Director y conductor de los exitosos programas de televisión This is Opera (TVE) y Ópera en texans (TV3), Ramon Gener inició su trayectoria musical estudiando piano en el conservatorio del Liceo. Años más tarde la soprano Victoria de los Ángeles lo empujó a iniciar estudios de canto. Después de una corta carrera como barítono profesional en la que cantó en numerosas óperas y zarzuelas, dejó el canto de lado para convertirse en un divulgador musical de primer orden. Más allá de su carrera televisiva, pronuncia conferencias e imparte cursos por toda España, tanto en universidades como en los mejores teatros de ópera del país, y colabora en los programas de radio Hoy por hoy de la Cadena Ser y Versió RAC 1.
Mi padre murió dos veces. La primera, una mañana soleada en la que el Alzheimer nubló su mente y me olvidó. La segunda, tres días antes de Navidad, cuando, convertido en el Bolero de Ravel, dejó de respirar.
Aislado del mundo entre sentimientos de culpa y alivio, no podía dejar de llorar y soñar con él. Perdido en su enorme ausencia, busqué una explicación a todas las emociones que me abrumaban en las vidas de otros hombres y mujeres que habían pasado por lo mismo que yo. De la mano de las diosas griegas del destino, emprendí un viaje por el espacio y el tiempo para encontrar respuestas. Volé hasta el cuchitril en el que Verdi compuso Nabucco; estuve en la brumosa estación de tren en la que Clara Schumann se despidió para siempre de Johannes Brahms; asistí a la noche mágica en la que Joaquín Rodrigo dio vida al Concierto de Aranjuez... Y recordé la tarde de primavera en la que mi padre llegó a casa con tres pequeños cipreses.
Ellos me descubrieron el camino de regreso a la vida. Ellos me ayudaron a evitar que mi padre muriese por tercera vez. Ellos me enseñaron que sólo el amor puede hacernos inmortales.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
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El lunes pasado, con un tiempo de perros y una lluvia insidiosa, me senté junto a Ramón Gener y me dejé llevar. Habíamos quedado para hablar de su segundo libro, El amor te hará inmortal, en el que el autor, tras la muerte de su padre, nos dibuja el camino de su duelo que bien podría ser el de cualquiera de nosotros que pierde a un ser querido, y en ese camino veremos paisajes maravillosos de índole mitológico pero también descubriremos otras vidas, las de aquellas personas que Ramón ha descubierto de la mano de la ópera y que desde entonces no han dejado de hacerle compañía. María Callas y su amor por Onassis, la trágica vida de Verdi, la resignación de Farinelli y otros muchos. Historias fascinantes de hombres y mujeres que brillaron con luz propia pero que también tenían sus sombras.
Si pensáis que El amor te hará inmortal es un libro de penas y tristezas os equivocáis porque es un libro lleno de música, memoria y vida, un viaje de retorno a casa. En breve os daré detalles de mis sensaciones, de momento os dejo con la entrevista al autor. Todo un lujo.
Marisa G.- Ramón te hemos visto mucho en la tele con el programa This is Opera en la 2 que dejó de emitirse a finales del 2015. Fueron dos temporadas, treinta capítulos y por lo que he visto por ahí, a la gente le dio mucha pena que finalizara. ¿Por qué se acabó?
Ramón G.- Se acabó porque estaba así estructurado. Fue un programa que yo grabé en inglés y en español porque es una coproducción internacional de varias televisiones y estaba así organizado desde un principio, dos temporadas con quince capítulos cada una. El programa se está emitiendo ahora en muchos otros países del mundo, en concreto en 52 países. La idea ahora es comenzar un nuevo programa totalmente distinto.
[This is Opera; Trailer del capítulo dedico a Carmen de Bizet]
M.G.- Sí, lo anunciaste en el último capítulo. Creo que va a tener algo que ver con el arte.
R.G.- Exactamente. Lo que no sé todavía en qué cadena se verá en España. No sé si se verá en Televisión Española, en Movistar +,... Es algo que estamos viendo en estos meses y que tiene que quedar claro para que en enero me pueda poner a trabajar.
M.G.- Ramón, con aquel programa entiendo que pretendías acercar la ópera a todos los públicos.
R.G.- Sí, y explicarla sin complejos y sin miedos... Yo voy a la ópera desde que tenía seis años y para mí siempre me ha parecido algo muy normal, como el que va al cine o al teatro, a una exposición,... Lo único que reivindico siempre es que la gente vaya a la ópera del mismo modo que va a cualquier otro lugar. Y defiendo que no es caro porque si tienes que comprar una entrada para ir a un concierto de Lady Gaga, como me pasó con mi hijo, resulta que esa entrada era más cara que la platea del Liceo.
