta constantemente quizás como evidencia de su timidez.
«Créalo, ni una sola mujer, nunca, ¡nunca! ¡Ningún trato! Y día tras día solo sueño con encontrar por fin a alguien. Ay, si usted supiera las veces que me he enamorado así...».[pág. 24]
Por su parte, Nástenka me ha resultadouna joven impertinente y excesivamente voluble, probablemente debido a su tierna edad - diecisiete años-. Vive con una abuela ciega a la que se le ocurre una curiosa estrategia para mantener a su nieta cerca y bajo vigilancia, evitando que la muchacha tenga contacto con cualquier joven. No obstante, el amor es irrefrenabley llegará a la vida de Nástenka de la mano de un muchacho distinto al narrador.
La joven sufre de amor, arrastra una historiapor la que ha vivido todo un año ilusionada y expectante, mas el tiempo se agota y la supuesta cita acordada doce meses atrás parece no producirse. Llora. Nástenka llora sintiéndose traicionada y en su inestabilidad, sus emociones caminan de un extremo al otro. A veces unas palabras de aliento harán renacer de sus cenizas unas débiles esperanzas que al momento se desvanecen. Y así vivirá durante cuatro noches, siempre teniendo el hombro del joven narrador como apoyo, mientras este se debate por los envites de una muchacha caprichosa porque eso es Nástenka, caprichosa e interesada y de ahí que no la pueda mirar con buenos ojos porque siempre estaré de parte del más débil.
Con un desenlace que nos deja atónitos y con ganas de acoger en nuestro seno al narrador,no puedo decir que la lectura de esta novelita, por aquello de la extensión, sea un aperitivo que puedas devorar antes de decir amén. Más bien considero que a Noches Blancas hay que acercarse con mesura y tiento. Imagino que será igual con el resto de las obras del autor pero en este caso, supone un primer acercamiento bastante aceptable. De todos modos, me ha parecido admirable cómo el autor narra el viaje que la mente del joven realiza al mundo de las ensoñaciones o cómo la naturaleza humana busca las justificaciones más absurdas a las conductas más reprobables de nuestros seres queridos. Sin duda, Dostoievski ahonda en la psicología de estos personajes románticos sin excesivo almíbar. Sus emociones son francas, dulces a veces y desgarradoras otras, pero honestas y lo más importante, creíbles.
Estructurada en seis partes que corresponden a las cuatro noches de conversación entre los jóvenes, a las que se une el relato amoroso de Nástenka, y una mañana que supondrá la vuelta a la realidad para el joven, el título de esta novela hace referencia a un fenómeno natural que se produce en las latitudes más altas durante el solsticio de verano. Así ocurre que, durante unos días en San Petersburgo, la oscuridad de la noche no llega a ser completa pues el sol no llega a ocultarse totalmente, resultando así noches con luz, noches blancas.
No hay que obviar laestupenda edición de Nordica Libros, un ejemplar que cuenta con las ilustraciones de Nicolai Troshinsky (Moscú, 1985), un compatriota de Dostoievski que ha sabido plasmar en sus dibujos toda la fuerza que desprende el texto del autor. Como nota curiosa, destacar que el color rojo predomina sobre el resto de tonalidades, quizás porque el rojo siempre estuvo muy relacionado a las cuestiones amorosas.
Y poco más os puedo contar. Como dije antes, creo que Noches blancases una buena alternativa para catar por primera vez a este escritor ruso. Tengo la sensación de que este relato largo es de esos a los que se le puede extraer nuevas perspectivas con cada lectura, así que, quizás más adelante retorne a él.
Os dejo con una frase, en boca del joven, que me ha parecido tremendamente certera:
Y poco más os puedo contar. Como dije antes, creo que Noches blancases una buena alternativa para catar por primera vez a este escritor ruso. Tengo la sensación de que este relato largo es de esos a los que se le puede extraer nuevas perspectivas con cada lectura, así que, quizás más adelante retorne a él.
Os dejo con una frase, en boca del joven, que me ha parecido tremendamente certera:
«Sí, cuando somos desgraciados, sentimos más la desdicha de los otros; el sentimiento no se divide, sino que se concentra».[pág. 85]