Editorial: Plaza & Janés.
Fecha publicación: febrero, 2015.
Fecha publicación: febrero, 2015.
Nº Páginas: 400
Precio: 18,90 €
Género: Novela.
Edición: Tapa dura con sobrecubierta.
Autora
Cristina López Barrio estudió Derecho en la Universidad Complutense de Madrid y se ha especializado en Propiedad Intelectual. Su primera obra ganó el II Premio Villa de Pozuelo de Alarcón de Novela Juvenil, de la editorial Everest (2009). Con su primer libro para adultos, La casa de los amores imposibles (Plaza & Janés, 2010), se dio a conocer al gran público, cosechando un gran éxito entre los lectores. Obtuvo el premio a la escritora revelación que concede el conocido blog literario Llegir en cas d'incendi. La casa de los amores se ha traducido a quince lenguas y publicado en veinte países, entre ellos Estados Unidos, Italia, Alemania, Brasil, Argentina, Suecia, Israel y Serbia. Su segunda novela, El cielo en un infierno cabe (Plaza & Janés, 2013) la consagró como una de las novelistas más originales y prometedoras de su generación. Su última novela ambientada en Galicia, se titula Tierra de brumas.
Sinopsis
«Así somos las Mencía, niña, apréndelo cuanto
antes, o eres loca o reina o santa o borracha.»
antes, o eres loca o reina o santa o borracha.»
Cuando Valentina se queda huérfana a los once años, se ve obligada a atravesar el océano desde su Habana natal a la Galicia de sus antepasados para quedar al cargo de su abuela, Bruna Mencía, marquesa de Novoa. La matriarca la recibe en su solitario, decadente y majestuoso pazo y comienza a educarla para convertirla en la heredera de la dinastía.
Valentina conocerá a través de Bruna la convulsa historia de su familia y cómo la salvaje estirpe de las mujeres Mencía, criadas por la naturaleza en las profundidades del bosque gallego, se unió a la aristocrática dinastía de los Novoa, la más rica de la región. Las historias de amor y poder entre ambas familias, que han pervivido durante muchos años, marcarán el destino de Valentina, que tendrá que decidir si continúa o no con ese linaje, extraño para ella, plagado de intrigas y culpas secretas.
Una prodigiosa historia de tradición y modernidad, de civilización y barbarie, de espíritus y profecías, de grelos y camelias, de reinas y santas, de meigas y lobas, en la que los personajes se debaten entre tomar los caminos escogidos para ellos o elegir libremente su propio destino. Una maravillosa novela que recoge toda la magia y el misterio de una tierra de leyenda.
Cristina López Barrio se dio a conocer por su novela La casa de los amores imposibles que tuvo una estupenda aceptación entre los lectores y tanto es así, que se ha publicado en diversos países. Posteriormente nos hizo vivir los rigores de la Inquisición con El cielo en un infierno cabe y ahora llega con Tierra de brumas, una novela que trasladará al lector a Galicia, una tierra de leyenda, donde se mezcla la fantasía y la magia, para narrar la vida de dos familias, los Novoa y los Mencía, dos clanes muy distintos, con orígenes dispares pero que, llegado un momento, unen sus lazos.
Todo se inicia con la llegada de la joven Valentina al pazo de los Novoa. Con tan solo 11 años, la pequeña se ve abocada a abandonar su Habana natal al perder a su madre en un accidente. Quedando tan solo al cuidado de una cubana, Valentina es reclamada por su familia española y se verá obligada a viajar a la tierra de sus ancestros, a Galicia, donde la espera su abuela Bruna Mencía, marquesa de Novoa. Tiene miedo. ¿Cómo no tenerlo si su madre, estando en vida, la amenzaba con el cuento de que su abuela cruzaría el Atlántico para llevársela a los bosques gallegos, a la tierra de lobos y almas en pena si la desobedecía? Y es que la abuela que Valentina se encuentra al llegar a Galicia es una mujer extraña, vieja, que prácticamente se pasa el día en su habitación a media luz, y que intenta hacer de la niña la sucesora de todo su «reino».
A abuela y nieta no solo las une los lazos de sangre. Ambas tienen una curiosa marca en su cuerpo, una señal que las señala como mujeres especiales, como reinas en una tierra a veces inhóspita. Las mujeres Mencía que porten esa marca tienen el futuro escrito.
El encuentro entre Bruna y Valentina servirá para hacer un repaso a las dos familias. Por un lado, conoceremos a las Mencía, una estirpe fuertemente vinculada con la naturaleza y con los bosques, mujeres humildes y pobres pero con una fortaleza tremenda, que sabrán labrarse su propio futuro. Ellas constituyen la parte más natural de la novela, esa identidad del ser humano que los conecta con su parte más primitiva, más terrenal, un mundo cuyos límites únicamente los delimita las lindes del bosque. Varias serán las mujeres Mencía que paseen por la novela, siendo las principales Bruna y Valentina.