Lo que pretendía con This is Opera era explicar algo que a mí me gusta y hacerlo de manera normal, como hago las cosas, sin miedos...
Lo que pretendía con This is Opera era explicar algo que a mí me gusta y hacerlo de manera normal, como hago las cosas, sin miedos...
M.G.- Y sin prejuicios.
R.G.- Sí, sí, eso mismo, sin prejuicios porque la gente tiene muchos prejuicios respecto a la ópera, pensando que es algo muy aburrida, muy larga, con una señora de cuatrocientos kilos cantando o chillando y que no vas a entender nada porque canta en un idioma que no conoces, y tampoco sabes cuándo hay que aplaudir y si aplaudes cuando no debes el de al lado te chistará (risas)... Hay muchas convenciones que la gente tiene y que no tienen que ver nada con la realidad pero que, lamentablemente, se han impuesto.
M.G.- Confieso que no he ido nunca a la ópera pero sí es verdad que una amiga me dijo que el día que la probara me iba a enamorar.
R.G.- Sí, estoy seguro de que sí, si tienes una mínima sensibilidad como creo que tienes por tu mirada, te vas a enamorar.
M.G.- Me encantaría probar. Bueno, en el panorama literario, ya escribiste un libro anterior, Si Beethoven pudiera escucharme, que trataba sobre los compositores del siglo XVIII, XIX. Te cuesta mucho desvincularte de la música en cualquier área, ¿no?
R.G.- Bueno, el otro libro comenzaba con esa primera experiencia cuando mi madre me lleva a la ópera por primera vez con seis años y terminaba justo después de un programa que hice en la televisión catalana que se llamaba Ópera en texans. Era una especie de autobiografía sin explicar nada sobre mí pero explicándolo todo. Y este segundo libro también me incumbe a mí personalmente.
Hay un documental maravilloso sobre Amy Winehouse que se llama Amy en el que, en un momento determinado, su manager le pregunta por qué no escribe más canciones, por qué no hace más cosas, por qué no saca más discos y ella responde que es incapaz de escribir ninguna canción sobre cosas que no le han ocurrido. Y a mí me pasa igual. De tal manera que este libro tenía que llevar un prólogo que al final no pusimos, en el que yo explicaba qué es lo que me sale cuando me pongo a escribir y entonces me salen mil historias distintas para mil libros pero siempre de algún modo me afectan, así que, de momento, no sé cómo desvincularme.
M.G.- Y este libro tiene un inicio muy duro, hablas de la muerte de tu padre. ¿No te da miedo que los lectores lo cojan en una librería, lo abran, lean esas primeras líneas y se asusten?
R.G.- No lo sé. Lo más importante son las emociones y no pensé si la gente se podía asustar o no. Cuando empecé a escribir solo tenía claro dónde iba a empezar el libro, justo en ese día, el 22 de diciembre de 2012, con la muerte de mi padre. No sabía hacia dónde me iba a llevar pero creo que a todo el mundo se le ha muerto un padre, una madre, un hermano, un abuelo, un amigo, un hijo,... No se trata de que porque sea mi padre es más importante, simplemente mis historias son las de todo el mundo. Yo soy muy normal, igual que mi padre. Mi padre era una buena persona, que quería mucho a los suyos, igual que todos los padres quieren mucho a los suyos. Lo que explico en el libro no es tanto mi historia como la historia de todo el mundo.
M.G.- De todos modos, es un libro que, al margen de tratar sobre la muerte de tu padre y las emociones que eso despierta en ti, trata de un montón de cosas más con las que he disfrutado un montón.
R.G.- Sí, al final es un libro de esperanza porque, aunque siempre hay un final para todo, todos los finales son un principio. La relación de la finitud de la vida que tenían los griegos era muchísimo más saludable que la que tenemos nosotros, hay que aceptar las cosas tal y como son. Para nosotros hablar de la muerte es algo muy duro pero qué vas a hacer si la vida es así.
Y luego todas esas historias de María Callas, Joaquín Rodrigo, Verdi, Farinelli,.. tan fascinantes. A mí de la gente lo que más me interesa es eso, la gente. Por ejemplo, a mí de Joaquín Rodrigo me interesa el Concierto de Aranjuez porque soy músico y musicólogo pero más aún me interesa el propio Joaquín Rodrigo.
M.G.- La persona.
