Editorial: Anantes Editorial.
Fecha publicación: marzo, 2016
Precio: 14,00 €
Género: Narrativa.
Nª Páginas: 108
Edición: Tapa blanda con solapas.
Nª Páginas: 108
Edición: Tapa blanda con solapas.
ISBN: 978-84-944017-8-7
Autora
Sinopsis
Oblicuidades no es una novela. No solamente. Es a un tiempo poesía sin el corsé de la rima, monólogo teatral, ensayo ficcionado sobre la creación literaria y partitura musical en la que los silencios tienen tanto o más valor que las frases.
En esta tercera y última entrega de la trilogía Interrupciones, el universo narrativo de José de María Romero Barea vincula los destinos de sus protagonistas a las cartas del poeta, amigo, amante, tío y hermano Pablo Alba, cuya presencia fantasmal dirige desde la sombra los pensamientos y escritos de todos ellos, involucrando en este juego al lector, que debe erigirse en actor principal para atrapar al sesgo la verdad cifrada más allá de las palabras.ç
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
Así suena Oblicuidades:
Cuando uno visita la mesa de novedades de una librería, por regla general encuentra libros con cubiertas vistosas y títulos sugerentes. Es el reclamo más inmediato. Novelas históricas, novelas románticas, thrillers, sagas, poemarios,.... llenos de personajes rescatados de la Historia más difusa de un país, hombres o mujeres que anhelan encontrar el amor, detectives o policías trasnochados y solitarios que arrastran algún trauma personal,.... Y cada lector hace su apuesta, siempre dejándose guiar por ese género predilecto, el que le hace pasar los mejores momentos y con el que el porcentaje de error es mínimo. ¿Por qué arriesgar?
Oblicuidades forma parte de la trilogía Interrupciones que viene precedida por Hilados coreografiados y Haia, todas ellas pudiéndose leer de forma independiente.En este caso, la última entregavieneprologado por Benito del Pliego, quien analiza con ojo certero la obray despliega las claves para que nosotros, los lectores, para aquellos más avezados y para los que aún tenemos un largo camino que recorrer, podamos comprender hacia donde nos quiere conducir José de María, si su intención es conducirnos a algún punto concreto o bien, dejarnos deambular porque, como dice Benito del Pliego, Oblicuidades está lleno de «pasajes donde se pierde la noción de la trama y personaje, el sentido del propósito y la dirección». Efectivamente. El lector no encontrará una trama al uso, con su introducción, núcleo y desenlace. Será difícil seguir el curso de unos hechos que no existen tal y como los concebidos en la novela tradicional pues, en las poco más de cien páginas con las que cuenta el libro, el autor tiende a la disertación y a la reflexión, a la introspección y al intimismo a través de las voces narrativas que conversan consigo mismo a modo de soliloquios.
Por otra parte, en dicho prólogo también encontraremos una reflexión de Antonio Gamoneda sobre la existencia de la novela como género, porque si algo me ha quedado claro tras leer Oblicuidades es que José de María no apuesta por lo seguro, por la novela con patrón y guía sino que, en su lugar, nos ofrece algo innovador, alejado de lo consabido y de lo estereotipado, de ahí que abriera esta reseña hablándonos del riesgo a la hora de elegir lecturas porque Oblicuidades no es un libro como los demás, no ofrece lo que todos y por lo tanto exige otro tipo de lector, aquel que, cansado de más de lo mismo, opta por elegir otro camino y probar otra literatura. Su lectura no es fácil, esto es algo que he de advertir, o al menos, a mí no me lo ha parecido, sin embargo, no es nada complicado ir chocándose, casi literalmente, con sentencias de suma belleza, con los que dejarse llevar, siempre cargadas de poesía.
Oblicuidades nos va a permitir vagar a lo largo de numerosas reflexiones de todo tipo, permitir que la conciencia fluya y lo hará a través de las voces de diversos personajes dejando que el lector rellene los huecos a conveniencia. Lo que supuestamente ocurra será elección del lector. Sin embargo, y como si de una brújula que señala el norte se tratara, tendremos un elemento fijo, una conexión en esta historia sin trama, de carácter epistolar. Toda la obra gira en torno a un hatillo de cartas, las que en su día escribió Pablo y que definirá no solo al emisor sino a los receptores de las mismas. Las voces de Oblicuidades - porque son eso mismo más que personajes- nos hablan desde estas páginas por y a través de las cartas de Pablo, voces masculinas o femeninas, ya pertenezcan a un tío, a un hermano, a un sobrino, a un abuelo o a un amante. Si hay que nominar dichas voces no será algo primordial. En realidad, nada tiene más importancia que las emociones, las sensaciones o los pensamientos. Ni los lugares, ni los objetos requieren nuestra atención. Bastará con nombrarlos con un Esto, Aquello, Aquí o Allí.
