Alejandro Palomas estuvo en Sevilla la semana pasada para presentar su nueva novela Un perro en la Biblioteca Infanta Elena dentro del ciclo Letras Capitales. El acto, que fue conducido por el periodista Jesús Barroso, congregó mucho público que llenó por completo la sala.
Tras dar algunas pinceladas biográficas sobre el autor, Jesús Barroso destacó que Alejandro Palomas «ha desarrollado una carrera lenta pero a ritmo seguro», cultivando su propio estilo literario que desgrana en sus novelas y siendo su labor narrativa la que más le apasiona, aunque además ejerce como traductor. Hoy en día, Alejandro Palomas es un autor consagrado, «un traductor traducido» pues sus novelas, catorce en total desde el 2002, han llegado a otros muchos países.
Para Barroso, Un perro ha sido «un gozoso reencuentro con una serie de personajes ya conocidos, los que figuran en Una madre», a los que parece que el autor ha dado una segunda oportunidad. Personajes a los que se han añadido otros de primerísima fila.
Tras dar algunas pinceladas biográficas sobre el autor, Jesús Barroso destacó que Alejandro Palomas «ha desarrollado una carrera lenta pero a ritmo seguro», cultivando su propio estilo literario que desgrana en sus novelas y siendo su labor narrativa la que más le apasiona, aunque además ejerce como traductor. Hoy en día, Alejandro Palomas es un autor consagrado, «un traductor traducido» pues sus novelas, catorce en total desde el 2002, han llegado a otros muchos países.
Para Barroso, Un perro ha sido «un gozoso reencuentro con una serie de personajes ya conocidos, los que figuran en Una madre», a los que parece que el autor ha dado una segunda oportunidad. Personajes a los que se han añadido otros de primerísima fila.
Los que seguimos a Alejandro Palomas sabemos que tiene un golden retriever de nombre Rulfo, el centro del universo Palomas. Y así nos habló él de su Rulfo y de la idea de escribir esta novela.
El autor nos desveló que la novela recoge tres visiones diferentes de un mismo problema o sería más correcto decir que hay tres temores distintos. «Los temores de Silvia, Fer y Emma son proyecciones de sus propios temores consigo mismos, de cómo van a envejecer, de cómo se van a ver en esos momentos». Convertirse en padre de una madre es una tarea que se debería enseñar en algún sitio porque nadie está preparado para eso, ni sabe cómo hacerlo. «¿Cómo se enfrenta uno a este cambio de roles?, ¿cómo cedes el papel de hijo y te conviertes en padre de una madre?», son cuestiones que el autor se plantea.
En cuanto a la estructura, Jesús Barroso destacó que la novela se divide en cuatro capítulos, casi «cuatro libros que se complementan pero que podrían tener vida independiente». Alejandro nos asegura que él escribe a bloques y necesita dividir sus obras en partes bien diferenciadas, cada una con un ritmo distinto.
El narrador es Fer, que usa tanto la primera como la tercera persona, del que Alejandro dice que es como casi la madre de todos los personajes y «el filtro que nos hace llegar a todos ellos», un personaje que «dialoga muy bien consigo mismo», lo que le posibilita que pueda usar tanto la primera como la tercera persona.
Con respecto a los perros que aparecen en la novela, los cuales tienen un tratamiento idéntico al que se da a los humanos, señala que de los tres que aparecen -Shirley, Max y R- este último es el principal, que no tiene nombre sino solo una inicial «como si no quisiera comprometerme». Pero, ¿por qué esa inicial concretamente? Dice Alejandro que un día se preguntó de qué iba su novela y se contestó así mismo que de relaciones, «que es lo que yo siempre hago», y por eso lo de la R.
Pero en sus novelas nada es lo que parece. «Un hijo no es una novela sobre un hijo, sino sobre un padre. Una madre no es una novela sobre una madre, sino sobre un hijo. Y Un perro no es una novela sobre un perro, sino sobre una familia». Afirma que lo que parece evidente no lo es tanto y que mientras más evidente parece, menos lo es lo que nos oculta. «Me gusta jugar a eso porque si no me aburro y si me aburro me salen novelas horribles».
El personaje de Amalia es el personaje preferido de Jesús Barroso, «todo un portento de mujer», y con ella surge el humor en la novela.
