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OCNOS de Luis Cernuda.

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Editorial: Renacimiento.
Fecha publicación: 2014.
Nº Páginas: 252
Precio: 15,00 €
Género:
Edición: Tapa blanda con solapas.
ISBN: 978-84-8472-506-0
Autor

Luis Cernuda (Sevilla, 1902 - Ciudad de México, 1936). Poeta y crítico perteneciente a la Generación del 27. Se exilia durante la guerra civil y se dedica a la enseñanza universitaria en Inglaterra, Estados Unidos y México. Su obra poética consta de once libros, que fue agrupando, desde su primera edición en 1936, bajo el título deLa Realidad y el Deseo, una de las aventuras poéticas más personales y decisivas en la historia de la lírica en español. En los últimos años, Cernuda ha alcanzado un reconocimiento sólo dado a los grandes autores de nuestra lengua. Fue tambíen un certero y riguroso crítico literario, con opiniones nada convencionales, como demuestran sus Estudios sobre poesía contemporánea (1957) o los dos volúmenes de Poesía y literatura (1960 y 1964).

Juan Lamillar (Sevilla 1957). Poeta y crítico literario. Sus dos últimos libros de poemas son La hora secreta (Renacimiento, 2008) y Entretiempo (Vandalia, 2009). Como crítico ha publicado La otra Abisina (Fundación El Monte, 1998), El desorden del canto (Renacimiento, 2000) y La luz y el horizonte, biografía de Joaquín Romero Murube (Fundación José Manuel Lara, 2004). Ha reunido sus trabajos sobre Luis Cernuda en Música cautiva (Renacimiento, en prensa).

Sinopsis

No sabemos si fue la nostalgia o el resentimiento quien dictó a Luis Cernuda estos poemas en prosa sobre su Sevilla natal (a la que no se nombra), escritos desde su desesperada soledad en Glasgow. Lo que sí es seguro es que no lo hizo la indiferencia. Con un contradictorio afecto, Cernuda se vuelca sobre sus recuerdos no sólo infantiles, los rescata de donde habita el olvido y con esa memoria va cincelando pequeñas estampas sevillanas, que en las sucesivas ediciones de Ocnos, y siguiendo sus países de acogida, amplían su ámbito geográfico. Cernuda escogió el género del poema en prosa, poco frecuentado en nuestras letras, quizá por ese diferenciarse suyo tan estético (y tan ético). Entre la segunda y la tercera edición de Ocnos, el poeta exiliado descubre México, y ese re-conocimiento (del amor, del paisaje, de la lengua) lo invita a persistir en la estampa en prosa, esta vez bajo el título de Variaciones sobre tema mexicano.

En sus últimos años quiso Cernuda ver reunidas ambas obras en un solo volumen, pero por diversas razones esa versión apareció póstumamente. Con la presente edición, Renacimiento vuelve a cumplir el deseo del exigente poeta sevillano.

[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]


************************************

Me sorprende la cantidad de autores que aún me quedan por descubrir. Me sorprende y me abruma. El desconcierto es aún mayor cuando hay aún autores nacidos en mi tierra a los que aún no me he acercado. Hoy saldola deuda con Luis Cernuda, a través de Ocnos, un volumen de prosa poética, del que había oído hablar mucho y muy bien.

En literatura hay prólogos y prólogos. Los hay que te destrozan toda la lectura posterior y a esos mejor ni arrimarse, o bien dejarlos para el final con la intención de contrastar impresiones. Los hay que te desvelan un sinfín de curiosidades y esos suponen una manera de enriquecer la lectura. Los hay que simplemente se dedican a señalar cuatro pinceladasbiográficas del autor y esos no aportan absolutamente nada nuevo. Y luego está el prólogo de Juan Lamillar para Ocnos.


Juan Lamillar nos acerca al poeta Luis Cernuda con una introducción casi digna de enmarcar. Más que del escritor, nos hablará del hombre, de aquel que habitaba en una humilde casa sevillana de la calle del Aire, de esa parte de la idiosincracia de esta tierraque tan poco le gustaba, del tufillo a provinciano que siempre hemos arrastrado, de sus exilios y la nostalgia que aquello le producía.

La introducción de Juan Lamillar no solo nos ofrece un rosario de apuntes biográficos sino que también se adentra en cuestiones literarias, analizando sus textos y escarbando en el ánimo del poeta. Quizá una de las partes más interesantes será cuando se nos desvela el motivo por el que Luis Cernuda quiso escribir Ocnos.


