Editorial: Espasa.
Fecha publicación: febrero, 2016.
Fecha publicación: febrero, 2016.
Nº Páginas: 216
Precio: 17,90 €
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Género: Biografías y memorias.
Edición: Rústica con solapas.
ISBN: 978-84-670-4636-6
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Autor
Es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Ejerce como periodista desde los veintiún años y ha colaborado en publicaciones como El País de las Tentaciones, Vanidad, Primera Línea, Rolling Stone, Canal + y La Razón y es conocido también por sus colaboraciones en programas de televisión y radio, como El Hormiguero, AR, YU: No te pierdas nada y Anda Ya de Los 40 Principales.
En 1999 entra a formar parte del departamento de promoción de la discográfica Subterfuge, realizando el lanzamiento de diversos grupos, entre ellos Fangoria, con el que comienza a trabajar más estrechamente hasta convertirse en su manager personal.
Su espíritu ecléctico, polifacético y exento de corporativismo le lleva a ampliar horizontes y comienza a ser manager de personajes del mundo del cine, como Elsa Pataky o agente de prensa de Dover y Leonor Watling. Ejerce de cantante en Nancys Rubias, el primer grupo autoprefabricado del pop español, del que es el líder en el rol de Nancy Anoréxica a la vez que lo compagina con su nuevo proyecto musical: Ramonsters, grupo tributo a Ramones que cantan en castellano.
Ha escrito la primera biografía oficial de Alaska. Prologó El futuro ya está aquí, además de participar en el libro You are a Star de Julio Pérez Manzanares, dedicado a la vida y obra de los pintores Costus. En 2012 publicó Haciendo majaradas y en 2014 presentó Fabiografía, libro que narra en primera persona la biografía de Fabio McNamara, emblema de la Movida madrileña. Vaquerizismos es su última incursión en el mundo literario.
¿Sabes lo que es el vaquerizismo? ¿Has oído hablar de esta nueva corriente de pensamiento que no va a dejar indiferente a nadie?
El polifacético y siempre controvertido Mario Vaquerizo nos sorprende con su filosofìa de vida para el mundo moderno. Una nueva "religión" que en todo momento aboga por la felicidad.
A través de reflexiones cargadas de ironía, sinceridad y mucho humor, Vaquerizo, con su inconfundible personalidad, nos invita a adentrarnos en el vaquerizismo, donde lo políticamente correcto no tiene cabida y donde reírse de uno mismo es lo primordial.
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Ya sé lo que me vais a decir, que ni loc@s os acercáis a este libro. Realmente, Vaquerizismos es muy diferente a lo que suele asomar por aquí, pues no se puede hablar de argumento, ni de personajes literarios, ni de estilo pero es que no estamos ante una novela y tampoco ante un escritor. Ojo, que no lo digo yo sino el propio Mario Vaquerizo:
Desde el momento en que escribí mi primer libro«serio» dejé muy claro que, aunque tenga múltiples y variadas profesiones -[...]-, para nada me consideraba escritor. [pag. 12]
Me encanta su honestidad y esa insistencia en poner en tela de juicio adjetivos del tipo «literario», «serio» o «decente» aplicados a su libro y que siempre suele poner entrecomillas. De ahí que la reseña de este Vaquerizismos tendrá un enfoque totalmente diferente. Será más bien una reseña-debate en la que no solo os hablaré del contenido del libro sino de mis impresiones sobre personajes como Mario Vaquerizo, que un día se lanzan a escribir un libro, como otros tantos han hecho.
Cuando Vaquerizismosllegó a casa me asaltaron emociones encontradas. Por un lado me reí muchísimo porque, por regla general, cuando Espasa me envía un libro a casa sin solicitarlo se debe a que el autor tiene previsto hacer una parada en Sevilla y en tal caso, y siempre que la agenda lo permita, cabe la posibilidad de sentarme con él o ella a hacerle una entrevista. Y me reí porque, sabiendo que las posibilidades eran escasas, me vi sentada con este show-man, no sé muy bien cómo definirlo, que, no me duele en prenda confesarlo, me cae realmente bien.
No soy una fan incondicional de Mario Vaquerizo que siga absolutamente todos sus pasos o sea espectadora de todos los programas o tertulias en los que aparece. De hecho me he dado cuenta que sabía muy poco de él y que tenía una idea equivocada de su persona. La opinión que hasta ahora he tenido del que antes era más conocido por ser el marido de Alaska pero que ya se ha ganado un lugar propio, deriva de sus pequeñas incursiones en mi vida, es decir, de los momentos que, por puro azar, lo he visto en televisión. Aún recuerdo aquel día que descubrí vía zapping el programa que tenían en la MTV, un reality-show llamado Alaska y Mario y que versaba sobre el día a día de la pareja. En uno de los episodios viajaban junto a unos amigos a Nueva York y la liaban parda. O más recientemente, cuando lo vi en el programa de Bertín Osborne, En tu casa o en la mía. Me cuesta creer que alguien no se riera al verlo subido a aquel caballo tan manso.