R.G.- Exacto, porque sin la persona no existiría la música y la música es como es porque él es como es. ¿Qué es más importante de Verdi? ¿Su música? Sí, para mucha gente es así pero en realidad su música es como es por lo que tuvo que pasar Verdi en la vida, y por las circunstancias que le tocó vivir. Aquello del hombre y sus circunstancias que decía Ortega y Gasset. La base de este libro era intentar entender el duelo y los sentimientos que genera gracias a todas esas personas que yo llevo toda la vida estudiando y que llevan toda la vida conmigo.
M.G.- El libro lo escribes entonces como una ayuda para pasar el duelo.
R.G.- Sí, el libro lo escribo a modo de auto terapia que en verdad debería servir para todo el mundo porque, insisto, no pretendo que mi duelo sea más especial que el de nadie y todo el mundo tenga que saber cómo yo lo pasé sino que es el duelo de todo el mundo que pasa por esta situación.
Hay unos señores en la universidad de Finlandia que descubrieron que el mapa de las emociones humanas es igual para todo el mundo, vengas de donde vengas, seas un ignorante o un ilustrado,... Cuando tienes miedo tu cuerpo activa los mismos resortes seas quien seas.
M.G.- El subtítulo del libro, que no sé si lo has elegido tú o la editorial, Música, memoria y vida es muy acertado.
R.G.- El subtítulo es algo de la editorial aunque yo estuve luchando para evitarlo pero ellos me convencieron de que iba a ser mejor y que así el libro se iba a entender mejor.
M.G.- Hombre, yo creo que está muy bien. Es que en este libro hay música, hay memoria que son las tuyas y hay mucha vida porque, es lo que tú comentas, al fin y al cabo esto es la vida y la vida de todos.
R.G.- Sí. Bueno pues me alegro que pienses así pero yo en principio no quería ningún subtítulo.
M.G.- Y fíjate que de tu libro se podría decir que tiene un cierto toque dickensiano porque tu pasas por las diversas tapas del duelo acompañado de las Moiras que te llevan al pasado, a la vida de todos esos cantantes y compositores que se mencionan en el libro.
R.G.- Sí, no lo pensé al principio y después mi agente me comentó que tiene un toque de Canción de Navidad. No lo había pensado cuando lo escribí pero muy a pesar de que la gente pueda pensar que estoy muy mal (risas), todo el mundo tiene un ángel de la guarda. Y las personas que a mí me guardan desde que tengo uso de razón son las Moiras, están conmigo siempre, son con las que hablo por las noches antes de acostarme, las primeras con las que hablo cuando me levanto por la mañana, las que me acompañan cuando estoy solo,... Forman parte de mi imaginario infantil desde que tengo uso de razón porque siempre me interesó mucho toda la historia de las religiones, que he estudiado mucho desde siempre. Por eso ahora me parece tan normal que hayan sido ellas las que me hayan acompañado en este libro. Y por eso, como explico en el libro, mi padre me hizo plantar esos tres cipreses porque él ya sabía que yo siempre hablaba de estas cosas.
Mi padre era muy pragmático, muy catalán, muy del trabajo, de la responsabilidad, hiper austero,... Claro cuando me oía hablar de estas cosas, de las Moiras y demás, pensaba que yo estaba fatal (risas) pero bueno, yo siempre he tenido estas fantasías locas y siempre le hablaba de las Moiras.
Mi padre era muy pragmático, muy catalán, muy del trabajo, de la responsabilidad, hiper austero,... Claro cuando me oía hablar de estas cosas, de las Moiras y demás, pensaba que yo estaba fatal (risas) pero bueno, yo siempre he tenido estas fantasías locas y siempre le hablaba de las Moiras.
M.G. ¿Y cómo se te ocurre combinar todas esas emociones y experiencias personales por la muerte de tu padre con las historias mitológicas o con las vidas de grandes compositores, cantantes,...?
R.G.- En la vida solo hay una historia. Los griegos decían que los hombres solo hacemos dos cosas. La primera es asediar aquello que queremos y para eso se escribió la Iliada. Agamenón pierde Troya y la asedia, tú quieres un trabajo y lo asedias hasta que lo consigues,... La segunda es volver a casa. Todos volvemos a casa. Para eso se escribió un segundo libro que es la Odisea. Estos son los dos primeros libros que merecen ser leídos. Después de esos dos, todos los demás son el mismo, o son la Iliada o la Odisea, o es un libro de asediar lo que quieres o de volver a casa. Pues, bien El amor te hará inmortal es un libro de volver a casa. Un viaje de Odiseo.
Y eso que tú comentas de combinar mil historias es algo que nunca me ha supuesto ningún problema, es algo que también me dice mucho la gente en la tele, pero es que en el fondo todo es lo mismo y nunca inventamos nada nuevo
M.G.- Es decir que lo único que hacemos es repetirnos, generación tras generación.
