Editorial: Debolsillo.
Fecha publicación: abril, 2016.
Nº Páginas: 488
Precio: 12,95 €
Precio: 12,95 €
Género: Narrativa.
Edición: Tapa blanda.
AutoraClara Peñalver nació en Sevilla el 23 de abril de 1983 y se considera muy afortunada por celebrar su cumpleaños el día del Libro. Es licenciada en biología por la Universidad de Granada, ciudad en la que vive y de la que se declara fervientemente enamorada. Es autora de Sangre (Premio Mejor Escritora Novel en el Festival Imaginamálaga 2010) y de los libros que forman la serie de Ada Levy (Cómo matar una ninfa, El juego de los cementerios y La fractura del reloj de arena). También ha escrito «La venganza de Ada», un relato corto protagonizado por esta intrépida detective, publicado en la edición digital de las dos primeras entregas de la serie. Además, con la editorial Beascoa, Clara publica una línea de libros muy diferente: la colección «Hoy estoy...», formada por títulos infantiles centrados en la creatividad y la inteligencia emocional. Asimismo, Clara Peñalver es la presentadora del programa sobre arte de RTVE La mitad invisible.
Sinopsis
El nuevo caso de Ada Levy llega en el peor momento. Acaba de terminar la relación con el hombre que creía el amor de su vida, y, por si fuera poco, una de sus mejores amigas sufre de cáncer cerebral. Ada se siente obligada a pedir ayuda a la última persona a la que desearía ver: su padre, reconocido oncólogo y el hombre que la maltrató en su niñez.
Ante esta desalentadora situación, la detective casi no tiene fuerzas para investigar la desaparición del cadáver del prestigioso abogado Fernando Castellano. Sus hijos ilegítimos, apremiados por realizar las pruebas de ADN que confirmen la paternidad, quieren cerrar el asunto cuanto antes. Sin embargo, un paquete de remitente anónimo se convertirá en la clave para desentrañar un escabroso entresijo de intrigas familiares que llevará a Ada más allá de sus límites.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
************************************
Hace unos días os traía la entrevista a Clara Peñalver (puedes leerla aquí), que pasó por Sevilla para presentarnos su cuarta novela, o la tercera entrega de las aventuras de su protagonista Ada Levy, esa joven detective privado que junto a su jefe Enrico, resuelve todo caso de misterio que se le presente.
Me aficioné a los casos de Ada Levy con la novela anterior, El juego de los cementerios, -aún me queda por leer la entrega inaugural, Cómo matar a una ninfa-, cuya reseña puedes leer aquí y que me pareció una lectura bastante entretenida, con una combinación de elementos lo suficientemente atractiva como para suponer una recomendación aceptable.
En la misma línea, aunque con matices, se estructura y se desarrolla La fractura del reloj de arena, en la que se narra un nuevo caso de esta joven detective que, como viene siendo habitual, se relata en primera persona a modo de diario, como si todo se lo estuviera contando a su terapeuta, una sombra que siempre nos ha acompañado en las novelas de esta saga y que, en realidad, no es más que un reflejo del propio lector.
En primer lugar la novela se inicia con una pequeña investigación relacionada con una joven con síndrome de Asperger, un pequeño caso que simplemente tiene un carácter introductorio y que sirve para dejar constancia de la labor propia de un investigador privado. Desde el inicio, el suspense flota en el ambiente y a decir verdad, el hecho de que esta investigación sea simplemente una antesala al verdadero caso me dio hasta rabia porque la situación se presentaba tan interesante que su breve andadura y su pronta resolución me dejó con la miel en los labios. No obstante, aún había mucho más misterio por delante.
El problema al que Ada tiene que enfrentarse tiene que ver con la desaparición de un cadáver de la sala de tanatopraxia del cementerio de San José en Granada. Esto que, en un principio, puede parecer descabellado, ocurre con más frecuencia de lo que pensamos y así nos los explicó la autora en la entrevista antes mencionada. El cuerpo desaparecido pertenece a Fernando Castellano, un importante abogado al que no se le pudo dar sepultura pues hace tres meses su cadáver desapareció sin que hasta la fecha se haya encontrado una pista.