«Al final de su vida, cuando prepara la tercera edición de Ocnos, redacta una nota pra la contracubierta en la que da cuenta de su origen y de las circunstancias de su trabajo: "comenzó L.C. a componer Ocnos, obsesionado entonces con recuerdos de su niñez y primera juventud en Sevilla, que entonces, en comparación con la sordidez y fealdad de Escocia, le aparecían como merecedores de conmemoración escrita, y al mismo tiempo, quedaran así exorcizados». [pág. 11 -12]


Ocnos se inicia con un cita de Goethe que bien podría explicar el significado de este libro y que explica el titulo del volumen. Y a esta le seguirán¿poemas?, ¿relatos?, ¿vivencias?de diversa índole en los que apenas hay un nombre propio. 

Destaca en los textos de Ocnos algunos temas recurrentes como la naturaleza, el gusto por la contemplación de la misma y el milagro del nacer a la vida, el perfume de las flores que componen un jardín, aquel que cuidaba Francisco y su mujer, casi como si las flores fueran sus hijos. El agua también estará muy presente en este libro, ya sea en forma de río o en chorro que mana de una fuente, componiendo además una hermosa melodía, música que asomará entre estas páginas.

Y entre jardínes, fuentes y melodías, Sevilla. 

Ocnos es un libro de remembrazas, de vivencias, de sensaciones, que a veces se tornan casi en confesiones, escenas evocadoras de gran hermosura a las que es difícil mantenerse indiferente y donde se puede distinguir el contorno sevillano y sus alrededores. Se desgranan las costumbres de esta tierra, como la de baldear sus calles. Se escucharán las voces de sus vendedores ambulantes que pregonaban sus mercancías. Se sentirá el calor ardiente de sus veranos. No obstante, jamás se mencionará su nombrepero no importa porque Cernuda, con tan solo un sustantivo y unos cuantos adjetivos, dibuja con nitidez aquello que su pluma no nombra y que nosotros, los que vivimos aquí, reconoceremos sin dificultad. Sin embargo, el lector foráneo, por llamarlo de algún modo, podrá quedarse con la poesía y la belleza en el decir, con la evocación y el lirismo pero quizá le resulte más complicado componer una imagen del paisaje en su mente. 


Lo más singular de Cernuda es que se fija en lo sencillo, en lo común lo que no significa que carezca belleza pues sabe vestir de elegancia un acontecimiento simple como la lluvia que tantas emociones le despertaba siendo niño, un niño al que es fácil imaginar, con sus ilusiones y sus miedos, observando casi de reojo los huertos por si escondido en algún rincón acechaba un monstruo.


En su estilo de narrar encontramos la peculiaridad del desdoblamiento del poeta. En ocasiones se dirige a sí mismo en segunda persona como si el Cernuda adulto le hablara al Cernuda niño o bien emplea la tercera persona como si hablara de su vida, de sus recuerdos, desde fuera de su cuerpo.

Me pasa con este libro lo mismo que me ha ocurrido con los dos volúmenes de José Antonio Muñoz Rojas, reseñados en el blog, que guardo en mi interior emociones similares a las que experimentaron estos poetas de niños, recuerdos que emanan ya en la edad adulta, vividas de la infancia, como aquellos veranos tan largos que parecía que no se acabarían nunca, dándote lugar a hacer absolutamente de todo como si el tiempo se hubiera detenido, veranos en los que todo relucía, todo estaba vivo, todo vibraba.

«Más tarde habías de comprender que ni la acción ni el goce podrías vivirlos con la perfección que tenían en tus sueños al borde de la fuente. Y el día que comprendiste esa triste verdad, aunque estabas lejos y en tierra extraña, deseaste volver a aquel jardín y sentarte de nuevo al borde de la fuente, para soñar otra vez la juventud pasada». [Jardín Antiguo, pág. 69]

Y nace este libro, como bien se apunta en el prólogo de la intención de Cernuda de fijar sus recuerdos antes de que se evaporen, de revivir un pasado en el que transitaba por las calles de Sevilla desde un presente en el que echa de menos lo vivido, momentos que adquieren mayor viveza al ser recreados desde el extranjero. 

Ocnos es uno de esos libros para atesorar, de esos de los que yo siempre digo que hay que acercarse con calma. Hoy lees uno de estos poemas en prosa y te recreas, quizá mañana o la semana próxima te acercas a otro y vuelves a recrearte. Me parece que es el mejor modo de disfrutar de este tipo de lectura. Al menos yo lo he hecho así y aunque el ejemplar que ha caído en mis manos tengo que devolverlo, Ocnosvendrá definitivamente a mí porque será uno de esos libros que, una vez leídos, siento la necesidad de tenerlo cerca.

Desde aquí te animo que te asomes a este universo de emociones. 



[Ilustraciones e imágenes tomadas de Google]

Retos:

- 25 españoles
- 100 libros


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