Por otro lado, los Novoa, una familia aristocrática, con una buena posición social y económica que representa la parte civilizada de la historia. Los Novoa son todo lo contrario a las Mencía. En esta familia son los hombres los que ostentan el poder, los que viven de acuerdo a unos rígidos preceptos sociales, los que deciden su futuro y el de sus esposas. Un mundo totalmente distinto, lleno de oropeles, de enormes bibliotecas donde se concentra todo el conocimiento del mundo.
En un momento dado, un Novoa se sentirá tentado por el mundo del bosque mientras que años después una Mencía se sentirá atraída por el pazo de los Novoa, mezclándose así estas dos familias, entrecruzándose, invirtiéndose los papeles y las tornas. El lector descubrirá en Tierra de brumas una historia con múltiples enredos familiares y casi relaciones imposibles, donde se luchará por el poder y los personajes se sentirán arrastrados por sus pasiones.
Para entender el entramado de lazos que une a las dos familias, la autora nos facilita en los inicios de la novela dos árboles geneálogicos a los que hay que echar mano de vez en cuando. A medida que fui leyendo, advertí que tales árboles estaban bastante incompletos pero comprendí que era necesario no incluir ningún detalle más para no desvelar aspectos importantes del argumento antes de tiempo. Eso sí, os confieso que yo he tenido que hacerme mi propio árbol, enorme, pues la narración transita a lo largo de varias generaciones de ambas familias, y no quería perder el hilo de todas las relaciones que se iban produciendo.
En cuanto a los personajes, habría que resaltar especialmente a Bruna y Valentina, las dos mujeres más representativas de la rama de las Mencía. De la misma familia conoceremos a otras mujeres pero ocuparán un plano más apartado.
Bruna es el alma mater de la novela. Se trata de una mujer que prácticamente se ha hecho a sí misma. Procedente de una familia sencilla, humilde, con profundas raíces en la tierra y marcada por la locura de su abuela y la santidad de su madre. Bruna encuentra su propio camino una vez que una meiga le vaticina un futuro esplendoroso. Pero disfrutar de las lisonjas de la vida también conlleva una cruz y ella la pagará con creces.
Por su parte, Valentina ha vivido sus primeros años de vida apartada del círculo más férreo de la familia. Heredó de su madre el aire revolucionario que tanto crispó a la madre y que ahora crispa a la abuela. La tierra para Valentina es solo el lugar en el que se posan sus pies para caminar. No hay en ella esa pasión por la naturaleza, algo que sí ha caracterizado a las Mencía. Sin embargo, junto a la abuela Bruna descubrirá esa vinculación de la familia con el entorno y que conllevará un hálito mágico. En cualquier caso, la magia no es algo que a Valentina le resulte indiferente. La pequeña posee un don que sabrá explotar.
Las novelas de Cristina López Barrio se caracterizan por unos personajes femeninos con muchos redaños. Mujeres fuertes que no se dejan ningunear y son capaces de luchar sin necesidad de que nadie lo haga en su lugar. Así son las Mencía. No obstante, en esta novela también aparecerán personajes masculinos, José y Jacinto Novoa, que igualmente tienen su parte de protagonismo. Ambos son hombres acostumbrados al poder, heredado de padres a hijos. Hombres educados para cumplimiento de los designios establecidos por la familia pero que se verán abocados a una renuncia difícilmente superable. El amor los zarandeará pero también será su suerte y a la vez su perdición.
Y mientras las familias surcan su camino, mientras los personajes se ven arrastrados por su destino, sus pasiones, enloquecidos unos, resignados otros, encontraremos un bosque mágico que será el bálsamo para los más atormentados y un pazo que vivió tiempos mejores, con una capilla en cuyo suelo figuran manchas de sangre, fuentes con peces dorados y un jardín que antaño estuvo llenos de jacintos blancos.
Y Galicia, «esa tierra de lobos y de flores» [pág. 18], cuya frondosa naturaleza queda debidamente descrita en la novela y más allá del verdor de sus bosques, la autora también se adentra en las leyendas que caracterizan la región. En Tierra de brumas, la ambientación pasa por la magia, los hechizos, los augurios, los espíritus, las meigas y los espectros. No hay terror más bien todo lo contrario. Hay amor por las tradiciones, las costumbres, las antiguas enseñanzas y algo que siempre me maravillará de esta tierra, esa estrecha vinculación con la muerte.