Espontáneo y alocado se podría pensar que solo es así cuando tiene las cámaras delante y que, como suele ocurrir con otros entes televisivos, a la voz de «corten», el personaje se vuelve persona y por tanto saca a relucir su lado oscuro. Pero no sé. A mí Mario Vaquerizo me da buen rollo, me transmite buenas vibraciones y me parece un buen tío. Realmente me hubiera gustado tener la oportunidad de sentarme a hablar con él, o por lo menos haber asistido a la presentación que hizo del libro en Fnac. Seguro que me lo hubiera pasado genial, pero no se le ocurrió otra cosa nada más que venir el 12 de abril, martes de Feria de Abril, ¡bingo!. No asistí a aquella presentación porque el Real de la Feria llevaba un año esperándome. No obstante, y por lo que sé, fue una presentación numerosa y a la salida de la librería, por la puerta trasera, había gente de todas las edades esperando a conseguir una foto con él o que le firmara el libro. Atentos al vídeo que os dejo aquí.
Y una vez que he hablado sobre mi impresión general sobre el personaje, me lanzo a mí misma una pregunta: ¿Me hubiera comprado Vaquerizismos si no me lo llega a enviar a Espasa? Sería muy hipócrita por mi parte decir que sí. Realmente, si al visitar una librería me hubiera topado con este libro entre las novedades, no me lo hubiera llevado a casa. Siento ser tan sincera pero es la pura verdad y lo siento si por un casual, algo que dudo, Mario Vaquerizo lee esta reseña, pero no hay nada más absurdo que engañar por engañar y especialmente a una misma.No, no lo hubiera comprado y existe un motivo de peso, soy lectora de otro tipo de libros. Sin embargo, tengo que decir que últimamente el blog me ha llevado por caminos que jamás hubiera pensado y me ha hecho abrir la mente. Sabéis que antes miraba con recelo a los que leían autoayuda y de hace un tiempo a esta parte he descubierto que ese género puede sernos muy útil. Por eso, una vez que he leído de cabo a rabo Vaquerizismos, he de confesar que me lo he pasado bien con la lectura y que no me ha resultado una pérdida de tiempo.Vaquerizismos es un libro diferente, testimonial, retrospectivo, con sentido del humor y mucha humanidad, que nos acerca a su protagonista, Mario Vaquerizo, al que apenas conocía por sus incursiones en la tele y que, he de reconocer, algunas de sus facetas me han llegado a sorprender. No tenía ni idea de su trayectoria. Cuando surgió a la palestra lo catalogué como el marido de Alaska y de ahí pasó a ser tertuliano, comentarista, show-man,... Pero resulta que es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Que de joven se buscaba la vida para asistir como acreditado al Festival de Cine de San Sebastián, y que, al margen de sus apariciones televisivas, ha ejercido como periodista, trabajando para Rolling Stone, Canal + y La Razón, entre otros medios.Y lo mejor de todo, que sigue estudiando lo cual quiere decir que es un hombre con inquietudes. Ahora le ha dado por la Biblioteconomía o como lo llaman ahora Información y Documentación.
Pero sí, confieso que al recibir el libro pensé que tenía entre mis manos otra publicación en la que primaba más la autoría que el contenido, otro libro que, si lo hubiera escrito Pepito el de los Palotes, no hubiera tenido ningún tipo de respaldo editorial, ni lugar entre las novedades, ni firma de libros, ni presentaciones, nada. Pero Vaquerizismos lo escribe Mario Vaquerizo, y eso es una puerta abierta que requiere de unas condiciones que se traducen en euros para que no se cierre. Entiendo que titulares como los que hemos visto recientemente puedan llegar a indignar pero ¿quiénes son los compradores de libros como el de Belén Esteban? Debatiendo un día sobre este tema con otro autor también muy polifacético y con una extensa vertiente televisiva - este sí se califica a sí mismo como autor y yo lo corroboro- me comentó que Belén Esteban no era competencia para, pongamos un ejemplo, Ildefonso Falcones. Aquel autor alegaba que el que compra el libro de la Esteban seguramente no compraba luego la última novela de Falcones, que eran sectores diferentes y que, por lo tanto, que Belén Esteban venda el triple de libros que Mario Vargas Llosa no repercute a las ventas del autor peruano. Además, si un libro de un autor mediático no vende, lo haga por los motivos que lo haga, no es rentable para una editorial y por lo tanto no vuelve a publicar. La literatura tiene un faceta económica, no deja de ser un negocio para las editoriales que no subsisten por amor al arte y por lo tanto si no hay ventas, no hay futuro para ninguna de las partes. Visto de esa perspectiva creo que aquel autor tenía mucha razón. Además me dio por pensar que aquellos compradores de libros como el de Belén Esteban no se los puede calificar como lectores y como tal me refiero a personas que cogen un libro, lo leen en dos días e inmediatamente toman otro. Me refiero a lectores asiduos, casi desde la cuna. Yo a esas personas las definiría mejor como fans, gente que desea hacerse con todo aquello que tenga que ver con el ídolo de sus desvelos, ya sea un disco, una camiseta, un vestido de folclórica o un libro. ¿Hay algo de malo en ello? Probablemente si compran el libro será porque quieren tener la impronta del susodicho o susodicha en la guarda del libro o bien anhelan hacerse una foto con el famoso. ¿Quién no se ha hecho una foto con un famoso alguna vez o ha querido hacerlo? Otra cosa es que se lean el libro luego. No cabe duda de que alguno lo hará, pero posteriormente su pasión literaria se vuelva a paralizar. O quizá no. Quién sabe.
