Editorial: Plaza & Janés.
Fecha publicación: octubre, 2015.
Nº Páginas: 125
Precio: 9,90 €
Género: Narrativa.
Edición: Tapa blanda con solapas.
ISBN: 978-84-01-01578-8
[Disponible en ebook;
puedes leer el primer capítulo aquí]
[Biografía y sinopsis tomadas directamente de la web de la editorial]
[Disponible en ebook;
puedes leer el primer capítulo aquí]
Autora
Enfermera Saturada se define como una enfermera española que busca hacerse un hueco en la sanidad. Empieza los turnos en la planta, baja a la UCI, sube a prematuros y termina en urgencias. Esta enfermera se maneja como pocas en las redes sociales, desde donde a diario decenas de miles de personas ven cómo repasa, con humor y descaro, la actualidad de su hospital y la de cualquier hospital de España.
Sinopsis
Enfermera Saturada pertenece a una generación de mujeres que ha aprendido antes a coser heridas que botones; es posible que por eso se reponga antes de un amor complicado que de una cremallera rota en esos vaqueros de temporada de Amancio que tanto la ha costado encontrar.
Tras conquistar a miles de lectores con su particular visión de los hospitales y del mundo sanitario, Enfermera Saturada, «Satu», nos abre de nuevo una puerta a la trastienda de la enfermería con su segundo libro.
Desde las tiritas de dibujos hasta el turismo de oposición en busca de la plaza fija, pasando por los camisones, el esparadrapo y la cafetería del hospital, nada escapa a esta enfermera que recorre todos los días los pasillos del hospital a golpe de tuit.
Bienvenido de nuevo al mundo de Enfermera Saturada.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente de la web de la editorial]
A Enfermera Saturada la conocimos hace ahora un año aproximadamente cuando irrumpía en el mercado editorial con su primera publicación La vida es suero: Historias de una enfermera saturada. Aquel libro no cayó en mis manos pero por las opiniones que pude ir leyendo parecía ser una una lectura que contaba las peripecias de una enfermera de la pública en clave de humor. Según tengo entendido, todo se inició en un blog en el que iba ella compartiendo con los lectores sus vivencias en el sector sanitario. Comenzó a tener multitud de seguidores en las redes sociales, lo que la animó a escribir un libro que autopublicó en Amazon. Tras alcanzar cierto éxito, fue captada después por Plaza & Janés.
Desde un primer momento yo me había imaginado que bajo el seudónimo de Enfermera Saturada se encontraba una mujer del sector sanitario que quería mantenerse en el anonimato por razones profesionales pero a todos nos ha cogido por sorpresa conocer la verdadera identidad de la autora que resulta no ser tal sino AUTOR, un joven de nombre Héctor Castiñeira López, creador del personaje, que conoce muy bien de lo que habla en sus libros pues trabaja como enfermero.
Ahora vuelve a la palestra de la publicación con una segunda parte que ha titulado El tiempo entre suturas, un título que desbanca aCalderón de la Barca en favor de María Dueñasy que, como en el libro anterior, vuelve a poner patas arriba el sector sanitario con sus experiencias chispeantes, sus anécdotas y su ocurrencias.
Con este libro comienzas a reírte desde el minuto uno. Basta con echar un vistazo a la solapa interior de la cubierta para descubrir que los whatsapp de móvil tienen un significado perfectamente adaptado al sector sanitario. Y a partir de ahí nos lanzaremos de cabeza a un mundo complejo del que bien se podría hacer un sofisticado y concienzudo estudio, precisamente lo que hace nuestra enfermera pero siempre en clave de humor. Si en dicho lanzamiento, por un casual damos un tropezón y nos partimos la crisma, los más fashion podrán optar por usar las tiritas de Chanel, Burberryo Louis Vuitton (palabra de honor que existen).
En El tiempo entre suturas se hace un repaso a diversos temas muy vinculados con la salud y los hospitales. De entrada conoceremos los saludables beneficios de la comida hospitalaria. No solo aquella que engullen los pobres enfermos carente de todo sabor y olor, sino también la que puedes encontrar en la cafetería cuyo claro objetivo parece ser «proveer al hospital de enfermos». ¿Y qué decir de las máquinas expendedoras? Ese café de un color indefinido con un gran poder laxante o ese sandwich mixto tan pálido como los propios enfermos. Es realmente divertido leer este capítulo.
El personal y los compañeros también recibirán lo suyo. Los funcionarios tendemos a hacer uso de la expresión «soy de la casa», un mensaje claro y conciso con una enorme carga subliminal para dejar claro al que esté al otro lado del teléfono o del mostrador que muestre más empatía y adelante esas pruebas que llevamos meses esperando. Yo opino como nuestra enfermera. En ocasiones es muy recomendable que nadie sepa que eres un igual porque donde hay confianza da asco y es probable que consigas el efecto contrario al que pretendías.