R.G.- Exacto.
M.G.- Bueno, pues leyendo tu libro he sentido emociones que yo ya he experimentado y otras que aún me quedan por vivir, pero también he disfrutado muchísimo con todas esas historias sobre todos esos personajes que aparecen en el libro. Me ha encantado saber sobre ese amor tan extraordinario de Callas por Onassis, tanta muerte que rodeó a Verdi, la historia de Farinelli con su hermano. Son fascinantes pero ¿cuál de ellas es la que más te ha impresionado si es que hay alguna en especial?
R.G.- Son historias que para mí ya forman parte de mi vida. He seleccionado solo algunas porque te tienes que decidir pero, por ejemplo, para ilustrar el resentimiento podía haber elegido otra historia distinta a la de Farinelli.
Hay tres cantantes en el libro, Farinelli, el cantante más importante del siglo XVIII. Luego está María Malibrán porque es la cantante más importante del siglo XIX, hija de un sevillano, Manuel García, una de las personas más importantes de la historia de la ópera y de la música en general. Y después escogí a María Callas porque me parece la cantante más importante del siglo XX. No creo que sean los mejores, aunque en esto del arte no existen los mejores o los peores, pero sí los tres cantantes más determinantes de su siglo, que más cambiaron el curso de la historia de su tiempo gracias a su arte.
Después elegí al resto por afinidad mía personal, por todo lo que yo los quiero, y porque siempre están conmigo, como por ejemplo Verdi que forma parte de mi universo de una manera tan profunda, Wagner, Puccini, un hombre al que quiero mucho...
M.G.- Oye Ramón, la historia de Manuel García, el sevillano, me ha dejado absolutamente alucinada. Yo no estoy segura de que aquí mucha gente sepa de la existencia de este hombre.
R.G.- Manuel García era un monstruo, un inmenso cantante, un inmenso músico, director de orquesta, compositor, empresario,... lo que los ingleses llaman hoy en día un all-round talent. Lo hacía todo y lo hacía todo bien. Naturalmente era un tirano como explico en el libro. También hay que tener en cuenta que las maneras de hacer en el siglo XIX eran muy distintas. Pero si combino esta historia de Manuel García con Michael Jackson es para darse cuenta que en realidad las dos historias es una sola.
No sé si tendrá una calle aquí pero debería. Fue la persona que estrenó El barbero de Sevilla en Roma en 1816, la Obertura con la que se estrenó El barbero de Sevilla, que no es la que conocemos hoy, la escribió él, la serenata del I acto donde canta el tenor la escribió él y no Rossini,... Era un monstruo, un genio total,... En París dio clase a muchísima gente que venía de todo el mundo. Era una referencia absoluta y luego el tratado de canto más importante que se escribió, el primero de todos los existentes hoy, que se llama El arte del canto, lo escribió él y es una referencia para cualquier persona que de verdad quiera saber cómo funciona la voz y las cuerdas vocales. Su hijo inventó el laringoscopio. En Sevilla todo el mundo debería saber quién era.
M.G.- A mí es que me parece increíble esa historia y encima cruzó el charco y llevó la ópera a Estados Unidos.
R.G.- Sí, encima eso. Fue la primera persona en montar una ópera italiana en Estados Unidos, el primero en montar una compañía allí.
M.G.- Muy fuerte. Y Ramón, algo que también me ha gustado mucho en el libro es la manera en la que vas contando cada historia, cómo fusionas una con otra de manera natural. No sé si te ha costado mucho trabajo encontrar las piezas que hacen encajar tu experiencia, con la mitología, con la vida de estos personajes de la ópera...
R.G.- ¿Sabes? Yo tengo un referente a la hora de contar historias y es Leonard Bernstein, seguramente el pedagogo musical más importante del siglo XX. Él siempre hablaba de una cosa que era la transversalidad y siempre explicaba que si quieres aclararle a alguien el concepto A pero esa persona es del mundo concepto B, tienes que explicar A mediante el concepto B. Tiene que existir una transversalidad en todo y eso es lo que intento.
De pequeños preguntamos con mucha frecuencia por qué pero cuando te haces mayor ya no lo preguntas. Esa actitud me rebela. Yo me pregunto mil cosas cada día y salgo a la calle a ver si el cielo es rojo, o verde o lila,... de cualquier color que no sea el azul de siempre, porque estoy convencido de que un día no será azul. Por eso siempre hay que preguntarse por qué... Entiendo que todo el mundo sabe quién es el capitán Nemo pero nadie se pregunta por qué Nemo se llama Nemo. Lo damos todo por sentado y seguimos... Siempre hay una historia griega que lo explica todo y por eso me gusta combinar y pasar de una historia a otra.