Tierra de brumas es una novela sumamente completa de la que resulta difícil no dejar atrás mil y un detalles. Y entre personajes llenos de matices en un entorno envuelto en nieblas, el lector se topará con vaticinios, maldiciones, poder, amores prohibidos, pasiones invencibles, sueños, deseos, anhelos, tradiciones, venganzas y rabia. Para entender el universo que ante nuestros ojos despliega esta novela es mucho mejor lanzarse a la lectura porque, por mucho que os quiera contar de ella, solo podréis obtener una vaga idea de lo que mucho que contiene.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
Cristina López Barrio se dio a conocer por su novela La casa de los amores imposibles que tuvo una estupenda aceptación entre los lectores y tanto es así, que se ha publicado en diversos países. Posteriormente nos hizo vivir los rigores de la Inquisición con El cielo en un infierno cabe y ahora llega con Tierra de brumas, una novela que trasladará al lector a Galicia, una tierra de leyenda, donde se mezcla la fantasía y la magia, para narrar la vida de dos familias, los Novoa y los Mencía, dos clanes muy distintos, con orígenes dispares pero que, llegado un momento, unen sus lazos.
Todo se inicia con la llegada de la joven Valentina al pazo de los Novoa. Con tan solo 11 años, la pequeña se ve abocada a abandonar su Habana natal al perder a su madre en un accidente. Quedando tan solo al cuidado de una cubana, Valentina es reclamada por su familia española y se verá obligada a viajar a la tierra de sus ancestros, a Galicia, donde la espera su abuela Bruna Mencía, marquesa de Novoa. Tiene miedo. ¿Cómo no tenerlo si su madre, estando en vida, la amenzaba con el cuento de que su abuela cruzaría el Atlántico para llevársela a los bosques gallegos, a la tierra de lobos y almas en pena si la desobedecía? Y es que la abuela que Valentina se encuentra al llegar a Galicia es una mujer extraña, vieja, que prácticamente se pasa el día en su habitación a media luz, y que intenta hacer de la niña la sucesora de todo su «reino».
A abuela y nieta no solo las une los lazos de sangre. Ambas tienen una curiosa marca en su cuerpo, una señal que las señala como mujeres especiales, como reinas en una tierra a veces inhóspita. Las mujeres Mencía que porten esa marca tienen el futuro escrito.
El encuentro entre Bruna y Valentina servirá para hacer un repaso a las dos familias. Por un lado, conoceremos a las Mencía, una estirpe fuertemente vinculada con la naturaleza y con los bosques, mujeres humildes y pobres pero con una fortaleza tremenda, que sabrán labrarse su propio futuro. Ellas constituyen la parte más natural de la novela, esa identidad del ser humano que los conecta con su parte más primitiva, más terrenal, un mundo cuyos límites únicamente los delimita las lindes del bosque. Varias serán las mujeres Mencía que paseen por la novela, siendo las principales Bruna y Valentina.
Por otro lado, los Novoa, una familia aristocrática, con una buena posición social y económica que representa la parte civilizada de la historia. Los Novoa son todo lo contrario a las Mencía. En esta familia son los hombres los que ostentan el poder, los que viven de acuerdo a unos rígidos preceptos sociales, los que deciden su futuro y el de sus esposas. Un mundo totalmente distinto, lleno de oropeles, de enormes bibliotecas donde se concentra todo el conocimiento del mundo.
En un momento dado, un Novoa se sentirá tentado por el mundo del bosque mientras que años después una Mencía se sentirá atraída por el pazo de los Novoa, mezclándose así estas dos familias, entrecruzándose, invirtiéndose los papeles y las tornas. El lector descubrirá en Tierra de brumas una historia con múltiples enredos familiares y casi relaciones imposibles, donde se luchará por el poder y los personajes se sentirán arrastrados por sus pasiones.
Para entender el entramado de lazos que une a las dos familias, la autora nos facilita en los inicios de la novela dos árboles geneálogicos a los que hay que echar mano de vez en cuando. A medida que fui leyendo, advertí que tales árboles estaban bastante incompletos pero comprendí que era necesario no incluir ningún detalle más para no desvelar aspectos importantes del argumento antes de tiempo. Eso sí, os confieso que yo he tenido que hacerme mi propio árbol, enorme, pues la narración transita a lo largo de varias generaciones de ambas familias, y no quería perder el hilo de todas las relaciones que se iban produciendo.
En cuanto a los personajes, habría que resaltar especialmente a Bruna y Valentina, las dos mujeres más representativas de la rama de las Mencía. De la misma familia conoceremos a otras mujeres pero ocuparán un plano más apartado.
Bruna es el alma mater de la novela. Se trata de una mujer que prácticamente se ha hecho a sí misma. Procedente de una familia sencilla, humilde, con profundas raíces en la tierra y marcada por la locura de su abuela y la santidad de su madre. Bruna encuentra su propio camino una vez que una meiga le vaticina un futuro esplendoroso. Pero disfrutar de las lisonjas de la vida también conlleva una cruz y ella la pagará con creces.