A priori todo apunta a una cuestión de herencia pues existen dos hijos nacidos fuera del matrimonio que reclamaban una prueba de ADN antes del fallecimiento del abogado, pero la investigación destapará un asunto mucho más turbio, un embrollo en el que los secretos familiares ocultarán un pasado que viene a ajustar cuentas y en el que entran en juego una caja y una pequeña llave, antigüedades que en sí poseen mucha historia.
Lo bueno de esta saga de Clara Peñalver es que las tramas no solo se centran en la investigación policial sino que también cuenta con una importante ramificación hacia lo personal, algo que nos permite conocer a su protagonista, no ya desde un ángulo profesional, sino desde una parcela más íntima. Esta doble vertiente del personaje ya la aprecié en su novela anterior y en cuanto a La fractura del reloj de arena he detectado que la carga personal tiene un importante peso hasta prácticamente la mitad de la novela. La ruptura con Hugo a la que ya asistimos en El juego de los cementerios, supuso para ella un importante mazazo cuyas consecuencias seguirá arrastrando en esta nueva entrada. Además, se da la circunstancia de que tiene que enfrentarse a la grave enfermedad de una de sus mejores amigas, un hecho que la desestabiliza aún más, aportando un fuerte dosis de carga dramática, superior a la existente en la anterior aventura. Por si esto fuera poco, aparecerá su padre con el que jamás ha tenido una relación fluida ni fácil. Pero no todo es negativo, por suerte seguirá contando con la ayuda de su amiga Andrea, la inspectora de policía que ha conseguido poner algo más de color en la vida gris que llevaba gracias a la presencia de Marga, una joven con la que inicia una relación. No obstante, los problemas parecen duplicarse o triplicarse e incluso Ada verá tambalear su amistad con Andrea.
Y al margen del terreno personal o profesional, Clara Peñalver tocará cuestiones de índole social como los desahucios, la crisis o el maltrato. Y como contrapeso, elementos que suelen aparecer en sus novelas, por un lado el sexo -aunque habrá menos contenido y escenas sexuales que en la anterior novela- y la música, tan importante para Ada y que desaparece de su vida en esos momentos en los que lo personal está por encima de lo profesional, para regresar después con más fuerza. Recalco mucho ese lado personal de la protagonista porque realmente Ada es muy humana y como tal, todo lo que le rodea le afecta y repercute en su trabajo. En la reseña de la novela anterior ya comenté cómo era esta joven, qué particularidades tenía su carácter y su personalidad, una mujer alocada, inestable y vulnerable. Sigue siendo así, y son cualidades que se acentúan en esta novela.
Pero en La fractura del reloj de arena hay un protagonista más, la ciudad de Granada. Aunque Clara Peñalver nació en Sevilla se ha criado en la ciudad de la Alhambra a la que profesa un amor infinito. Esto es algo que se torna muy patente en la novela, a la hora de describir sus calles, sus barrios, sus monumentos y sus gentes. Sin duda, Granada ocupa una importante papel en la novela y los que viváis en esta ciudad podréis ir reconociendo los lugares por los que transita la protagonista.
Estructurada en dos partes que enfatizan ese punto de inflexión en la vida de Ada que antes comenté, con una breve introducción y una nota a la terapeuta a modo de epílogo, La fractura del reloj de arena cuenta con setenta capítulos de breve longitud. Está narrada con un estilo muy fresco y actual. Ada es una joven de su tiempo y eso es algo que se percibe en su forma de expresarse con giros y vocablos muy de nuestros días. Además la novela está narrada con mucho dinamismo. Clara Peñalver tiene por costumbre adelantarnos ocasionalmente cierta información de lo que ocurrirá varios capítulos más adelante, son pequeñas pistas que despiertan nuestra curiosidad sin que haya posibilidad de adormilarnos en ningún momento.
Lo que sí quiero remarcar, y esto es algo que ya dije con la novela anterior, es que resulta muy recomendable iniciar la lectura de la saga con la primera entrega. Es verdad que son aventuras independientes pero no es infrecuente que se mencionen hechos y personas del pasado por lo que dichas referencias pueden desorientarte un tanto si desconocen de dónde proceden, de ahí que recomiende leer en primer lugar Cómo matar a una ninfa y continuar con las restantes entregas.