Uno de los aspectos que más me han llamado la atención en Oblicuidades son todas esas cavilacionessobre el proceso de escritura, un tema principal que se intuye desde el inicio hasta el final. El autor, o las voces, o ambos por coincidir en identidad, cuestionan la tarea del autor, el modus operandi, el tempo y el objeto aprovechando esa presencia constante de las cartas de Pablo, otro proceso de escritura más.
Oblicuidades ha sido mi última apuesta arriesgada. Si os digo la verdad, y volviendo a esa mesa de novedades de la que os hablaba antes, me he volcado en numerosas lecturas en las que, a la larga, solo se aprecian ingredientes comunes. No sé si a vosotros os sucederá también, pero en ocasiones me ha ocurrido que no he podido recordar con precisión la trama de una novela leída no hace tanto tiempo, o bien la confundía con la historia contada en otros libros. Mismos géneros, mismos sucesos, mismos personajes vestidos con otras ropas pero en el fondo hay demasiada similitud entre unas y otras. Al final unas terminan por solapar las otras. Con Oblicuidades te garantizo que no sucederá esto. Probablemente no habré llegado a entender todo lo que el autor nos ha querido ofrecer pero, sin duda, será un libro que recordaré por apartarse de lo manido.
Os dejo con una frase, una de las muchas, que más me han gustado.
Agradezco al autor y a la editorial el envío del ejemplar.
Retos:
- 100 libros
José de María Romero Barea (Córdoba, 1972) es profesor, poeta, narrador, traductor y periodista cultural. Es autor de Poesía (qué si no). Su primera sección, el corazón el hueco, consta de la trilogía Resurrecciones (2011), (mil novecientos setenta y)Dos (2011) y Talismán (2012). El poemario Un mínimo de racionalidad un máximo de esperanza (2015) inaugura la segunda sección.
Es autor, además, de la trilogía narrativa Interrupciones. Hilados coreografiados (2012) abre la serie. Le siguen Haia (2015) y Oblicuidades (2016). Ha traducido los poemarios Spanish Sketchbook / España en dibujos, de Curtis Bauer (2012), Disarmed / Inermes, de Jeffrey Thomson (2012) y Gerald Stern. Esta vez. Antología Poética (2014).
Colabora con sus reseñas, entrevistas y traducciones en publicaciones de ámbito nacional e internacional como El País ("Cartas a Babelia"), Le Monde Diplomatique, La Vanguardia (Revista de Letras), Claves de Razón Práctica, Ábaco, Quaderni Iberoamericani, Quimera y Nueva Grecia, de cuyo consejo de redacción forma parte. Los volúmenes La fortaleza de lo ilegible (2015) y Asalto a lo impenetrable (2015), incluyen una amplia selección de su obra crítica.
Sinopsis
Oblicuidades no es una novela. No solamente. Es a un tiempo poesía sin el corsé de la rima, monólogo teatral, ensayo ficcionado sobre la creación literaria y partitura musical en la que los silencios tienen tanto o más valor que las frases.
En esta tercera y última entrega de la trilogía Interrupciones, el universo narrativo de José de María Romero Barea vincula los destinos de sus protagonistas a las cartas del poeta, amigo, amante, tío y hermano Pablo Alba, cuya presencia fantasmal dirige desde la sombra los pensamientos y escritos de todos ellos, involucrando en este juego al lector, que debe erigirse en actor principal para atrapar al sesgo la verdad cifrada más allá de las palabras.ç
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
************************************
Así suena Oblicuidades:
Cuando uno visita la mesa de novedades de una librería, por regla general encuentra libros con cubiertas vistosas y títulos sugerentes. Es el reclamo más inmediato. Novelas históricas, novelas románticas, thrillers, sagas, poemarios,.... llenos de personajes rescatados de la Historia más difusa de un país, hombres o mujeres que anhelan encontrar el amor, detectives o policías trasnochados y solitarios que arrastran algún trauma personal,.... Y cada lector hace su apuesta, siempre dejándose guiar por ese género predilecto, el que le hace pasar los mejores momentos y con el que el porcentaje de error es mínimo. ¿Por qué arriesgar?