Y otro de los personajes es la abuela Esther, a la que según Barroso el autor va a tener que rescatar más adelante. Se trata de una mujer que, en un momento dado, lanza la siguiente reflexión: «Hay que ser idiota para querer a alguien que sabes que no te va a sobrevivir. Aunque sea un perro».Y aquí me dejó totalmente en shock. Los que hemos tenido perro, de modo directo o indirecto (indirectamente también se puede tener perro y yo soy prueba de ello), resulta durísimo asimilar la muerte de un animal que ha estado a nuestro lado durante tanto tiempo. Aunque parezca una exageración, es como si se nos fuera un padre o un madre. Y sé que hay mucha gente que no es capaz de entenderlo pero hay que vivirlo para comprenderlo. ¿Cómo encaja eso Alejandro Palomas con su perro Rulfo? Por sus palabras no lo lleva nada bien. Nos dijo que eso está ahí, que hay que vivir con ello y es lo que hay. Además aseguró «que y menos mal que es así porque no me perdonaría lo contrario».
En cuanto al contexto temporal, el periodista comentó con razón que Palomas se está especializando en contar historias que transcurren en muy poco tiempo. Los hechos de Una madre transcurren durante la cena de Nochevieja. En Un perro todo ocurre durante una tarde-noche-madrugada. ¿Por qué esas horquillas temporales tan estrechas?
En cuanto al contexto temporal, el periodista comentó con razón que Palomas se está especializando en contar historias que transcurren en muy poco tiempo. Los hechos de Una madre transcurren durante la cena de Nochevieja. En Un perro todo ocurre durante una tarde-noche-madrugada. ¿Por qué esas horquillas temporales tan estrechas?
Y no acabó el acto sin que se le preguntara por las próximas entregas, a lo que Palomas respondió que «en principio todo esto empezó como un viaje personal que no sabía hacia dónde me iba a llevar» pero que ahora está recibiendo muchas peticiones y sugerencias que le encantan. Para él, escribir otra entrega es un desafío aunque sería muy difícil y no solo a nivel de ficción o creatividad, es que ya no habría sorpresa. Nos dijo que «tendría que buscar otros recursos y enamorar de otra manera y os aseguro que no dejo de pensar en ello».
Y tras todas estas preguntas y respuestas sobre Un perro, una novela en la que «hay mucho amor a la vida por quien narra y por quien escribe», se dio paso a los asistentes para que le formuláramos otros interrogantes. El acto fue muy entrañable. Se nos hizo corto y arrastró alguna que otra anécdota. Por su parte, Alejandro Palomas fue especialmente amable a pesar de estar febril, poseído por una gripe que lo tenía pegado a los pañuelos en todo momento.
Datos técnicos de la novela:
Título: UN PERRO.
Autor: Alejandro Palomas.
Editorial: Destino.
Género:
Fecha de publicación: Enero, 2016.
Nº Págs: 336
ISBN: 978-84-233-5022-3
Precio:
También disponible en eBook.
Puedes leer el primer capítulo aquí.
Sinopsis:«R estaba sentado en la alfombra, junto a la cama, exactamente como le había visto la noche de la tormenta que un año antes nos había cambiado la vida a los dos. Me miraba fijamente y jadeaba, inmóvil, como cuando en verano se tumba al sol en la terraza, envuelto en calor.»
Sentados en una cafetería una tarde de principios de verano, Fer y su madre, Amalia, esperan una llamada que no llega. Durante las horas siguientes, Fer hará lo imposible por ocultar lo que se esconde tras esa temida llamada que puede hacer añicos la calma que se ha instalado en la familia desde que, siendo apenas un cachorro, R llegó a su vida. Pero quizá esa calma sea más precaria de lo que parece. Cuando el teléfono por fin suena, la noche traerá consigo una inesperada compañía, y con ella llegarán un torrente de confesiones, verdades que quizá no lo eran tanto y las cinco letras de un nombre que, tirando del álbum familiar, Fer deberá atreverse a invocar para que la vida vuelva a mostrarle, a él y a los suyos, su mejor versión.
Un perro no es solo el retrato del fascinante vínculo entre un hombre y su perro, sino también un remolino de emociones en el que confluyen una mirada tierna y cruda al universo familiar y un homenaje al amor en todas sus manifestaciones.