Nuevas e imaginativas prácticas sanitarias pero muy poco ortodoxas, el temido consentimiento que has de firmar antes de una operación que más vale no leer antes de entrar en quirófano o los tipos de pacientes que un enfermero puede encontrar son algunos de las diversas cuestiones que nuestra enfermera saturada analiza con ojo clínico y un gran sentido de la ironía. Y es que todo el libro reboza humor y simpatía porque incluso las cuestiones delicadas como la UCI tiene un lado color rosa que nos arranca una sonrisa.
Pero el fantástico mundo de la enfermería comienza mucho antes de conseguir plaza en un hospital o ¿acaso no es divertido preparar oposiciones? Todo tiene su lado bueno y las oposiciones también. Con eso de que tienes que competir con miles de personas para una minúscula plaza perdida en el culo del mundo terminas por hacer amigos porque, a pesar de la competencia, las oposiciones, digan lo que digan, unen mucho. Una vez que has coincidido en tal o cual comunidad con los mismos opositores que se presentan a las mismas convocatorias autonómicas que tú, es inevitable coger cariño a tus compañeros de fatiga y acabamos contándonos nuestras penas e intercambiando teléfonos. Además no hay que olvidar que, como le ocurre a nuestra enfermera, unas buenas oposiciones tras otras te permiten conocer mundo.
En fin que El tiempo entre suturas es una lectura que nos asoma al temido mundo de la salud desde un prisma cómico. Supone una lectura muy entretenida y amena con la que vas a pasar un buen rato. Además está narrado con un estilo fresco, desenfadado y muy dinámico, por lo que vas a devorar en un rato su algo más de cien páginas.
Estructuralmente consta de un prólogo que, en esta ocasión, ha corrido a cargo de Luis Piedrahita. ¿Que mejor que un humorista para abrir boca? Piedrahita destaca que el dolor es mejor combatirlo con sentido del humor y que morir se puede morir de diversas formas pero puestos a elegir, mejor morirse de la risa. No puede tener más razón. Mira que vemos noticias de muertes horrendas cada día. Sería hasta divertido comprobar que un telediario abre el informativo con el fallecimiento de alguien que murió de risa.
Y al prólogo le seguirá una introducción de la mano del mismo autor en la que hace un breve repaso a su vida tras la publicación de la novela anterior, así como a su trayectoria profesional y nos corrobora lo que todos pensamos que, con este libro solo pretende ofrecernos su «particular visión de los hospitales y el mundo sanitario, porque ese es su principal propósito, conseguir que no te tomes la vida demasiado en serio».
Dividido en tres partes tituladas, el libro consta de veintitrés capítulos de corta extensión que no siguen un orden concreto ni un desarrollo lineal. Perfectamente puedes ir leyendo los capítulos según se te antojen pues son piezas sueltas que ahondan en un tema u otro pero que, en cualquier caso, te permiten un avance en la lectura a buen ritmo. Además cuenta también con algunas ilustraciones en tonos grises igualmente divertidas y que introducen las distintas partes en las que se estructura el libro.
El tiempo entre suturas te va a sacar de la realidad que a veces se tiñe de un color mugriento y sucio. Es importante cultivar la risa y con este libro lo vas a conseguir. Cierto es que no me ha producido grandes carcajadas pero me lo he pasado bien leyéndolo y en definitiva, ese es el objetivo último que pretende el autor.
Por otra parte, no es un libro únicamente para profesionales del sector. Os lo digo yo a la que mi madre propuso en su día estudiar medicina y le respondí bruscamente «tú estás loca». Es ver una bata blanca y se pone el semblante del color de la cal. Sí que es cierto que, en ocasiones, se hace uso de términos técnicos que solo los médicos y enfermeros entenderán pero eso no resta diversión a la lectura.
Con ocurrencias del tipo «Dos de cada tres enfermeras lo recomiendan. La otra no es de fiar» como reza en la cubierta ya te puedes imaginar el tono en el que está escrito el libro y de verdad que, si te apetece pasar un rato divertido, olvidarte durante unas horas de preocupaciones y malos rollos, El tiempo entre sutura será el mejor relajante que puedas encontrar.
[Imágenes e ilustraciones tomadas de Google]
- Sumando 2015.
[Foto publicada en La voz de Galicia.es] |
Ahora vuelve a la palestra de la publicación con una segunda parte que ha titulado El tiempo entre suturas, un título que desbanca aCalderón de la Barca en favor de María Dueñasy que, como en el libro anterior, vuelve a poner patas arriba el sector sanitario con sus experiencias chispeantes, sus anécdotas y su ocurrencias.
Con este libro comienzas a reírte desde el minuto uno. Basta con echar un vistazo a la solapa interior de la cubierta para descubrir que los whatsapp de móvil tienen un significado perfectamente adaptado al sector sanitario. Y a partir de ahí nos lanzaremos de cabeza a un mundo complejo del que bien se podría hacer un sofisticado y concienzudo estudio, precisamente lo que hace nuestra enfermera pero siempre en clave de humor. Si en dicho lanzamiento, por un casual damos un tropezón y nos partimos la crisma, los más fashion podrán optar por usar las tiritas de Chanel, Burberryo Louis Vuitton (palabra de honor que existen).