Llego al final de la reseña comentando que he disfrutado nuevamente de la lectura de esta novela, en la que se aúnan diferentes elementos. Al igual que me ocurrió con la anterior, La fractura del reloj de arena es una novela cuya lectura entretiene y eso es lo mínimo que le pido a un libro. Además su personaje protagonista está bien construido con matices suficientes como para adquirir cierta redondez. Y si habéis leído la entrevista, sabréis que tenemos que despedirnos de Ada Levy por un tiempo pues la autora ha decidido dar paso a otros proyectos literarios que tiene en mente. Esperemos que no la abandone por mucho tiempo.
En fin que yo os recomiendo que leáis esta saga si buscáis un rato de evasión.
Retos:
- 25 españoles
- 100 libros
- Ciudades
Puedes adquirirlo aquí:
Ante esta desalentadora situación, la detective casi no tiene fuerzas para investigar la desaparición del cadáver del prestigioso abogado Fernando Castellano. Sus hijos ilegítimos, apremiados por realizar las pruebas de ADN que confirmen la paternidad, quieren cerrar el asunto cuanto antes. Sin embargo, un paquete de remitente anónimo se convertirá en la clave para desentrañar un escabroso entresijo de intrigas familiares que llevará a Ada más allá de sus límites.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
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Hace unos días os traía la entrevista a Clara Peñalver (puedes leerla aquí), que pasó por Sevilla para presentarnos su cuarta novela, o la tercera entrega de las aventuras de su protagonista Ada Levy, esa joven detective privado que junto a su jefe Enrico, resuelve todo caso de misterio que se le presente.
Me aficioné a los casos de Ada Levy con la novela anterior, El juego de los cementerios, -aún me queda por leer la entrega inaugural, Cómo matar a una ninfa-, cuya reseña puedes leer aquí y que me pareció una lectura bastante entretenida, con una combinación de elementos lo suficientemente atractiva como para suponer una recomendación aceptable.
En la misma línea, aunque con matices, se estructura y se desarrolla La fractura del reloj de arena, en la que se narra un nuevo caso de esta joven detective que, como viene siendo habitual, se relata en primera persona a modo de diario, como si todo se lo estuviera contando a su terapeuta, una sombra que siempre nos ha acompañado en las novelas de esta saga y que, en realidad, no es más que un reflejo del propio lector.
En primer lugar la novela se inicia con una pequeña investigación relacionada con una joven con síndrome de Asperger, un pequeño caso que simplemente tiene un carácter introductorio y que sirve para dejar constancia de la labor propia de un investigador privado. Desde el inicio, el suspense flota en el ambiente y a decir verdad, el hecho de que esta investigación sea simplemente una antesala al verdadero caso me dio hasta rabia porque la situación se presentaba tan interesante que su breve andadura y su pronta resolución me dejó con la miel en los labios. No obstante, aún había mucho más misterio por delante.
El problema al que Ada tiene que enfrentarse tiene que ver con la desaparición de un cadáver de la sala de tanatopraxia del cementerio de San José en Granada. Esto que, en un principio, puede parecer descabellado, ocurre con más frecuencia de lo que pensamos y así nos los explicó la autora en la entrevista antes mencionada. El cuerpo desaparecido pertenece a Fernando Castellano, un importante abogado al que no se le pudo dar sepultura pues hace tres meses su cadáver desapareció sin que hasta la fecha se haya encontrado una pista.
A priori todo apunta a una cuestión de herencia pues existen dos hijos nacidos fuera del matrimonio que reclamaban una prueba de ADN antes del fallecimiento del abogado, pero la investigación destapará un asunto mucho más turbio, un embrollo en el que los secretos familiares ocultarán un pasado que viene a ajustar cuentas y en el que entran en juego una caja y una pequeña llave, antigüedades que en sí poseen mucha historia.