De pequeños preguntamos con mucha frecuencia por qué pero cuando te haces mayor ya no lo preguntas. Esa actitud me rebela. Yo me pregunto mil cosas cada día y salgo a la calle a ver si el cielo es rojo, o verde o lila,... de cualquier color que no sea el azul de siempre, porque estoy convencido de que un día no será azul. Por eso siempre hay que preguntarse por qué... Entiendo que todo el mundo sabe quién es el capitán Nemo pero nadie se pregunta por qué Nemo se llama Nemo. Lo damos todo por sentado y seguimos... Siempre hay una historia griega que lo explica todo y por eso me gusta combinar y pasar de una historia a otra.
M.G.- En el libro también explicas los movimientos de algunas piezas como la Sinfonía fantástica o el Concierto de Aranjuez. No sé si recomendarías escuchar estas melodías a la vez que vamos leyendo.
R.G.- Bueno, el libro no tiene que ir con ninguna música.
M.G.- No tiene que llevar lista de Spotify como estamos viendo últimamente.
R.G.- No, no, no, porque si yo pongo una lista de Spotify o facilito un CD con el libro, y tú lees el libro, no te esfuerzas. Recuerda lo que dije antes, solo vas a conseguir las cosas que vas a asediar. Las que te dan no son tuyas porque te las han dado sin ningún esfuerzo. Solo lo que consigues con esfuerzo formará parte de ti. Si por ejemplo te ha conmovido la historia la Sinfonía fantástica y haces el pequeñísimo esfuerzo de encender tu ordenador, abrir Youtube y buscarla para escucharla, ya la estás asediando, por lo tanto ya es tuya. Pero si no la asedias, como hizo Agamenón con Troya, entonces nunca te pertenecerá ni formará parte de ti.
M.G.- Yo asedié la Sinfonía fantástica hace mucho tiempo pero es verdad que las cosas que nos dan no las valoramos.
R.G.- Así es,... Me gusta pensar que alguien hace el esfuerzo de buscar las piezas, que se interese, que vaya en busca por ejemplo del Concierto de Aranjuez y descubra que hay una versión de Andrés Segovia, y otra de Pepe Romero,... Eso, me gustaría mucho.
M.G.- Oye, ¿el último capítulo realmente lo escribiste hace tan poco tiempo?
R.G.- Sí. Bueno, no...
M.G.- (Risas) No me mientas...
R.G.- (Risas) El último capítulo lo escribí hace mucho tiempo pero lo que pone ahí lo hice ese día, el día 24 de septiembre de 2016. Aquel día cogí un libro, lo metí en una caja de zapatos y lo enterré donde están creciendo los tres cipreses que planté junto a mi padre y recé la canción de Elton John, Your song. Y elegí esa fecha precisamente porque es el día de mi cumpleaños aunque eso no lo pone en ningún sitio (risas).
M.G.- Ah, pues ¡¡felicidades atrasadas!! (risas).
R.G.- (Risas). Gracias.
M.G.- Ramón yo he disfrutado un montón.
R.G.- Muchas gracias. No sabes la ilusión que me hace que hayas disfrutado. En realidad yo siempre le digo al editor que él solo tiene que conseguir que una persona lo lea, solo una,.. Si una persona lee el libro y le gusta, el esfuerzo de haberlo escrito ha merecido la pena.
M.G.- Es cierto que al principio tuve miedo pero luego me he encontrado un viaje fantástico con el que he disfrutado. Un viaje a casa, Ramón.
R.G.- Sí, al final se vuelve a casa. Se vuelve al lugar donde están plantados los tres cipreses, mis tres Moiras.
M.G.- Te vamos a ver de nuevo en la tele pero ¿vas a volver a escribir?
R.G.- Bueno ahora mi plan es hacer el nuevo programa de tele que eso me lleva dos años de trabajo, todo el 2017 y 2018. En 2019 tengo ganas de escribir otra cosa.
M.G.- (Risas) Ah!, ¿pero ya lo sabes?
R.G.- Sí, sí, yo tengo las ideas muy claras (Risas). Lo que pasa es que es un libro muy delicado que no sé si podré escribir. Espero que dentro de dos años las circunstancias vitales de mi vida y de mi entorno hayan evolucionado o cambiado lo suficiente como para poder escribir lo que quiero escribir.
M.G.- Yo voy a estar esperándote (risas).
R.G.- (Risas) Me alegro.
M.G.- Un placer auténtico compartir este rato contigo y leer tu libro.
R.G.- Muchas gracias.