Por su parte, Valentina ha vivido sus primeros años de vida apartada del círculo más férreo de la familia. Heredó de su madre el aire revolucionario que tanto crispó a la madre y que ahora crispa a la abuela. La tierra para Valentina es solo el lugar en el que se posan sus pies para caminar. No hay en ella esa pasión por la naturaleza, algo que sí ha caracterizado a las Mencía. Sin embargo, junto a la abuela Bruna descubrirá esa vinculación de la familia con el entorno y que conllevará un hálito mágico. En cualquier caso, la magia no es algo que a Valentina le resulte indiferente. La pequeña posee un don que sabrá explotar.
Las novelas de Cristina López Barrio se caracterizan por unos personajes femeninos con muchos redaños. Mujeres fuertes que no se dejan ningunear y son capaces de luchar sin necesidad de que nadie lo haga en su lugar. Así son las Mencía. No obstante, en esta novela también aparecerán personajes masculinos, José y Jacinto Novoa, que igualmente tienen su parte de protagonismo. Ambos son hombres acostumbrados al poder, heredado de padres a hijos. Hombres educados para cumplimiento de los designios establecidos por la familia pero que se verán abocados a una renuncia difícilmente superable. El amor los zarandeará pero también será su suerte y a la vez su perdición.
Y mientras las familias surcan su camino, mientras los personajes se ven arrastrados por su destino, sus pasiones, enloquecidos unos, resignados otros, encontraremos un bosque mágico que será el bálsamo para los más atormentados y un pazo que vivió tiempos mejores, con una capilla en cuyo suelo figuran manchas de sangre, fuentes con peces dorados y un jardín que antaño estuvo llenos de jacintos blancos.
«En los tiempos de gloria del pazo, aquellos en los que José Novoa aún no había iniciado una guerra contra Dios,..». [pág. 124]
Y Galicia, «esa tierra de lobos y de flores» [pág. 18], cuya frondosa naturaleza queda debidamente descrita en la novela y más allá del verdor de sus bosques, la autora también se adentra en las leyendas que caracterizan la región. En Tierra de brumas, la ambientación pasa por la magia, los hechizos, los augurios, los espíritus, las meigas y los espectros. No hay terror más bien todo lo contrario. Hay amor por las tradiciones, las costumbres, las antiguas enseñanzas y algo que siempre me maravillará de esta tierra, esa estrecha vinculación con la muerte.
Tierra de brumas es una novela sumamente completa de la que resulta difícil no dejar atrás mil y un detalles. Y entre personajes llenos de matices en un entorno envuelto en nieblas, el lector se topará con vaticinios, maldiciones, poder, amores prohibidos, pasiones invencibles, sueños, deseos, anhelos, tradiciones, venganzas y rabia. Para entender el universo que ante nuestros ojos despliega esta novela es mucho mejor lanzarse a la lectura porque, por mucho que os quiera contar de ella, solo podréis obtener una vaga idea de lo que mucho que contiene.
Y hablando de otras cuestiones más técnicas, os comentaré que en Tierra de brumas la narración se va alternando entre dos líneas argumentales, la que describe el presente con Bruna y Valentina a la cabeza, y a la que describe el pasado, en la que se narra el nacimiento y unión de las dos estirpes. Todo ello construido sobre una estructura de veintinueve capítulos numerados y encabezados por un título que nos da una idea de lo que se va a narrar en cada uno de ellos.
Tierra de brumas está narrado en tercera persona por un narrador omnisciente que todo lo ve, que todo lo sabe pero que a veces se torna en primera persona cuando los personajes se apoderan de la narración. Algo muy peculiar será el uso de diálogos sin guiones que quedan insertados en la narración como si fuera un todo. Tal y como nos explicó la autora en la entrevista que puedes leer aquí, su intensión era proporcionar mucha intensidad al texto, al tiempo que, evita que se rompa el flujo de la lectura.
En cuanto a la prosa, resulta tan evocadora como los paisajes en los que se desarrollan la acción y además, el empleo de términos propios del gallego también otorga mucha credibilidad a los personajes.
En resumidas cuentas, Tierra de brumas es una novela con un argumento poderoso y rico, cuyos personajes atrapan por su fortaleza. Para mí la ambientación, con esa sensación mágica que flota en cada página, me ha parecido cautivadora, así como todo el entramado familiar.
Si te gustan las sagas familiares, esas historias cargadas de secretos, con personajes que tienen más que ocultar que desvelar, creo que Tierra de brumas puede ser una novela que te encantará.
- Sumando 2015.- 100 libros.
Puedes adquirirlo aquí:
Si te gustan las sagas familiares, esas historias cargadas de secretos, con personajes que tienen más que ocultar que desvelar, creo que Tierra de brumas puede ser una novela que te encantará.
[Imágenes e ilustraciones tomadas de Google]
Retos:
- Sumando 2015.
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