Oblicuidades forma parte de la trilogía Interrupciones que viene precedida por Hilados coreografiados y Haia, todas ellas pudiéndose leer de forma independiente.En este caso, la última entregavieneprologado por Benito del Pliego, quien analiza con ojo certero la obray despliega las claves para que nosotros, los lectores, para aquellos más avezados y para los que aún tenemos un largo camino que recorrer, podamos comprender hacia donde nos quiere conducir José de María, si su intención es conducirnos a algún punto concreto o bien, dejarnos deambular porque, como dice Benito del Pliego, Oblicuidades está lleno de «pasajes donde se pierde la noción de la trama y personaje, el sentido del propósito y la dirección». Efectivamente. El lector no encontrará una trama al uso, con su introducción, núcleo y desenlace. Será difícil seguir el curso de unos hechos que no existen tal y como los concebidos en la novela tradicional pues, en las poco más de cien páginas con las que cuenta el libro, el autor tiende a la disertación y a la reflexión, a la introspección y al intimismo a través de las voces narrativas que conversan consigo mismo a modo de soliloquios.
Por otra parte, en dicho prólogo también encontraremos una reflexión de Antonio Gamoneda sobre la existencia de la novela como género, porque si algo me ha quedado claro tras leer Oblicuidades es que José de María no apuesta por lo seguro, por la novela con patrón y guía sino que, en su lugar, nos ofrece algo innovador, alejado de lo consabido y de lo estereotipado, de ahí que abriera esta reseña hablándonos del riesgo a la hora de elegir lecturas porque Oblicuidades no es un libro como los demás, no ofrece lo que todos y por lo tanto exige otro tipo de lector, aquel que, cansado de más de lo mismo, opta por elegir otro camino y probar otra literatura. Su lectura no es fácil, esto es algo que he de advertir, o al menos, a mí no me lo ha parecido, sin embargo, no es nada complicado ir chocándose, casi literalmente, con sentencias de suma belleza, con los que dejarse llevar, siempre cargadas de poesía.
Oblicuidades nos va a permitir vagar a lo largo de numerosas reflexiones de todo tipo, permitir que la conciencia fluya y lo hará a través de las voces de diversos personajes dejando que el lector rellene los huecos a conveniencia. Lo que supuestamente ocurra será elección del lector. Sin embargo, y como si de una brújula que señala el norte se tratara, tendremos un elemento fijo, una conexión en esta historia sin trama, de carácter epistolar. Toda la obra gira en torno a un hatillo de cartas, las que en su día escribió Pablo y que definirá no solo al emisor sino a los receptores de las mismas. Las voces de Oblicuidades - porque son eso mismo más que personajes- nos hablan desde estas páginas por y a través de las cartas de Pablo, voces masculinas o femeninas, ya pertenezcan a un tío, a un hermano, a un sobrino, a un abuelo o a un amante. Si hay que nominar dichas voces no será algo primordial. En realidad, nada tiene más importancia que las emociones, las sensaciones o los pensamientos. Ni los lugares, ni los objetos requieren nuestra atención. Bastará con nombrarlos con un Esto, Aquello, Aquí o Allí.
Uno de los aspectos que más me han llamado la atención en Oblicuidades son todas esas cavilacionessobre el proceso de escritura, un tema principal que se intuye desde el inicio hasta el final. El autor, o las voces, o ambos por coincidir en identidad, cuestionan la tarea del autor, el modus operandi, el tempo y el objeto aprovechando esa presencia constante de las cartas de Pablo, otro proceso de escritura más.
«Me he levantado y me he sentado un rato porque si no ahora a ver cuándo. No espero decir todo lo que quiero (porque me he propuesto que sea largo) pero quisiera empezar al menos. Una palabra que valga por veinte. Me siento pobre y avaro por pagar este sentimiento. He releído un par de veces lo que Pablo escribía y por encima la traducción que yo hacía de lo que él escribía. He dejado a un lado las introducciones (perdona que actúe así, Eric, es como si alguien viniera a decirme que lo conoce mejor que yo, cosa improbable)».[pág. 87]
Oblicuidades ha sido mi última apuesta arriesgada. Si os digo la verdad, y volviendo a esa mesa de novedades de la que os hablaba antes, me he volcado en numerosas lecturas en las que, a la larga, solo se aprecian ingredientes comunes. No sé si a vosotros os sucederá también, pero en ocasiones me ha ocurrido que no he podido recordar con precisión la trama de una novela leída no hace tanto tiempo, o bien la confundía con la historia contada en otros libros. Mismos géneros, mismos sucesos, mismos personajes vestidos con otras ropas pero en el fondo hay demasiada similitud entre unas y otras. Al final unas terminan por solapar las otras. Con Oblicuidades te garantizo que no sucederá esto. Probablemente no habré llegado a entender todo lo que el autor nos ha querido ofrecer pero, sin duda, será un libro que recordaré por apartarse de lo manido.
Os dejo con una frase, una de las muchas, que más me han gustado.
«Hay ausencias más presentes que presencias».[págs. 21-22]
Agradezco al autor y a la editorial el envío del ejemplar.
[Algunas imágenes e ilustraciones tomadas de Google]
Retos:
- 100 libros