Pero vayamos otra vez al libro que nos ocupa.
Vaquerizismo se inicia con una cita del magnífico y recientemente desaparecido músico británico David Bowie:
«Podemos ser héroes aunque sea por un día».
A lo largo de diez capítulos con un prólogo en el que nos explica por qué vuelve a escribir - este es su tercer libro- Mario nos irá desvelando su particular filosofía de la vida o lo que él llama el vaquerizismo, una serie de mandamientos con los que estoy totalmente de acuerdo en su mayoría.
Nos contará también en qué tipo de familia se crió, cómo fue su infancia o su juventud, los lugares por los que solía salir, las amistades que frecuentaba, como conoció a Olvido, cómo gestionó la fama, lo que piensa su madre cuando se pinta los ojos, su defensa de esas mujeres que se dedican a la prostitución ya sea por necesidad o por una decisión propia, su clasificación de los mariquitas, término con el que se define y que se aleja muchísimo de esa concepción despectiva que tiene la palabra, su experiencia en la universidad y reflexionará también sobre la muerte, y aquí saca su lado más humano. Sin duda para juzgar hay que saber, y aunque este libro tenga una importante carga de humor - el humor es fundamental en la vida de Mario Vaquerizo, no hay que más verlo, - todo el que ríe también llora y es ahí cuando nos acercamos al verdadero Mario consiguiendo que nos alejemos de la idea inicial que cualquier persona pueda tener de él o de su libro. No quiero dejar atrás la fantástica reflexión que hace sobre la paternidad o la maternidad, la importancia de la educación de los hijos y su explicación sobre por qué él y su mujer tomaron un día la decisión de no tener hijos. Más allá de que eso es algo muy personal y que no a todo el mundo le puede importar, yo comulgo mucho con su forma de pensar al respecto.
Pero en su libro nos desvelará también simpáticas anécdotas que tienen mucho que ver con lo que os comentaba antes, aquello de que un autor mediático venda más que un autor consagrado. Narra con socarronería cómo estando un año en Sant Jordi, el autor que compartía caseta con él se levantó furibundo y abandonó el espacio al comprobar que Mario firmaba muchos más libros que él y es que volvemos a lo mismo, ¿lectores o fans? Me hubiera gustado saber de qué autor se trataba y me pregunto si mañana volverá a ocurrir igual porque posiblemente Mario Vaquerizo haga acto de presencia por Barcelona.
En fin, que me he reído mucho imaginándome a Mario escribiendo este libro, en esa casa que ha mostrado a España, llena de recuerdos, con sus gafas y el botellín de cerveza al lado. En alguna ocasión, espero que esto no le moleste, me ha recordado a Toni el de Aída, especialmente cuando leo algo así como:
«¡Warning, warning con las envidiosas que están por todos lados!». [pág. 33]
Que sí que me he reído y lo he pasado bien. No ha sido cuestión de estar carcajeándome todo el rato pero de vez en cuando me echado unas risas y es que Mario se ríe mucho, se ríe más de sí mismo que de otras cosas y eso es algo que se nota en el libro. Y reírse es tan sano...
En fin que voy a terminar esta reseña ya. Generalmente lo hago recomendando o no el libro del que os he hablado. En este caso no voy a hacer ni lo uno ni lo otro. Sé que muchos me dejaréis vuestro rechazo en los comentarios pero entiendo que este libro es más para fans que para lectores y por aquí pasan pocos de los primeros y muchos de los segundos. De todos modos, y dado que lo he leído, pues cabía la posibilidad de aquella entrevista que al final no tuvo lugar, quería comentaros mis impresiones y abrir un pequeño debate al respeto. Decidme, ¿qué opináis de estos libros? ¿Creéis como yo que los que los compran son más fans que lectores? ¿Pensáis que hacen mucho daño a los autores consagrados?
Se abre la sesión.