Editorial: Acantilado.
Colección: Cuadernos del Acantilado.
Colección: Cuadernos del Acantilado.
Fecha publicación: 2012.
Nº Páginas: 64
Precio: 10,00 €
Precio: 10,00 €
Género: Narrativa breve .
Edición: Tapa blanda con solapas.
ISBN: 978-84-15277-75-0
[Puedes leer las primeras páginas aquí]
Autor
Henry Maximiliam «Max» Beerbohm (Londres, 1872 - Rapallo, Italia, 1956) se educó en Oxford, donde ya comenzó a destacar como gran caricaturista. Integrante del grupo formado por Oscar Wilder, Robert Ross y Alfred Douglas, entre otros, siguió cultivando su faceta artística, hasta que en 1892 The Strand Magazine difundió sus caricaturas. En 1911 publicó su única novela, Zuleika Dobson, y en 1919, la recopilación de relatos Seven Men.
Sinopsis
Lord George Hell, mujeriego y jugador, cae perdidamente enamorado de una joven e inocente bailarina llamada Jenny Mere, a quien inmediatamente propone matrimonio. Ella le rechaza, alegando que sólo se casará con un hombre que tenga cara de santo. Así que él, desesperado, busca una máscara que llevará siempre puesta para engañarla hasta que finalmente ella cede. A partir de entonces, el poder de la máscara sorprenderá al propio George. El hábito, ¿hace al monje?
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
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Las publicaciones de Acantilado siempre suelen resultarme atractivas. No es la primera vez que me encuentro con un título sugerente de esta editorial, como así ha sido con El farsante feliz, con el que tropecé en una visita a la librería. Leí su sinopsis y comencé a reírme.¡A la saca! El resultado ha sido un rato divertido porque la lectura de esta pequeña novela, cuento o relatito no abarca mucho más de cincuenta páginas.
Lord George Hell (atención al apellido) era un tipo de esos que si te lo cruzas por la calle lo mínimo que harás será torcer el gesto. «Voraz, destructivo y rebelde», George, a sus treinta y cinco años, dejaba bastante que desear. Incluso sus propios padres se avergonzaban de él pues era un hombre pérfido e interesado, que levantaba una nube de rumores a su paso y solía ser el monstruo con el que las niñeras aterrorizaban a sus pequeños infantes.
El antipático George Hell era un auténtido dechado de viturdes, urbanita hasta la médula siendo Londres el único lugar del mundo capaz de satisfacer sus necesidades, tan autosuficiente que jamás pensó que su vida podría llegar a depender de otra persona hasta que conoce a Jenny Mere, una actriz de opereta, joven y hermosa. Se enamora perdidamente pero encuentra un tremendo obstáculo a su paso que sabrá solventar solo como él sabe hacerlo.
Aunque la sinopsis sigue avanzando en la trama, yo me paro aquí. No desvelaré ni un ápice más del argumento aunque sí diré que este está cargado de bastante humor, inglés o no, deberás decidirlo por tí mismo. A su vez, se recurre a la mitología para equiparar a nuestro protagonista con Apolo el dios-sol.
El farsante feliz es una fábula que nos presentará la poderosa capacidad que tiene el amor para transformar a las personas. El que parecía que jamás necesitaría a nadie es tocado con las mágicas flechas del pequeño ángel y como si de un hechizo se tratara, se obra el milagro en el interior del petulante dandy inglés. Todo cambiará a su alrededor. La perspectiva se torna rosada, su corazón late al compás del amor y la austeridad le parecerá la mejor de las virtudes. George deja los infiernos para transformarse en refugio. La imagen que nos dibuja el autor no deja de ser una caricatura, materia en la que Beerbohm se manejaba muy bien.
El papel de la joven y adorada Jenny, con intenciones casi místicas, es el de redentora. Jenny es la fuerza que permitirá la expiación de las culpas o la purificación del espíritu. La joven es el alma angelical que hace de George una persona noble y bondadosa.
Y además tendremos a la Gambogi, una amante despechada que sabe de la caladura de George, único vértice del egocentrismo de nuestro protagonista que no está dispuesta a perder la partida.
Confieso que a mí la pequeña obra me ha dado esquinazo. Con eso que soy un tanto mal pensada dudé de las buenas intenciones de algunos personajes, temiéndome un sablazo en toda regla que devolviera a George su mal obrar durante años pero no. El farsante feliz es un cuento de hadas, como reza su título, en el que la magia y la imaginación juegan un papel importante y por lo tanto, también se espera de esta historia un desenlace feliz con perdiz.
Cargada de comicidad, la historia se escribe inicialmente en primera persona, con la intención de dejar patente la existencia del autor de estas letras. Será ese narrador el que nos presente al personaje principal, sin privarse de emitir sus propios juicios de valor y sin dejar sumamente clara la intención de esta historia:
«La razón de su repentina e inesperada desaparición de la esfera social que tanto frecuentó y que un día abandonó del todo, es el tema de las líneas que siguen».[pág. 8]
Poco después, entrados de lleno en la vida de George, el narrador dejará de lado su vena más crítica para hablarnos en tercera persona. Notas al pie se harán necesarias cuando las aclaraciones así lo exijan.
Por lo demás, poco más os puedo contar. El farsante feliz. Un cuento de hadas para hombres cansados (George lo era antes de conocer a Jenny) es una divertida historia que os reportará un rato de diversión y que nos demostrará como el amor puede transformar a las personas tornando el mal en bien.
[Ilustraciones e imágenes tomadas de Google]
Retos:
- 100 libros
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