En El tiempo entre suturas se hace un repaso a diversos temas muy vinculados con la salud y los hospitales. De entrada conoceremos los saludables beneficios de la comida hospitalaria. No solo aquella que engullen los pobres enfermos carente de todo sabor y olor, sino también la que puedes encontrar en la cafetería cuyo claro objetivo parece ser «proveer al hospital de enfermos». ¿Y qué decir de las máquinas expendedoras? Ese café de un color indefinido con un gran poder laxante o ese sandwich mixto tan pálido como los propios enfermos. Es realmente divertido leer este capítulo.
El personal y los compañeros también recibirán lo suyo. Los funcionarios tendemos a hacer uso de la expresión «soy de la casa», un mensaje claro y conciso con una enorme carga subliminal para dejar claro al que esté al otro lado del teléfono o del mostrador que muestre más empatía y adelante esas pruebas que llevamos meses esperando. Yo opino como nuestra enfermera. En ocasiones es muy recomendable que nadie sepa que eres un igual porque donde hay confianza da asco y es probable que consigas el efecto contrario al que pretendías.
Nuevas e imaginativas prácticas sanitarias pero muy poco ortodoxas, el temido consentimiento que has de firmar antes de una operación que más vale no leer antes de entrar en quirófano o los tipos de pacientes que un enfermero puede encontrar son algunos de las diversas cuestiones que nuestra enfermera saturada analiza con ojo clínico y un gran sentido de la ironía. Y es que todo el libro reboza humor y simpatía porque incluso las cuestiones delicadas como la UCI tiene un lado color rosa que nos arranca una sonrisa.
Pero el fantástico mundo de la enfermería comienza mucho antes de conseguir plaza en un hospital o ¿acaso no es divertido preparar oposiciones? Todo tiene su lado bueno y las oposiciones también. Con eso de que tienes que competir con miles de personas para una minúscula plaza perdida en el culo del mundo terminas por hacer amigos porque, a pesar de la competencia, las oposiciones, digan lo que digan, unen mucho. Una vez que has coincidido en tal o cual comunidad con los mismos opositores que se presentan a las mismas convocatorias autonómicas que tú, es inevitable coger cariño a tus compañeros de fatiga y acabamos contándonos nuestras penas e intercambiando teléfonos. Además no hay que olvidar que, como le ocurre a nuestra enfermera, unas buenas oposiciones tras otras te permiten conocer mundo.
En fin que El tiempo entre suturas es una lectura que nos asoma al temido mundo de la salud desde un prisma cómico. Supone una lectura muy entretenida y amena con la que vas a pasar un buen rato. Además está narrado con un estilo fresco, desenfadado y muy dinámico, por lo que vas a devorar en un rato su algo más de cien páginas.
Estructuralmente consta de un prólogo que, en esta ocasión, ha corrido a cargo de Luis Piedrahita. ¿Que mejor que un humorista para abrir boca? Piedrahita destaca que el dolor es mejor combatirlo con sentido del humor y que morir se puede morir de diversas formas pero puestos a elegir, mejor morirse de la risa. No puede tener más razón. Mira que vemos noticias de muertes horrendas cada día. Sería hasta divertido comprobar que un telediario abre el informativo con el fallecimiento de alguien que murió de risa.
Y al prólogo le seguirá una introducción de la mano del mismo autor en la que hace un breve repaso a su vida tras la publicación de la novela anterior, así como a su trayectoria profesional y nos corrobora lo que todos pensamos que, con este libro solo pretende ofrecernos su «particular visión de los hospitales y el mundo sanitario, porque ese es su principal propósito, conseguir que no te tomes la vida demasiado en serio».
Dividido en tres partes tituladas, el libro consta de veintitrés capítulos de corta extensión que no siguen un orden concreto ni un desarrollo lineal. Perfectamente puedes ir leyendo los capítulos según se te antojen pues son piezas sueltas que ahondan en un tema u otro pero que, en cualquier caso, te permiten un avance en la lectura a buen ritmo. Además cuenta también con algunas ilustraciones en tonos grises igualmente divertidas y que introducen las distintas partes en las que se estructura el libro.
El tiempo entre suturas te va a sacar de la realidad que a veces se tiñe de un color mugriento y sucio. Es importante cultivar la risa y con este libro lo vas a conseguir. Cierto es que no me ha producido grandes carcajadas pero me lo he pasado bien leyéndolo y en definitiva, ese es el objetivo último que pretende el autor.
Por otra parte, no es un libro únicamente para profesionales del sector. Os lo digo yo a la que mi madre propuso en su día estudiar medicina y le respondí bruscamente «tú estás loca». Es ver una bata blanca y se pone el semblante del color de la cal. Sí que es cierto que, en ocasiones, se hace uso de términos técnicos que solo los médicos y enfermeros entenderán pero eso no resta diversión a la lectura.
Con ocurrencias del tipo «Dos de cada tres enfermeras lo recomiendan. La otra no es de fiar» como reza en la cubierta ya te puedes imaginar el tono en el que está escrito el libro y de verdad que, si te apetece pasar un rato divertido, olvidarte durante unas horas de preocupaciones y malos rollos, El tiempo entre sutura será el mejor relajante que puedas encontrar.
[Imágenes e ilustraciones tomadas de Google]
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