Lo bueno de esta saga de Clara Peñalver es que las tramas no solo se centran en la investigación policial sino que también cuenta con una importante ramificación hacia lo personal, algo que nos permite conocer a su protagonista, no ya desde un ángulo profesional, sino desde una parcela más íntima. Esta doble vertiente del personaje ya la aprecié en su novela anterior y en cuanto a La fractura del reloj de arena he detectado que la carga personal tiene un importante peso hasta prácticamente la mitad de la novela. La ruptura con Hugo a la que ya asistimos en El juego de los cementerios, supuso para ella un importante mazazo cuyas consecuencias seguirá arrastrando en esta nueva entrada. Además, se da la circunstancia de que tiene que enfrentarse a la grave enfermedad de una de sus mejores amigas, un hecho que la desestabiliza aún más, aportando un fuerte dosis de carga dramática, superior a la existente en la anterior aventura. Por si esto fuera poco, aparecerá su padre con el que jamás ha tenido una relación fluida ni fácil. Pero no todo es negativo, por suerte seguirá contando con la ayuda de su amiga Andrea, la inspectora de policía que ha conseguido poner algo más de color en la vida gris que llevaba gracias a la presencia de Marga, una joven con la que inicia una relación. No obstante, los problemas parecen duplicarse o triplicarse e incluso Ada verá tambalear su amistad con Andrea.
Y al margen del terreno personal o profesional, Clara Peñalver tocará cuestiones de índole social como los desahucios, la crisis o el maltrato. Y como contrapeso, elementos que suelen aparecer en sus novelas, por un lado el sexo -aunque habrá menos contenido y escenas sexuales que en la anterior novela- y la música, tan importante para Ada y que desaparece de su vida en esos momentos en los que lo personal está por encima de lo profesional, para regresar después con más fuerza. Recalco mucho ese lado personal de la protagonista porque realmente Ada es muy humana y como tal, todo lo que le rodea le afecta y repercute en su trabajo. En la reseña de la novela anterior ya comenté cómo era esta joven, qué particularidades tenía su carácter y su personalidad, una mujer alocada, inestable y vulnerable. Sigue siendo así, y son cualidades que se acentúan en esta novela.
Pero en La fractura del reloj de arena hay un protagonista más, la ciudad de Granada. Aunque Clara Peñalver nació en Sevilla se ha criado en la ciudad de la Alhambra a la que profesa un amor infinito. Esto es algo que se torna muy patente en la novela, a la hora de describir sus calles, sus barrios, sus monumentos y sus gentes. Sin duda, Granada ocupa una importante papel en la novela y los que viváis en esta ciudad podréis ir reconociendo los lugares por los que transita la protagonista.
Estructurada en dos partes que enfatizan ese punto de inflexión en la vida de Ada que antes comenté, con una breve introducción y una nota a la terapeuta a modo de epílogo, La fractura del reloj de arena cuenta con setenta capítulos de breve longitud. Está narrada con un estilo muy fresco y actual. Ada es una joven de su tiempo y eso es algo que se percibe en su forma de expresarse con giros y vocablos muy de nuestros días. Además la novela está narrada con mucho dinamismo. Clara Peñalver tiene por costumbre adelantarnos ocasionalmente cierta información de lo que ocurrirá varios capítulos más adelante, son pequeñas pistas que despiertan nuestra curiosidad sin que haya posibilidad de adormilarnos en ningún momento.
Lo que sí quiero remarcar, y esto es algo que ya dije con la novela anterior, es que resulta muy recomendable iniciar la lectura de la saga con la primera entrega. Es verdad que son aventuras independientes pero no es infrecuente que se mencionen hechos y personas del pasado por lo que dichas referencias pueden desorientarte un tanto si desconocen de dónde proceden, de ahí que recomiende leer en primer lugar Cómo matar a una ninfa y continuar con las restantes entregas.
Llego al final de la reseña comentando que he disfrutado nuevamente de la lectura de esta novela, en la que se aúnan diferentes elementos. Al igual que me ocurrió con la anterior, La fractura del reloj de arena es una novela cuya lectura entretiene y eso es lo mínimo que le pido a un libro. Además su personaje protagonista está bien construido con matices suficientes como para adquirir cierta redondez. Y si habéis leído la entrevista, sabréis que tenemos que despedirnos de Ada Levy por un tiempo pues la autora ha decidido dar paso a otros proyectos literarios que tiene en mente. Esperemos que no la abandone por mucho tiempo.
En fin que yo os recomiendo que leáis esta saga si buscáis un rato de evasión.
[Ilustraciones e imágenes tomadas de Google]
Retos:
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